viernes, 28 de octubre de 2011

Agnósticos en la Porciúncula


El Asís 3º ha contado con la novedad de una comisión de agnósticos y ateos entre los invitados participantes del totum revolutum. Una nota de ciencia e inteligencia, de cultura y confirmación (nunca negación) de la actualidad, del presente histórico, de nuestra coyuntura, de nuestra propia realidad...Y todos esos conceptos que se dicen y que les gusta decir a marxistas, existencialistas, nihilistas y postmodernos de indefinida filiación, de cuyas aulas habrán salido esos conspicuos increyentes.

Que no sé yo - además de saludarse, ocupar el asiento y hacerse fotos - qué habrán hecho en Asís. Lástima de Asís, la patria chica del Poverello, donde el Señor, desde el Crocifisso de San Damiano, hablaba con Francesco:

Francesco va e ripara la mia Chiesa che, come vedi, è tutta in rovina

¿Por qué no hablará ahora - ¡ayer! - el Señor en Asís? O, mejor dicho, ¿por qué nadie escucha en Asís la voz del Crocifisso?

La respuesta es fácil, entiendo yo: Porque no hay (porque no había) ningún Francisco de Asís en Asís. Si el Señor habló y dijo algo, no hubo quién lo oyera porque no había un Francesco para recibir el encargo y hacerse cargo de él.

Esta tarde, he escrito este comentario en el facebook:

Una peregrina ocurrencia, pienso yo. El agnóstico, ufano de ser invitado a tan selecto encuentro, sentado entre la crème de la crème de la religiosidad mundial, alternando con patriarcas, cardenales, obispos y arzobispos, imanes, rabinos, lamas, chamanes, hechiceros y brujos se sentirá tan orgulloso de su opción y tan firme en su escéptica postura que se reafirmará en ella, animado por la acogida y el aplauso de los creyentes concurrentes, todo ello patrocinado, presidido y alentado, nada más y nada menos (¡quién lo iba a decir! ¡quién lo iba a pensar!) por el mismísimo Papa de Roma en carne mortal. Del ateo, digo lo mismo, por lo mismo, con las matizaciones que quepan (que caben pocas). Concluyendo: Que gracias a la ocurrencia del Papa, nunca jamás agnósticos y ateos se vieron y sintieron ni más valorados ni más encumbrados. ¡Qué bien y qué bonito! ¡Asís-Asís-Asís! (Dios nos ibre de un 4º Asís!!!).

El comentario lo hacía a propósito de una afirmación ponderativa, suscitada, a su vez, por este titular:

El Papa reivindica a los agnósticos

Considero un absurdo 'reivindicar' un vacio, que es lo que - entiendo yo - podría definir en cierta forma el concepto religioso de un agnóstico. Sobre todo si esa reivindicación se le achaca al Papa. Aunque haya sido - parece ser - voluntad de Benedicto XVI invitar a esa inane representacion agnóstico-atea al encuentro de Asís. Como la mens del Papa no me está franqueada, me expongo a incurrir en juicio temerario, pero es que el caso se presta a ser enjuciable, aun a costa de temeridad.

Si la coartada es la paz, ni la paz es el bien supremo, ni el ministerio sagrado más alto que existe en el mundo debe empeñarse en compartir un concepto subdividido en comprensiones religiosas, agnósticas y ateas cuyas ideas sobre el particular difieren tanto como diferentes son unos de otros. Un absurdo (que no por ser 'pontificio' deja de ser absurdo).


Todo lo de Asís - y lo digo con pena - me resulta patético. La foto del Papa y sus convocados pacifistas con las lamparillas de aceite en las manos, esperando que se las enciendan, me parece quasi una alegoría del desconcierto; pacífico, pacifista, pacificador, muy bien; pero desconcierto. Imagino que los agnósticos y los ateos también tendrían su lampara, que dejarían allí como testimonio de su no-fe/no-luz.

El comentario del facebook que me provocó el re-comentario ponderaba algo así como la gran inteligencia y sagacidad del Papa, precisamente por convocar y atraerse a esos inteligentes (e influyentes) agnósticos y ateos. Recordé aquel Evangelio, uno de mis fragmentos sacros preferidos, que rezo bastantes veces:

"...Te doy gracias, Padre, Señor de Cielo y Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí Padre, así te ha parecido mejor..."
Mt 11, 25 ss.


+T.

jueves, 27 de octubre de 2011

Asís 3


Los católicos conscientes padecemos estos días como un eco reverberante que, sin ser una audición sensible, nos trae, se lleva y nos vuelve a soplar citas como esta:

"...Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión."

Es un párrafo muy conocido (por quienes conocen estos textos) que se ha vuelto muy sentido (para quienes sentimos estas doctrinas) dados los tiempos contradictorios que nos ha tocado vivir, cuyas contradicciones nos afectan y nos confunden, dejándonos muchas veces bloqueados, como impedidos para discurrir por la via recta que - se ha supuesto siempre - hemos de transitar iluminados por la Fe.

La cita es de la encíclica Mortalium Animos, de Pio XI, publicada en 1928. El párrafo anterior está entresacado de este otro fragmento, de la misma encíclica:

"...Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.

Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."
(aquí el texto completo, en español, de la Mortalium Animos)

La importante encíclica de Pio XI aparece en plena efervescencia del movimiento ecuménico, alentado desde la primera década del siglo por algunas personalidades y grupos protestantes europeos, principalmente. Con la 1ª Guerra Mundial, la traumática experiencia de los contendientes animó todavía más las tendencias pan-cristianas que aspiraban a superar desuniones históricas e iniciar una nueva época bajo el signo de la comunión deseada. Se imponía una confraternización por encima de las barreras (¡trincheras!). Sonaba la campana de la convergencia, se cerraba el capítulo de las divergencia y las rupturas.

En 1928, los líderes del movimiento ecuménico podían dar ya cuenta de esperanzadores logros, más allá del simple entusiasmo inicial. Quizá para las confesiones nacidas durante la crisis de la Reforma Protestante la coincidencia en la fe y el culto de sus respectivas comunidades era un relativamente fácil común denominador, bastante posible de alcanzar. A pesar de todo, esta gran movilización ecumenista da la impresión de ser algo que estaba sólo en la intención de una cierta élite promotora, lejos de las expectativas comunes de las confesiones a las que ni siquiera podría decirse que representaban oficialmente, dada la multi-fragmentación y sectarización de las confesiones reformadas, con sus muchas peculiaridades.

La Iglesia Católica contaba por entonces con una experiencia muy distinta, todavía activa, fresca en el tiempo, que le proporcionaba un concepto muy desmarcado del que animaba a los ecumenistas protestantes. Con un sentido sinceramente original, el Movimiento de Oxford había iniciado algo que, sin llamarse propiamente 'ecumenismo' ni ser reconocido como tal, respondía a las expectativas que la Iglesia Católica pudiera tener sobre el particular. Si los activistas del movimento ecuménico insistían en conceptos como encuentro/diálogo/comunión, Roma sabe y mantiene que la clave sine qua non estriba en la conversión, justamente lo que había sucedido en el Oxford de Newman, entre aquellos anglicanos inquietos, inconformistas y conscientes, que fueron después críticos tractarianos, y concluyeron su tendencia convirtiéndose en católicos romanos. Roma estaba donde siempre había estado, y la reintegración de la unidad perdida tenía un sólo camino con meta en Roma, cabe la Sede de Pedro.

En este sentido, la contundencia de la Mortalium Animos es sólo clarividencia magisterial, sin ambages; un documento en concordancia con la tradición de la Iglesia, un verdadero texto con palabras proféticas, tristemente realizadas luego en un sentido que el Papa Pio XI jamás llegaría a concebir.

¿Qué ha sucedido en la Iglesia para que, a menos de un siglo de este magisterio, se hayan publicado textos y promovido actos que parecen contradecirlo? ¿Cual ha sido el motivo que ha deparado semejante divergencia doctrinal?

En cierto sentido, el ecumenismo católico comienza con un complejo, el del desnivel que estiman los promotores católicos que existía entre las versátiles propuestas unionistas protestantes y el monolitismo de la doctrina católica, sólidamente anclada porque se definía como roca firme, piedra de referencia universal. Los católicos que sentían la inquietud ecuménica, por encontrase con los 'hermanos' que se fueron, estaban dispuestos a dejar, a perder el sólido cimiento y cambiarlo por la movilidad ubícua del fascinante ecumenismo. Mejor caminar que llegar, se diría más tarde; mejor ser compañeros de viaje que hijos en la misma casa y la misma mesa.

Esta tendencia ecumenista se confundía muchas veces con el modernismo doctrinal, siendo dificil deslindar lo que podría ser compatible con la ortodoxia tradicional y lo que era una re-conceptuación neo-eclesiológica incompatible con la doctrina católica. En sentido ortodoxo habría que interpretar todas las iniciativas que culminaron durante las sesiones del Vaticano II; en el proemio del decreto conciliar Unitatis Redintegratio, la declaración de intenciones es tan clara como solemne: "Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II...". Este mismo texto, el mismo párrafo, utiliza expresiones ambiguas, confusas, imprecisas, diciendo, seguidamente, que "... única es la Iglesia fundada por Cristo Señor, aun cuando son muchas las comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo."

Desde textos como este, sin la claridad de documentos magisteriales anteriores - verbigracia la encíclica Mortalium Ánimos - se fue practicando el ecumenismo católico del post-concilio. Entre sus metas se introdujo una confusión más, alentada también por otro documento conciliar, la declaración Nostra Aetate en la que el Concilio exponía de forma novedosa el pensamiento y la voluntad de la Iglesia respecto al judaísmo, el islam y las religiones del mundo. La integración de las declaraciones de Nostra Aetate entre las intenciones ecumenícas fue un paso que se dió en la espontaneidad de la confusión ambiental generada y mantenidad passim, en un ambiente signado por la buena voluntad de quienes se referían al muy indefinido pero versatilísimo 'espíritu del vaticanosegundo'.

El gran consumador de todo este proceso fue Juan Pablo II; la convocatoria de Asís en 1986 marcaba un punto referencial. La Iglesia Católica escenificaba y ritualizaba, prácticamente, algo que ya estaba presente entre las instituciones del ecumenismo protestante (cfr. The Gifford Lectures / Conferencias de Gifford ): Una tendencia pan-religiosa que se deslizaba desde el punto original de una mínima confesión cristiana (un credo elementalmente cristológico-trinitario) a consideraciones meramente teístas y a un naturalismo teológico compatible con la postulación de un concepto minimalista del hecho religioso, reducido a cierta experiencia espiritual extrapolable a cualquier forma religiosa en cuanto abierta a una reconocida (pero indefinida) trascendencia. Parecía como si el encuentro de Asís aportara, finalemente, una forma celebrativa pública y universal a estas iniciativas de las élites ecumenistas, un marco solemne para la presentación del común religioso universal. La paz era el pretexto.

Ayer tarde, casi a la manera de unas vísperas litúrgicas, se rezó en la Plaza de San Pedro por el tercer encuentro de Asís; estas fueron las oraciones (no las comento, pero son - entiendo - significativas).

A este tercer encuentro de Asís se le concede tanta importancia que en la página de la Santa Sede aparece hoy un enlace para seguir en directo los actos principales de la jornada. Ahora mismo, mientras escribo esto, estoy conectado oyendo y viendo lo que ocurre en el escenario instalado dentro de la Basílica de Ntrª Srª de los Ángeles, delante de la capillita de la Porciuncula. Si quieren Uds. aquí pueden conectarse, pulsando sobre la pantallita en color (no sé si la conexión estará activa todo el día, o sólo en para algunos actos).

Yo he rezado, sobre todo, para que se aclare lo de Asís y para que lo de Asís termine, para que no se repita más y se olvide. Sé que la historia no tiene marcha atrás, pero también sé que los errores son corregibles.

Recalco el magisterio de la Mortalium Ánimos y me afianzo en su doctrina, mientras sufro la tensión de enfrentarme con un magisterio y unos actos que contradicen al Magisterio. Una extraña y absurda confrontación que no se justifica, pero que existe y es una de las llagas de la Iglesia post-conciliar.

Cierro repitiendo el texto que más arriba cité:

"...piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."



Texto del discurso del Papa Bnedicto XVI, Asís 27 de Octubre 2011

Sancti Spiritus gratia, rogamus ac petimus ut in fide recta confirmemus et sanctificemus nos. Amen.


+T.

martes, 25 de octubre de 2011

Asís 3º: Un aperitivo servido por el 'cocinero' del 1er.Asís



El 'cocinero' del 1er. Asis inter-religioso, ese es el mote que se le adjudica al Cardenal Roger Etchegaray en este yoyube de Rome-news. Cocinero, dicen, y digo yo por qué no gurú, brujo, hechicero, medium, chamán o rabino o imán o lama, y así se queda más poli-perfilado en su multi-cromatismo espiritualista pan-religioso, menos reducido a su simple, estrecha (y enojosa?) dignidad sagrada de obispo católico y cardenal romano.

Escuchar esas declaraciones pronunciadas por un anciano que debería demostrarse venerable y sabio sacerdote produce una desasosegante inquietud, puesto que un católico no espera oir de uno de sus más encumbrados representantes tales afirmaciones, tan reñidas con la fe y la doctrina mantenidas tradicionalmente por la Iglesia.

Una fe que, por otra parte, según se extracta de lo que dice Etchegaray, queda tan indefinida como vagas son las estructuras que dejan entrever las palabras del eminentísimo prelado.

¿En qué se sostuvo aquel Asís primero, el del Beato JP2º, cuales fueron sus fundamentos? Por mi parte no sé todavía qué responder, a pesar de las reflexiones que me hago sobre aquella lamentable ocasión. ¿Diré que todo fue un conato de buena voluntad, una corriente de buenvoluntarismo generosamente (temerariamente?) conciliador/conciliarista? No sé. Sí tengo claro que fue - más que nada - obra de la tenaz ('terca', he estado a punto de escribir) voluntad del entonces Pontífice: Un fuerte voluntarismo unido a un marcado personalismo, muy determinados en la decisión y peligrosamente indefinidos en la intención y la valoración de sus consecuencias. Podré equivocarme en algo, pero estimo que intuyo bien.

Insistir en aquello (se insitió en Asís-2 y ahora una tercera vez) me parece un error, la confirmación de una desacertada iniciativa preñada de confusionismo e indiferentismo.

Precisamente, hace unos días, leí con estupor la referencia de un artículo de Monseñor Nicola Bux, en concreto su reflexión a propósito de la inscripción en bronce conmemorativa del Asís 1º:

"...Es emblemático, al respecto, el ejemplo asombroso del cual habla: “una placa de bronce en el pórtico frente a la basílica inferior de San Francisco de Asís dice: «Joannes Paulus II cunctis in orbis Dei cultoribus in spiritu et veritate convocatis…» (Juan Pablo II con todos los que en el mundo rinden culto a Dios en espíritu y verdad...); pensaba que conmemoraba una reunión mundial de cristianos. El culto «en espíritu y en verdad» debería ser el que está fundado en el reconocimiento de Jesucristo, el Hijo en el cual Dios se ha revelado plenamente, ha hecho conocer su rostro… En cambio, la placa de Asís no se refiere a los cristianos sino a los representantes de las religiones reunidos en el 2002 para la oración por la paz. Algo ha cambiado. Esa placa muestra una opinión muy difundida (hoy día) entre los católicos: que todas las religiones reconocen, en el fondo, al mismo Dios, y lo adoran en espíritu y en verdad".
(aquí el original, en italiano ; y aquí en español)

Esta equívoca y generalizada impresión - grabada en bronce - que critica Mons. Bux aparece, sin embargo, implícita en las palabras del Cardenal Etchegaray, tan confusas al respecto como puedan estarlo las de cualquier católico influenciado por la confusa recepción del significado de aquel Asís 1º y sus sucesivas reediciones.

Todos los católicos conscientes estamos en preocupada expectación: ¿Corregirá Benedicto XVI, de forma patente y definitiva, la deriva indiferentista del Asís juanpablista? ¿Se cerrará definitivamente con Asís 3º la serie de estos confusos encuentros? ¿Por lo menos, el Papa se desentenderá/desmarcará de ellos?

Aunque vamos asumiendo todos estos 'avisos' pre-assisinos (el youtube de Etchegaray es una estupenda piedra de molino para quienes dispongan de tragaderas capaces), aun mantenemos un puñadito de buena esperanza.

El Jueves - D. m. - veremos en qué paran nuestras expectativas.

Oremus!


+T.

lunes, 24 de octubre de 2011

Florecillas y frutos de Asís


La historia, por esos absurdos links mentales irrefrenables, me ha recordado en un flash la peli cursi aquella de la antipática niña pelirroja desdoblada en dos papeles, 'Tú a Boston yo a California'. En este caso, sería algo así como 'tú al zen yo a benedictina'; desde luego serviría para un guión de cine:

Hermanas interreligiosas

El articulillo arranca con una cita (con errata) de Meister Eckart; mal comienzo, que ya es sabido lo poco fiable que es el susodicho. Pero como otros que en sus días se ganaron fama de heteredoxos, con los tiempos que corren, ahora se aquilatan como autores cómodos para ser citados, ornamentales guindas para el pastel.

Confieso que temí lo peor, algo mucho peor, un convento de católicas y budistas fifty-fifty, o alguna monstruosidad por el estilo. Y cuando ví la foto de esas tres con pañoletas azulonas, ¡tate! - díjeme - estas son las veroniquesas de la Berzosa que han fundao una granja con gallinas blancas, negras y pintas. Equivoquéme, reconózcolo. No están tan rematadas, ni tan abiertas a las experiencias pan-religiosas. Deo gratias. Ni siquiera son las de la foto, no obstante el color añil del pañolón.

Así y todo la historia eriza el vello católico-sensible. La historia y su presentación como encantandora y modélica con-fraternización intra-familiar inter-religiosa. Un hito para el juanpablismo pan-espiritual assisista (perdón por el neologismo (por cierto que he dudado también entre 'assisís' y 'assisino'; ya veré).

Digo un hito, un mojón en el camino, una marca para jalonar esta vía de la con-fraternización no-importa-lo-que-se crea. Admirable pórtico de lo que se espera por muchos y muchos desean sea una paulatina disolución de la fe que separa a la vez que una afirmación progresiva de la fraternidad que unirá a toda la humanidad en un todo sin distinciones, divisiones y discordias espirituales.

En fin, verán Uds. (yo lo veo) que se imponen los mandiles, los compases, escuadras, reglas y cartabones del Gran Oriente. Será espejismo, no digo que no, pero es que todo esto huelo a eso que atufa. Huele mucho, sí. Apesta.


Y mientras las dos hermanitas - ¡qué majas! ¡qué ricas! - se sientan en pose de loto a tomar el te con pastitas de monjas, el mundo gira, y sigue rodando la rueda de esa rueca movida por no sé decir qué mano, que va hilando hilos de todo espíritu, religión, creencia y/o increencia, el hilo con el que se tejerá la sincretística pan-humanidad, con novedades como la de esta sorpresa, de hoy mismo:

El Vaticano propone la creación de una 'autoridad mundial', e invita a abrir un proceso constituyente desde Naciones Unidas

Para quitar el hipo.



Y así se prepara Asís. Dentro de nada, esta misma semana, el Jueves, si Dios no lo remedia.

Pero Dios no suele meterse en estas macedonias, en estos tutti frutti, en estas galerias igualitaristas donde la Cruz se pone junto a la estrella de david, la media luna, un buda sentado, un confucio de jade, un fetiche africano, un amuleto (y una negación ateística y una fría duda escéptica).

Ya lo dijo muchas veces: Que Él es celoso.


p.s. No creo que la benedictina contagiada de zen por su hermana acierte a distinguir estas sutilezas, estas definiciones tan antiguas del Amor de Dios.


+T.

sábado, 22 de octubre de 2011

¿Un magisterio 'des-moralizante'?


El enlace que el socius fatigarum meus ha incluído en su comentario al articulete anterior me afectó, igualmente, esta misma mañana, en cuanto le eché un vistazo en otra web que también lo publicaba: Declaraciones del Presidente de la Pontificia Academia pro Vida, Mons. Ignacio Carrasco de Paula

El que tenga paciencia para leer y conserve discernimiento moral suficiente para apreciar, se quedará soprendido de las holgadas tragaderas que parece demostrar tener el susodicho Moseñor Carrasco, español, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei.

Desde hace algún tiempo - y el artículo- entrevista de Mons. Carrasco confirmaría esa impresión - parece como si fluyera passim un discurso moral, llamemósle 'alternativo', en una especie de plano oficioso-divergente, que se expresa en una especie de 'off the record'. Lo más grave de esta circunstancia es que los exponentes de este discurso moral son personas de eminente status eclesiástico, sorprendentemente.

Sobre el tema del presevativo/profiláctico el primer resbalón (intencionado? casual?) que recuerdo fue el de nuestro prelado nacional Martínez Camino, hace de esto unos años ya, una anécdota (?) que hizo correr bastante tinta y comentarios. Tiempo después, hace dos años, a propósito del caso aquel de la menor brasileña embarazada y el aborto a que fue sometida, fue Mons. Rino Fisichella el que sacó asombró al mundo con su artículo publicado el L'Osservatore (Marzo del 2009); lo llamativo fue que Don Rino era entonces, precisamente, el presidente de la Pontificia Academia pro Vita. La polémica - recordarán Uds. - fue grande porque Fisichella desautorizaba la ejemplar actuación del Obispo de Recife, dejando entrever una condescendecia comprensiva que nos sumió en mil perplejidades.

Del episodio mayor del Papa con sus declaraciones a los periodistas en el avión, volando a África, y su posterior aclaración en el libro-entrevista aquel (Luz del Mundo, de P. Seewald, Noviembre 2010) ¡qué voy a decir! (aunque en su momento dije algo aquí y aquí)

Y en estas estamos, recibiendo impactos, como proyectiles de francotiradores de esos que se emboscan y disparan. Si es el prólogo de un tiroteo mayor, de una ofensiva en toda regla, con armamento pesado y batalla planteada con estrategia abierta, no sé decirlo. No me atrevo a aventurar pronóstico. Pero es evidente que algo flota en el ambiente, son ya demasiadas las crestas que han ido asomando.

De todo lo que dice Monseñor Carrasco en esa entrevista, me dejan en pasmo riguroso estas dos afirmaciones:

1º) Cuando la periodista le pregunta:

-¿En esa concepción es válido entonces para la Iglesia que un matrimonio posponga la decisión de ser padres?

y Mons. Carrasco contesta:

-Por supuesto, y además que es responsabilidad suya. No se lo puede imponer nadie. La cuestión de los hijos no es una obligación mecánica.

2º) Casi al final de la entrevista, esta afirmación de Mons. Carrasco:

- La Iglesia tiene conciencia de que su misión no es decir esto está mal y no se puede hacer.

Pensé, cuando lo leí, que sería una errata del texto impreso, o un error de transcripción. Ahora no sé qué pensar.

¿Qué está pasando? No me refiero ya a las sucesivas equívocas declaraciones de los Monseñores Presidentes de la Pontificia Academia pro Vita, primero Fisichella y ahora Carrasco. Me pregunto si la descomposición afecta tanto que se está pasando a un estadio en que la Iglesia claudica y empieza a emitir un magisterio moral des-moralizante.

Espero - ¡quiero! - que todo haya sido un error, un mistake de la periodista o de los tipógrafos. Etc.

Pero me temo, dados los recientes y repetidos incidentes, que estas entrevistas con exposiciones/deslices des-moralizantes se vuelvan a repetir.

¿Serán la norma? ¿O sólo el aviso, el toque de clarines que anuncia que el toro va a salir?

Oremus!


+T.

viernes, 21 de octubre de 2011

Nuestros "hermanos mayores" (los rabinos) nos aconsejan: ¡No os junteis con los (más) católicos, que podeis volveros (más) católicos!!!!


La noticia hace más de una semana que corre por internete, pero esta mañana me la he encontrado en dos o tres sitios: Los rabinos desaconsejan al Vaticano el diálogo con la FSSPX Y es que de tanto dialogar, la aproximación se ha vuelto una indiscreta injerencia, con el rabinato metiendo baza y protestando un día porque rezamos, otro día porque no rezamos lo que ellos quieren que recemos, al día siguiente porque una exégesis no les agrada y el día después porque les parece que hay que corregir los Santos Evangelios (y el N.T.).

El muy indiscreto obispo Williamson (desacreditando abundantemente y de muchas maneras la fama flemática del british man) les presta munición a los rabinos para que puedan disparar esta andanada. De Williamson no sé casi nada más que lo que extracto de lo que publica él y de lo que publican sobre él. De sus tesis reduccionistas respecto a la 'shoá' opino que es víctima de sus opiniones, por decir algo que está prohibido decir, ni siquiera pensar.

Pienso yo - sin embargo - que las cuestiones de números y cifras (aun cuando se trata de numerar personas y víctimas) son absolutamente discutibles, susceptibles de precisiones y mediciones muy variadas, con muy diferentes resultados según sea el que compute. Pienso - por ejemplo - en el discutidísimo número de los Mártires Cristianos víctimas de las persecuciones de Roma, que según quién sea el que haga el recuento la cifra final puede variar escandalosamente. Y no por eso nos ponemos de los nervios ni sufrimos ataques de odio contra el que hizo la cuenta (nos caiga más o menos simpático, que eso es otra cosa). Pero no pedimos la cabeza del que cuenta bajo mínimos.

Dicho esto, la prevención de los Rabinos Unidos & Co. Ltd.contra una posible reintegración y solución canónica para la FSSPX es un enorme prejuicio gravemente ofensivo para la Iglesia Católica, por cuanto identifica la profunda aversión del rabinato por el catolicismo tradicional que representa la FSSPX. En el summum de las paradojas, el respeto que los rabinos piden para la historia y la cultura judía lo niegan rabiosamente a la Iglesia Católica, específicamente a la parte de la Iglesia Católica que se identifica más expresamente con la tradición, la historia y la doctrina secular más indiscutiblemente católica. Si el prejuicio nace de la equiparación de tradición católica con antisemitismo, la afrenta y el agravio de los rabinos no pueden ser más clamorosos. E hipócritas.


Lástima que sea un blog perdido entre los blogs quien diga estas cosas y no sean más altas instancias eclesiásticas quienes den una respuesta contundente a las insolencias de la rabinería.

La Iglesia Católica del post-concilio ha entrado en el Tercer Milenio (adveniente / ineunte, ya se sabe) con el firme propósito de no entrar en conflicto con nadie, con el santo y seña de Asís-Asís-Asís como bandera. Sin embargo, nada más lejos del Evangelio de Cristo Nuestro Señor y de sus profecías sobre su Iglesia, la que Él quiso y fundó.

Y me refiero, concretamente, al Stº Evangelio de la Stª Misa de hoy mismo, que reza así:

"...He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra." Lc 12, 49-53

Pero nuestra Iglesia, la del Tertio Millenio (ineunte /adveniente, ya se dijo), la de la nuevangelización (sic) no quiere prender fuego, ni dividirse de nadie, ni estar contra nadie.

Sólo quiere Asís-Asís-Asís.

Y todos hermanos, y todos contentos (menos nuestros 'hermanos mayores', tan difíciles de contentar).

+T.

jueves, 20 de octubre de 2011

Roma observadora en Viena: Más islam...¿y menos fe?


La noticia, con una entrevista corta del Cardenal Taurán, me parece tan inquietante como absurda (una combinación ultimamente muy frecuente; demasiado, desgraciadamente):

Arabia Saudita inaugura en Viena un centro interreligioso

La impresión que se saca de toda la noticia-entrevista es que en la Iglesia Católica el diálogo se ha impuesto a la misión. No entiendo cómo todo eso que dice el Cardenal Taurán se integra/ se concilia con el estreno de la 'nueva evangelización'. A no ser que el concepto de la nueva evangelización se refiera solamente a los propios cristianos (?) o al antiguo Occidente Cristiano (?) y excluya deliberadamente la misión ad gentes, la evangelización misionera de infieles y paganos.

Profundizando un poco más en la reflexión, la perplejidad aumenta en cuanto se percibe una ausencia del factor sobrenatural, que es (debe ser) el propio de todas las obras de la Iglesia. En la institución/participación de este centro de 'diálogo interreligioso' ¿qué parte ocupa y cómo aparece la intención y el objetivo sobrenatural, puesto que la Iglesia asiste, va a estar presente y, en cierta medida, colaborará? ¿O acaso lo sobrenatural, la presencia santificante de la Iglesia, se excluye intencionalmente, o se suspende ad casum? Un diálogo que no sea praeambula fidei, ¿qué interés tiene para la Iglesia? ¿Estar 'observando', integrarse en ese grupo de diálogo como 'observador', es algo que se corresponde con la misión de la Iglesia? A no ser que se trate de un experimento al que la representación de la Iglesia asiste como mudo expectador para sacar conclusiones, deducir conceptos y recoger datos. Pensemos bien y supongamos que será eso. Pero ¿se trata sólo de eso?

Otra cuestión más: Si los firmantes del acuerdo que constituye ese centro de diálogo interreligioso y cultural son tres estados de los cuales dos (España y Austria) son laicos no-confesionales y uno (Arabia Saudita) es constitucional/fundamentalmente islámico (con absoluta exclusión de toda otra religión), ¿quién va a hablar de religión con quién? A no ser que el observador - que será la Iglesia Católica - en vez de mirar y callar intervenga y hable como una especie de mediador religioso-cultural, reconocido por ambas partes (?).

Me pregunto todo esto sin entrar a discutir la naturaleza del islam, ni su irrupción violenta en la sociedad internacional del siglo XX-XXI, ni la credibilidad dialogante de un régimen como el de Arabia Saudita, ni el interés en comparecer públicamente asociado a una iniciativa que parece expresar el proyecto de la 'alianza de civilizaciones' presentado a la comunidad internacional por el desacreditado líder socialista, nuestro presidente de gobierno J.L. Rodríguez Zapatero, uno de los más señalados promotores del laicismo radical contra-católico. Dejo, como digo, todos estos pormenores, sin discusión.

En siglos anteriores, desde su aparición en la historia, la Iglesia vió al islam como una perversa y peligrosa herejía, puesto que su doctrina no es pagana, propiamente, sino que deriva de una re-interpretación errónea/pervertida del Antiguo y el Nuevo Testamento. A lo que se añadía su afán declarado de expansión y conquista, una 'misión' islamizante que forzó a naciones y pueblos, imponiéndoles el yugo de la sumisión islámica.

La paradoja es comprobar cómo al mismo tiempo que la Iglesia abandona su tradicional concepto misionero, suspendiendo o renunciando a la evangelización de infieles y paganos, se presta a coloborar (sea dialogando, sea observando) con la presencia y expansión del islamismo en el Occidente Cristiano (¿o habrá que decir - y acostumbrarse a decir - 'ex-cristiano' o 'post-cristiano'?).


Viena, la capital que va a servir de sede para este 'encuentro', es un enclave aparentemente tranquilo, libre de sospechas. Pero Viena fue escenario de varias acometidas islámicas, cuando la Turquía de los otomanos proyectaba expandirse por la Europa oriental y central, la última de ellas en 1683, una fecha no tan remota. También es Viena, actualmente, la capital del des-catolicismo militante que planta cara, reta y echa un pulso a la Roma Católica. Destaco esto porque la capital austriaca puede registrarse con estos y otros referentes, todos significativos, en uno u otro sentido, ya sea para el islam con pretensiones europeas, ya sea para la Iglesia Católica y ciertas problemáticas coyunturales que parecen tienden a hacerse crónicas o a resolverse en un sentido contrario a la voluntad de la Santa Sede.

Sea lo que fuere que resulte de este 'encuentro' vienés, sigo sin apreciar el bien que la Iglesia pueda obtener con esta 'observación' del diálogo entre sauditas, austriacos y españoles.

La diplomacia es un sutil arte, concedo. Pero la sutileza de la Iglesia ¿no debe ser otra? La admonición de Señor "Sed astutos como serpientes y cándidos como palomas" pienso que no se pronunció como regla diplomática, precisamente, sino en un contexto más claro de misión y evangelización, no de diplomática y circunspecta (o interesada) observación.

+T.