sábado, 19 de diciembre de 2009

Pius XII prior !! (et plus quam)


Las comparaciones, como las dudas, ofenden. Comprendo, pues, que algunos se sientan ofendidos por esto que voy a decir: Sería una injusticia flagrante y sangrante que beatificaran a Juan Pablo II antes que a Pio XII. Tanto va de Alfonso a Alfonso, que decía el Venerable Contreras (otro venerable-venerabilísimo sin beatificar).

A Pio XII los malos le colgaron el sanbenito de lo del silencio por lo de la shoá, un cuento perverso que no se lo creen ni los de la patrulla de Wiesenthal. Pero lo impusieron y lo publicaron y la bola se tragó y la causa se paró. Con milagros y con todo.

Considerando más a fondo el asunto, Pio XII no está hoy canonizado y con corona porque después del Vaticano II se vetó un determinado perfil de santidad, verbigracia el que representaría el Papa Pacelli, tan querido por los buenos como odiado por los malos. Yo sospecho también antipatías que no diré, que me callo porque no me constan; pero son probables.

Un par de veces he comentado en este blog que soy muy contrario a los expedientes/causas de canonización acelerados, así como de los nuevos procedimientos para las causas de los Santos. A pesar del parón a la beatificación-canonización de Pio XII, de todo este período crítico-revisionista han aflorado verdades, testimonios y documentos que esclarecen su pontificado, tan rico en obras como rica fue la personalidad humana y eclesial de Eugenio Pacelli.

Cuestiono, por otra parte, que el entusiasmo del "santo súbito" sea bueno para la causa de Juan Pablo II. Un pontificado admirable, pero tan cercano todavía, sin la "lejanía" necesaria que permita evaluar todas sus circunstancias . Algunas en el candelero de la actualidad como el caso de M.Maciel o el de los turbios episodios de los abusos de menores en Irlanda, dos casos "tapados" durante pontificado precedente con los que se ha enfrentado sin titubeos Benedicto XVI. Por su parte, lo de Asís, no hay por donde cogerlo digan lo que digan y como se diga; y el asunto litúrgico y otros asuntos no son, verdaderamente, ni glorias para mostrar ni ejemplos para enseñar.

Por estos y otros particulares, me causa impresión de "desproporción" saber que van a ser declarados venerables Pio XII y Juan Pablo II a la vez. Son dos causas con casi medio siglo de distancia una de la otra, con un pontificado super-revisado y otro que está recien transcurrido y con sus consecuencias todavía frescas (y yo diría que en proceso de "revelado", entiéndaseme).

No quiero ni pensar que se trate de otra "mixtura" como la de Septiembre del 2000, cuando se beatificaron a la par a Pio IX y a Juan XXIII, como equilibrando el "peso" de uno y otro (o del Vaticano I con el Vaticano II, un dificil, muy dificil, equilibrio).

Me veo obligado a aclarar para el que lea esto y no me haya leído antes que el que escribe, un servidor, le tiene grandísimo afecto a Juan Pablo II, al que pude conocer tan en directo como mis discretas circunstancias me lo propiciaron, a quien yo mismo le tengo sincera veneración, por cuya causa de beatificación he rezado.


Pero mantengo que Pio XII y su pontificado fueron y son de más valor, de más peso doctrinal e histórico, que Juan Pablo II y el suyo; sin comparación. Item más: En su momento, en vida y post mortem, la veneración por Pio XII fue entre los católicos mayor que la que tuvo y tiene Juan Pablo II.

En el Vaticano saben y les consta cuánto de malicia y falsedad ha habido en las acusaciones contra Pio XII. Por eso, por comparación de personas y hechos, haber mantenido un proceso al ralentí (y casi de manera "vergonzante", me atrevería a decir) y acelerar otro desde el día después del óbito, me parece desproporcionado. Ahora esta "conjunción" de los dos Venerables me resulta un exceso de ponderación y diplomacia.

Unicuique suum.


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viernes, 18 de diciembre de 2009

Un estúpido artículo de un idem (Munilla item)


Los estúpidos tópicos son el pienso y la alfalfa de ciertos "profesionales", que como tienen que escribir para comer y mantener el prurito de la pluma, repiten como loritos del siglo XXI las monerías de los papagayos decimonónicos, o los retruécanos de los plumíferos del siglo pasado.

Escribe el gacetillero, a propósito de lo de Munilla, una sarta de imbecilidades que rebelan. Primero el título del articulillo: "Las sotanas de la tribu".

Muy mequetréfico escribidor: Si esa patrulla firmante vistiera sotana, no habría problema. Porque, precisamente, no son curas de sotana firman cartas kale-borroka contra su Obispo. Ya quisiera yo (y conmigo los católicos que vamos quedando) que hubieran ciento veinte sotanas en uso por las Vascongadas, ya quisiéramos.

Sigue el periodiquero y habla de "gregorianas voces" refiriéndose a los que, en todo caso, canturrean en vasco montaraz. Y dice, además, "gori-gori".

Y dice "trabucáires", "hipocresía farisáica", y "sepulcros podridos" (una variante novedosa del clásico evangélico).

Y dice también "clerecía carlistona", y no sabe el mentecato que ofende a los clérigos y a los carlistas; ¿o es que se piensa que uno que se reconoce y se dice "clérigo" o "carlista" firma una carta-amenaza contra su Obispo? ¿Sabe el pacato quiénes se honran en ser clérigos en la España de Zp; entiende qué es un carlista en el Reino de Juan Carlos I?

Y dice todo esto:

jesuíticos casuismos
casullas en acólita
consagraba el vino áspero
tropilla talar
levítica cuadrilla espiritual
evangelio hemipléjico
feligresía unívoca
reserva espiritual
fe de campanario
curas montaraces


Una sarta de muletillas que le ha servido para pergeñar el papelorio escrito de cada día. Él se creerá una especie de Quevedo, pero lo que le ha salido es un churro estrambótico que no se lo traga él mismo.

Me imagino - y tengo acierto - un sabihondo de escuela-insti-univ que al final se coloca (le colocan) de gacetillero y pian pianito va escalando páginas y corriendo el escalafón de redacciones, con ayuditas, con padrinitos. El nene es repipi pero sabe acomodarse. Y tiene algún tráuma que le rebosa en ese anticlericalismo decimonónico.

Porque no se engañe nadie: Ese trallazo contra el clero guipuzcoano kaleborrokero es un estallido del anti-clericalismo atávico del tal, un síndrome muy periodístico, por cierto. No es el único. Así se las gastan. Y en cuanto raspas un poquito, debajo del modosito con gafitas, bajo el pellejo del irónico liberalete, asoma la dermis más profunda del rabiosillo no-creyente/agnóstico (que en realidad es un descreído acomodado que pasa de lo más santo y tiene manía a todo lo que le recuerda al Catolicismo y a quienes lo representan con más diginidad).

¿Por qué dice sotana y no dice chupa de cuero y vaqueros?
¿Por qué dice gregoriano y no dice guitarra y bongos?
¿Por qué dice dice talar, jesuitico, espiritual, evangélico, casulla, campanario...???
¿O no sabe que esos, precisamente esos, son los que han quitado y no usan y han arrinconado y han tirado y han despreciado y reniegan de eso?

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El desgraciado articulero nos ofende a los que entendemos y apreciamos y mantenemos todo eso. ¿Nunca cambiarán de lenguaje? ¿Van aseguir llamando curas a los que no quieren serlo y no visten sotana, ni tienen campanarios, ni son directores espirituales, ni entienden de casuística, ni jamás han sido jesuíticos, ni saben qué es ropa talar, que han des-evangelizado y desacralizado el Evangelio???

Por todos estos abandonos están como están por allí arriba (y por tantos sitios, tantos). Pero a la hora de arremeter contra los malos usan un lenguaje, escriben de manera que nos ofenden a los que intentamos ser buenos.

Pues esto era, solamente, un desahogo. Por el mamarracho del articulucho. Que además no se entera una J de lo que ha pasado, está pasando y puede pasar en la Diócesis de San Sebastián (alias Donosti).


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jueves, 17 de diciembre de 2009

El caso Munilla


Empiezo declarando que no soy "munillista", y que me parece un error suscitar un "munillismo" que tiene pinta de banderismo ideológico más que de verdadero interés por Munilla y su caso. Porque lo de Munilla ya es un caso. Uno más entre los que ultimamente han aflorado en varios enclaves eclesiales "de vanguardia", en Europa casi todos ellos. Europa descristianizada es también el campo de experimentación y acción de los descomponedores internos de la Iglesia. Y de eso va lo de Munilla, aunque se revista el caso con ikurriña y aberchalismo kale-borrokero. Allí, por allí, todo apesta a canalla nacionalista y el tufo hediondo de lo etarritarri tapa hasta el olor del incienso. Cada casa huele a sus guisos.

Mas este caso no es sólo cosa de Munilla. Detrás y por debajo y a un lado y otro están los otros: Dos eméritos a cual más ikurriñero, Setién y Uriarte. Y Pagola. Me imagino que Uriarte intenvendrá, más cerca o más lejos. Incluso pudiera auto-arbitrarse como "moderador". No sé si Pagola habrá sido de los firmantes, de todas formas no me lo imagino entre los "apoyos" del nuevo Obispo. Y el resto del clero, ya tan "marcado" con la firma y publicación de la carta.

Pero hay más: Están también los patrocinadores de Munilla, tan entusiastas como los ikurriñeros. Si en la mente de los padrinos del nuevo Obispo de San Sebastián estuviera simple y llanamente la restauración/revitalización/regeneración de las decrépitas Diócesis vascongadas, la intención sería recta y muy loable; sin embargo no está claro. Los humanos no somos sustancias simples, y nuestras intenciones tampocos son monotemáticas. Cuando se sospecha que en la mente de los promotores y simpatizantes de Munilla hay más que simple intención pastoral o afinidad católica, no se sospecha por gusto sino con ciertos indicios.

Nunca ha habido una pastoral pura y neta pastoral, sin mezclas y aditivos. Por ejemplo, en las tres Diócesis vascas lo pastoral se ha mezclado y amasado con lo nacionalista-independista-aberchalista de la manera más turbia, escandalosa y pernicioasa. Y ahí están los frutos, los espinosos frutos que han desarbolado la riqueza católica de aquellas castigadas tierras y sus respectivas Diócesis.

Hay muchas maneras de desarticular cosas, de desencajar y desarmar. No sé si lo de la carta es "táctica" o simple plantón, pero en ese marco vasco, con tantas faenas en el registro, la carta de los curas guipuzcoanos parece kale-borroka. Y si no, por el estilo.

Un estilo que retrata relativamente bien a sus firmantes, gente con ganas de "actividad", que no sólo amenazan cornada sino que embisten de verdad. Si lo de la carta es el primer capítulo, a ver qué es lo que sigue. Cuando el arribo de Iceta pasó algo parecido, y después parece que la cosa se templó, no sabría decir hasta qué grado. Aunque yo diría que Iceta es de otro estilo y, como no es titular sino auxiliar, no es lo mismo que la entrada de Munilla.

Lo de Munilla era algo que se venía cantando, que se pedía, que tenía sus "partidarios", que había "munillistas" antes del nombramiento. Tampoco sé cuántos son ni qué son ni de dónde han salido. Esos entusiastas en torno a un hombre/un nombre no me gustan, no es un fenómeno con el que simpatice, particularmente cuando sucede en el ámbito eclesiástico

Y otra duda que tengo es si son más los munillistas extra-diocesanos que los propiamente fieles de la diócesis. No lo sé. Nadie me lo aclara. Estas últimas semanas los "partidarios" de Munilla han surgido como una legión, véase el Facebook y todo eso. Así mismo y por su parte los anti-munillistas, con ese manifiesto kale-borrokero del clero como bombazo de overtura sinfónica.

Ese clero firmador es un mal clero. Las "razones" que explican y justifican su acción son nefastas, muy del estilo de "somos iglesia" y movimientos de vanguardia radical (dígamos "terrorismo eclesiástico", por comparación). La cartita de los curas guipuzcoanos parece el borrador de un "trágala", un sine qua non que le lanzan a la cara como un guantazo. Yo no sé decir si como definitivo o como simple aperitivo, para ir abriendo boca.

Conociendo el panorama, también pudiera pasar que todo quedara en nada y se resolviera en un parto de los montes, como el de la fábula. Ahí está, por ejemplo, el caso del propio Blázquez que, se reconozca o no, va a pasar sin pena ni gloria por Bilbao; quizá lo más "significado" que va a dejar sea a Iceta, que tampoco se sabe cómo pueda evolucionar. Algunos dirán que ya son dos para empezar a renovar, Munilla e Iceta. Pero dos mitras son nada sin clero. Y es el clero el que se ha levantado, de manera bastante clamorosa.


Yo, si tengo que simpatizar, simpatizo con Munilla. No le tengo la más mínima ni a Setién, ni a Uriarte ni al heterodoxo Pagola, lamentables protagonistas de la descomposición de la Iglesia en las Vascongadas. Pero insisto: Me parece un error movilizar una campaña pro-Munilla o suscitar un "munillismo" con banderita y pancarta. Será que me tomo las cosas de Iglesia con más gravedad de criterio, y ni firmo una carta terrorista ni monto un facebook de animadores.

En España está emergiendo una nueva generación de Obispos, con unos patronos/mentores más o menos reconocibles. Se saca de lo que hay, y lo que hay es de calidad más que mediana. Tampoco los "promotores" son excepcionales, también ellos salieron de lo que había. Sería una lástima que los errores, tensiones, deformaciones y batallitas de los padrinos fueran la dote de sus ahijados y estos prolongaran la etapa anterior. Lo que ha pasado en la Iglesia de España, tan "provinciana", debiera superarse por los nuevos mitrados, que deberían saltarse a piola o con pértiga o con trampolín lo que hay y lo que han dejado sus predecesores. Los nuevos obispos recogen una "herencia", pero tendrían que estar decididos a no entrar al trapo que le tienden desde el pasado. Tan patente, por un lado y por otro, el caso de Munilla.


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sábado, 12 de diciembre de 2009

Adviento con temor y temblor

La vanidad de la Navidad ha tapado detrás de la cortina del decorado lo terrible del tiempo de Adviento. En las iglesias, las indiscretas novelerías empiezan a decorar con papelitos dorados y estrellitas de plata apenas entra Diciembre. Una desviación más (desviación que es torcer por el camino que no es). Digo esto porque el Adviento - a pesar de la mitigación rosa del Domingo de Gaudete -es tremendo.

Se nos olvida que esperamos el fin del mundo y el advenimiento del Juez Terrible, lo que canta el Dies Irae, esa secuencia que gusta tan poco a los modernos-modernistas. Quizá porque esos Evangelios les rompe el perfil del Cristo-guay que se han imaginado, contra lo que dicen los mismísimos Evangelios. Hemos cambiado al Pantocrator del románico por el Cristo-happy-hippie decadente, falseando el Rostro del Verbo.

Aunque ya hemos pasado a los Evangelios del Bautista y la semana que entra - D. m.- empezarán la ferias de Adviento, estos dias la prensa me ha traído a la memoria el Adviento tremendo que olvidamos pero que asoma amenazador, mal que nos pese. Y lo hace por el lado menos pensado, por las noticias de la astrofísica, una de las vanguardias de la ciencia contemporánea. Por ejemplo esto:

El día que la Tierra sobrevivió al mayor ataque estelar (léanlo que es muy instructivo y muy "piadoso"; y lean también otras noticias de esa sección de astrofísica, todas fascinantes y estremecedoras).

Lo que dice, en suma, es lo que dicen los Santos Evangelios, las profecias de Cristo: Que esto que vemos, el mundo en que vivimos, se terminará como reza el letrero del jeroglífico de Valdés Leal, "In ictu oculi", en menos que se cierra un ojo, en un parpadeo. Así.

Pero no nos queremos enterar. Y el mundo trajina y negocia, come y bebe, canta y baila...sin querer enterarse de que siempre está bailando al borde del abismo. Eso sin contar el sino de cada quisque, la hora de cada uno, que tampoco se sabe pero está llegando y llegará inexorable, imparable, como el final de todo "Quando coeli movendi sunt et terra: Dum veneris judicare saeculum per ignem..."

Hace ya muchos años, me devoré y releí el precioso ensayo de Henri Focillon sobre el milenio "La Europa del año Mil". La gente del pleno medievo, cristiana y creyente, vivió con el alma en vilo durante el medio siglo que precedió al año 1000, temiendo ver venir el Dia del Juicio. Los últimos meses fueron de terror general, y las semanas que precedieron a la Navidad del año mil sobrecogieron a toda la Cristiandad. Los visionarios predicaban que el Señor llegaría la misma noche en que nació, la Nochebuena. Todavía el Misal recoge esa expectación en la última oración del Adviento, la misma tarde el 24 de Diciembre, en la Misa de la Vigilia de Navidad:

"Señor y Dios nuestro, que cada año nos alegras con la fiesta esperanzadora de nuestar redención; concédenos que así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo como Redentor, lo recibamos también confiados cuando venga como Juez. Por Ntrº Sr. Jesucristo...Amen"

Una oración muy apropiada para la noche de vigilia, en oración y ayuno, hasta que a las doce se celebraba la Misa de medianoche, la Misa del gallo. Que por cierto era uno de los cantos que anunciarían el Advenimiento, el gallo en la Tierra y la trompeta del ángel en el Cielo.

Cuando miramos el Cielo (la gente de nuestro tiempo mira poco al cielo) nos olvidamos que ya no habrá más una Estrella de Navidad, que no se repetirá. Y no nos acordamos de que las señales de las estrellas que se verán con terror fascinante y estremecimiento universal serán las que anuncien el Dia del Señor, ese que expectamos y profetizamos en el Adviento litúrgico.

A pesar de todo, los cristianos fieles no entienden ese dia, siendo un día terrible, como un dia fatal sino como un día de salvación. Una salvación que debemos aguardar con temor y temblor (Flp 2, 12).

Cuando nos empachan desde un mes antes con la Navidad falseada de los colorines y las escarchas de lentejuelas, uno se da cuenta de lo lejos que estamos de los sentimientos verdaderos que deberían acompañar este tiempo profético. En vez de tener a Cristo como eje hemos puesto en el centro una fantasía edulcorada que nos tapa el alma con algodones de azúcar, desconectándonos del Misterio al que estamos convocados y que un día, el día menos pensado, acaecerá intempestivo, repentino, fulminante.

El Domingo de Gaudete nos teje una trama tierna, rosa inocente como la carne limpia de un niño, sobre el morado mortificado, que es el color penitente del Adviento. La exhortación paulina es animosa y alentadora:

" Χαίρετε ἐν Kυρίῳ πάντοτε· πάλιν ἐρῶ, χαίρετε.../gaudete in Domino semper iterum dico gaudete, modestia vestra nota sit omnibus hominibus Dominus prope / Alegraos todos en el Señor; os lo repito, alegraos; que vuestra modestia sea conocida por todos: El Señor está cerca " Fl 4, 4-5




Ahora no sabría decir si el concepto "modestia" es reconocible, usado por la gente del sigo XXI. Me temo que no, que es de esas cosas de las que ni se habla, ni se enseñan. Pero que son propias de cristianos, que hemos olvidado tantas cosas nuestras, que han dejado huecos por donde se evaporan las esencias como se escapa el perfume de un frasco mal cerrado o perforado.

El Domingo de Gaudete es buen momento para pedir al Señor cosas suaves como el color de rosa: Inocencia, modestia, alegría sencilla de una esperanza que no teme porque ama y todo lo atesora en Cristo, que nació para nosotros (y que vendrá como Juez).

+T.

viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Mártires por el Crucifijo? Las mitras primero, please.

No pretendo que esto sea una “carta abierta"; ni siquiera aspiro a que Osoro lo lea; ni mucho menos que responda. Nada de eso; conozco mis límites. Pero tomándole “virtualmente” la palabra a Osoro, ya que da pié, le cedo el paso: ¡Usted primero, Monseñor! O con más protocolo: Su excelencia Reveredísima delante, siempre delante, siempre el primero. ¿Que a qué me refiero? A su invitación, a eso que dice la carta: “Seamos cruces luminosas, crucifijos vivientes”

Cuando me preguntan qué (tipo de) obispo me gusta más, suelo responder que los mártires: Los obispos que me gustan son los mártires. Eso lo tengo muy claro. A los obispos en general les profeso afecto teologal y caridad pastoral, rezo por todos (por todos “los que promueven la fe católica y apostólica”, como reza el Canon Missae; a los que no, que se los lleve un remolino). Pero a los que amo y admiro son a los mártires; mártires patentes, sin confusión, estilo Thomas Becket (que me parece que es el Santo Patrón de los Obispos, precisamente, para que vean Uds. que no me equivoco en mis preferencias).

Conque ateniéndome a mis gustos episcopales estoy deseando, deseandito, de tener en España algún Obispo Mártir actual, del presente. Y verían ustedes cómo cambian las cosas. Porque una cosa es alentar a los fieles a que se dejen crucificar, y otra que el obispo con mitra y báculo sea el primero que rompa filas y suba determinado, decidido y diligente al patíbulo. Un espectáculo que siempre edifica y conmueve y anima. Muchísimo.

Y no es que yo no sepa de qué pasta están hechos los obispos, no. Yo sé que son del mismo barro común, greda y arcilla como la de los demás (algunos tirando a cántaro, otros más modelo botijo, y algunos más finos con perfil de porcelana de Sèvres; pero barro al fin). Yo sé que a San Pedro tuvo que salirle el Señor en la Via Apia y que su Apóstol le preguntó Quo vadis?; yo sé que San Cipriano se emboscó en un cortijo de Cartago hasta que se decidió, más tarde, a salir y exponerse. Yo sé todo eso. Sí. Pero por todo eso espero de nuestros jerarcas más, mucho más.

Si en España hubiéramos tenido más obispos “testigos” y menos obispos “dialogantes", otro gallo nos cantaría ahora. Que los sermones de púlpito (oh! perdón: ambón, quería decir) y las pastorales y las circulares y demás género están muy bien (bueno, es un decir, ustedes me entienden). De letras y párrafos y citas andan nuestros prelados sobrados (ha habido uno que recientemente ha publicado sus Pastorales Completas en un tomo que pesa 3 kilos y pico, y que los pobres curas no saben qué hacer con el mamotreto). De recursos orales y escritos estamos despachados, muy bien despachados. Pero de “martirios” andamos escasos, muy cortitos, vacíos: Sin ejemplares en la galería, vamos. Y si algo necesitamos es, precisamente, eso: Ejemplos martiriales episcopales.

Cuando el Concilio de Nicea, el primero ecuménico, contra Arrio y los arrianos (otra vez de actualidad por todos sitios, quién se lo iba a figurar), los Padres Conciliares llegaban al aula conciliar con las marcas de las torturas, las señales de sus martirios incoados y no acabados. Eran los Confesores, los que se libraron de la muete cruenta final pero soportaron los instrumentos de los verdugos o padecieron las penalidades de las cárceles y los trabajos en las minas. Fueron lo más santo de aquel Concilio. Y los que dieron fuerza con sus personas a los que luego sufrieron la persecución de los arrianos, el valeroso e infatigable Atanasio el primero, hasta gastar su vida por la Fe.


Pues eso. Que lo sepa (debe saberlo) Monseñor Osoro y con él todos sus excelentísimos y reverendísimos hermanos epíscopos: Que estas exortaciones al martirio llevan mitra, o no valen. Que primero los jefes y después la tropa. Que la vocación al ministerio más alto requiere del elegido el sacrificio más claro y ejemplar.

No sé por qué se me ha venido a la cabeza una escena de una de esas pelis de la 1ª Guerra Mundial (¿Senderos de Gloria de Kubrick ??): Los soldados en las trincheras, arreciando bombas y metralla, y los capitanes tocando un pito para que los soldados salieran de las trincheras y “avanzaran". Una escena patética.

Pues eso. Ánimo y adelante. Estamos esperando la señal. Y esperamos que no sea sólo un pito. No sé si me explico.


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jueves, 10 de diciembre de 2009

Las neo-abominaciones de Israel


La semana pasada tuve cierto ánimo esperanzado de que la cosa iba en serio. Si los suecos se han "implicado", a la larga la canalla política pan-europea terminará movilizándose para ir metiendo en cintura a Israel, ese peligro hecho consumado en estado, consentido y favorecido contra toda justicia y derecho. Después incluso me fui tomando las noticias en serio, con ese margen de descrédito que toda la política destilada en los organismo europeos se merece, política de 2ª potencia y trabada ab origine. Pero algo es algo: Reconocer a Jerusalén E. como capital de Palestina (lo que debiera haber sido garantizado desde el fatídico 1947, hace 70 años) y boicotear cualquier actividad político-diplomática israelí en ese sector de la ciudad. Bien. Poco, casi nada, pero algo. Bien.

Sin embargo la realidad se impone con toda su pervesa carga, atormentadora. Primero el boletín de Zenit de ayer, increíble si no fuera tan probable:

Alarma de Cáritas de Jerusalen: Las aldeas de Cisjordania no tienen agua potable

No tienen agua porque Israel no les da agua, porque no son israelíes, porque son palestinos. Y ya se sabe lo que un palestino vale en la Palestina ocupada militarmente por Israel: Un palestino no vale casi nada (o vale 100 por 1 --> 1 israelí= 100 palestinos).


Y hoy la noticia del "placaje" egipcio, increíble si no fuera también tan probado:

Egipto instala un telón blindado para bloquear los túneles palestinos

Con lo que la tumba de los palestinos de Gaza tiene ya dos formidables muros: El de hormigón que levantaron los israelíes y el de acero que instalan los egipcios. Paradójica construcción que se oculta y se obvia en el mismo año de las absurdas manifestaciones por la caída del Muro de Berlín. El muro doble contra los palestinos, el muro de Israel más el muro de Egipto, ni se ve ni se siente ni es "muro". En el escenario del nuevo "Berlín-Gaza" sólo faltan metralletas y potentes reflectores y dar la orden de "Fuego!!!" (perros y alambres de espinos y militares encanallados, todo eso, ya lo ha también (les falta el look SS/Stasi, (las ideas exterminadoras también las tienen ya, hace mucho))).

Lo risible es que tengan que ser los suecos quienes levanten esta vez la liebre. Una movilización absurdamente confusa que en la mente desviada de casi todos mezcla actualidad con derechos/justicia y no separa churras de merinas.

El mal está instalado en Sión como se instalaron hace siglos poderes sacrílegos y blasfemos, aquella horrenda "abominación de la desolación". Que, por paradójico que suene, ahora resulta que es el mismo estado de Israel: Una abominación desoladora, el mayor riesgo que se ha consentido desde el final de la 2ª Guerra Mundial, mucho más peligroso que la antigua URSS o que el potencial demente de los USA.

La victima, realmente, es todo el mundo, amenazado por la furia satánica del Islam gracias a la siniestra coartada que Israel les procura, una serpiente que se muerde la cola. Pero la victima primera son los palestinos, la victimada Palestina aplastada por la bota estrepitosa y manchada de sangre de Israel.

Mientras todo esto es tan evidente para los cristianos de Tierra Santa - testigos y victimas ellos mismos, con un patético plus de sufrimiento - la gente, el vulgo, no sabe/no contesta; o sabe mal y contesta peor.

Pax super Ierusalem !

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viernes, 4 de diciembre de 2009

Bárbara Virgen y Mártir, entiéndase bien

Ayer se me fue en blanco San Francisco Javier, entre un catarro y un trajín de mis labores que no me dejó ni tiempo ni ganas. En fin, caballero como era y compadre, espero me perdone San Javier. Total, para lo que uno escribe, más honrado estará Xavier con otras ofrendas que con un articulillo de blog, pienso yo. Pero conste, conste mi consternación (pequeña, mas sentida).

Así que no quiero que hoy se me escape Santa Bárbara, Virgen y Mártir. Que menos mal que fué entonces su martirio, en su época, porque si el caso de Stª Bárbara hubiera sido actual, se hubiera despachado como un vulgar episodio de violencia de género. Gracias a Dios que no.

Si ustedes me leen ya sabrán que advierto que la categoría de "Virgen y Mártir" es una de esas gloriosas desigualdades que ostenta con honra el Santoral, donde las desigualdades se valoran sobrenaturalemente, con toda justicia celestial. Unicuique suum, que ni todos son lo mismo ni todo vale lo mismo, vaya.

Lo que no sé es cuanto vale en diferencia una Virgen Mártir respecto a una "Ni virgen Ni mártir", que es otra categoría con toda la gracia - gracia de Dios - del catálogo tradicional de Santos. Supongo que habría que contestar que "según"; según las propiedades y circunstancias anejas de cada Santa en cuestión. Adviértase que fue un error más del post-concilio la supresión de la categoría "Ni virgen Ni martir", que es la que - yo pienso - tendría ahora más candidatas, dados los tiempos que corren y las cosas de los tiempos y sus currencias y sus corrientes. Ustedes me entienden; espero me explique.

Tocante a Santa Bárbara he conocido un caso que se me repitió luego con otra Santa Virgen. Se trata de la confusión popular entre la Virgen (la Virgen Madre de Dios, Ntrª Srª, María Santísima) y las Santas Vírgenes del Santoral. Claro que me refiero a devociones de elementalísima religiosidad popular, de esa que a las imágenes llama y conceptúa "santos" in génere, y por el estilo; almas cándidas y bautizados con apenas más talento cristiano que el mínimo necesario (que ya es mucho y muy apreciable sea el que sea, si es, aunque sea poquito).

Lo que ocurría es que Santa Bárbara era la patrona del pueblo, y la gente decía "la Virgen Santa Bárbara"; hasta aquí correcto. Lo incorrecto eran otros "detalles". Por ejemplo cuando querían que el cura le cantara la Salve a la Virgen (Stª Bárbara); o cuando en el camino de la romería de Mayo paraban la carreta con el estandarte de la Santa a las doce en punto y se empeñaban en rezarle el Ángelus a la Virgen (Stª Bárbara). De la primera impía-piadosa pretensión el cura se libraba entonando el himno de la Santa con mucho incienso y la oración de Santa Bárbara (en latín, of course); de lo del Ángelus se escapaba no yendo jamás a la susodicha romería ni a requirimiento de la alcaldía, ni con piquete de la Guardia Civil (todos "piadosamente" implicados en el intento).

Claro que el cura, buen católico, se extendía en los sermones, catequesis, fervorines y peroratas varias, todas las que venían a pelo, en explicar en qué términos y bajo cuales diferencias Santa Bárbara era "virgen". Y la gente decía que sí, que faltaría más, que ellos sabían, que sí, que lo entendían, naturalemente. Pero el cura recogía evidencias, pequeñas e flagrantes huellas y pruebas de la confusión.

Al final el cura decía a Santa Bárbara: -"Apáñate tú con ellos, que eres la Patrona". Y, también, el cura le decía al Señor: -"¡Que no saben lo que dicen ni entienden lo que rezan! Pero tuyos son, mios no: ¡Miserere omnium!". Y así.


Con las secularizaciones de las costumbres, y los sindicatos, y los seguros laborales, y la ministresa del ejército (todavía me parece mentira) etc. la devoción a Santa Bárbara ha decaído mucho. Y no es lo mismo, que ni siquiera viene en el Misal, con lo que fue Santa Bárbara antiguamente, veneradísima por todos sitios, pintada y esculpida por los mejorcitos. Yo digo lo que decía más arriba: Que Virgen y Mártir no está de moda ser, no se lleva. Y por eso, más que nada.

Claro que, bien mirado, tiene la ventaja de que como son menos los devotos, cabemos a más en la intercesión de la Santa; no hay mal que por bien no venga.

Deus qui inter ceterae tuae mirácula etiam in sexu frágili victoriam martyrii contulisti, concede propitius ut qui Beatae Barbarae Vírginis et Martyris tuae natalitia cólimus, per ejus ad Te exempla gradiamus. Per Dóminun Nostrum Ies.Xtum... Amen.


Ex Voto.

+T.