miércoles, 5 de marzo de 2008

Minimalismo artístico-sagrado

Han publicado en Italia un Leccionario Litúrgico. La CEI - conferencia episcopal italiana - es la mecenas de la obra. El formato es el habitual en esta clase de publicaciones religiosas; los textos, los prescritos por el vigente ordo litúrgicus (Rito Romano ordinario), en italiano. Lo novedoso es la galería de ilustraciones-láminas intercaladas entre las páginas del Leccionario. Se han encargado a pintores, dibujantes, grabadores, artistas en activo, todos ellos "vanguardistas", exponentes del arte italiano actual.

Hasta aquí, nada de extraño, nada que objetar a la iniciativa y el encargo de la CEI. Pero las obras que van estampadas en el Leccionario son cosas como esta :
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La tradición iconográfica de la Iglesia es muy antigua, muy rica, muy significativa, y muy valiosa. No ha habido época que no se haya "auto-retratado" espiritualmente en la iconografía de su tiempo, del arte y los artistas de su siglo. Así desde las Catacumbas a los grabados del XIX y el XX, pasando por la ingente y maravillosa producción de los miniaturistas e ilustradores medievales y renacentistas, que dejaron su obra sobre las hojas de pergamino de los códices, cantorales y libros que son la honra las más reputadas bibliotecas y colecciones del mundo. Elaboraron una iconografía sacra para acompañar a los Textos Sagrados, muchas veces la versión visible-inteligible para los analfabetos que se asomaban admirados a aquellas páginas, que no leían pero sí entendían.

Aparte el gusto del mecenas de turno y la maestría del artista elegido, el arte propiciado por la Iglesia nunca fue "elitista", sino deliberada e intencionadamente "popular"; no porque se transigiera con la vulgaridad de las formas, sino porque se pretendía la comprensibilidad de la obra por parte del pueblo. Desde las miniaturas a los frescos, pasando por las vidrieras, los retablos y la iconografía cúltica, la imaginería del arte cristiano se concibió desde muy antiguo no sólo como "decoración", sino muy principalmente como "exposición" estético-formal de la Fe. Con tal grado de consciencia, que hubo tribunales, peritos y censores encargados de velar para que la calidad estética fuera concorde con la sacralidad del mensaje y la dignidad del culto. Si una obra no estaba a la altura exigida, se la destruía, con el consiguiente descrédito de su autor.

Una pieza de iconografía sacra, no sólo tiene un valor artístico, sino que su primera intención es religiosa, y debe expresar el Misterio. Aneja a la capacidad técnica y estética del artista, tiene un esencial valor su expresividad "espiritual", imprescindible para el objeto en cuanto tal. Será insuficiente y malograda tanto si es bella pero no es religiosa, como si es religiosa pero no estética. Y lo mismo respecto a otras posibles calificaciones. El grado de proporcionalidad/correspondencia también será relevante a la hora de enjuiciar su valor.

No me cabe duda que se ha intentado una comunicación/interacción artístico-litúrgica, pero igualmente me es evidente su fracaso: Por insuficiente inspiración, comprensión, expresión e ilustración. Es decir: Falta de fe, de motivo, de medio, de argumento, de sintonía (eludo la crítica estrictamente artístico-estética, que entiendo supuesta).

Un Arte Cristiano minimalista quedó inteligentemente expresado por un Rouault o por un Manzú, con obras en las que la reducción de formas a cierta básica elementalidad no les priva ni de expresividad sacra ni de belleza/atractivo formal. Con parecido estilo al de estos artistas, otros han conseguido lo mismo, incorporando sus obras al patrimonio artístico-iconográfico cristiano, definiendo muy bien una época y su espiritualidad.

Si la nuestra tuviera que definirse por esas ilustraciones del Lezionario della CEI (como esta de más abajo, para el Evangelio del milagro del ciego de nacimiento) el concepto teológico-espiritual resultante sería tan pésimo como equívoco.


Comparados con sus venerables antecesores del Trecento, Quattrocento, Cinquecento...y hasta del Novecento, estos Vescovi italiani del Duemilla han quedado, estéticamente, a la altura ínfima del pseudo-arte y los pseudo-artistas de su desafortunada elección. Además con una injustificable tendencia "elitista", porque esas "vanguardias" ni son populares, ni podrán nunca captar la atención piadosa de la gente corriente y/o creyente.

Lo peor es que el disegno italiano se copia en el mundo entero, y pronto perpetrarán por doquier desatinos parecidos: Escalofríos me da pensar lo que puedan editarnos aquí.

+T.

martes, 4 de marzo de 2008

Marzo


Ahora mismo hace en Sevilla una noche de Marzo refranero: Marzo ventoso. Y me alegro, porque me gusta cada mes en armonía con su estación. Además, no me tomo muy en serio el alarmista cambio climático; mucho menos el interés de la piara por el caso. Este invierno, por ejemplo, los anuncios incitando al consumo de calefacción han ido a la par de los delirios mediambientales del zpgobierno, con los derrames de crudo por Gibraltar y Tarifa a buque roto y caño suelto. No problem: Gobiernan los del nunca mais, y los del donmariano están en la oposición. No es nada.
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Pues decía que hace una noche preciosa de Marzo, con ventolera, fría sin ser de invierno ya, y con aroma de primavera en ventura y apertura. En Sevilla, para quien no lo sepa, se espera, de un momento a otro, que brote el azahar. Aunque seguro que con la semana quasi de Mayo de fin de Febrero que hemos tenido, muchos naranjos tendrán ya su flor...que perderán en hemorragia de pétalos y estambres con estas ventoleras de Marzo, Marzo ventoso.

Lo del azahar en Sevilla es un tópico sevillano, pero real como el azahar y Sevilla. Los naranjos amargos brotan antes, y su flor huele más, con un aroma más seco y amargo; los naranjos dulces abren un poco después, y su olor es más denso. El naranjo amargo es el bálsamo de Sevilla en Cuaresma; el naranjo dulce, el perfume de la Vega del Guadalquivir y el Viar por Pascua.


Son consecuencia de un capricho regio, de estirpe, porque al primero que se le ocurrió la explotación del naranjo y las naranjas en Andalucía fue al marido de Luísa Fernanda, el infante-duque Don Antonio de Orleans, "el naranjero", que ni delirando se pudo nunca imaginar que llegaría a tener tanto que ver con un tipismo sevillano. Y de los que marcan estación.

El azahar es irreversible. Será un Marzo ventoso, fresco, chaparronero. O será un Marzo de los que mayea, con aire templado de tarde y sol de media primavera. Tendremos Semana Santa mojada o seca. Pero el azahar ya no tiene vuelta a atrás.

Yo, personalmente, el azahar de Marzo lo prefiero fresquito, con derrame de pétalos en charco y nubarrón en el cielo. Así es más cuaresmal, menos primaveral. Con torrija en mesa de camilla y su poquito de alhucema, todavía. Este año, con la Semana Santa más alta que recuerdo, con más motivo: San José en Miércoles Santo no se merece, encima, calores de Mayo, sino un buen Marzo ventoso con fresco azahar.

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domingo, 2 de marzo de 2008

Arqueología Bíblica y extra-bíblica


Cada vez que Israel se ensaña con Gaza y deja un reguero de sangre de niños, recuerdo el terrible canto de Lamech, Gn 4, 23-24:

"Dixitque Lamech uxoribus suis Adæ et Sellæ audite vocem meam uxores Lamech auscultate sermonem meum, quoniam occidi virum in vulnus meum et adulescentulum in livorem meum
septuplum ultio dabitur de Cain de Lamech vero septuagies septies"

"Y dijo Lámek a sus mujeres: «Adá y Sillá, oíd mi voz; mujeres de Lámek, escuchad mi palabra: Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí.
Caín será vengado siete veces, mas Lámek lo será setenta y siete»

Este terrible estado de Israel, por un proyectil lanzado desde Gaza, arremete con un escuadrón aéreo que arrasa calles, casas, y vidas. De niños de pecho, incluso, con esa proporcionalidad terrible de Lamek, descendiente de Caín, que multiplicaba por setenta y siete la respuesta al daño recibido. El Israel hodierno ha aprendido bien la lección y ajustan la terrible cuenta del 1/77, implacable: Por una pedrada de intifada, una ataque aéreo.

El boletín de arqueología de la Custodia Franciscana, publicaba hace poco un interesante artículo dando noticia de las actividades de una asociación arqueológica llamada De Siloé a Silwan. Contaban la peculiar manera de actuar de los organismos oficiales que gestionan la arqueología y el turismo arqueológico en Israel. Optando por un parcial y monotemático interés exclusivamente israelí, reducen toda la arquelogía mostrable a los lugares-yacimientos de la historia judía, obviando, por ejemplo, la riquísima prehistoria cananea, las culturas autóctonas pre-judáicas, y todo lo posterior al declive-ruína de Jerusalén-Israel. En el mismo sentido, no se refieren a las antigüedades paleo-cristianas y bizantinas; ni tampoco al riquísimo legado del tiempo de las Cruzadas, y lo mismo respecto al gran aporte islámico, tan evidente en Jerusalén, que es una ciudad musulmana hasta en las murallas y las puertas que le dan su característica e inconfundible impronta visual, con la cúpula de la roca como elemento identificativo insustituible.

A los turistas, la arqueología oficial y las asociaciones especialmente vinculadas al ministerio responsable, le enseñan e ilustran solamente lo que se refiere al periodo davídico-herodiano, y poco más. Me refiero al turismo judío, porque el cristiano y el restringidísimo musulmán, no necesitan de guias oficiales para reconocer sus lugares histórico-religiosos, tan patentes por todo Jerusalén y todo Israel.

A tal grado llega el prejuicio-parcialización de la arqueología oficial israelí, que ha alarmado a los propios arqueólogos profesionales, preocupados por el descrédito que en los foros arqueológicos internacionales puedan causar semejantes prejuicios y exclusiones, tan incompatibles con el quehacer de la arqueología. Por eso, la asociación From Shiloah to Silwan ha estrenado una interesante iniciativa en el viejo barrio cercano a la antigua piscina de Siloé, conocido hoy como Silwan, de población jerosolimitana-palestina. En su espacio se encuentran estratos arqueológicos que se remontan al 5.000 antes de Cristo, y siguen hasta el siglo XVI de nuestra era y la actualidad, con registros de todas las culturas y momentos de la historia que han pasado y transcurrido en Jerusalén. La interesante iniciativa turístico-arqueológica va destinada, muy especialmente, al turismo judío.

El Israel oficial que pretende meter en un paréntesis excluyente lo que existía siglos antes de este Israel, es un Israel demente. Si lo reprime con bombardeos sobre las miserables casuchas de los palestinos (muchos de ellos jerosolimitanos) de Gaza, es un Israel criminal.

Hoy se ha leído en Misa el Evangelio del ciego de nacimiento, Jn 9, 1-41, en el que aparece citada expresamente la piscina de Siloé, que estaba cercana al actual barrio palestino-jerosolimitano de Silwan. El final del Evangelio es tremendo. Los fariseos le preguntan al Señor:

"...¿Es que también nosotros somos ciegos?»
Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: 'Vemos' vuestro pecado permanece..."
Jn 9, 40-41.

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Pasado-presente-futuro (3 terribles secuencias de lo mismo)

Ayer


Hoy:


Mañana:



Callarlo, disculparlo, taparlo, justificarlo...es hacerse cómplice.

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viernes, 29 de febrero de 2008

Blanco White 3


La simpatía que le tengo a Blanco por sevillano (y sevillano fuera de Sevilla) va pareja a la profunda antipatía que siento por el Blanco White anticatólico y renegado, faceta esta de su personalidad, carácter y trayectoria que le define muy negativamente.

Sobre su vocación-sacerdocio, me atrevería a juzgar inválida su ordenación, tan en entredicho por la misma narración del propio Blanco. Comprendo que la tensión espiritual de un ministerio insincero se le volviera un tormento dificilmente llevadero, y que la "ausencia" de Sevilla con su posterior arribada a Inglaterra rehicieran una vida que, en lo sucesivo, quedaba resabiada y resentida. Estos fracasos, tráumas y frustraciones se "proyectan" en Blanco - y en su obra - contra su familia, la Iglesia Católica y España.

¿Contra Sevilla? También, pero con ese efecto de reflujo que le hiere en su intimidad más sincera cuando está clavando su pluma contra su Sevilla, a la que es evidente que ama y añora con toda la nostalgia de su pena personal.

La crisis espiritual-religiosa de Blanco, sin embargo, no esclarece. La Iglesia anglicana a la que se incorpora y que tan bien le recibe, tampoco acabaría satisfaciéndole. Su episodio unitarista merecería ser estudiado en referencia con una anécdota de otro heterodoxo sevillano, Casiodoro de Reina, del que se cuenta que lloró emocionado cuando le llevaron en Ginebra al sitio en el que quemaron a Miguel Servet, también español y hereje anti-trinitario, un "unitarista" avant la lettre (dicen que esa emoción de Reina casi le cuesta un disgusto en la severa Ginebra calvinista). Es curiosa esta coincidencia-confluencia-concordancia de herejes españoles fuera de España.

Algo parecido, pero en sentido muy distinto, me aviene, finalmente, con este Blanco post-católico, y es su relación con John Henry Newman, que le cita en su Apologia Pro Vita Sua como uno de sus amigos que tuvieron que ver en el proceso de su conversión a la verdadera Fe.

Tres veces sale Blanco en esta obra de Newman:

Capítulo Iº - Historia de mis ideas religiosas hasta el año 1833.

..." El doctor Hawkins fue también quien me enseñó a presentir que, antes de muchos años, se daría un ataque contra los libros y el cánon de la Escritura. A la misma convicción llegué en mis conversaciones con Blanco White, quien me inspiró también visiones más libres sobre la inspiración que las corrientes por entonces en la Iglesia anglicana. "

..."Por lo que al doctor Whately se refiere, su pensamiento era demasiado diferente del mio para que pudiéramos seguir mucho tiempo por la misma vereda. Recuerdo su disgusto por un artículo mio, aparecido en la "London Review", que el indulgente Blanco White se contentó con calificar de platónico."

Capítulo IIº -Historia de mis ideas religiosas de 1833 a 1839.

"No es de maravillar que Blanco White, que me había conocido en circunstancias tan diferentes, al oir hablar ahora del rumbo general que yo tomaba, se quedara estupefacto del cambio que reconocía en mí. Habla injusta y amargamente de mí en las cartas contemporáneas a los primeros años del movimiento; pero, en 1839, echando una ojeada hacia atrás, habla de mí en términos que dificilmente podría yo citar con modestia si no fuera porque lo que dice en mi alabanza se encuentra en medio de una reprensión. Dice así:

'' En este partido (el partido contra Peel en 1829) encuentro con gran sorpresa mía, a mi caro amigo Mr. Newman, de Oriel. Como él había sido uno de los que anualmente solicitaban del Parlamento la emancipación de los católicos, su súbita unión con los más violentos fanáticos era para mí inexplicable. Este cambio era la primera manifstación de una revolución de espíritu que lo convirtió repentinamente en uno de los principales perseguidores del doctor Hampden, y en el mienbro más activo en influyente de la asociación llamada partido puseysta, a la que debemos esas extrañas publicaciones tituladas Tracts for the Times. Al relatar estos hechos públicos, mi corazón se apena recordando la cariñosa y mutua amistad de este hombre excelente y yo; una amistad que sus principios de ortodoxia no le permitirían ya continuar con quien él mira ahora como irremediablemente condenado a la perdición eterna. Tal es el venenoso caracter de la ortodoxia. ¡ Qué daño no hará en un corazón malvado y en una mente estrecha cuando así puede malear al más benevolente de los amigos y uno de los espíritus mejor dotados, al amable, al intelectual, al refinado John Henry Newman ! "

Blanco White añade que yo no quería tener nada que ver con él, circunstancia que no recuerdo y de que dudo mucho. "
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Como decía, esto que narra Newman (y que merecería un comentario más extenso y detallado, pues las tres citas denotan bastante profundidad de intercambio de ideas y afectos) me reconcilia con Blanco, al que le cupo cierto papel en la "Vita" de Newman. Providencia, sin duda. Pero fuera lo que fuera y en el grado que haya sido, ciertamente la pérdida de Blanco se compesa con la ganancia de Newman (y sobreabundantemente, como la Providencia hace estas cosas, además).

El final de Blanco, después del desvarío unitarista, no sé cual habrá podido ser. Me refiero al final-final, no al biografiado. Uno que fue capellán real de la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, no concibo que tenga un final sin misericordia, aunque sea de última hora, de último aliento, de extremo auxilio.

Pocas veces se han descrito con más acierto (y añoranza?) las ceremonias y liturgias de la Catedral de Sevilla, las que Blanco llevaría muy hondas cuando las evoca tan excelentemente desde su lejanía inglesa. "Pándite nunc Helicona, Deae !" Así encabeza en la Carta 9ª el apartado sobre la Semana Santa sevillana, con versos de la Enéida de Virgilio, como una erudita y pedantesca saeta...que no disimula lo que sentía por lo que iba a contar.
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Y me parece que "aquí queó!" Quiero decir que arrío el paso de Blanco, que bueno está lo bueno y pare usted. de contar. Si le hubieran adivinado que dos siglos después le íbamos a estar recordando en la Sevilla que dejó, no se lo hubiera creído. Pero me une a Blanco esa Stª Escuela de la que fue hermano, como Alfaraz y el que esto escribe lo somos ahora. Curiosa la coincidencia...o providencial, como todo.
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Llegados a este punto, me pregunto: ¿Querrá don José María que le apliquemos Misas? Cuestión que le encomiendo a mi confratello, por si hubiera que concertar algún discreto sufragio por nuestro "hermano ausente", para q.e.p.d. Amén.

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jueves, 28 de febrero de 2008

Blanco White 2

He querido añadir esta pequeña galería-semblanza de Blanco. Unas ilustraciones oportunas ayudan al texto, cuanto más si se trata de personajes reales, a los que no cabe poner una rostro imaginado, sino el suyo. Ignoro si existe algún dibujo o pinturita del Rev. Don José María Blanco, Capellán Real. Desde luego que me gustaría verla, pero no me consta que exista. La imagen más juvenil que conozco de Blanco es esta:



Supongo que el retrato se lo harían al poco de llegar a Inglaterra, en 1810, con unos treinta y cinco años, porque no se le adivinan más. La estampa romántica parece habérsele estereotipado en el tupé, las sienes peinadas hacia delante y las consiguientes patillas. Resulta un modelo muy del estilo de los personajes de los novelorios de Jane Austen, incluso ese aire de afectado clérigo-gentleman rural inglés.
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Este que sigue no sabría decir si es original o copia del anterior (o viceversa). Cuenta con la garantía de estar en la colección primera de la National Portrait Gallery de London, y está firmado por un tal J.Slater, en 1812; es decir, que Blanco tenía treinta y siete años cuando se lo hicieron. Mis dudas sobre la dependencia entre una y otra imagen son por sus evidentes similitudes, sin bien el primero acusa rasgos más juveniles, y más adultos el de la Portrait Gallery.


Este otro es un excelente retrato al óleo, con un Blanco más hecho, y por comparación con otros retratos, mucho más aproximado al personaje real. Del anterior retratado solo quedan la frente despejada, los labios finos y la nariz, más acarnerada que aguileña; pero ni los ojos, ni las cejas, ni el "aire", son los mismos. La pose de clérigo con clase, también es otra, aquí mucho menos romántica y más académica, más oxoniense.


Finalmente estos tres que siguen: El dibujo, que es el original, de Frederick Christian Lewis, grabado luego por William Behnes; y los otros dos óleos, que son copia-versión del primero, hechos ex-profeso para la Universidad de Sevilla, a fines del siglo XIX. Calculo que el dibujo será de, aproximadamente, la década de 1830, ya que Blanco aparenta unos cincuenta años, más o menos. Conserva cierto atuendo clerical, que en los dos óleos se ha disimulado con discreto lazo-corbata. Indudablemente es el mismo personaje del retrato oxoniense, incluso menos "idealizado" en el dibujo, pero plasmando el mismo perfil, y hasta el detalle de los ojos claros (azules-grises?), quizá miopes (un detalle de todos los retratos, son esas ojeras-bolsas debajo los párpados). Los dos óleos de la Universidad de Sevilla son, como se ve, bastante discretos.
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Quizá el Blanco sevillano que pudo haber sido, sea, más que ninguno, el del dibujo de Frederick C. Lewis, que me recuerda a otros personajes sevillanos contemporáneos, hasta en el vestuario.

Los amigos sevillanos de Blanco, los de su "círculo", fueron estos:

Manuel María del Mármol

Alberto Lista

Felix José Reynoso

Manuel María Arjona

Todos clérigos, todos hombres de letras, con currículum académico y hasta político; "afrancesados" más o menos (unos más que otros) y liberales (cuanto podían serlo sin desdoro de su posición). Todos muy cercanos en "perfil"a su ausente amigo José María, al que tanto y tantas veces añorarían.

Otra tesis que mantengo es que somos del tiempo que somos, sin remisión. Después, cada uno escoge época soñada o predilecta, para re-ubicarse o inspirarse...relativamente. Pero al fín somos de la generación en la que nos parieron. Como estos amigos y coetáneos de Blanco, tan próximos a él.

Nada en los presupuestos familiares-ambientales-histórico-culturales-religiosos de José María Blanco y Crespo supondrían un Blanco White, pero las circunstancias generales se impusieron sobre las particulares con el resultado de ese ilustrado-romántico-liberal, casi prototípico entre los españoles de su tiempo: Un español sin España, porque se había adelantado, y ni su Sevilla ni su España le acompañaban (aunque le seguían, e iban con él).

... (D. m. continuará, también) ...

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martes, 26 de febrero de 2008

Blanco White 1


Mi confratello Alfaraz ha sacado a relucir a Blanco y yo, que tenía pensado escribir algo a propósito de White, le tomo la palabra y sigo con el mismo tema (variaciones sobre).

A Blanco habría que leerlo todos los años un par de semanas. Me alarma, me irrita, enterarme de lo que se lee y a quien se lee, y descubrir lo que no y a quien no. Que un "culto" lea al último Werenganitho de Shuflas y sea analfabeto de Blanco, eso es crímen de lesa literatura y españolidad.

A estas alturas de mi cuarentena, sé muy bien que el japonés que estudia flamenco se va a la tumba (al crematorio me temo, más bien) sabiendo de Antonia la Gamba lo que yo de Yorimoto, poco más o menos. Y mantengo que el nacido entre los Pirineos y Tarifa que entiende de caviar y vodka y no sabe de jamón y manzanilla, es un capullo como el del emblema de Zp y su piara, poco más que menos.

Estoy firmemente convencido del localismo aborigen de cada quisque, que lo que sabe y entiende y aprecia y transmite bien es lo que ha mamado de la teta de su madre, pueblo, ciudad, región y/o nación (la fe incluída por gracia de Dios).

Y este es el caso de mi paisano y confratello José María Blanco y Crespo, que retornó al White de la mitad de sus antepasados cuando "se ausentó" de España y se plantó en Inglaterra, teniendo buen cuidado de dejarse el Blanco por su otra mitad, resultando ese semi-cursi Leucadio Doblado con el que firma sus célebres Cartas, que son Letters.

Unas cartas tan serias que el mismísimo don Marcelino Menéndez y Pelayo, a pesar de Blanco y las heterodoxias de White, reconoce que es el mejor documento literario de costumbres de la España de fines del XVIII y comienzo del XIX:

" Si las Cartas de Doblado se toman en el concepto de pinturas de costumbres españolas, y sobre todo andaluzas del siglo XVIII, no hay elogio digno de ellas. Para el historiador, tal documento es de oro: Con Goya y D. Ramón de la Cruz completa Blanco el archivo único en que puede buscarse la historia moral de aquella infeliz centuria...Pero es aun mayor la importancia literaria de la Letters from Spain. Nunca, antes de las novelas de Fernán Caballero, han sido pintadas las costumbres andaluzas con tanta fescura y tanto color, con tal mezcla de ingenuidad popular y de delicadeza aristocrática".

Esto dice Don Marcelino, y a Don Marcelino no se le discute la pesquis ni el buen gusto


Blanco habla de lo que sabe como nadie. Léasele si se está en el pecado de no haberle leído, y pruébese la honda sapiencia de White cuando escribe de Sevilla, de Andalucía y de España. Tanto atina, que todavía se reconoce en aquello que escribió todo lo de aquí que sobrevive incontaminado y genuino.

Yo tendría veinte años cuando me compré unas Cartas de España, la segunda edición, creo. Me escandalicé, ignorante, al enterarme que la primera edición española, en castellano, era de 1972, traducida por el catedrático sevillano Antonio Garnica Silva, que (confirmando mi tesis con exquisito gusto y ejemplo) aun siendo anglófilo de afición-formación y cátedra universitaria, se ha especializado en este personaje sevillano que escribía en inglés sobre Sevilla y España. A Garnica hay que agradecer casi toda la reactualización de Blanco White, directa o indirectamente. Aunque Sevilla no había olvidado a Blanco.

El caso de eventual olvido no podía darse porque Blanco es un nostálgico incurable, que hasta cuando clava el aguijón más crítico contra Sevilla está quejándose - ¡ay! - por su Sevilla. En sinceridad, el Cernuda relamido del hiper-mitificado Ocnos, es un desarraigado indolente que se canta como un narciso, comparado con Blanco, herido por Sevilla y rezumándola por todos sus poros.

Las Letters from Spain, enamoran, seducen, fascinan: Un aperitivo, una tapita con caña de manzanilla que abre las ganas de más...aunque se esté criticando a Sevilla, sus gentes y sus cosas. Y es que las escribe el más sevillano de todos los sevillanos que se fueron - porque quisieron, porque se tuvieron que ir, porque no pudieron volver - de Sevilla.

&. (D. m. continuará...)