domingo, 17 de febrero de 2008

¡Qué bien se está...!



Fué sólo un chispazo de Gloria...pero estaban en la gloria.
Fue como un adelanto, una muestra, una prueba, un aperitivo de la Gloria, y les supo a gloria!

Querían más, que durase más, que no pasara, querían quedarse en la gloria...

Como un flash, en lo que dura un fogonazo, vieron más, entendieron más, gozaron más, intensamente, de forma sobrenatural: Verdad, Bondad, Belleza. Veían en Él, por Él, con Él. El Hijo, el Predilecto, a Quien hay que escuchar.

Pero fue un momento, un cenit con gloria, pero no la Gloria. Todavía no.

La segunda parte fue Getsemaní: El mismo Protagonista, los mismos testigos, el mismo Misterio...pero con otra revelación: La gloria de la Pasión, con agonía, sangre, oblación y oración. También sobre un monte.

Son tres Montes: Tabor, Getsemaní, Calvario; fueron tres montes: Moria, Sinaí, Sión.

Los místicos repiten la lección de la subida al monte: Subida al Monte Carmelo, Subida al Monte Sión. Porque el Tabor es un momento de gloria y ánimo; no es para "estar", es para seguir: Para poder seguir. En este mundo, los montes de Dios son dinámicos, no estáticos; están hechos para subirlos, no para quedarse en ellos. Hasta que lleguemos al Monte, el último, Su Monte, que es eterno y será - ya también para nosotros - eterno.

No se puede subir al Monte sin el Maestro, al monte se sube con Él, y nuestra vocación es de subida, siempre subida.

"Ecce ascendimus Ierosolimam..." Mt 20, 18.

Saber y entender esto es una vocación: Una vocación de altura!

+T.

sábado, 16 de febrero de 2008

A propósito de lo de Dinamarca


Aquellas caricaturas de Mahoma todavía colean. O debería decir "humean", porque está ardiendo Dinamarca por culpa de las caricaturas de marras. Desde el pasado miércoles, los musulmanes se han dedicado a meter fuego a todo lo que pillan en la calle, con los daneses amedrentados y temblando dentro de sus casas. La policía descubrió los planes de una banda islamista para matar al autor de las caricaturas y, en reacción, la morisma está pegando fuego por toda Dinamarca.

Por una parte me alegra que le metan miedo al dibujante, para que se enteren - él y todo el gremio - lo caro que puede costar reirse de cosas que no son para tomarlas a burla. La libertad de expresión no puede traducirse en libertad de ofensa y, mucho menos, en libertad de blasfemia. Si los moros se toman la justicia por su cuenta, que se entere la justicia y se ponga a ser justa antes que "tolerante".

Por otra parte, me alarma que la patria de los vikingos terribles se haya convertido en el XXI en nación de acojonados acomplejados, sin que las valentonadas de la morería hiper-irritada no encuentre ni un vikingo con casco de dos cuernos que les trompe el turbante y mande a los moros de Dinamarca a la Meca y Medina. Será que los genes vikingos se han desvirtuado, y la testosterona de los hijos de Odín se ha convertido en melíflua y dubitante linfa al estilo del príncipe Hamlet, que también era danés.

Finalmente, me pone rabioso que la infame clase política que "construye" Europa esté abjurando del Cristianismo que parió a Europa y se esté dejando violar por ese Islam que nunca debió pasar las fronteras del Estrecho de Gibraltar, por el Oeste, y los Dardanelos y el Bósforo, por el Este.

Se está preparando una algarada general, que el día que reviente va a destripar a Europa entera. Y Europa se lo está mereciendo, ganando a pulso. Pero no veremos cortadas a alfanje las cabezas de los irresponsables responsables de la que se está armando, sino que serán otros los que caerán cuando la cosa explote: Inocentes sin culpa como los nuestros del 11M, tan manipulado, tan olvidado y tan mal entendido en su verdadero significado.

Mientras, aquí, en la frontera occidental del Occidente Cristiano, mal gobierna el mayor cretino político que se recuerda haber visto nunca entre los Pirineos y Tarifa. Ese que con cara de muñeco de tómbola todavía habla de una "alianza de civilizaciones" (¿o ya no habla de eso?).


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viernes, 15 de febrero de 2008

Confianza


Claudio de la Colombière es un santo excepcional. Le cupo en gracia dirigir espiritualmente a Margarita Mª de Alacoque en la Francia profunda de Paray-le-Monial, en pleno siglo XVII, cuando las revelaciones de Cristo dando a conocer a la religiosa visitandina la devoción de su Sagrado Corazón, uno de los capítulos más emocionantes de la espiritualidad moderna. Con soeur Margherite estuvo Claudio Colombière, tan discreto, tan atento, tan profundo. Un año en Paray le Monial (1675-76) le bastó para hacerse cargo de las cosas del Corazón, y eran tres: El de Cristo, el de Margherite y el de Claude, un Maestro y dos discípulos en un curso intensivo sobre el Corazón de Dios.

A mitad de 1676, le mandan a Londres, con el comprometido cargo de capellán de la Duquesa de York, Beatriz D'Este, esposa de Jacobo, hermano del reinante Carlos IIº Estuardo. Le coge de lleno la conspiración del miserable Titus Oates, y en medio de los tumultos del levantisco populacho londinés espoleado por el partido whig, es detenido y encarcelado como sospechoso de un complot urdido por Oates para acusar a los "papistas" de tramar el asesinato de Carlos (anglicano) y poner en el trono a su hermano Jacobo (católico). Personaje involuntario de tan folletinesca trama digna de la pluma de Dumás, Claude de la Colombière se pasó ocho injustos y penosos meses en las insalubres mazmorras de Londres, entre Noviembre y Junio de 1678. Cuando regresó a Francia, su salud estaba tan arruinada que apenas sobrevivió unos cuantos años. El 15 de Febrero de 1682, al atardecer, expiraba en la Casa-Colegio de los jesuítas en Paray le Monial, donde Cristo reveló al mundo su Corazón.

Le tengo una cordial simpatía. Y él a mí...creo que también. Me regaló, por sorpresa, que pudiera estar en su canonización, el dia de la Ascensión de 1992, en Roma.

La Colombiére es un agudísimo sapiente, y osado como pocos. Al igual que San Pablo, sabía de Quien se había fiado, y por eso escribía cosas como estas:

"Dios mío, estoy tan persuadido de que veláis sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque Tú ¡Oh Señor! Y sólo Tú, has asegurado mi esperanza.

Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de serviros; yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.

Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú, Señor, solo Tú, has asegurado mi esperanza.

A nadie engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor ha quedado frustrado en su confianza. Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Vos ¡oh Dios mío! Es de Quien lo espero. En Ti esperé , Señor, y jamás seré confundido.

Bien conozco ¡ah! Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.

En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Vos y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de Vos. Así, espero que me sostendréis en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortaleceréis contra los más violentos asaltos y que haréis triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amaréis siempre y que yo os amaré sin interrupción ; y para llevar de una vez toda mi esperanza tan lejos como puedo llevarla, os espero a Vos mismo de Vos mismo ¡oh Creador mío! Para el tiempo y para la eternidad. Así sea".


Y también esto:

"Señor, ante Ti tienes a un alma que se halla en este mundo para experimentar tu maravillosa misericordia y mostrarla resplandeciente ante el cielo y la tierra.
Te den gloria también los otros demostrando con su fidelidad y su constancia cuan potente es tu gracia y cuan afable y generoso eres con quienes te son fieles; en cuanto a mí, te daré gloria dando a conocer a todos lo bueno que eres con los pecadores.

Diré a todos que tu misericordia está muy por encima de cualquier malicia humana y que ninguna maldad tendrá poder de cansarla; que ninguna recaída, por vergonzosa y grave que sea, deberá llevar al pecador a desesperar de tu perdón.

Sí, amoroso Redentor, te he ofendido gravemente, pero te ultrajaría todavía más si pensara que no eres tan bueno como para concederme el perdón. '
Tu enemigo y enemigo mío cada día me tiende nuevos lazos; podrá llevarme a perderlo todo, pero no la esperanza en tu misericordia. Aunque recayera cien veces y mis culpas fuesen cien veces más terribles de lo que son, seguiría esperando en Ti."
.


Es algo extraordinario que en el momento en que el Jansenismo mete un frío treno de pesimismo y rigor en la espiritualidad francesa, al mismo tiempo La Colombiére este teniendo una experiencia tan ardiente y desbordante: Una mística de Corazón a corazón - "Cor ad cor loquitur" - donde no caben sospechas, dudas, sombras sobre un Misterio que tiene Corazón, y está herido de amor.
.
p.s. Esas dos citas de La Colombiére son dos riquísimos guiones de oración, como un coloquio dirigido/animado por él mismo Claude: Un servidor los reza con mucho provecho cada vez (confío). Seguro que a más de uno le vendrán bien, muy bien (confío).


+T.

jueves, 14 de febrero de 2008

Vanitas vanitatum...pero con corona

No sé si esto será una frívola vanidad, a una semana y dos días del Miércoles de Ceniza, pero me acaban de "titular"...y de qué manera:


My Peculiar Aristocratic Title is:
Imperial Majesty Terzio the Introspective of Divine Intervention
Get your Peculiar Aristocratic Title



...y, vanitas vanitatum, me ha hecho gracia la cosa, y la pongo aquí, que es su sitio: Un espacio virtual para un magno título virtual.

También le pongo música a tan fausta ocasión, faltaría más:



...aunque la música va en serio (y la letra también).

En el Breviario pusieron como himno para Cuaresma un poema de Sor Cristina de Arteaga, née hija del Duque del Infantado, Grande de España, y después monja jerónima de clausura en el Convento de Stª Paula de Sevilla, donde murió. La conocí de priora, y las tocas todavía dejaban ver la noble cuna. Este es su poema-himno:

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones:
¡No me des corona, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas la glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba al talento,
ni las voluptuosas
guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos, ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo Tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas!


Conozco a un probo sacro varón que tachó ese último verso, parece que lo estoy viendo. Fue sincero, porque lo que se dice en un verso o se reza en una plegaria no va siempre aparejado con el querer o el valor del corazón, que no suele estar para espinas extras.

Pero ahí quedó el himno desencantado de vanas coronas, con su verso final, por si alguien recoje el guante a Sor Cristina y se atreve a pedir lo mismo.

p.s. El secreto está en a Quién se pide.

&.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Super nivem dealbabor

He encontrado este youtube en la página de la Custodia Franciscana de Tierra Santa. Está tomado el pasado Miércoles 30 de Enero, sobre las 9-10 de la mañana, en Jerusalén.



Se ven, por este orden,la Iglesia de Getsemaní, luego los aledaños de la Puerta de San Esteban, las cúpulas de la Basílica del Stº Sepulcro, una panorámica de la ciudad (desde las azoteas de Casa Nova?), unas imágenes tomadas en uno de los parques de la Jerusalén moderna, y otra vez las cúpulas del Santo Sepulcro.

"Si oblitus fuero tui, Ierusalem/Si me olvido de tí Jerusalén..." etc. Sal 136,5

Pues por eso.

+T.

lunes, 11 de febrero de 2008

La Virgen del Gave

Como tantas veces tantos sitios, conocí Lourdes leyendo, y cuando estuve fué como volver. Como a tantos sitios tantas veces, puedo retornar tan agilmente porque es un hito que ha marcado mi alma. No es la gracia preternatural de la ubicuidad, pero algo parecido sí que es.

Sobre Lourdes había leído la novela de Franz Werfel, "La Chanson de Bernadette", más por Werfel que por Lourdes. Me atrajo la historia del escritor judío perseguido, escapando de la persecución nazi, que encontró refugio temporal en Lourdes y prometió escribir la historia de Lourdes si se salvaba y llegaba a América. Llegó y la escribió, y la novela sobre Bernadette y las apariciones sería su obra más popular, mil veces reeditada. Tiene la rara gracia del hombre sincero, que no es creyente, pero se deja impresionar de tal manera por el Misterio y su gracia, que lo que narra es tan fidedigno como creíble...para el que quiera creer. Supongo que Werfel, al final, entraría al Cielo por la gruta de Masabielle, que no es mal sitio.

En la Gruta he rezado esos ratos de Lourdes, tan sabrosos para rezar, por las mañanas, después de la Misa en la Gruta; o por las tardes, con el rumor del Gave a mi espalda y los primeros luceros sobre mí. La Gruta en Lourdes es un centro magnético; todo lo demás es quasi supérfluo, para ambientar o acoger o conducir...a la Gruta.

Otra huella de Lourdes es su silencio, con viento y lluvia suave, y Ave-Ave-Ave María!!! en la explanada, pero siempre un sereno silencio. De alba por la mañana, de Ángelus al mediodía, de rio por la tarde, y de velas encendidas por la noche: Un silencio oloroso, luminoso y con ecos de salmodia, de liturgia en plácida intimidad.

Lourdes es un Santuario. Werfel lo supo.

Me gusta rezar cada 11 de Febrero este poema, que aparece como Himno en la Liturgia de las Horas:


La pureza en ti, Virgen del Gave,
un pie desnudo con la rosa de oro
sobre la nieve de febrero,
suave como un pisar de tórtola.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un ceñidor azul, que, en gesto de ave,
vuela sobre la nieve de la túnica.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
tu saludo cortés, tus manos juntas,
tu zureo en las rocas.

La pureza es en ti, Virgen de Gave,
un abrirse de brazos, como inmensa
azucena de luz, transfigurada,
que nos dice: Yo soy la Inmaculada.


Lourdes es un enclave especial, de esos señalados por el dedo de Dios. Ah! que no se me olvide: Lourdes es, también, Bernadette, tan limpia de corazón que la vió a Ella, que ve a Dios.





+T.

viernes, 8 de febrero de 2008

Et pro (pérfidis?) Iudaeis


La buena voluntad tiene sus peligros. Sobre todo si es "unilateral" y no correspondida. Y mucho más si es moción/cuestión religiosa la sustentante/activante de la benevolencia.

Del Judaísmo y los judíos nos separa lo que va del Viejo al Nuevo Testamento. Con la enorme distancia de que el Israel Veterotestamentario tiene su continuidad sobrenatural en la Iglesia, pero sobrevive en el judaísmo, que sólo participa relativamente de la continuidad de la Historia de Salvación de los antiguos Patriarcas, Profetas y Reyes de Israel. El Pentateuco y toda la Biblia es nuestra, pero el Talmud y demás tradición judía post-neotestamentaria no. Tampoco el judaísmo actual conforma una absoluta continuidad del Antiguo Testamento y sus instituciones religiosas, sino que, de facto, el Judaísmo es una religión ex-sese con supuestos y precedentes veterotestamentarios, que le confieren entidad-identidad, pero no "identicidad" en el sentido de que equivalga a ser una y la misma realidad, pues no lo son.

Después de la barbarie nazi, la sensibilidad pro-hebrea se desbordó incontenible en el mundo cristiano/occidental, a veces con una especie de auto-inculpación traumatizada y acomplejada que sentía y veía culpa donde había, más que nada, historia. Por su parte el mundo judío agudizó una sospecha inveterada que derivó pronto en una acusación manifiesta y una agresividad que, después de tantos siglos, se atrevió a proyectar con resentida violencia contra...¿contra quién? Aquí la sabiduría, que decía el Apóstol del Apocalipsis, y el sepa interpretar que interprete: No contra el Cristianismo en general, sino contra La Iglesia Católica, muy en particular.

La Iglesia Católica mantiene - se puede decir que desde sus orígenes - una cuestión religiosa con el Judaísmo. La existencia de la Iglesia supone la no-existencia de otro Israel bíblico que no sea el que subsiste en la Iglesia, que es su continuación en la Historia Salutis. Por eso el conflicto es religioso, no cultural, ni político, ni de otra índole.

Cuando en el Vaticano II se aborda el tema del judaísmo, la Declaración Nostra Aetate (cfr nº 4) explicita la doctrina de la Iglesia en unos términos inequívocos y definitivos que quieren cerrar los siglos de desencuentro y hostilidad. Desde entonces - y muy particularmente durante el pontificado de Juan Pablo IIº - los gestos de recíproca acogida han ido significativamente en aumento, sin obviar el hecho de la fundamental diferencia de credos e identidad religiosa, a pesar del reconocimiento de una misma fuente original e importantes y sustanciales elementos comunes.

La actualidad ha removido este ambiente de afectuosa proclividad, y, dando la razón a lo que expongo, por un motivo estrictamente religioso: Una oración.

Ha sido que, con motivo de la restauración por Benedicto XVI del Misal de 1962 para la celebración del Rito Romano Extraordinario, se ha reformulado una de las intenciones de la Oratio Fidelium de la liturgia de los Oficios del Viernes Santo.

La oración que se ha cambiado, la del Missale Romanum en esa edición del '62 , era esta:

Pro conversione Iudaeorum.

Oremus et pro Iudaeis: Ut Deus el Dóminus nóster, áuferat velamen de córdibus eórum, ut et ipsi agnoscant Iesum Christum Dóminum nostrum.

(Oremus - Flectamus génua - Levate)

Omnípotens sempiterne Deus, qui Iudaeos etiam a tua misericordia non repellis: exáudi preces nostras quas pro illius pópuli obcaecatione deférimus; ut ágnita veritatis tuae lucis, quae Christus est, a suis ténebris eruantur. Per eúmdem Dóminum nostrun Ies. Chr. etc. Amen.

Esta intención de la Oratio Fidelium de los Oficios del Viernes Santo, apareció así en esa edición del Misal, la de 1962, hecha bajo Juan XXIII, que reformó la oración-intención que, hasta entonces, era esta otra:

Oremus et pro pérfidis Iudaeis: Ut Deus el Dóminus nóster, áuferat velamen de córdibus eórum, ut et ipsi agnoscant Iesum Christum Dóminum nostrum.

( Oremus - Flectamus génua - Levate )

Omnípotens sempiterne Deus, qui etiam iudáicam perfídiam a tua misericordia non repellis: exáudi preces nostras quas pro illius pópuli obcaecatione deférimus; ut ágnita veritatis tuae lucis, quae Christus est, a suis ténebris eruantur. Per eúmdem Dóminum nostrun Ies. Chr. etc. Amen
.

La oración (que aunque apareciera en el Misal de Trento, publicado por San Pio V, es mucho más antigua) se cambió por esas palabras, "pérfidis" y "iudáicam perfídiam", que resultaban "malsonantes" y que provocaron la queja de algunos judíos y algunos católicos. En ese sentido, ya Pio XII aclaró que "perfídia" significaba "infiel", "sin fe", sin incluir otros conceptos peyorativos que tiene esa palabra (como traidor-desleal etc.). Al final, por voluntad de Juan XXIII, se "retocó" y quedó como he referido más arriba.

El caso actual ha sido que desde Julio pasado, cuando la publicación del Motu Proprio Summorum Pontíficum, algunos rabinos empezaron a movilizarse quejándose de que con la vuelta del Misal del 62 volviera a rezarse esa oración que, aun en la forma en que quedó después de la remodelación de Juan XXIII (sin el pérfidis y la perfídiam), les parece indignante.

Lamentablemente, se ha tomado en cuenta la queja, y la oración ha vuelto a ser reformada, quedando ahora así:

Oremus et pro Iudaeis. Ut Deus et Dominus noster illuminet corda eorum, ut agnoscant Iesum Christum salvatorem omnium hominum.

(Oremus.Flectamus genua.Levate)

Omnipotens sempiterne Deus, qui vis ut omnes homines salvi fiant et ad agnitionem veritatis veniant, concede propitius, ut plenitudine gentium in Ecclesiam Tuam intrante omnis Israel salvus fiat. Per Christum Dominum nostrum. Amen.

¿Qué se ha quitado esta vez? Algo muy significativo: La alusión al velo que cubre sus mentes/corazones, que es un cita implícita de San Pablo: "Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto ... un velo que cubre su mente y corazón, ..." (IIªCor 3, 14-15)

No sé cual podrá ser la reacción de los tradicionalistas católicos, tan dispuestos a "motivarse" por cualquier cosa. Pero esta sustitución de la oración/intención me parece improcedente, excesiva y desproporcionada, porque la oración tal y como estaba sólo puede ser "ofensiva" para el judío que esté dispuesto a ofenderse: La misma existencia de la Iglesia es para ellos una perenne ofensa, bien considerado.

Haber prestado atención a esa queja de unos cuantos rabinos, me parece improcedente. Si ha sido en aras de un irenismo de carácter inter-religioso, doblemente.

En correspondencia, habría ahora que ponerse a examinar los oracionales judíos y exigir que cambien cuantas expresiones nos resulten ofensivas y malsonantes a los cristianos (que son muchas). Pero esto, claro está, no se hará.

Esta es mi opinión sobre el caso, que lamento se haya resuelto con esta acomplejada condescendencia, tan poco concorde con la solidez que debe tener/mantener la Liturgia.

Algo, sin embargo, entiendo que hay de positivo en el episodio: La evidente intención de que el Misal del 62 y el Rito extraordinario se asuma y se celebre con normalidad. El haber descendido a este detalle de esa oración del Viernes Santo así parece demostrarlo.

Pero hay más: Il Corriere della Sera publicaba ayer la chocante noticia de que el gran Rabino de Roma y otros señalados rabinos italianos declaraban en suspenso el diálogo con la Iglesia Católica por mor de la oración esa, que siquiera en la nueva versión les parece tolerable.

Quizá lo tengamos merecido, como escarmiento. Pero esa es la noticia: Los rabinos italianos con el Gran Rabino de Roma a la cabeza, no sólo no están satisfechos con la reforma de la oración pro iudaeis del Misal del 62, sino que, oportunamente y a propósito, declaran que se han roto la bases del diálogo con la Iglesia Católica, y que se impone un tiempo de reflexión.
El rabino romano llega a decir que se han atrasado 43 años las relaciones de la Iglesia Católica con los judios, y que lo de la oración ha sido un relámpago en el cielo sereno.

Entiendo que la hipocresía farisáica se lleva en los genes y rebrota de manera incontenible al poco que se descuide. Pero esto no suena a anécdota, sino a algo muy premeditado y deliberado, que estaría esperando un motivo para salir a la luz pública. Yo me temo que todo ha sido estudiado y planeado, desde las primeras alarmas por la vuelta del Misal del 62, hasta esta última y sorprendente salida del rabinato romano-italiano.

¿Reaciones católicas? Habrá que esperar a ver quién recoge el guante de la afrenta y en qué términos.

Ayer, cuando comentaba algo a propósito lo de la reforma de esta oración pro iudaeis de los Oficios del Viernes Santo, dije que nunca debería haberse cambiado la antigua, aquel "Oremus et pro pérfidis iudaeis..." etc. Lo dije por la mañana sin saber que Il Corriere de la Sera traería tan buenos argumentos para mantener lo que dije.
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Conque oremos. "Oremus et pro pérfidis iudaeis", que no se les llamaba así por capricho, como parecen ellos mismos demostrar.

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