lunes, 22 de octubre de 2007

Memorias de África

Ayer fue el día del Domund. De chico he salido con las huchas de cabeza de chino, o de negrito, o de indio; a mí la que me gustaba llevar era la del indio, con sus plumas (si alguien tiene una, se la compro; también la admito de regalo). Ya no salgo a pedir, ya no soy niño; ahora sólo estoy en Misa y entrego el sobrecito para la colecta.

En la Misa de 12, el cura dió su sermón (consistente-contundente-conmovente: Una pieza cada Domingo, porque mi cura no predica en vano); cuando llevaba diez o doce minutos de prédica, nos anuncia que la Delegación Diocesana de Misiones ha mandado a unas misioneras para que ambienten la colecta del Domund; que una de ellas, la madre Amparo, misionera durante muchos años en África, nos va a dirigir unas palabras.

La madre Amparo - setentona, gordona, con su toca y su hábito gris - se presentó: Había estado cuarenta años de misionera; cuando llegó, el país se llamaba Alto Volta, cuando lo dejó era Burkina Faso. Le pillaron allí los últimos años de la colonización, los años de la independencia, y desde entonces hasta que volvió, hace cinco años.

Comenzó a hablar sobre las doce y veinte (la Misa empezó a las doce); a la una menos diez seguía la madre Amparo, misionera, contando cosas del Alto Volta y Burkina Faso. El cura se removía en el sillón, se quitaba las gafas, se tapaba la cara con las manos, dijo tres "...ejem, ejem, ejem...!!!" desde su sillón, y la madre Amparo, impertérrita, seguía al micrófono.

A la 1 menos ocho minutos ( a continuación había otra Misa a la 1 ) el cura tomó medidas drásticas: Mandó a un monaguillo - ocho años, vestido de colorado, gafitas, tímido, chiquiturro - a decirle a la madre Amparo que acabara ya ; terminantemente. El monaguillo se fué junto a la madre Amparo, se plantó junto a ella, y muy suavito le tiraba de la falda a la monja. A estas alturas de la plática de la madre Amparo, con el cura a punto de la apoplejía y la escenita del monaguillo, la gente se lo estaba pasando bomba...pero deseando que acabara ya la reverenda con su relato.

Extracto del relato de la madre Amparo hasta que el monaguillo que le mandó el cura la interrumpió:

- Llegó al Alto Volta con treinta años

- vivió con otras misioneras en una choza de un poblado; tuvieron que dispersarse para abarcar más territorio de misión; a ella le tocó vivir en un pobladito de unas cincuenta familias, donde compartía media choza con una familia de padre, madre y cuatros chiquillos que habitaban media choza; la otra mitad era para la madre Amparo, una cabra y dos gallinas

- enseñaba a los niños francés; curaba en un dispensario; ayudaba a las ancianas del poblado; iba con las mujeres a recoger agua a 12 kms. del poblado; daba catequesis a los niños; rezaba

- se tuvo que venir de la misión porque, al poco de cumplir setenta años, enfermó y su Congregación religiosa le mandó venirse de vuelta a España y dejar su puesto en Burkina Faso a otras misoneras más jóvenes

- desde que llegó a España pertenece a una comunidad de su misma Congregación, en un asilo de ancianos y enfermos de alzheimer, en Sevilla

- todos los dias se acuerda de su gente, sus hermanos, que dejó en su aldea de Burkina Faso, y reza por todos

- necesitan recursos para mantener abierta la misión

.............. (y llegó el monaguillo) ....................


Era el relato de una vida, toda una vida; tan dificil de resumir y trasmitir en menos de una hora, enmedio de una Misa de Domingo, un dia del Domund.

Eran sus memorias de África. No era un relato de aventuras, ni de amoríos; tampoco había paisajes fascinantes, ni fauna salvaje. Eran las memorias de un África tan verdadera como la pasión de la madre Amparo: Un testimonio que no cabía en tres cuarto de hora porque se desbordaba desde un corazón que se había entregado a una Misión.

Lo pequeño unido a lo infinito (que es eterno) suma infinito (y lo eterno).

El monaguillo que mandó el cura a la madre Amparo estaba intentando parar una infinita eternidad de pasión hecha misión.

Ayer, el Domingo de la colecta del Domund para las misiones, en mi Parroquia.

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sábado, 20 de octubre de 2007

Iconodulía II


El culto de las imágenes sagradas conlleva otro culto distinto pero incorporado al estrictamente litúrgico, pudiéndose distinguir y definir como otra forma de iconodulía.

Me refiero al culto, exaltación, honra, etc. que el iconógrafo o artista en general tributa personalmente a Dios con su obra. Entiendo que es una extensión del "Caeli enarrant gloriam Dei, et opera manuum eius annuntiat firmamentum..."/"Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento la obra de sus manos.." Sal. 19,2. participado por el hombre, que proclama a Dios con su obra y anuncia sus maravillas.


El concepto "biblia de los pobres" se acuñó para referirse a la iconografía medieval y su facultad para explayar en imágenes comprensibles y elocuentes el contenido de los Libros Sagrados, junto con la doctrina y la piedad. El rico y precioso repertorio de esculturas, pinturas, vidrieras y miniaturas armonizó religiosamente el Medievo europeo con la belleza de las formas plásticas inspiradas en las Fuentes de la Revelación cristiana, la teología y el martirologio.

Junto a la intención icónica de representación de lo sagrado para ser objeto del culto litúrgico, el artista expresa a su vez su particular visión de lo sacro, que vertirá en determinadas formas desde la inspiración nutrida/iluminada por su fe personal. Con ello tributa un específico culto a Dios, objeto último de su obra.

El iconógrafo a la vez que opera para facilitar la participación cúltica de los otros, protagoniza él mismo de forma muy singular y personal la realización del icono-imagen, quedando reservada a su capacidad parte del efecto religioso-emocional que se consiga porteriormente al dedicar la imagen /su obra al culto de los fieles.


Toda obra de arte que represente el Misterio de Cristo llevará implícita la intención religiosa-iconódula de su artista. Más aun: En ciertas circustancias será casi un imperativo de la fe del artista expansionar su emoción plásticamente, a la manera del músico que compone o el poeta que escribe.

Es también la consecución de la exortación de Cristo:

"... no se enciende una lámpara para meterla debajo de un celemín, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz ante los ojos de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo." Mt 5, 15-16

Con un especial valor expresado en esos conceptos (obras/brillar/ver/ojos) que adquieren particular significación si los referimos a la obra de arte como vehículo del mensaje y motivación para el artista cristiano.

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viernes, 19 de octubre de 2007

Tácticas de anticristo

No saco estadísticas porque no tengo capacidades sistemáticas para esas labores, pero calculo que son cuatro o cinco los programas que se emiten cada semana en la tele sobre esotérismos y adláteres. Entre los temas recurrentes que forman parte del menú de esos espacios, siempre aparece algo de contenido cristiano, directa o referencialmente.


Por supuesto se trata siempre también de las cuestiones más periféricas, llamativas, extrañas, polémicas, fantásticas, etc ; y expuestas desde una intencionada presentación sensacionalista. Suelen ir acompañadas de ilustraciones, voz en off, comentarios, intervenciones de los espectadores y presentadores que proyectan dudas sobre las creencias cristianas. Otras veces se las ataca directamente, o se las cuestiona con argumentos que buscan dejar en evidencia a la Biblia, el Dogma, la Teología, la Tradición, o el Magisterio (aunque es rarísimo que los participantes y/o directores-productores del programa sepan distinguir bien estos conceptos, lo cual se les nota).


La otra noche, en casa de unos amigos, entreví uno de esos programas; no puedo precisar si era una cadena de las que emiten a nivel nacional o una local. El programa era de cierta calidad (escenario, decoración, iluminación, cámaras, presentación, y otros detalles estaban bien cuidados). Insertaron un reportaje de una televisión inglesa, con voz en off en español y algún subtítulo, con el archimanido tema del Grial aderezado con las nuevas lucubraciones fantásticas del código dV y otras ficciones por el estilo. La investigación de presuntos enclaves esotéricos en un condado inglés partía de una serie de imágenes e inscripciones de una vidriera de una pequeña capilla gótica de mediados del siglo XIII.


Lo esperpéntico de todo era que la enigmática vidriera era de serie (intuyo que de fabricación alemana, por lo que ví), de esas de gusto neogótico que proliferaron en la Inglaterra neogoticista de la Queen Victoria, el Príncipe Alberto, y el entusiasta arquitecto-decorador-historicista August Pugin. Como un muestrario de diseños y grafías del neogótico, en la vidriera salían junto al Rey Arturo y el Grial, una serie de emblemas cristianos (el Cordero, el Xrismón, el Fénix, el Pelícano, el Alfa-Omega...etc). Todo ello se convirtió en una delirante clave mágico-esotérica que conectaba lugares, personas, historia sagrada y profana...Salieron todos los tópicos de esa pseudo-novelística de historia ficción que ha infectado en los últimos años el mundo editorial. Todas las barbaridades una tras otra, en ristras como los ajos.


Claro que sólo yo lo advertí. Frente a la tele dos mocitos de 13 y 14 años se bebían el programita sin saber siquiera qué era el neogótico. Pero sí le sonaban las "imposturas cristianas", la perfidia de los obispos medievales, los oscuros secretos de los templarios, y toda la mentira que se esconde en cada una de las criptas de la capillas de las iglesias de los conventos de las catedrales de la Iglesia Católica.


Sus papás suponían que los chavales estaban aprendiendo, formándose en temas de historia y cultura; sus chicos no veían pelis violentas ni pornos, sólo esas cosas que les fascinan. También leen revistas sobre lo mismo y juegan con unos videojuegos también de templarios, griales, y monjes siniestros de terroríficas abadías. Unos niños muy caseros, muy tranquilos, muy leídos, muy instruídos, expertos casi.


Me auto-cito: Hace unos meses publiqué en este blog una entrada a propósito del retiro de Cuaresma del Papa y la Curia Romana, en los que el predicador había citado a V.S.Soloviev y su obrita sobre el Anticristo, con la tesis de que el anticristo en el siglo presente adoptaría la táctica de presentar a Cristo, el Cristianismo y la Iglesia como una ética, una cultura, una ideología.


Pero es peor: Cristo, su Vida, su Misterio, su Redención; la Iglesia, el Cristianismo, su Historia, su Arte; todo se ha trasmutado en tramoya de juego de rol, de novela de ficción, de programa de misterio, de revista de esoterismo.


Se está banalizando el Misterio, manipulándolo, tergiversándolo, mixificándolo, parcializándolo, desfigurándolo...Jugando con Él sin creer en Él...para que no crean en Él/ya no se crea en Él/no se pueda creer en Él.


Astuto el enemigo y letales sus armas.


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jueves, 18 de octubre de 2007

Santo iconógrafo Lucas Ev.


L a iconografía cristiana tiene su primer iconógrafo en el mismo Cristo (tradición del Mandylion de Edesa, la Verónica, y la Santa Síndone); el segundo iconógrafo de la tradición crisitiana es San Lucas Evangelista.
Aunque su profesión de médico aparece expresamente testificada en el Nuevo Testamento - "...Lucas, el médico querido..." (Col., 4, 14) - , la legendaria atribución de algunos antiquísimos iconos de la Madre de Dios prevaleció y quedó unida a la figura del Evangelista, que se popularizó como especial patrón de iconógrafos y pintores.

Pienso que la etiología remota de esta vinculación del Evangelista con la iconografía de la Virgen estriba en los bellos versículos de su Evangelio en los que San Lucas traza someramente un admirable boceto espiritual (psicológico?) de la Madre del Señor:

"...María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.../...Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón..." Lc 2, 19 y 51.

Son dos exquisitas y penetrantes pinceladas, verdadero retrato de la Santísima.

En Roma, cualquier icono de la Madonna de reconocida antigüedad lleva aparejado la autoría lucana, desde la Salus Pópuli Romani de Santa María Maggiore a la Madonna del Ara Coeli, la de Santa María in Via Lata, y la de San Sixto, la de San Alessio y hasta la de la Clemenza del Trastévere; todas te cuentan que son de la propia mano del Evangelista, como si hubiera tenido taller propio en el Rione della Pigna.


Y sin embargo no se descarta que toda esa iconografía mariana dependa de un prototipo, de un cierto modelo arquetípico del que luego derivarían esas imágenes sacras, tan veneradas.


La sacralidad del icono es trasunto de la santidad del representado, ya sea Cristo, ya la Theotókos, o los Santos. La tradición iconográfica bizantina que pervive actualmente en las Iglesias Ortodoxas dependientes de los Patriarcados de Constantinopla-Grecia y Moscú y demás Iglesias Eslavas, vinculan todavía la santidad del icono con la del iconógrafo, al que se le exige una particular ascésis y condición espiritual para realizar la pintura sagrada.


En Occidente, la iconografía prescindió pronto de ese requisito, pasando al más libre y polimórfico mundo de las artes la competencia de las representaciones sagradas como un género más del repertorio y la inspiración artística. La progresión, evolución y perfeccionamiento temático y estilístico que caracteriza al Arte Cristiano occidental no se entendería sin esta emancipación de la iconografía repecto del iconógrafo.


Sin embargo lo que se ganó en riqueza y variedad expresiva, se perdió en intensidad mística. Un Michelángelo en Roma no es un Andreij Rublev en Moscú, o un Teófanes Griego.


En España nos cupo la suerte de acoger y enraizar como propio al excepcional Doménikos Theotocópuli, un extraño e irrepetible puente entre esas dos "esferas" de la iconografía cristiana.

Escribo esto en las postreras horas de la Fiesta de San Lucas Evangelista, médico e iconógrafo, desde Sevilla, que ha perdido la gracia santa para representar la Santidad y su Misterio, la aptitud para esa belleza. (Y rogando a San Lucas nos cure y nos la devuelva con salud y toda la santa plenitud que pueda alcanzarnos).
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Stride la Vampa!!!

Es también música de Otoño (de mis músicas para el Otoño); me estimula mucho mamma Azucena:



Canta Fiorenza Cossotto en la ópera de Viena, 1978.

La letra, por si la necesitan (es muy buena para los nervios):

Stride la vampa! - la folla indomita Corre a quel foco - lieta in sembianza; urli di gioia - intorno echeggiano: cinta di sgherri - donna s’avanza! Sinistra splende - sui volti orribili la tetra fiamma - che s’alza al ciel!
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Stride la vampa!- giunge la vittima nero-vestita, - discinta e scalza! Grido feroce - di morte levasi; l’eco il ripete di balza in balza! Sinistra splende - sui volti orribili la tetra fiamma - che s’alza al ciel!

N.b. No es de rigor necesario la peluca, ni la pose gitana; la llama tampoco es imprescindible, pero ambienta.

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martes, 16 de octubre de 2007

Almoneda

En Sotheby's van a subastar el óscar que le dieron a Orson Welles por Citizen Kane (1941). A saber cuánto pagarán finalmente, pero la estima oscila entre los 800 mil $ y el millón doscientos. Ya ha sido subastada una vez, esta es la segunda. Parece ser que Welles la entregó como "pago" a un colaborador, que lo intentó vender; la hija de Orson le demandó y recuperó el óscar, que a su vez ella vendió a una fundación, que es la que ahora lo saca a subasta.
No es nada, sólo uno de esos idolillos que dan en Hollywood, tan desprestigiados como, verbigracia, un Nóbel o un Planeta (en su escala cada uno). Pero Orson Welles sí vale, y por Welles siento este episodio de lacrimae rerum.

Algunas veces pienso qué pasará con mis cosas, las cosas que quiero porque en ellas ha quedado algo de mí o de los míos. Me preocupan sobre todo tres o cuatro géneros: Libros, papeles, cuadros, imágenes y fotografías; también algunas prendas de vestir y algunos cachibaches particulares.

Cuando compro algún libro en librerias de viejo, siempre me pregunto por su dueño primero, y por las otras manos por las que habrá pasado; suelo encomendarlos con una jaculatoria, o algo así, como una forma de agradecerles que su libro haya llegado a mi poder. Lo mismo cuando adquiero otros objetos de esos que busco con cierta pequeña pasión. (Alguna vez me definí como "estático acumulativo", pensando en esto que cuento).

Las cosas que nos acompañan y que han hecho cierta vida con nosotros, la participan. También la entorpecen y complican, y hasta enrarecen; desprenderse de algunas supone una liberación de ellas, higiénica para el alma y la mente, un ejercicio recomendable para hacer de tiempo en tiempo. Pero esas cosas que se dan suelen haber perdido parte de su valor o interés, y por eso se dejan ir con facilidad. Otras no: Van creciendo en aprecio, aquilatándose, ya sea con felicidad, ya con dolor, siempre con recuerdo.

Cuando hubo que vender la casa grande del pueblo, fuí testigo de una escena de esas que no se olvidan. Mis tías recogieron en un dos cajones grandes de tabaco todas las fotos que pudieron; eran fotografías antiguas, de la familia, parientes y amigos. Nos explicaron - nosotros éramos niños, pero entendíamos - que no querían que rodaran por ahí, sin saber quién las tendría, y por eso las quemaban. Hicieron una candela en uno de los corrales, y quemaron los dos cajones de fotos.

Ahora comprendo que era algo más, como una de esas vánitas que hacían en Florencia cuando Savonarola clamaba penitencia y la gente amontonaba muebles y ropas y cuadros y todo ardía en una hoguera de vanidades cosumidas por el fuego y reducidas a humo y cenizas. Momentos en los que toda una vida que declina se va con las cosas que fueron parte de ella. Si quedaran las cosas, la vida vinculada a ellas sería un absurdo ilegible, sin sentido, sin claves.

...O quizá bellos enigmas que despertaran en otros el eco del alma que las sintió.
Pero tengo claro que hay cosas que son para vivir o para quemar, nunca para vender.

Lácrimae rerum!


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Clérico-ficción (thriller de)


El boletín de la agencia Zenit sorprende - me sorprende - de vez en cuando con noticias que no sé qué pintan en un bolentín de una agencia como Zenit.

El de esta tarde trae una entrevista con un mozo de treinta y siete años que ha escrito un novelorio que dice Zenit que se está vendiendo y es casi best seller (horreur!). Y más horreur porque el novelorio del quasi cuarentañero es un thriller, una ficción eclesio-satánico-clerical-policíaca de intriga (no sé si sale sexo, que sería el colmo-olmo).

Pregunta el de Zenit: -"Pensábamos que la marea de «El código da Vinci» ya había pasado. "

Contesta el autor de treintisiete años: -" No sólo no se ha acabado con «El código da Vinci» ni con otras novelas que aprovecharon el tirón comercial de aquel libro. Es más, aquella literatura-basura prostituyó un género que no puede manejar quien no tenga fe, salvo que le sea ajeno el riesgo de caer en la desinformación o directamente en la calumnia."

Tendría que haber contestado simplemente : - No, como prueba mi novelorio. Voicí.

Mantengo la tesis de que el combate contra el enemigo no puede/no debe hacerse hacerse con las armas del enemigo; que una bomba atómica no se convierte en una bomba santa porque se bendiga con agua bendita y se adorne con una cruz; que una prensa amarilla no se combate con una radio amarilla. Verbigracia.

Me imagino que en el fondo ese novelorio del codigucho y la demás pseudo-novelítisca de ese pseudo-género que tanto vende, es por algo: Es porque engancha y crea adicción. Suele pasar. Y me atrevo a pensar que el autorcete de 37 del noveloriete que cuenta Zenit (hay que ver!), es un fascinado adicto del codigucho y que su novela es consecuencia, criatura, engendro de una loca e irresistible pasión (iba a añadir también "inconfesable"...pero no sé, porque la entrevista suena a, por lo menos, cuenta de conciencia).

Tengo un temor, una aprensión: Que la gente piense, se imagine, sospeche, que la Iglesia es así; que eso pasa en las Iglesias, que eso hacen los curas, que así es la Curia, que esos son los Cardenales, y que el Papa hace eso. Tengo este miedo. ¿Infundado? ¿No lo cuenta Zenit?

¿Digo como se titula el novelorio? Pues como una entrega de Harry Potter: "La sangre del pelícano". Original el muchacho de los trentisiete, como se ve. Lo peor es que lo explica y todo, con cita del Adoro te devote y Stº Tomás al canto, para que se sepa que sabe.

¿Que si yo no he leído bagatelas? Si, claro está que también he leído chucherías gustosa y despreocupadamente. Pero yo leía las cosas del Padre Brown de Chesterton...que no son lo mismo, que no es lo mismo.

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