sábado, 6 de octubre de 2007

Prokofiev en Otoño

Es una música poderosa, conmocionante. La primera vez que oí esta suite de Prokofiev, la sensación de temor-turbación-atracción se me adjuntó a la melodía, y siempre que la escucho, siempre revivo aquella impresión.

El ballet acompaña a la música, indudablemte más representativa-imaginativa-sugestiva que la coreografía



Montescos y Capuletos, de la suite de Serguei Prokofiev.

La música, esa sugestiva y turbadora melodía, adelanta la tragedia, acompasada casi al latido fuerte del amor/la muerte desde el primer encuentro de Romeo con Julieta; están ya danzando su pasión y su muerte.

No me resisto a poner este otro vídeo, con la genial Maya Plisetskaya danzando la suite de Romeo y Julieta de Prokofiev:



Maya Plisteskaya baila Romeo y Julieta de Prokofiev

Las imágenes en blanco-sepia-negro se adecuan a los movimientos de la bailarina, sin solución de continuidad entre música y danza, con un efecto admirablemente estético.

La cantata Alexánder Nevsky para la película de Serguei Eisenstein (1938), es igualmente emocionante, desde esos primeros acordes inquietantes, cargados de presagios (empieza a sonar en el minuto 2'05, a continuación de los créditos)



Este comienzo (Rusia bajo la Horda de Oro), se alterna luego con coros, música religiosa, batallas, campanas; por supuesto las imágenes de Eisenstein son magistrales, pero la cantata de Prokofiev, más (parece incluso como si la imagen siguiera intencionadamente a la música). La cantata alcanza esa expresión-descripción del "alma rusa", tan característica en los músicos rusos del XIX.

(En la película Èxodo, de Otto Preminger (1960), suenan estos primeros compases del comienzo de la la cantata de Prokofiev en la escena en que Sal Mineo se oculta en una Iglesia copta de Jerusalén).


Para acabar con un registro amable, esta secuencia (sólo un pellizco) de la suite de "Pedro y el lobo", con imágenes también en amable sintonía con la encantadora música del maestro Prokofiev:



Todo esto porque es Otoño, y para mí Prokofiev y su música me suenan especialmente otoñales, y es tiempo de escucharle.


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jueves, 4 de octubre de 2007

Iconodulía


La iconodulía aparece casi sustancialmente con el Nuevo Testamento; la severa tradición anicónica del Pentateuco cede ante la presencia real del Verbo Encarnado: "Quod fuit ab initio, quod audivimus, quod vidimus oculis nostris, quod perspeximus, et manus nostrae contrectaverunt de verbo vitae — et vita apparuit, et vidimus et testamur et annuntiamus vobis vitam aeternam, quae erat coram Patre et apparuit nobis — quod vidimus et audivimus, annuntiamus et vobis..." (I Jn 1-3).

Este sólo texto fundamentaría suficientemente lo que luego explaya el IIº Concilio de Nicea, el último de los Siete Concilios de la antigúedad que definen la ortodoxia cristiana. Cerrando toda la época Patrística y en medio de la crisis iconoclasta, el IIº Niceno dogmatiza sobre el culto posible y debido a las imágenes del Salvador, la Virgen Theotókos, y los Santos:

"...definimos con toda exactitud y cuidado que de modo semejante a la
imagen de la preciosa y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas
imágenes, tanto las pintadas como las de mosaico y de otra materia conveniente,
en las santas iglesias de Dios, en los sagrados vasos y ornamentos, en las
paredes y cuadros, en las casas y caminos, las de nuestro Señor y Dios y
Salvador Jesucristo, de la Inmaculada Señora nuestra la santa Madre de Dios, de
los preciosos ángeles y de todos los varones santos y venerables.

Porque cuanto con más frecuencia son contemplados por medio de su
representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas miran al recuerdo
y deseo de los originales y a tributarles el saludo y adoración de honor, no
ciertamente la latría verdadera que según nuestra fe sólo conviene a la
naturaleza divina; sino que como se hace con la figura de la preciosa y
vivificante cruz, con los evangelios y con los demás objetos sagrados de culto,
se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre
de los antiguos. “Porque el honor de la imagen, se dirige al original”, y el que
adora una imagen, adora a la persona en ella representada." (Dz
600-603).-
Los textos del Concilio, con tantos ecos del gran iconódulo San Juan Damasceno, utilizan la palabre "tradición" como algo unido a la razón de la doctrina que definen. Una tradición que procede de la misma época evangélica, continuada y corroborada luego por los sucesivos capítulos de la Historia de la Iglesia.

Tres tradiciones iconográficas de la antigüedad cristiana, El Mandylion de Edesa, la Verónica, y la pictografía de San Lucas arrancan de escenas contemporáneas a los dias de Cristo, ilustradas después con toda la riqueza imaginativa de los escritos apócrifos, que serían parte de la fundamentación iconológica de los primeros siglos.

Si en el Oriente la imaginería cristiana tiene estos preciosos referentes, en Roma brota casi espontáneamente en las Catacumbas, donde se desarrolla toda una iconografía original, con elementos propios que "cristianizan" sin complejos temas y formas del arte pagano, considerados aptos medios de expresión/simbolización del Misterio de Cristo.

La crisis iconoclasta de los Isaurios tuvo como marco la conmoción de todo el Oriente por el surgimiento impetuoso del Islám, que nace con la misma integridad anicónica veterotestamentaria, ahora re-interpretada desde el Corán mahometano con no menos fuerza. El traumático encuentro entre musulmanes del primer siglo con comunidades cristianas nestorianas y monofisitas en Siria y Caldea, derivó en un rechazo de los iconos fundamentado desde una re-lectura del Antiguo Testamento forzada por la presión del beligerante aniconismo islámico. Al llegar la controversia a Constantinopla, degeneró en verdadera conflagración político-religiosa, sumiendo al Imperio en sucesivas luchas internas, que debilitaron aun más su contestada posición como potencia del Oriente frente al Islám incontenible.

El Concilio Niceno IIº vino a ser para la iconoclasia lo que el Iº para el arrianismo: Su revelador y su debelador, a la vez; pero como en la época arriana, al Niceno IIº (Constantinopla-Nicea, año 787) siguió más de medio siglo de violencias iconoclastas, que sumieron a todo el Oriente en una profunda crisis que sólo acabaría con el Sínodo de Constantinopla del 843, memorable 11 de Marzo que quedó consagrado como "Triunfo de la Ortodoxia", una de las grandes Doce Fiestas litúrgicas de la Iglesia greco-bizantina.

Toda la crisis iconaclasta coincide con uno de los períodos más críticos del Occidente: La invasión musulmana de la España Visigoda y el resurgir de la "conciencia" imperial con Carlomagno y su "florecimiento" cultural. La controversia del iconoclasmo apenas si fue seguida en Europa; sólo el Papado romano mantuvo comunicación con sus protagonistas, y recibió finalmente los cánones del IIº de Nicea.

La profunda significación de la iconodulía triunfante fue definitiva para Occidente; si bien la tradición iconográfica bizantina quedó pronto estereotipada en temática y técnicas con poca variabilidad hasta el presente, la eclosión del Año Mil y el arte del Románico encontró un Occidente fundamentado doctrinalmente para asumir la representación del Misterio Cristiano, un caudal imparable que desde la tipología iconológica del medievo evolucionaría sin solución de continuidad al Gótico y el Renacimiento.
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N.b. Deo volente, complementaré esta entrada con otras sobre temas-comentarios iconográficos.
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De Lúmine seu antropo-foto-tectura

Un amigo - excepcional, exquisito, excelente - me ha obsequiado con esta cita de Frank Lloyd Wright, el arquitecto:
"Siempre me he referido a una arquitectura más 'humana'. Por ello quiero
intentar explicar qué significa para mí,como arquitecto,esta palabra. Como en la
arquitectura orgánica, la calidad de la humanidad reside dentro del hombre. Así
como el sistema solar se mide en años luz, la luz interior es lo que llamamos
humanidad.

El hombre como luz está fuera de todo cálculo. Buda fue la luz de Asia;
Jesús, la del mundo. La luz del Sol es a la naturaleza lo que aquella luz
interior al espíritu del hombre: luz humana. La humanidad está por encima del
instinto. De esta luz interior nace la imaginación humana, crea y muere, pero
sigue viviendo como luz de vida si estaba viva en el hombre. Ilumina al
espíritu, tanto que su vida misma es esa luz e ilumina a otros.

Las afirmaciones de esta luz en la vida y en la obra humanas es la
verdadera felicidad del hombre. Nada hay más elevado en la conciencia humana que
los destellos de esta luz interior. La llamamos belleza y no es más que el
resplandor de la luz en el hombre: el esplendor del romanticismo elevado de su
humanidad, como sabemos que la arquitectura, el arte,l a filosofía y la religión
son románticas.

Todo alimenta y está alimentado por esta luz inextinguible en el alma del
hombre. No puede hacer ninguna consideración intelectual que sobrepase esta
inspiración. De la cuna a la tumba, su verdadero ser aspira a esta realidad para
asegurar la continuación de su vida como luz en el más allá. Igual que la luz
solar envuelve los objetos indefensos, revelando su forma y su expresión, una
luz correspondiente, cuyo símbolo es el sol, emana de la obra inspirada de la
humanidad. Es la garantía de que la arquitectura, el arte y la religión del
hombre son todo uno: sus emblemas simbólicos. Por ello, podemos decir que la
humanidad es luz inextinguible.

No hay ningún elemento de la inmortalidad más precioso que una humanidad
tan humana.El cielo sólo puede ser el símbolo de esta luz de luces en el sentido
de que el cielo se convierte en un puerto."


Si me pongo inquisitorial, no pasa el cuestionario y, probablemente, termine en la hoguera, como los alumbrados. Pero concedo que no es un teólogo el que habla, ni un filósofo siquiera: Es un artista, muy rico en intuiciones, aunque no queden muy ortodoxamente definidas. Así que cierro el proceso y mitigo el juicio, matizándolo con suave luz, no inquisitiva.

Me gusta, sin embargo, la cita; más, desde luego, que esa inestable y peligrosa casa sobre una cascada.


(Mi confratello Alfaraz disentirá, imagino).


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martes, 2 de octubre de 2007

Angelorum


Hoy, por devoción y gratitud, toca hablar de los Ángeles; suelo escribir "Ángel" y "Ángeles" con mayúscula, porque me gusta y me parece más pertinente, dado el caso. Stº Tomás, que es perito, enseña que no existen dos Ángeles de la misma especie, que cada uno tiene la suya propia y distinta, conque se merecen mayúsculas, pienso, ya que ninguno es común, nada común, aunque esté él último en el último coro de la última jerarquía.

El Dogma, como siempre, afirma poco, pero consistente; esto tan sólo:

- Ángeli exsistunt et sunt spirituale

- non propagantur;

- ipse diábolus creatur est bonus;

- item el alii daemones.

(Que existen, que son espirituales, que no se "propagan" (es decir, que ni engendran ni se reproducen), que todos fueron creados buenos en origen, incluídos el mismísimo diablo y los demás demonios).

Y resulta curioso que el Dogma se extienda más respecto a los demonios que respecto a los Ángeles buenos; pero la aclaración de su bondad original es pertinentísima.

La Teología sí que se extiende sobre los Ángeles, tema que fascina desde que nace esta ciencia, porque ya en el Viejo Testamento fascinaba y en el Nuevo lo angélico también cuenta mucho. Los Ángeles del Antiguo Testamento se van perfilando poco a poco, al paso que se esclarece y explicita la Divina Revelación; desde el Querubín de espada flamígera del Edén a los Arcángeles de las naciones del Profeta Daniel, hay todo un proceso de "evolución" angelológica, con auténticos clímax de intensidad como los Serafines del Trisagio De Isaias, o el Azarías-Rafaél de la historia de Tobías.

Los del Nuevo Testamento empiezan tremendos, muy veterotestamentarios, todavía, con el Ángel que anuncia al Bautista y deja mudo a Zacarias; pero con Gabriel ya cambia el estilo, más "angelical", si cabe la redundancia. Después rompen en Gloria de Coro de Nochebuena de Belén, y ya en los Hechos son Ángeles familiares, custodios. Pero el Apocalipsis cierra con una partida de Ángeles temibles, terribles.

Eso decía en uno de sus poemas R.M.Rilke, que "...todo Ángel es terrible..."

" Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, os invoco a
vosotros, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes sois. Los días de
Tobías, ¿dónde quedaron?, cuando uno de los más radiantes apareció en el umbral
sencillo de la casa un poco disfrazado para el viaje, ya no tremendo (muchacho
para el muchacho, que se asomó, curioso). Si ahora avanzara el Arcángel, el
peligroso, desde atrás de las estrellas, un solo paso, que bajara y se acercara:
el propio corazón, batiendo alto, nos mataría...." ( 2ª Elegía)

Los Ángeles terribles del Apocalipsis son tan Ángeles como los Custodios, también terribles, pero no los notamos como tampoco notamos al Agios Ischirós, tierno en Belén y Cordero en el Calvario. Su Testamento nuevo y eterno ha dulcificado a los Ángeles para nosotros, que los imaginamos como ligeros putti de los grutescos paganos, criaturas de nube y celaje con alitas graciosas, amables habitantes y comparsas del Paraíso.

Nos enseñan a rezar con el "Ángel de mi Guarda dulce compañía...", y ya le perdemos el miedo y tiene venir un Rilke que nos recuerde que son terribles, o un San Tommasso para explicarnos su profunda doctrina.

La banalidad confusa del new age - tan cocacolero made in USA - ha pretendido suplir con angelerío de serie lo que le falta de seriedad religiosa, y ha inventado en pocos años toda una ridícula pseudo-angelología tan empalagosa como peligrosa, porque por esa puerta-door se cuelan otros ángeles que no son de mayúscula, sino de los peligrosos renuentes a la Voluntad del Creador y Señor de todo y de todos.

Porque lo sustancial de un Ángel es entender y cumplir cantando un "Serviam!.." de alabanza. Y para eso nos los ponen, ut serviamus Eum, como mentores para aparejar nuestras voluntades con la Voluntad. Me costó rezar la primera, y la segunda, y la tercera vez ese "...rege et guberna. Amén" que sigue al "...illumina, custodi...", que sí me salían con gusto; pero el "rege et guberna", vaya si me costó. Ahora ya lo rezo sin problema, pero con mucho respeto, con mucho.

Rilke es el poeta de los Ángeles porque escribió poesía muy seria sobre ellos (las de Alberti son algodón de azúcar comparada con las del Rainer María, y eso que por llamarse Rafael se le supondría más entendido en Ángeles, pero no); Stº Tomás de Aquino es el Doctor Angélico por su admirable tratado de angelología en la Suma Teológica (I.50-64). A Rilke no, pero a Stº Tomás hasta le ponen alas por eso, por escribir bien sobre los Ángeles...Y yo, quizá inconscientemente (?) esté buscádome alas cuando me he puesto a escribir esto.

No estoy loco; Él dice "...serán como Ángeles del Cielo..." (Mc 12, 25), y yo creo y espero todo lo que dice Él (las alas son un detalle prescindible...pero yo ya me he hecho la ilusión).


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lunes, 1 de octubre de 2007

De Monarchía seu pro Rege


Me tengo por monárquico tradicional; quiero decir -y no otra cosa - que recibo la forma monárquica como algo vinculado a la tradición que considero mi referente. Junto con esto, también me considero crítico-dinástico y escéptico-regio; es decir, que a todas las dinastías les pongo graves peros, y no hay un rey al que no le encuentre considerables defectos, porque no los hay ni los ha habido perfectos, particular sobre el que huelga demostración.

Y sin embargo defiendo las excelencias de la monarquía sobre cualquiera vulgar república y/o derivados. Admito excepciones matizadas siempre desde una posible aristocracia moreana, pero eso es utopía de Utopía.

Escribo esto desde el malestar por las manifestaciones anti-monárquicas de los últimos días, que ya se adivinaban con tantos malos augurios desde que psoe-2 re-ocupó la Moncloa, en mala hora. Detrás de todo anda el capo di tutti capi, tan insensato como siniestro protervo; de eso no me cabe duda. Son él y su piara.

Al Rey le tengo comedida simpatía, pero a la Corona, indiscutible aprecio; no por quien la lleva - sufrimos tiempos minimalistas de reyes sin corona y papas sin tiara, qué dolor! - sino por la institución misma.

La institución misma es de origen....mmmhhh...de origen...eeemmmhh...de fundamento...divino ¿¡¡!!? Bien, digamos que sacro, por lo menos desde aquellos "pathesi", reyes-sacerdotes de las remotas culturas de la Mesopotamia madre de las culturas. Reyes que en la Escritura serán figura del Rey-Mesias, esto es, de Cristo-Rey. Y en este punto la protestación de fe monárquica se me fundamenta tanto, tanto, tanto, que a ver quién me saca de mis trece monarquizantes absolutos.

Que esa es, también, otra: Un rey-rey es rey sin reservas, parlamentos, constituciones y demás recortes de trono, corona y cetro; con un peligro también evidente que la Historia ilustra terriblemente: Que han habido pocos Numas y muchos Tarquinios; que David fué el mejor y davideó todo lo que pudo (caso Betsabé-Urias inclusive, que ya lo quisieran actualizado los degenerados de la prensa rosa), y de David a Sedecías, vaya declive de la dinastía mesiánica! Y desde estas bíblicas alturas, a las pedestres bajuras de todas las coronas de todos los reinos de todos los reyes.

Pero me confirmo monárquico.

A Stº. Tomás de Aquino, quasi que le obligaron a escribir una tratado para educar al principito de Chipre; la madre no recuerdo si era aragonesa o una de aquellas reinas de la Casa de Lusignam, realojados en Chipre cuando Saladino y sus sarracenos finiquitaron el efímero Reino de Jerusalén, el de los cruzados. Lo cierto es que lusiñana o aragonesa - no recuerdo - la reina se empeñó en un propedéutico del Aquinate para su niño príncipe, príncipe heredero; conque el buenazo de San Tommasso, resignado, le tuvo que escribir algo: "De regímine príncipum", un opúsculo, pero rebosante del sentido común y la sapiencia del Doctor Angélico.

Lo leí y lo estudié y hasta redacté el borrador de un ensayito que debe andar traspapelado entre mi papelerío. Recuerdo una de sus tesis:

- Que la monarquía, aunque corra el peligro de corromperse en tiranía, siempre será preferible porque, en caso de corrupción, se corrompe sólo uno, el rey; pero en el caso de la república, en la que no es uno sino muchos los que gobiernan, es mayor el riesgo de ser muchos los que se corrompan.

El capítulo 6 de la obrita, dice terminante: “El gobierno de muchos degenera más frecuentemente en tiranía que el de uno solo, y por tanto es preferible el régimen monárquico”

Elemental! (Cuando uno lee a Stº Tomás, a veces se le ocurre imaginar a Fray Reginaldo de Priverno como una especie de Dr. Watson ante un brillante Sherlock Holmes de la Escolástica, escuchando de boca de San Tommasso algo así como "...Elemental, fray Reginaldo..."; - pero esto es desvarío mío -).

Elemental, decía, que cuando muchos mandan, muchos y desde muchas instancias y niveles puedan corromperse; verbigracia, la administración de la trupe circense de los del partidito de los cien años de honradez fundado por el viejo de la gorrilla, que han corrompido los cuatro puntos cardinales y todos los vectores de la rosa de los vientos (de la rosa en el puño, of course).

Bien. Era sólo un botón de muestra de la ciencia política escolástica, que es más extensa, aunque por el estilo.

Más serio: Que opino y mantengo que hay instituciones de necesaria estabilidad por mor de una higiene y seguridad en las cosas del Estado y para su bien general. En España (ay! porque España, ya se sabe, duele), cosas como la Monarquía, no se deberían ni rozar hasta dentro de cinco o seis siglos, cuando sean los tiempos de los tatatara-retata-ra-nietos de Dª Leonor, (si no nos han re-invandido los neo-sarracenos de la morería de al-Qaeda).

Por cierto, una de las cosas para las que sirven los Reyes de España en España y para España: Para pelear con los moros, reconquistar lo usurpado, y echar a la morisma plus ultra de las Columnas de Hércules, que nos separan de África.

Y, para acabar, un summum: Que rezamos "venga tu Reino", y no "adveniat republicam"; y que creemos en el Reino de Dios, que nunca se ha revelado republicano (eso es cosa de paganos).


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domingo, 30 de septiembre de 2007

De Hierónimo, el León de Belén


Le tengo especial simpatía al Santo de hoy. Hay días con Santos y dias de un Santo, que son los dominantes del Santoral. Por gracia de Dios, supongo, destacan; y no es novedad: Los auténticos, protagonizan su día desde hace siglos, sin competencia. San Jerónimo, además, no admite competencia, y pocos se atreverían a competirle.
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Alguna vez he escrito que el león que le acompaña en su iconografía y es figura en el blasón de los jerónimos, describe, más bien, el carácter del propio Santo. En la leyenda, es de esos leones feroces que se vuelven mansos al topar con el Santo eremita del desierto. Entonces había desiertos, eremitas, leones y Santos de una pieza, 100% naturales-sobrenaturales ; y los desiertos eran eremos, los eremitas ascetas, los ascetas Santos...y con leones-leones (también cuervos: Los cuervos también salen mucho en las historias de los Santos de entonces).

San Jerónimo empezó la suya, su historia, en Dalmacia (que aunque estaba donde hoy está Croacia no era Croacia, si me explico); después hizo carrera en Roma y se colocó de secretario del Papa San Dámaso (que era de Hispania, pero no español, si me explico). Formaron un excelente equipo en la Roma post-persecuciones; el Papa Dámaso escribía bellos epitafios para las tumbas de los Mártires, y Jerónimo se incardinaba hondo y firme en Roma.

Allí, además de ser secretario papal, predicó bastante y hasta dió clases a una élite de beatas de las que destacaron dos: Paula y su hija Eustoquio. Como ya no había persecuciones y al Santo (bueno, santo en construcción, más bien) le atraían los leones y ya no echaban a los crisitianos a los leones, se fué al Oriente donde sí había todavía leones (hoy ya no hay leones, pero sí hay hamás, al-qaedas, sionistas, yanquis y otras feroces alimañas, más que los leones). Pero el Medio Oriente atraía a Jerónimo por algo más que los leones: Era por Él.

Y Jerónimo se fué al principio, "ad cunas", a Belén, donde se hizo una especie de leonera en una gruta que dicen que estaba junto a la del Pesebre. Allí (ya con león acompañante) se puso a traducir al latín desde los originales hebreos y griegos los Sagrados Textos del Antiguo y el Nuevo Testamento; griego sabía, hebreo tuvo que aprender, y aprendió muy bien (le enseñaron doctos rabinos). Aplicado y docto, finalmente logró la magnífica versión que se llama Biblia Vulgata, tan querida por la Iglesia Católica.

Como un león, Jerónimo desde Belén era una fiera. Se metió en todas las controversias doctrinales de la época. Intervenía él, y la armaba; diatribaba, rebatía, argüía, insultaba y rugía a los herejes hasta acoquinarlos; arremetía contra todo quisque, y no había quisque que se le arrimara, al fiera, al tremendo, al leonino Jerónimo.

Pero cuentan que la fiera de Belén, era un ternazo en el fondo; como un cardo borriquero de espina dura por fuera y cogollito dulce en el corazón. Cuentan que se pasaba las noches flagelándose las magras carnes, ya viejas; cuentan que tuvo tentaciones fuertes, muy fuertes; y cuentan que cuando eran más recias se cascaba el pecho con una piedra, el muy bruto, el muy fiera, el leonazo de Jerónimo (ya casi, casi "San" Jerónimo).

Como estaba en Belén, como rezaba y se apedreaba cerca del Pesebre, algunas noches se le aparecía el Niño como estuvo en el pesebre; y Jerónimo soltaba la piedra y cogía al Niño y se lo ponía cabe su pecho blando por las pedradas (o por el Niño?) y, como era viejo y tenía cascado el pecho, Jerónimo lloraba como lloran los viejos, temblón y tierno; y el Niño sonreía, y Jerónimo lloraba (y el león se estaba quieto, y hasta comía paja en el pesebre de la Mula y el Buey). Vamos, que se montaba en escena la profecía de Isaías que Jerónimo traducía del hebreo al latín: "...et leo quasi bos comedet paleas..." (Is 11,7).

Y así se quedó, junto al pesebre, con el león y el buey rumiando la paja dorada de Belén. Cuando murió Jerónimo, enterraron su cuerpo flaco de asceta en la misma gruta; pasado el tiempo, llevaron su cuerpo a Roma, y con las reliquias del Santo, una carga de tierra y piedras de la cueva bethlemita. Se colocó todo en la Basílica de Santa María Mayor, cerca del relicario de la Cuna del Pesebre. Y allí espera el cuerpo de San Jerónimo su resurrección.

N.b.- No se sabe si los huesos del león también están allí; dientes no han aparecido, pero algunas noches parece que ruge, sobre todo cuando hay herejes cerca.

Para mi Jeromín, porque hoy es su Santo, y yo no lo olvido.


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viernes, 28 de septiembre de 2007

Cortesía Bloggerarum


Me han puesto en un apuro, y me veo en el compromiso. Resulta que en un mes me han "otorgado" dos veces uno de esos "premios"(?) tinkinblogagüar ("Thinking Blogger Award") que se dan de blog a blog y tiro porque me toca. El primer otorgante es amigo en directo y ya me conoce y me sufre y no se extraña de que sea espino prieto; me mandó un tinkinblogagüar de esos y pasé de seguir la cadena. Sorry.

Pero esta vez el obsequioso es un conocido de blog, solamente, que como no tiene más referencias que las blogeras, apenas sabe de mí ipse, y prefiero guardar modos.

Respecto a los bloggerios, mantengo cierta urbanidad: Visito las bitácoras de los amigos y les escribo algo (me parece que con más frecuencia/asiduidad/cantidad que ellos); mantengo lealtades si me corresponden, y si no, barro con el escobón del olvido, la-lará-larita. No vagabundeo por el bosque de los blogs, porque hay duendes, trolls, orcos, lobos, caperucitas y hasta caperucitos; sólo de entre los conocidos y los ocasionales pico y enlaceo, con medida circunspección. Algún agradable descubrimiento reconozco que he tenido, pero pocos y raros.

Un blog es un buen instrumento para quienes mantenemos la disciplina del "nulla dies sine línea"; y no es que me sienta "literario", porque detesto los profesionalismos de las letras y sólo admito la aplicación docente-discente y el dilettantismo de escritorio, tertulia, o café-club. Por eso el blog-paginear me ha resultado un invento agradable, satisfactorio, acomodado a mis comodidades y con las ventajas del internete (sobre las que no me extenderé porque Uds, distinguidos míos, conocerán, y apreciarán tanto o hasta más que yo).

Desbarrar, teorizar, pedantear, fantasear, recordar, instruir, adoctrinar, apostillar, contradecir, incordiar, etc. tecé, tecé... imaginando/suponiendo que alguien lo pueda leer y hasta escribirme un graffitti virtual, eso me gusta. Y por eso.

Además con una divertida variabilidad: Hoy de Santos, mañana del tiempo, ahora de artes, anteayer de historia, hace un mes de toros; un surtido o témpora o mores, mechado con lo de dentro y algún geyser de gaseosa (a volcán no llego) más o menos espontáneo, con tinglado de la antigua farsa para un íntimo público de odeón (entrada gratis).
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Bien, conque procedo a otorgar galardones, a saber:
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- A Miantro , un tomo de Vitrubio, para que se arquitocture en sólido y se deje de bagatelas

- A Otratuercadevuelta, una tipografía con todas sus virtualidades, para que se entinte hasta el píloro y las madrecillas de su vis literaria

- A Hispaniarum, un pendón fernandino con cierraespaña y arriba! laureado cubista racional

- A Batiscafo (y como excepción de misógino militante convencido e impenitente; conste) flor natural de exquisito olor y ampo de nieve.

- A Tumbaíto, un tomo de la "Fisiología del gusto-meditaciones de gastronomía trascendente-" de Jean Athelme Brillat-Savarín

- A Majaopúblico, un "De casu diáboli", de San Anselmo, para que lo traduzca y escarmiente

Y ya.

*** Explicatio:

De Miantro: Quoniam cursa conmigo una especie de "telemacato"
De Otratuercadevuelta: Quoniam me suscita cordiales incordios
De Hispaniarum: Quoniam desmiente en su carne mortal que las vanguardias sean de izquierdas

De Batiscafo: Quoniam la excepción confirma la regla

De Tumbaito: Quoniam me caen simpáticas sus perplejidades

De Majaopúblico: Quoniam conexiones de edad y divagaciones cultas
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P.s. No pensarían Uds. que iba a repartir también thinkis de esos, ¿verdad?; faltaría más.



+T.