domingo, 18 de octubre de 2015

Teresianas (notas)

Quienes hemos conocido en el convento de San José de Sevilla el discreto retrato de Santa Teresa que le pintó fray Juan de la Miseria, nos sentimos extrañamente incómodos ante el éxtasis de la Santa que figuró el Bernini para la suntuosa (y pretenciosa) capilla de los Cornaro. Y no porque nos incomode lo suntuoso, ni porque no nos deslumbre el brillante genio del insuperable Bernini, artista a quien veneramos (y no exageramos).


Lo que nos sucede en el caso de la extática Santa Teresa berniniana es que apenas se corresponde con la del retrato del real que le hicieron en Sevilla. No me refiero a parecidos, sino a conceptos: El éxtasis de la Teresa de Jesús que trasluce el mediano cuadro de fray Juan no pudo ocurrir en las formas que el gran Bernini recreara. Admitamos que podría entenderse posible que el Bernini interpreta ad extra un inefable ad intra. Pero el fondo místico de aquel éxtasis late más realmente en los ojillos legañosos que pintó el fraile que en los ojos desmayados que esculpió el maestro barroco romano. Recomiendo, ergo: Quien busque un éxtasis sublime, que se recree en la Capella Cornaro; quien quiera saber (hasta donde le sea concedido) la mística de un alma traspasada y encendida por el Amor más inefable, que se quede a mirar el cuadro de fray Juan.

 
 
En Sevilla hemos tenido que sufrir hace poco el indiscreto malgusto fraileril que encargó a un imaginero de moda una neo-imaginación de la escena de la vida de la Santa. Miren Uds. comparando y se harán cierta idea del carácter de los autores, el ideísta y el plasmador, de la repelente representación.



Otra consideración a propósito de Teresas y retratos: La reticencia y resistencia de Santa Teresa a ser retratada contrastan con el gusto por el retrato de Santa Teresita, la de Lisieux, quizá la Santa más retratada (en vida) de todo el Santoral (salvo recientes Santos coetáneos de la era de la polaroid, el fotomatón, el photoshop y el reportaje fotográfico).

Siguiendo con la consideración a propósito de las dos Teresas, la distancia entre el Castillo Interior y la infancia espiritual, es la que va del Siglo de Oro y Trento a la pre-decadencia fini-decimonónica que preludiaba el declive general del Vat.2º. Casi todos los grandes progenitores del aggiornamento fueron fervorosos entusiastas de la Teresita. Sostengo que la debilidad de los espíritus modernos ya no podía digerir la recia piedra berroqueña que edifica la espiritualidad de la gran Teresa, maestra de almas de otra altura y horizontes. Ya sé que molesto a algunos cuando digo esto, y me hago cargo de que las comparaciones - ¡es verdad! - son odiosas y las verdades dolorosas.

Claro que la comparación es, entiendo, forzosa. Y la verdad, clamorosa.


Se explica también que, a diferencia de Santa Teresa, la Santa Teresita no pudo inspirar a un Bernini que la imaginara extática y transverberada en una obra cumbre de la escultura religiosa. Santa Teresita quedó para la posteridad del kitsch católico, melosamente sonriente en las estampitas y en las escayolas moldeadas de Olot. A cada cual lo suyo.



Y a cada Santa su época (con todas sus circunstancias y consecuencias).


...También eso debe ser Providencia.


+T.

13 comentarios:

  1. Se explica también que, a diferencia de Santa Teresa, la Santa Teresita no pudo inspirar a un Bernini que la imaginara extática y transverberada en una obra cumbre de la escultura religiosa. Santa Teresita quedó para la posteridad del kitsch católico, melosamente sonriente en las estampitas y en las escayolas moldeadas de Olot. A cada cual lo suyo.


    ..


    jajaja....
    tal cual
    coincido,
    Hace tiempo advertí lo mismo, como exaltan a la santa del niño los aguados premodernistas y los neocones, por algo será.

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  2. Puede ser que santa Teresita sea la más retratada en vida, pero el santo más retratado, antes de la polaroid y tutti quanti, sin duda fue John H. Newman.

    Siempre es un gusto leer sus comentarios, don Terzio.

    Augusto del Río

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  3. Estando en Ávila tuve oportunidad de visitar el Convento que está fuera de las murallas de la Ciudad en el que vivió Teresa. Apenas se entra, sorprende al viajero una pequeña silla colocada frente al torno. Un cartel avisa que en esa silla San Juan de la Cruz se sentaba a hablar con la madre Teresa detrás del torno. No pude contener las lágrimas. ¡Qué se dirían aquellas almas! ¡Qué coloquios fueron aquellos! Allí estaba, sin duda, sintetizada el alma mística de España y de la Catolicidad Romana.Alma firme, robusta, inspiradora de grandes empresas.
    Teresita de Lissieux es otra cosa. Pero veo injusto identificarla con los "aguados premodernistas y neocones". Fue una santa a su modo y a su tiempo. No oculto mi devoción a la Flor del Carmelo y gracias a Dios ni soy premodernista ni neocón: sólo católico.
    Mario Caponnetto

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  4. Ávila y Lisieux, por este ordendomingo, 18 octubre, 2015

    Para mí Teresa de Jesús es una santaza, y me sorprendió cuando leí (en Von Balthasar) que Teresita de Jesús no le tenía devoción, siendo Teresa la Grande quien es en el Carmelo Descalzo.
    Teresita de Jesús era, al parecer, muy devota de Ana de Jesús, la carmelita española que fundó en Francia. Leí (no sé ahora en dónde) que tuvo apariciones de Ana de Jesús, hija muy querida de Teresa la Grande.
    Yo estoy también en la misma línea de Mario Caponnetto, sabiendo que son distintas, muy distintas, les tengo a ambas una gran devoción, y soy tradicionalista por la gracia de Dios.
    Otra cosa: Santa Teresa de Jesús es el genio femenino (a salvo siempre Nuestra Señora, que no tiene parangón), esto es lo que me atrae particularmente de esta inteligentísima y risueña santa, y lo que la hace tan actual y tan cercana. Y eso que soy sevillano, y la Santa no nos apreciaba.

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  5. un católico cualquieradomingo, 18 octubre, 2015

    Me parece que se ha ganado usted tres cuartos de hora de purgatorio, como mínimo, por sus aseveraciones sobre Santa Teresita de Lisieux

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    1. Tres cuartos de hora que Teresita seguramente ya logró que se perdonaran. Así es ella.

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  6. No, si yo soy muy devoto de la Teresita, y me gusta invocarla Sancta Teresia a Iesu Infante. Hoy mismo le he encendido 2 lamparillas, una por su papá y otra por su mamá. Y hasta tengo al culto una imagen suya, de escayola y pasta madera, muy mona.

    Y reconozco que en mi parroquia de arquitectura s. XX no tendré nunca una Santa Teresa del Bernini...¡¡¡Ay!!!

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  7. Amo a ambas. Teresa me ayudó con mis problemas de.concentracion para orar; Teresita me.está ayudando a sanar heridas emocionales, miedos y pánicos, hasta me envio una rosa hace poco. Son ambas de enorme ayuda ante el Rey alla en el Cielo!

    Miguel



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  8. Pídale a sus feligreses que le regalen una de Bernini de escayola. Las debe haber no muy caras y de varios tamaños.


    Soledad

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  9. Yo añado que la santa Teresita murió a los 24 años y por lo tanto no sabemos a qué punto habría llegado su espiritualidad y su profundidad doctoral. Reconozcamos que a los 24 años no teníamos ninguno el discurso que podamos tener ahora porque algo se va aprendiendo a lo largo de la vida, digo yo...

    Y también hay que notar que la santa no tiene culpa de que la tomen por modelo los débiles, flojos, tibios y modernistas y se apoyen en ella retorciendo su "intuición".

    A mí me gustan las dos santas.

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  10. Cuanto a retratos , Santa Teresita de Lisieux fue beneficiada por la existencia de la fotografia ....nada más, que simple ....

    Juan Pablo

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  11. Los comentarios de don Terzio son una bocanada de aire fresco, una verdadera recreación en el momento eclesial presente, por el atolladero en que se ha metido la Iglesia desde hace ya muchos años pero ahora de forma manifiesta con este ir y venir de misericordines en el poder y antimisericordines sin saber qué hacer. Cosas todas verdaderamente graves y muy molestas.
    Pero ha habido un resquicio para poder respirar y esbozar una sonrisa: Podemos discurrir sobre Teresas, Bernini, yesos, juventud inmadura y arrobos...Todo un regalo.

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  12. Soy muy devoto de la dos Teresas..

    Nonobstante ....me califican de neocon ..


    Ignacio.

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