miércoles, 30 de abril de 2008

Mi Pio - uno de ellos -.


Las simpatías no se justifican, huelga decirlo. Conque no voy a dar razón de mis simpatias pioquinteras. Me gusta, me cae bien, desde chico me he sentido atraído por San Pio V. Y sanseacabó.

Tendría doce o trece años cuando me zampé la primera biografía de San Pio V, pero ya tenía previa afición por el personaje, y por eso busqué y leí el libro. De un tal Dante de apellido, el nombre no me acuerdo. No estaba mal.
Con las biografías pasa que te lees la primera, sea buena, mala o regular, y ya te hace cierto esquema que las otras que leas sobre el mismo personaje, sean mejores, peores o tan regulares, se encuentran con una percha en la que puedes ir colgando nuevas informaciones, detalles o ilustraciones. O corregir. O cambiar impresiones. Confieso que en cuestión de Papas, soy muy vonpastorista dentro de los márgenes que la obra de Von Pastor presta. Desde luego nunca defrauda. Confieso también que el impío Von Ranke también me gusta, a pesar de los puyazos luteranos que le mete a mi San Pio V. Pero en historiografía de Papas, como en tantas cosas más, mis preferencias son clasicamente decimonónicas. Bastante firmes.
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Fue para mí una grata experiencia vivir un tiempo en la Roma más pioquintera. A saber, la Piazza Carpegna e dintorni, que fueron lugares frecuentados por San Pio V en los austeros y frugales solaces que se permitía. Se recuerda que subía hasta la Carpegna para airearse, y se paraba a rezar en la capellina de la Madonna del Riposo, donde se conserva su memoria y en cuyos aledaños se erigió la moderna parroquia de San Pio V, con uno de los templos parroquiales más horrorosamente feos y maldecorados de toda Roma, por mucho que lo quieran disimular con mármoles y granito rojo pulido, que lo ponen peor. Pero el Santo titular es San Pio V, y eso me merece un respeto (respeto que no excusa su infame estética).
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No se puede pintar sinceramente bonito a San Pio V, porque no tenía facciones de galán: Calvo, barba gris-cana poco estudiada, ojillos hundidos, mentón señalado, naríz aguileña y ganchuda, pómulos marcados. Y me temo que pocos dientes. Los retratos más o menos fieles no engañan. Otras iconografías (especialmente las dieciochescas popularizadas a raiz de su canonización en 1712) manteniendo su fisonomía en rasgos generales, los suavizan y no resultan convincentes. Fue cual debía ser todo un Inquisidor General Romano, con toda la estampa. No sabía del mundo ni era un converso, sino austero y severo de mente, cuerpo y alma desde chiquillo. Y se nota.

Es el Papa de Trento, sin duda, aunque él no fue Papa hasta después de clausurado el Concilio por Pio IV. Tuvo mucho del arranque ardoroso de Pablo IV, al que debía su promoción eclesiástica y el cardenalato. Pero fue sin duda más asceta, más virtuoso, más templado. Y más inteligente, y más prudente. Lo de la Liga Santa y Lepanto, es un empeño y un acierto que se le debe a él. Su pontificado de sólo seis años (1561-72), es un hito en la Historia de la Iglesia.
La oración del Misal le celebra como protector de la fe ("ad fidem tuendam") y dignificador del culto ("dígnius colendum"), pero el Misal conocido por su nombre (en feliz hora recien restaurado por Benedicto XVI) dice en su colecta "...ad conterendos Ecclessiae tuae hostes..."; es decir, "para aplastar los enemigos de tu Iglesia", concepto más contundentemente pioquintista, más definitorio, pienso. Y glorioso, también (y también libre de complejos).
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Antes sólo descubrían la tapa de la urna de bronce con ocasión de su fiesta (ahora el 30 de Abril; en el Misal de San Pio V, el 5 de Mayo), pero de unos años aquí tienen el cuerpo expuesto a la veneración contínuamente, cosa que no me gusta, aunque me ha gustado verle cada vez que en estos últimos años he visitado y venerado su sepulcro, en la Capella Sixtina de Santa María Maggiore. Por cierto que esa Capella, la del Sagrario, toda un modelo arquitectónico de la mejor arquitectura romana, contiene una concentración de fieras geniales, de carácter, temperamento y obras: Nada más y nada menos que San Pio V, Sixto V y debajo, en la cripta, los restos-reliquias de San Jerónimo en una cella con piedras y tierra de la gruta del Nacimiento de Belén. Mas tremendo trio eclesiástico es casi imposible de juntar.

A mí me gusta especialmente la estatua de mármol del Sarzana, que lo representa en la hornacina central de su monumento sepulcral, entronizado de pontifical con tiara, bendiciente. En las galerias de las celdas de los dominicos del Angélicum, tenían un vaciado en yeso de la estatua del Sarzana, tamaño real, sacado del original. Sobre el pedestal y dominando un tránsito medianamente iluminado de la galería, junto a la escalera, resulta imponente, gigantesco.
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En contraste, el cuerpo que se venera en la urna (e incluso el excelente relieve en bronce dorado de la tapa, que ahora no se ve), es pequeño, encogido, consumido, poco más o menos como tuvo que ser el formidable Pio V. De alma, grande.
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Me gusta encomendarme a él: Ora pro me, ora pro meis, ora pro nobis, Pie!
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p.s. Se me olvidaba: Tuvo un grave defecto (perfecto sólo es Dios): ¡ Era antitaurino! Yes. Un taurófobo que hasta condenó la fiesta en una Bula, la "De Salutis Dominici" que dice cosas como estas:
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"Considerando Nos despacio lo muy opuesto de tales exhibiciones a la piedad y caridad cristianas, y deseando que estos espectáculos tan torpes y cruentos, más de demonios que de hombres, queden abolidos en los pueblos cristianos, prohibimos bajo pena de excomunión en la que incurrirán en el acto todos sus príncipes cualquiera que sea su dignidad, lo mismo eclesiástica que laical, regia o imperial, el que permita esta fiesta de toros".
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Afortunadamente, Felipe II, tan regiamente prudente, no la dió por recibida y no la publicó en sus reinos, y la fiesta de los toros pudo seguir prosperando, no obstante la Bula. (Caso este que confirma mi tesis sobre lo necesarios que somos los más papistas que el Papa). Pero tiene gracia que los antitaurinos no sepan que podrían tener patrón: San Pio V, nada menos (que no sé qué tal les sentará, por lo demás).
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martes, 29 de abril de 2008

Caterinato

La primera imagen que tengo de Siena es el perfil de la ciudad - el Duomo dominante - desde San Doménico. Y la segunda la bajada por una calle pendiente hasta la Fonte Branda. De San Doménico recuerdo más el interior, y especialmente la capilla con las pinturas del Sodoma, con escenas de la vida de la Santa. Y otra vez la Fonte Branda.


Fontebranda es su barrio, el de la Oca. A la Fonte Branda iba a recoger el agua; y en Fontebranda estaban también los lavaderos. En la Fonte Branda e dintorni siempre había gente, desde el amanecer hasta la noche. Por ir, hasta el demonio andaba por allí, y una lápida lo cita con verso del canto XXX del Inferno dantesco. Otro día, persiguó a Catherina, que rodó escalones abajo y por poco cae en la fuente. Pero Catherina salió indemne, y el demonio sin presa.


Siena es Catherina por los alrededores de San Doménico y Fontebranda. En el centro de la ciudad, Siena es más de San Bernardino y el Santo Nome di Gesú, que es el emblema que más se ve sobre las puertas humildes y los ventanales señoriales. La misma Piazza del Campo se sella y protege con el IHS encapsulado en su orla de rayos. Y el Comune lo luce en su Palazzo, porque entonces los hombres creían y temían, aunque pecaran.

Del Duomo bicolor, azul y blanco, recuerdo los mosáicos del pavimento, las pinturas del Pinturicchio con las escenas de Pio II Piccolomini, y la Madonna del Voto mirándome con los ojazos con que miró a Catherina y a Bernardino.


En San Doménico tienen la cabeza de la Santa, en un relicario sin enmascarar (la Santa, que nuca quiso parecer atractiva, estará feliz y conforme). El cuerpo está en la Minerva, en Roma, bajo el Altar Mayor, en un sarcófago de mármol policromado, precioso. Como es co-patrona de Italia junto con San Francesco, hoy, en la misa Mayor, una representación de autoridades fajados con la bandera italiana, ofrendan un cáliz en el ofertorio. Es un voto. Y lo cumplen.

De entre todas la Santas de la Edad Media, la hija de Mona Lapa y el tintor Benincassa, sobresale. Todavía no tiene quien se le empareje. Y no sé qué pensará ella, pero me parece que no exagero: Cuando - otra vez - la Iglesia se descomponía en la cúspide, el corazón del Cuerpo de Cristo latía santo y ardiente en el pecho de Caterina, tan amado Él y tan amante ella.

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domingo, 27 de abril de 2008

Suyo es el tiempo y la eternidad...

Hace dos semanas, celebraban los samaritanos la Pascua en el Monte Garizím. No llegan al millar, me parece. Deberían estar archi-protegidos, siendo una reliquia viva del Antiguo Testamento. Pero sólo son una minúscula nación sin tierra entre el Israel sionista y la Palestina quasi-terrorista; no son queridos ni por los musulmanes ni por los judíos. Si Dios no los guarda, Dios sabe cuánto tiempo podrán seguir existiendo y celebrando la Pascua en el Garizím.

Las ceremonias de la fiesta sagrada las preside el Sumo Sacerdote de los samaritanos, junto con los ancianos más venerables; los varones, vestidos de blanco, sacrifican los corderos y marcan con la sangre del sacrificio a los hombres, mujeres y niños. Entre el atardecer y la medianoche, allí mismo asan a fuego y comen finalmente la carne sacrificada, mientras rezan y cantan versos del libro del Éxodo.
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Siguen un calendario lunar, como el de los judíos, que celebraron su Pesah la semana pasada, en los dias en que Benedicto XVI estaba en los Estados Unidos. El Papa hizo referencia a la fiesta y terminaba citando los primeros versículos del Hallel, el salmo 118 (117 Vul.), que se reza en esa ocasión festiva:

«Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia».

Hoy celebran la Pascua de Resurrección las comunidades ortodoxas orientales que se rigen por el Calendario Juliano y el desfase de un mes con la Semana Santa-Pascua de la Iglesia Católica, que corrigió en el pontificado de Gregorio XIII el defecto del cómputo juliano que iba alejando cada año la fecha de la celebración respecto al equinoccio de Primavera y la primera luna llena que le siga, que es el fenómeno que marca la fecha pascual: Es Domingo de Resurrección el Domingo siguiente al primer plenilunio de Primavera, la luna del mes hebreo de Nisán.

Ese desfase histórico-litúrgico, hace que el período pascual abarque, entre unos y otros, un arco temporal que incluye toda la primavera estacional, más o menos. Por ejemplo, en Sevilla han celebrado hoy la Pascua los emigrantes ucranianos, en la Parroquia de Stª Cruz, en la que a su vez se celebraba el Rito Católico correspondiente a la Domínica-Semana VI de Pascua, a pocos días ya de la Ascensión y el Pentecostés que culminan el ciclo de la Cuaresma-Semana Santa-Pascua. Unos empezándola y otros acabándola.

En la antigüedad, para la Iglesia de los primeros siglos de la Era Cristiana, fue un problema, muchas veces roto en polémica que lo volvían más irresoluble. Hasta el bendito San Policarpo se vió implicado en una de las discusiones en torno al calendario pascual con el Papa San Aniceto, sin que al fin se avinieran a la concordia de una fecha común para la Pascua. En Esmirna, Policarpo seguía la costumbre aprendida de San Juan Evangelista de celebrar la Pascua el mismo 14 de Nisán, cayera en el dia de la semana que cayera. Mientras en Roma la costumbre era celebrarla el Domingo siguiente, por guardar propiamente el dia de la semana de la Resurrección, también según tradición apostólica.

Al desaparecer poco a poco la práctica cuartodecimana (la de S.Policarpo y el 14 de Nisán), y definitivamente a partir del Concilio de Nicea, no hubo diferencias pascuales entre el Oriente y el Occidente hasta la reforma del Calendario Juliano (Julio César, en el 45 a.C) por el Papa Gregorio XIII en el 4-15 de Octubre de 1582, que los jerarcas de los Patriarcados del Oriente no aceptaron, salvo los que estaban unidos o se fueron uniendo a Roma, y aun así no todos.

Esta movilidad de kalendas y festividades se aviene mal con el almanaque moderno. Supongo que con el post-moderno, aun peor. Por no hablar del entripado que le provocará al laicismo anti-cristiano/anti-católico que, velit nolit, fecha sus laicidades según el Calendario Cristiano Católico Romano. Evidentemente, soñarán más de una vez y de dos y de dos docenas con el almanaque jacobino, aquel que empezaba el año en Otoño con el Vendimiario y lo terminaba en Verano con el Termidor y el Fructidor. Toda una ocurrencia que duró 14 años (1792-1806) entre la guillotina y Napoleón, que tuvo el sentido común de volver al Gregoriano.

Paradójicamente, la Rusia de los Zares se mantuvo juliana, y los que introdujeron el calendario papal, fueron los bolcheviques. Por supuesto, la Iglesia Rusa sigue con las fechas julianas y han celebrado hoy su Domingo de Pascua, a un mes y pico de distancia de la Pascua de Roma.
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Trento mandó (sesión XXIIIª cap.18º) que los seminaristas tenían que aprender el cómputo eclesiástico del tiempo, que, según Durando, es "la ciencia de conocer, medir y arreglar los dias, semanas, meses y años por los movimientos del Sol y de la Luna, según el uso de la Iglesia" cfr. Ration. Div. Offic. lib. 8.

La ciencia del cómputo eclesiástico incluía conocer y hacer cuentas con cosas tan peregrinas como el "áureo número", la "epacta", la "letra dominical" y sus respectivas tablas. Una diversión para los dotados de vis mathemática.

Bien. Aquí quedó. Porque si no me temo que puedo enristrar con Clavius, y luego Baronio, y apurar la Pascua Católica y la Oriental, siguiendo con la perorata. Y no es plan, ¿verdad?
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Sin embargo me gusta testimoniar una profecía que se proclama cada año al bendecir y marcar el Cirio Pascual:
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" Cristo ayer y hoy,/principio y fin,/Alfa y Omega;/suyo es el tiempo/ y la eternidad./A Él la gloria y el poder/por los siglos de los siglos./Amén."
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sábado, 26 de abril de 2008

Isidorerías

El gran Isidoro de Sevilla es un gran olvidado de Sevilla. Hoy a penas ha sido celebrado en la liturgia de la Catedral - con rango litúrgico de solemnidad, evidentemente - y en las Misas mañaneras. Por no tener no tiene ni un monumento dedicado. Y tal y como está pujando el infame e inculto laicismo de la misérrima clase impolítica que desgobierna, no lo tendrá. Pero lo peor es que no lo tuvo antes, ni cuando gobernaban católicos a machamartillo. Así como a San Fernando le montamos un historicista monumentazo en la Plaza Nueva (que por cierto pusieron la primera piedra en tiempos de Isabel IIª y no se inauguró hasta mil novecientos veintitantos, con un cambio de dinastía, una república, una restauración, más Alfonso XII, la Regencia de María Crisitina y Alfonso XIII entre la primera piedra y la inauguración, que tiene miga), al gran San Isidoro no le cupo suerte. Ni siquiera en la lotería de la Expo Iberoamericana; ni tampoco en la tómbola de la Expo'92.

Bueno. Pero está la Parroquia, mudéjar sevillana con sus correspondientes aditamentos barrocos, tan bella a pesar de la pésima restauración y tortura neo-arquitectónica, con despojo y expolio de retablos incluso, como en los peores tiempos, que sufrió hace unos años y de la que todavía presume su perpetrador (sic!). Y también la calle San Ysidoro, que es de las más simpáticas del centro viejo, en perpendicular desde los aledaños de la Parroquia a Francos, donde desemboca en una de las más estrechas desembocaduras del viario sevillano. Un verdadero patrimonio inmueble urbano.

En la portada de la nave de la epístola de la Parroquia de San Vicente, también hay una antigua lápida, muy maltratada, que recuerda que allí murió el Santo. Y dentro, en un anejo entre la sacristia y el presbiterio, una cella recuerda el sitio del óbito del Santo. Un capillita olvidada, a la que no le hacen el menor caso, a pesar de su valor, si no histórico-documental, sí hagiográfico-devocional.

Y es que desde el traslado del cuerpo a León, la cosa no es lo mismo: Ojos que no ven, corazón que no siente! Quizá por eso quisieron remediarlo con dos grandes iconografías isidorianas: El San Isidoro de Murillo, en la Sacristía Mayor de la Catedral, y el San Isidoro repujado de Laureano de Pina, compañero con su hermano San Leandro para el monumental Altar de plata de nuestra Metropolitana. Pero nada de nada: Ni porque pusieran al de Murillo en los últimos billetes de mil pesetas del tiempo de Franco, ni porque saquen todos los años para el Corpus el de plata en un pasito muy ad casum que le adornan y aderezan los de la Hdad. Sacramental de las Tres Caídas, sita en la susodicha Parroquia. del Señor San Ysidoro, en el corazón de la Alfalfa y la Costanilla.


Después hay más isidoros menores, más chicos, menos notables, por todos sitios: Pinturas, retablos, grabados. Yo tenía uno muy gracioso con el Santo a caballo con mitra, pluvial y espada: San Ysidoro Matamoros. Porque sépase que son tres los Santos matamoros de España, aparecidos en las batallas del tiempo de la Reconquista como adalides auxiliadores celestiales de las huestes cristianas contra la morisma sarracena infiel; tres, a saber: Santiago el Mayor, San Ysidoro de Sevilla y San Millán de la Cogolla. Lo que ya no recuerdo en qué batalla metió baza cada uno (salvo la de Santiago, que fue en Clavijo. Y cierra, España!!!). Me parece recordar que en la Parroquia de San Isidoro tienen una buena pintura del San Isidoro matamoros.

Pero la más bella es la del retablo del altar Mayor: Una monumental pintura del maestro Juan de las Roelas que daría honra ella sola a cualquier gran museo que la tuviera. Representa la postrera comunión del Santo y su apacible muerte, en hábito de penitente, rodeado del clero sevillano. El Santo, muy anciano, con la faz dulce y sonriente, se desmaya con las manos juntas. Las cabezas de los otros figurantes se inclinan alrededor, con contenido dramatismo. Del cielo, entre un suave celaje irradiado, llueven flores, y un coro de ángeles mancebos tocan y cantan; en lo sumo, en Gloria, Cristo y la Virgen, con sendas coronas en sus manos, esperan el alma del Pontífice hispalense.


Durante la traumática restauración de su Parroquia, el cuadro de Roelas estuvo colgado en el tránsito de la monumental escalera del Palacio Arzobispal, dominando aquel espacio barroco, tan luminoso. De vuelta a su retablo en el presbiterio del templo, es una de las más gloriosas pinturas de toda Sevilla.
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p.s. Que se entere el Santo que yo sí le memento...y que me mande una mejoría graciosa. Amén.
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viernes, 25 de abril de 2008

Pax Tibi Marce

La primera vez que estuve en Venezia me pregunté si los venezianos saldrían alguna vez voluntariamente de su ciudad. Porque yo, si fuera de Venezia y allí viviera, sabría y procuraría no alejarme de ella usque ad mortem. Y después que me enterraran presso San Giorgio.

Había nevado, y en las callejuelas cortadas por los puentes sobre los canales todavía quedaba nieve. Nos hospedaron en una palazzina que era una residencia regentada por las monjas de un convento anejo. Todo tan netamente veneziano, más que una novela, más que una película.

Existen cosas leídas, imaginadas, que te golpean desencantantes con su realidad sin letras, cuando las ves fuera del cuadro o el grabado o la página donde las aprendiste mentalmente. También están, por gracia de Dios, las realidades que parecen trasladadas del mundo ideal, tal cuales, universales de óntica y sustancial existencia. Son tan verdaderas que mejoran cualquier imaginación que tengas hecha.

Fueron tres días de un Febrero memorable. Apenas había turismo, porque la primera Guerra del Golfo había espantado a la gente. Íbamos y veníamos por los campi, por los canali, en el vaporetto, porque las góndolas eran caras y nosotros no éramos novios en luna de miel. Yo llevaba una capa negra, española, que me habían regalado por Navidad y que entonaba con el aire frio y el sol brillante de aquellos dias.

En Piazza San Marco me retrataron en la esquina de la Catedral-Basílica que da al Palazzo del Dux, sentado sobre la base de los Tetrarcas de pórfido, entronizado sobre y entre la Historia. El que me hizo la foto (que no sé si sabría quiénes eran y cómo se llamaban los cuatro que posaron conmigo), quedó tan satisfecho que nunca me la dio, ni me mandó copia. Es digna de poner en un álbum, pero no la tengo.

Era 1er.Domingo de Cuaresma. Dentro de la Basílica habían desplegado sobre el Altar la Pala d'Oro. No estaban los caballos de la quádriga de Constantinopla en la fachada, porque los estaban restaurando, pero vimos uno expuesto en una sala del museo del Duomo, tan imponente y regio como el del Marco Aurelio del Capitolio, pero sin jinete.

En Santa María Gloriosa dei Frari, tuvieron que mandar a un chierichetto a pedirme que me quitara, que iba a empezar la Misa, porque me instalé en el ábside, frente a la Assunta del Tiziano, estático, y estuve no sé cuánto tiempo sin moverme, absorto. Oh!

La tarde la tengo recordada mil veces en la piazza de delante de SS. Giovanni e Paolo, al pie del Colleone, a la hora del tramonto, todavía con luz en el cielo.

Anduve por calles, plazas, puentes, junto a los canales, como si fuera de allí, sin sentirme extraño, como si conociera todo.

Hoy que es San Marco, he querido regalarme este recuerdo.

Venezia ha sido una víctima de Europa. Las potencias la odiaron, porque era Soberana y no podían poseerla, pero todos los poderes de Occidente sintieron la fascinación por Venezia.

Su declinar decadente en el XVIII fue triunfal con Vivaldi, Albinoni, Tiépolo, Longhi, Canaletto, Goldoni...Hasta el vano y leggero Casanova decoró un ocaso, ese que nos ha llegado y dura, como un lento adagio inmerecido.

No se repuso del despótico golpe napoleónico, tampoco pudo reconstituirse después de la tiranía de Austria, ni la mediocridad de los Saboya y la ópera del Risorgimento la quisieron ver nunca más Reina del Adriático. De haber renacido, podría haber sido una rica república o principado, una Suiza o un Lienchtenstein o un Mónaco o una Andorra (sin comparación posible en metros de belleza, historia y arte). Aunque también hubiera podido sucumbir como tantas bellezas perdidas en el capitalista y liberal y progresista y militarista y revolucionario y devastador XIX-XX europeo.


Quizá San Marcos la custodió celoso, con su león alado y una armada de Dogos en bucentáuros de espejos de azogue, batiendo reflejos de oro y brocados, disimulándola, disfrazándola, enmascarándola: Tornasoles en celosias de aire, de mar, casi sin tierra, dorada en un atardecer de arreboles sin fin, perpetuamente declinante en el rincón más fascinantemente decadente de Occidente.
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Sí, Venezia me afecta. Tanto como da fe el párrafo de más arriba. Se me ocurren más cosas, pero mejor no excederse. De todas formas era por y a propósito de San Marcos, que es hoy.
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miércoles, 23 de abril de 2008

Refectorio milagroso

A uno de mis sobrinos le pusieron Hugo, que no es nombre de mi familia. Me tocó buscarle Santo en el Santoral y yo, que entonces estaba muy estudiado y leído en Historia Eclesiástica, le escogí el Hugo que me sonaba más notable, el Abad de Cluny, San Hugo el Grande, que se celebra el 29 de Abril. Lo chocante fue que no me acordara del San Hugo más cercano y tratado, que era el de Grenoble, tan sevillano a pesar de. Aunque su fiesta me parece que es el 1 de Abril, ayer aparecía en el calendario particular de no me acuerdo dónde, y hoy lo traigo yo al blog.

Pero su sitio es el refectorio, el refectorio de la Grande Chartreuse. Como él donó a San Bruno y sus seis confratres los terrenos para la edificación, era una especie de padrino de la Cartuja recién nacida. La visitaba con frecuencia y hasta cuentan que con gusto se hubiera quedado con los monjes del silencio, porque era de los pocos obispos que fueron obispos forzados a ser obispos, que ya es una rareza extraordinaria. El Papa lo obligó y él se resignó a ser el santo Obispo de Grenoble contra su voluntad (no de santidad, sino de episcopeo). En este caso resultó patente que el obediente siempre acierta. Y en este caso también que el mandante atinó de pleno, algo muy digno de destacar porque los ordenantes se equivocan regularmente. Pero el Papa conocía bien que Hugo era bueno para lo que le mandó.
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Un día, como acostumbraba, mandó alimentos a los recien estrenados cartujos, Bruno y sus seis (que son las Siete Estrellas del escudo cartujano). Como los obispos de entonces tenían buena despensa (los de ahora normalita tirando a malucha, doy fe; no digo que sea virtud, pero doy fe de que es regularcilla y hasta malucha, meramente soportable); iba diciendo que les mandó provisiones, y entre lo que les regaló, iban unas buenas tajadas de carne que el refitolero cartujano guisó y sirvió.

Que la carne fue bien recibida lo prueba que se guisó y se sirvió, que ya lo he dicho. Pero los primeros pasos de toda santidad son dubitantes, inquisidores, hasta escrupulosos. Y fue que guisada y servida, la carne no fue probada porque San Bruno y sus seis luceros discutieron, con la mesa puesta y la carne expuesta, si no sería mejor comer sin carne y hacer abstinencia perpetua y reglar.

Y vino el sueño. O el éxtasis. O el arrebato absorto. O la suspensión del cuerpo y el alma. O el ensimismado recogimiento de lo externo en lo interno. O la aprensión del hilo temporal en un hilván de eternidad.

Cuarenta y pico dias así.

Y así los captó el flash de Zurbarán: Cuando San Hugo de Grenoble por saber qué les pasaba, va a la Chartreuse y se los encuentra extático-durmientes en el refectorio, empezando algunos a salir del trance y la carne de las escudillas deshaciéndose en cenizas.

Zurbarán es un arcano que pinta mística y ascética, que son dos cosas muy dificil de pintar porque no se dejan. Pero Zurbarán sí sabe. No sólo sabe, sino que convence con lo que pinta y, cuando se ve el cuadro, hasta el más impío y vulgar agnóstico entiende en un repente que Zurbarán tiene razón, y Dios también.

Dios que anda entre los pucheros - la Santa dixit - se refleja en la mesa, en las tallas de agua, en el mantel planchado, en los panes, en los hábitos, en las escudillas, en las servilletas y el tazón. Nunca las naturalezas muertas que dicen, estarán más vivas que cuando Zurbarán las pintaba y las dejaba estar en sus lienzos, latiendo extática vida interior.

Cada vez que veo el cuadro, añoro la Cartuja de la que salió, la sevillana de Stª María de las Cuevas, execrada y desamortizada. Cuando hace unos meses me regalaron los dvds de El Gran Silencio, con gusto hubiera mandado a la Chartreuse nuestro Refectorio con San Hugo y el Milagro del Santo Voto. Si pudiera, que no puedo.

Todavía no sé quién es el pajecillo oligofrénico y desproporcionado que hace reverencia a San Hugo. San Hugo es el artrítico del bastón y muceta gris sobre roquete almidonado y sotana gris, el de perfil que señala, a la derecha. San Bruno debe ser el del centro, más venerable, tan concentrado y frontal, casi luminoso el rostro, flanqueado por sus seis estelares, unos con la capucha y otros descubiertos. Comparénse y veáse que se parecen a los cartujos del dvd, como si una misteriosa genética cartujana les transmitiera parecidos córpore et ánima.

Todo es luz sevillana. No es luz del Grenoble alpino, sino de mediodía, tercia quasi sexta cabe el Guadalquivir. Por eso yo lo mandaba gustosamente a la Grande Chartreuse, que tendría luz y calor vivos y reales, sicut Zurbarán faciebat Hispali, ca. 1655.

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martes, 22 de abril de 2008

No es de este mundo


La política y el gobierno han atraído desde siempre a los eclesiásticos. Quizá porque el munus regendi, que va incluído en el carácter sacramental, les hace proclives a la fascinación de trocar el oficio pastoral por una más natural competencia, relegando la sobrenatural. Sería una perversión con su específica y previa tentación. Sucumben bastantes.

La Historia está bien sembrada de clérigos de ordeno y mando. Algunos ejercieron sin incompatibilidad en lo eclesiástico y lo civil, incluso hasta en lo militar. Otros tuvieron que escoger y abandonar la clerecía por el poderío. Los ha habido ejemplares, venales, irreprochables, acertados, mentecatos, mediocres, magnos, santos y canallescos. Un Cisneros y un Alberoni en España. Un Richelieu y un Talleyrand en Francia. Un Becket y un Wolsey made in England.

Cada uno fue hombre de su tiempo y sus circunstancias. Pero no todos supieron mantener la primacía de la Civitas Dei. O no pudieron. O no quisieron.

El nuevo presidente del Paraguay, Fernando Lugo, obispo católico suspenso a divinis, no sé cómo será. La impresión primera es la de un bienintencionado-entusiasmado ideologizado y politizado hasta el extremo de auto-postularse presidente, como si no hubiera aspirantes competentes en el Paraguay que no reúnan la gracia de ser políticos siendo obispos. Seguro que hay gente, a pesar del régimen caciquil de ese partido colorado, demasiado asentado y experimentado.

¿Qué pasará? ¿Cómo será? Si, como la gracia, el arte y el éxito político también suponen la naturaleza, será un presidente paraguayo con los límites que lo paraguayo impone a la presidencia. Ni un Cisneros, ni un Richelieu, ni siquiera un Wolsey. Si se mantiene el mandato completo sin desmejorar, ya sería relativo éxito. Si no se escora al populismo ni se corrompe financieramente, será quasi milagroso. Si sobrevive a la experiencia idemne de cuerpo y alma, milagro patente. De todas formas, habrá que rezar para que sus errores no caigan sobre la Iglesia ni sus aciertos sean ni contra ni a costa de la Iglesia. Amén.

La foto con la que encabezo este articulillo, es de Talleyrand, Charles-Maurice, ex-obispo de Autun, excomulgado de hecho y derecho (y no sabría decir ni enumerar cuántas penas canónicas pudo haber acumulado sobre su deshonrada tonsura). Un personaje. Maestro en el arte del vivir y el sobrevivir, vivió bien toda su vida, ya bajo Luis XV o Luis XVI, durante la Revolución y el Imperio, y siguió bon-vivant con la Restauración y duró hasta Luis Felipe. Y todo el tiempo aspirando, tramando, urdiendo y politiqueando. Hizo mucho mal, y salió bien librado de todos los apuros propios y ajenos.

En ese retrato de apenas dos o tres años antes de su muerte, se refleja el semblante con el que se mostró al mundo en su postrer declive. La impronta y las huellas son elocuentes. En muchos rostros enfermos y ancianos, las marcas del dolor no ocultan cierto reflejo de santidad, bondad o felicidad. En ese retrato del declinado Talleyrand, ni siquiera su amplio y fascinante decurso como protagonista de la Historia tapan el reheleo de un desengaño fatigado.

Si el mundo paga con mundo a sus servidores, ¡qué mala es la paga de la última hora!
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viernes, 18 de abril de 2008

Peligrosa igualdad (y en peligrosas manos)

. Lo digo por ese ministerio de igualdad y su neo-ministra (cualquier cosa vale para el oficio). La neo - me parece, que tampoco estoy muy enterado - es de por aquí abajo, honra de la Bética que recientemente donó a la España desmembrada joyas tan señaladas cual la incurta de Cabra y la Malena fomentada: Este trío de ellas, de aquí salió; y un poco antes la ppera Villalobos, también una alhaja de muestrario. Todas prendas de valor.

Será que para la novedad del igualitario ministerio, se acude a la cantera de las probadas y exitosas hembras del Sur, que son tan resultonas y dan mucho juego, y rellenan estupendamente la cuota sexual: Hoy más ministras que ayer, pero menos que mañana.

Si es por igualar, se podía estrenar suprimiendo el sexismo deportivo que separa machos de hembras, categorizando las competiciones: Que haya una sóla y que compitan juntos, en igualdad.

¿A que no? Pues eso: Que sobra la ministra y el ministerio.

Es de temer que como el cretino talantero no corrige ni se enmienda, al final de estos otros cuatro años de castigo por nuestros pecados, el ministerio habrá causado estragos y todo será menos igual, más desigual, y peor, mucho peor.

Por igualar, que igualen la Giralda con la Tour Eiffel, la Maestranza con Trafalgar Square, y el Puente de Triana con el Golden Gate. Total, perrerías más grandes se hacen y se pagan para que se hagan.

A mí, el caso de la minis de la egalité (que eso es lo que colea en el fondo: El gorro frigio, la tricolor...y la guillotina), no sé por qué, me ha recordado un chiste (con lo poco chistoso que soy yo, y los pocos chistes que recuerdo).

El chiste cuenta que llegó un forastero a Sevilla (o a Cadiz); se bajó del tren y, al salir de la estación, escucha a uno que grita: - "El tresgüevos !!! el tresgüevos!!!..." Y todo el mundo echó a correr, espantaítos todos, las calles aterrorizadas. Y la gente gritaba - "El tresgüevos!!!...el tresguevos!!!!..." Y el forastero alarmado, coge del brazo al primero que pasa corriendo y le pregunta: - "Pero dígame ud. ¿quién es el tresgüevos? Y el otro azorado le dice: - "Un loco que se ha escapado del manicomio y a tó el que tiene tresgüevos, se los corta!. Y dice el forastero: - "!Ah! pues yo tranquilo, porque sólo tengo dos". Y el otro, echando a correr, le dice: - "Sí, como yo. Pero es que primero te los corta y luego los cuenta!!!" .

Pues eso: Como la neo ministra se ponga a igualar sin preguntar, vamos listos. Porque si el criterio de igualdad es el del talante, seremos todos igualmente cretinos: Igualitos.

¡Que el Señor (que nos creó sabiamente desiguales) nos libre!


p.s. Pensándolo bien, el chiste debe ser gaditano y ocurrir en Cadiz, porque en Sevilla no tenemos tanta gracia (verbigracia un servidor mismo).
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p.p.s. Y por favor: Que no se repita lo del chiste, que este blog es muy serio, señores!
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p.p.p.s. Señoras, no: No admitimos igualdades. Faltaría más!

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miércoles, 16 de abril de 2008

En América


Me alegra que el Papa sea bien acogido en los EEUU, la nación más representativa de nuestro tiempo. Las suspicacias - y los hechos - que suscitaron la célebre Testem Benevolentiam de León XIII al Cardenal Gibbons, ya han pasado (aunque la condena del "americanismo" y hasta su pervivencia en tantos actos y actitudes de la actualidad, ahí queda). Roma, tan sabia, reconoció qué vientos soplaban y qué puentes había que tender con una sociedad donde el Catolicismo prosperaba tan decidida e influyentemente.

Al ver las imágenes del Papa Benedicto con el presidente Bush jr. me han venido a la mente otras no menos célebres, de otros momentos en los que el Papa reinante recibió a los líderes del momento. No sé por qué liaison mental, he recordado expresamente la audiencia de Gregorio XVI al Zar Nicolás I, la primera vez que era recibido un Zar en Roma. Eran los años de la Santa Alianza, la Europa de Metternich que pretendió rehacer el statu quo del Ancién Régime bajo el ideal de la restauración de las monarquías lesionadas por la Revolución y Napoleón: La Restauración por la reconstitución de la unión de trono y altar. Un entusiasta propósito político que apenas sobrevivió a sus ideístas.

Si nuestro mundo se parece a aquel, es sólo por la persuasión de estar cerrando un período histórico e iniciando otro. Los acontecimientos han cambiado bastante desde 1989, con los regímes marxistas desplomándose y un Papa polaco que fue, en cierta medida, actor en aquel histórico escenario. Pero el mundo post-11 S ya no es ni siquiera el mismo que apareció tras la caída del muro comunista. El islamismo, nuevo y violento co-protagonista de la actualidad global, ha irrumpido tan alarmante como irreversiblemente, afectando de una forma u otra a todos. Cuando Benedicto XVI visite el centro de Manhattan desolado por los terroristas, el momento que captarán cientos de cámaras será de los que enseñan historia sin palabras.

A pesar de todo, el que visita América es el cabeza de una Institución bimilenaria que podría muy bien definirse como una perpetua contradictora/confrontadora de cada uno de los poderes que la han acompañado en su decurso. Entender el viaje como una "entente", sería tan erróneo como suponer una comunión ideológica entre la Iglesia y los Estados Unidos de América, algo imposible.

El entusiasmo de masas y la cordialidad protocolaria taparán por un instante, como un flash deslumbrador, los horrores, miserias y perversiones de una civilización que ha nacido y evolucionado en su "nuevo mundo". Respecto al pasado, es la heredera de los valores de la Cristiandad que fue; al presente, encarna también la degeneración de los principios que la constituyeron. La Iglesia Católica sabe mucho de estos efectos que son, en parte, motivo de esta visita.

La audiencia de Gregorio XVI al Zar Nicolás I no fue la obertura de una nueva armonía, sino, más bien, la coda de una ópera conclusa, a punto del telón. Quedaban unos pocos zares hasta Ekaterimburgo, y los dias del Papa Re estaban contados y acabarían en vida del siguiente Pontífice. Se abría una época que no era la del Papa y el Zar. ¿La intuyeron? ¿La temieron? ¿La esperaron? Se podría asegurar que las perspectivas de uno sólo coincidirían tangencialmente con las del otro.

No es que sea pesimista. Sí que ante los hechos pasados, el presente se me impone gravemente realista, y el futuro - todo futuro que no sea el último - lo vislumbro desde estas evidencias.

¿Esto es distinto? ¿Esta ocasión es otra? ¿Significará siquiera un episodio memorable? También hubo otros momentos históricos que se podrían evocar, desde Pio VII en París a Pablo VI en la Onu. La impresión, empero, es otra, menos definida, marcada más por la expectación de lo que venga/vendrá desde fuerzas/instancias que no están directamente ni presentes ni implicadas, pero sí activas y actuantes.

Pero que Dios salve a América, y la bendiga con esta visita de Benedicto al occidente del Occidente. Es decir, al Far West.

Y que la Iglesia - que es lo que me interesa - salga revitalizada con su testimonio apostólico. Amen.

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martes, 15 de abril de 2008

Hembra bélica

Palas Atenea nació armada con casco, lanza y égida de la cabeza de su padre Zeus: Una jaqueca terrible que el expeditivo Hefaistos le apañó dándole un martillazo en la testa, y por la brecha salió Atenea guerrera. Tal cual, poco más o menos, es el mito.

Después también están las Amazonas, con la teta mutilada (izqda? o dcha? ahora no recuerdo) para manejar el arco sin estorbo. Al mismísimo Hércules le cupo entre sus 12 trabajos hacerse con el cinturon de Pantasilea, la reina de todas ellas, que debía ser una terrible donna in gamba. Qué horror!
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Dejando el Olimpo y pasando al Walhala y alrededores, tenemos a las Walkirias, Brunilde la más famosa, rubia y con trenzas.

Bíblica, Débora, que tuvo que ser tremenda; los filisteos no la olvidan (y los israelitas, tampoco). Más tarde, bíblica también, Judith triunfans (ya se sabe cómo).

En el Medievo, señalada y peregrina figura fue la Doncella de Orleans, Stª Juana de Arco, una de las santidades más extrañas reconocidas por la Iglesia, todo sea dicho (con Amén y Ora pro nobis, faltaría más)

Y en España - ¡¡Viva!! - María Pita, la Monja Alférez y Agustina de Aragón.

Un muestrario de hembras bélicas que se enriquece ahora con la recién nombrada minis de la guerra; perdón, del ejercito. O como se llame ese ministerio tan devaluado, para el que sirve cualquiera. Verbigracia.

¿Explicación? Dejando de lado el cretinismo óntico del presi de la piara (bi-presi, mal que nos pese) y su proclividad a la fantochería extravagante y talantera, las razones remotas y las inmediatas serían varias. Entre las próximas, pudiera ser determinante el gusto de la vice-minis...ejem!...Si contemplamos las remotas, yo resaltaría el tráuma-complejo anti-militar de la izquierda y la piara en general: El 18 de Julio, primero, y lo de Tejero, después, son 2-shocks traumáticos-2 que les durarán hasta tres o cuatro horas post mortem. Es decir, que les cuesta encontrar simpatizantes y tios con dos pares para hacerse cargo del Ministerio ese. Vale un cateto como Bono (valió un mentecato como Trillo), pero esas especies prosperan y terminan apeteciendo una Grandeza de España. Y es difícil encontrar a uno que sirva y se atreva, sobre todo si se repite legislatura (que ya van 2 , mal que nos pese, con el mismo babieca de León). Conque a falta de macho con bolas, buena es esa misma, preñada y todo. Casada no sé si estará. Y si lo está, tampoco sé si será por lo civil, como la Soraya.

Humillar a una tropa tiene su técnica y su ingeniería. Quiero decir que las Horcas Caudinas y su mal trago han tomado forma muy diversa según la ocasión y el vengativo vencedor de turno. Esta de ponerle moza gallarda y ministra a la militaridad hispana, alcanza un grado de refinamiento que ni los Samnitas hubieran podido imaginar.

A ver qué pasa que, sea lo que sea, malo será tanto si pasa...como si no.

Yo, interim, me retiro a mi Aventino particular, donde las féminas se dedican a sus labores, of course.

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domingo, 13 de abril de 2008

Hermenegildo & Cía

No sé con cuánto fervor se celebrará ni cuántos se acordarán de él, porque no es Santo corriente. Ha sido hoy, 13 de Abril, pero impedido por la Domínica IV de Pascua, la fiesta, donde se festeje, se celebrará mañana, D.m. Yo la celebraré porque le tengo simpatía a este joven esposo, príncipe rebelde que se atrevió a desafiar al terrible Leovigildo, que era su padre.

La cosa del caso fue muy familiar, porque anduvo por medio Ingunda, que no es una walkiria, sino la esposa de Hermenegildo, que, además de las arras y la res matrimonial, le trajo a su joven marido desde su Austrasia natal la fe católica, porque entonces los visigodos de España todavía eran pérfidos arrianos. Y la más pérfida y atroz, Goswintha, mujer en segundas nupcias de Leovigildo y abuela por parte de madre de Ingunda, a la que profesaba especial inquina por haber sido educada católica. Las crónicas hablan de las terribles violencias que tuvo que sufrir la nieta Ingunda de su tremenda abuela Goswintha, una de las más señaladas hembras visigodas de la historia, notable caso.

Por toda esta tensión familiar, Hermenegildo e Ingunda se marchan de Toledo y se establecen en la Bética, donde el príncipe ejercerá una especie de virreinato. Animado por su esposa y bajo la direccción de Leandro, Arzobispo de Sevilla, se convierte él también al catolicismo. Su rebelión contra Leovigildo significó su fulminante caída. Acosado y perseguido, sale de Sevilla y lo hacen prisionero en Córdoba. Trasladado a Tarragona, el conde Sisberto le forzará a recibir la comunión de manos de un obispo arriano. Hermenegildo se resiste, y finalmente es asesinado de una hachazo que le abre la cabeza. Mártir, en la Pascua del año 585.

Mártir que no se inscribe formalmente en el Martirologio Romano hasta mil años más tarde, por Sixto V, en 1585, a instancias de Felipe II, que había conseguido sus reliquias, trasladándolas a su dilecto Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

En Sevilla se gestó el cúlmen y la primera parte del desenlace de Hermengildo. Pero la confusión de hechos y citas llevó a algunos a considerar nuestra capital como sitio del prendimiento del Santo. Entendieron que la Córduba que se cita sería la puerta de Córdoba de nuestra muralla, en el tramo que va entre la puerta de la Macarena y la puerta del Sol, frente al Convento y huertas de Capuchinos. Allí, unos nobles sevillanos, caballeros y clérigos, fundaron una Hermandad y edificaron Iglesia y dependencias anejas cabe el torreón de la puerta en el que la tradición fijaba la cárcel de San Hermenegildo, y tanto creció la devoción que en el sitio y los vecinos torreones se instalaron hombres de ascética vida, que conmovieron con sus oraciones y rigores penitentes a Sevilla entera.

Patrocinados por el Duque de Alcalá y dirigidos por el venerable P. Don Cristóbal Suárez de Ribera, se labró la actual Iglesia, que se inauguró el año del Señor de 1616. En ella, en el lado de la Epístola, bajo las gradas del Altar Mayor, estuvo el retrato en lienzo del susodicho Don Cristóbal, una de las primeras obras documentadas de Velázquez, actualmente en el Museo de Bellas Artes. En lugar del valioso original, en San Hermenegildo queda una copia, que se hizo cuando el cuadro velazqueño pasó al Museo.


En San Hermenegildo, la imagen hercúlea del Santo Mártir visigodo domina la concurrencia de los habituales fieles, que son los miembros de la Adoración Nocturna, que tiene allí su sede y allí celebran las vigilias de Adoración. Como son varios los turnos, son frecuentes las vigilias, aunque pocos los adoradores. Entre los rezos del ritual, dan cabezadas somnolientas entre salmo y salmo, avemarias y glorias, por la noche y la madrugada.

Dentro de la Iglesia, de una sóla nave, se repite como adorno el emblema del santo: La cruz entre un hacha y una palma. En el presbiterio, el retablo manierista está en madera teñida, sin dorar. En su segundo cuerpo, en pintura, se ve el martirio del Santo, vestido de rey, a la usanza cortesana del XVII español; y en la hornacina inferior, en talla atribuída o cercana a Montañés, Hermenegildo triunfante. Viste de militar, a la romana, con coraza de cuero, faldellín de tiras remachadas y sandalias de calzas vueltas, con el manto terciado y recogido; lleva la Cruz en la mano, con la corona sobre la cabeza atravesada por el hacha, sangrante por los lados, y un cepo a los pies; también porta la palma. En el centro de la mesa del Altar, un Sagrario de plata. Y cuando hay vigilia, la custodia con el Santísimo, expuesto para la adoración.


A mí me parece una significativa alegoría, los piadosos sueños de los adoradores incluídos. Durante la noche, el susurro lento de los rezos se alterna con el crujido de los bancos, el chisporroteo de las velas, algún suspiro. El ruído del tráfico de la Ronda, apenas se oye: Suena más el silencio de dentro.

La España Católica que se confirmó con el martirio de un príncipe rebelde, es la misma que sigue velando al Sacramento: Adsumus! (Hermenegildo y nosotros).

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viernes, 11 de abril de 2008

Más papista que el Papa

Entre el boletín que me mandan todos los días, mas las tres o cuatro webs de noticias de Iglesia que visito, más un par de foros y el paseillo por los blogs de los de mi cuerda, algunas noches termino con aprensiones atrabiliarias, que tengo que disipar con un sahumerio rezado de jaculatorias de confianza.

Un muestrario escogido de las news de ayer y hoy:

- Seminario en el Vaticano para promover un desarme general. Organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Muy ocurrente, muy inteligente, muy a propósito. Como si no hubiera bastante doctrina desde el Beati Pacifici al Vaticano II con las Cruzadas por medio y otros cuantos capítulos. O nos pasamos o no llegamos. Estimo que lo de "promover el desarme general" será, más bien, lapsus de la poca mente de la incáuta de la periodista (Sí: Es una "ella"). Si no, el tópico de la discusión de los ángeles que cabían en la punta de un alfiler es materia de gravedad y élite comparada con este seminario desarmador y desarmante.

- Miniserie en televisión e Internet de un exorcista de la diócesis de Roma. Yes. Tal cual. Como suena. Sí: El de siempre, el tal p.Amorth que está amortizando espléndidamente su ministerio de exorcista. Como tenga tantos demonios rendidos como veces sale en la prensa, le deben de temer bastante en la avenida de Las Calderas de Pedro Botero. El hombre parece que lo han sacado de una peli y se piensa -me temo - que las cosas de los demonios son de peli, y su ministerio también. Le falta para completar el cuadro poner tienda on line y vender el pac del exorcista en casa "Exorcísese ud. mismo en fáciles sesiones. Tomo 1º con vídeo y primera entrega de instrumental" -sólo venta on line-. De lo sublime a lo rifículo, ¿cuánta distancia había? Pues eso. Conozco a mendrugos mentales que no rezan un Padrenuestro diario, pero que son sabihondos en demonologías y exorcismos. Ahora con el nuevo invento del p. Amorth, estarán dando botes de entusiasmo. Ideal.

- Portal dedicado a la nulidad matrimonial. Ofrece información y responde a consultas. Muy práctico. Animando al personal y dándole ideas, como si no bastaran los ejemplos de la alta y re-putada sociedad de la prensa rosa. Muy ejemplar y muy excelente ocurrencia. Un premio para el inventor, que se lo merece. Y otro para los patrocinadores. Y otro más para los jefes de todos ellos.

- Declaración de Montserrat - “Religiones y construcción de paz”. Otros que tal bailan. De las cosas más discutibles del pontificado de Juan Pablo II, fueron aquellas reuniones en Asís. Católicos, diversas especies de cristianos, y una turbamulta totum revolutum de cuanta "religión" se pudo juntar. Tuvo gracia la cosa, si no hubiera sido tan penosa la impresión: La única Religión Verdadera al alimón con todo el paganismo universal vigente, no para predicarles la conversión, sino para rezar - cada uno en lo suyo y a lo suyo - por la paz. Qué bonito. Pasó que como era el Papa que era, los católicos a machamartillo nos callamos y miramos para otro lado y recordamos que si San Pedro tuvo lo del gallo etc. pues a ver quien se libra de una mala ocurrencia, que Dios nos perdone. Amén. Pues en Montserrat siguen con lo mismo, con el agravante de que no convoca el Papa, sino que acoge el Dom Abad de turno; item más, está presente ese que no sé qué será pero que apesta a masón desde lejos y que se llama Mayor Zaragoza, que no se resiste el hombre a no salir en la prensa protagonizando algún pasteleo (no sé a cuanto cobrará la media hora), arte en la que es maestro experto en él sabrá qué grado de maestría. Así que en vez de estar haciendo la novena de la Moreneta - que estamos en Abril - y unas buenas rogativas ad petendam pluviam, el Dom Abad está reunido con a-católicos y paganos para tramar declaraciones...por la paz. Muy edificante. Pero eso no es ni ora ni labora, que es lo suyo.

¿Y que más? Pues por lo pronto me reafirmo en la necesidad de los "maspapistasquelPapa", que son mi tribu. La historia demuestra que han habido Papas muy poco papistas (para su y nuestra desgracia), y nuestra liga de los "maspapistasquelPapa" ha velado incesante por la Santa Sede, sus Llaves y su Tiara (ah! la Tiara).

El dia menos pensado, fundo la Muy Necesaria Archi-Cofradia de los MasapistasquelPapa...contando con las dificultades que hallaré para su aprobación y ereccción canónica.

O si no, la fundo underground.

No sé. Ya veré.

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miércoles, 9 de abril de 2008

Indefiniciones inquietantes

Rara vez leo con paciencia una crónica política, o me mantengo atento a ningún programa de política/políticos. No me merecen más consideración que la sumaria, sin detalles. Basta para lo que hay.

Ayer, por ejemplo, la muestra suficiente para el análisis me la proporcionó uno de los ex-ministros del caducado gobierno, ese que va a ser ahora portavoz de su piara frente a la Soraya, la del nombre de travesti que se ha buscado el genio político del bi-perdedor Donmariano para portavoz de la suya. Pues fue que el ex de Defensa dijo que:

"...España es un proyecto colectivo..."

Tal cual: España es un proyecto colectivo. Concedo que una definición más o menos omnicomprensiva de España sea dificil. Pero subrayo la inquietante sensación de indefinición que la definición del politico me suscita. Y en particular la vulgaridad de conceptos, "proyecto" y "colectivo", los dos tan manidos.

Estuvo de moda aplaudir cualquier "proyecto" por ser proyecto, sin considerar su fundamento, sin ponderar su intención y sin tender a su ejecución/terminación. Sólo por ser proyecto era bueno, y mejor si se mantenía como proyecto sin pasar a nada más allá de su inconsistente esencia: Sólo proyecto, in perpetuum. La moda y su época las he conocido y padecido.

Conque en esa bisoña adolescencia teorizada/politizada se anda todavía el tal político de la piara. Y es de suponer que su jefe y la piara entera estén en lo mismo. Y que la indefinición de la España proyectada-colectiva les guste. Desde luego es muy cómoda y apta para el pasteleo - masa dúctil - y la maniobra - volante engrasado para girar 360 grados en practicables virajes.
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Le tengo particular antipatía a la otra palabra/concepto, "colectivo". Me huele a marxista que apesta. Lo peor es que la he visto usada y abusada en los más impropios entes y ambientes, Por ejemplo en la Iglesia. En cualquier reunión, programa de catequesis, documentos de vicarías/arciprestazgos/parroquias, hasta en homilías de curas y - oh espanto! - pastorales y otras papelerías episcopales. Sí.

Será cuestión de esperar un petit peu para que un "laico comprometido" (tantas veces no se sabe ni puede precisar con qué o quién), o un curilla aseglarado, o un obispo en trance de descatolización "indefina" a la Iglesia como un "proyecto colectivo". Me doy con un canto en los dientes si alguno no lo ha dicho ya. ¡Qué miedo!

En España - quizá como en otros sitios, pero aquí se nota mucho - la Iglesia es particularmente susceptible de contagiarse con los peores virus políticos. Desde el tiempo de los visigodos (lo de los defectos de los visigodos es algo que comento con cierta frecuencia, una afición-fijación).

Pero es lástima que no se mantengan también junto a las perversiones los atavismos virtuosos. De los visigodos, quiero decir.

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lunes, 7 de abril de 2008

Impía militante (y re-putada de nombre)

Soraya - con perdón - no es nombre decente. Vale para gata de angora y para pícara de alterne en club (sin más explicaciones). Soraya es nombre para letrero de neón. En un pueblo de los nuestros, una Soraya quedaría tan señalada que no necesitaría ni apodo: Llamarse Soraya ya es mote bastante, mote que heredaría su descendencia, lo más probablemente.

Si la Soraya va y dice que ella ni va a Misa y añade que está casada por lo civil, se confirma la impresión: La Soraya, además del nombre indecente, es una re-putada constitucional (nunca mejor dicho).

Hay que ser babieca entre los babiecas para escoger una Soraya. Si la Soraya electa participa de la óntica cretinidad de su padrino, tenemos una Soraya re-putada y váina mental en grado creciente. Será cosa de dejarla aumentar, como las calabazas de huerta, y a ver en qué degenera la melona.

El partido perdedor da la impresión que se ha instalado en una especie de perpetua perdición - cómodamente instalados, of course, sus diputados y sus di-puta-das (que hay diferencias de género en política como en casi todo) - . Por eso este clímax de peor que ayer pero menos que mañana del que hace gala su oligofrénica dirección política, o sea, su cúpula (es un decir) liderística (es por hablar).

Conque tenemos frente a la momia masona arrugada de la Vice-minis a la mona impía de la Soraya: Ella contra ella, a ver qué ella es más ella.

Como esta novedad resulte en el estrado tan perra de dichos como de nombre, la legislatura va ser tragi-cómico-bailable con rigodón y charlestón de estrambote.

Cada vez me parece mejor el hundimiento del sistema: Una especie de Titanic, con cuantos menos supervivientes mejor. Pero luego pienso en la demencial e injusta cortesía de "...¡¡primero las mujeres!!..." y me imagino a las Clintonas, las Sorayas, las Delavegas y demás monerías sobreviviendo y rehaciéndose, y corrijo: Mejor una adaptación de la benéfica Ley Sálica a la política, y que no puedan nunca jamás existir aberrantes aberraciones como la impía Soraya, verbigracia.

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domingo, 6 de abril de 2008

Impolíticamente incorrecto


Hablo de honorificencias de gallinero y prostituciones de clase, de esas que se ganan comprando-vendiendo-tratando-codeando-se. Es el pecaminoso prurito "social", tan versatil y omnímodo. No soporto con paciencia y detesto...hasta donde puedo disimularlo cuando me toca (que a veces me toca). Es como, digamos, en tantos sitios, pero me afecta más porque pasa aquí.
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Sevilla es experta en esa lid, que aparece en tantas sevillanerías desde la Semana Santa (ay! con tanta blasfema profanidad mechando lo más sacro) hasta la Feria (una quintaesencia alquitarada de sevillaneces).

Ayer hicieron de la Academia de Bellas Artes que hay en Sevilla a un torero inventado por los sevillanos, con más gacetilla que orejas y rabo en su haber. Hoy dice la prensa local que por la calle Abades no se cabía porque el "todosevilla" estaba allí, desde las más re-putadas noblezas al más refinado saraseo pasando por conspicuos cofrades profesionales y hasta algún clérigo postmoderno-erno, pregoneros (esta es una especie endémica autóctona) y la crème de la torería en potpourrí con la politiquería lugareña. Y mucha dama-dama y acompañantes de damas, que sin damas - y en estos tiempos menos que nunca - no hay aquelarre que valga.
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Porque estamos en Feria, Domingo de coches de caballos, con los farolillos puestos y el albero barrido y la Maestranza llenita hasta la bandera de sevillanos y madrileños. Y el gen sevillano se nos acelera y extrema y metemos en una provinciana Academia de Bellas Artes a un matador de toros que no es ni Cúchares, ni Pepe Hillo, ni Reverte, ni Belmonte, ni Joselito, que son los míticos. Sino a este, que es de la Sevilla auto re-inventada de la tercera modernización bajo - y nunca tan debajo - de un socialista que se llama Menteserrín, que es alcalde, y de otro que se llama Chaves, especie de virrey democráticamente votado por los mismos sumisos desde hace treinta años treinta.

Un capricho (tratado, negociado, avenido) de una Sevilla malcriada y caprichosa que se pone de volantes porque es Feria y olé!

Pero no hay más, como en el soneto de Cervantes, que nos caló tan bién:

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.

Esto oyó un valentón, y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente."

Y luego, incontinente,caló el chapeo,
requirió la espada,miró al soslayo,
fuese, y no hubo nada.


Pues eso: A pesar de tanto, nada.

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viernes, 4 de abril de 2008

La maldad bellamente actualizada

Me habían comentado el éxito de una serie de tele sobre los Tudor, en no sé qué cadena, que yo no veo porque no la capta mi tele ni la tengo contratada. Pero soy tudorófilo empedernido y, por mi santo, me han regalado los dvdeses de la primera parte de la serie: Tres disquetes pornográficos.
Yes: Pornográficos porque enseñan teta de casi toda la que sale; y de los machotes, el culo si se puede. De cada dos escenas, una enseña carne. Con decir que hasta sale en pelotas el Cardenal Wolsey, ya se puede uno imaginar.

Es trampa, claro. Porque una serie con Tudores y cortesanos tudoreños con la cara aproximada que tuvieron, hoy no la soportaría sino dos o tres como yo. Yo que ví una serie, inglesa, sobre Enrique VIII y sus 6 wifes allá por 1977-78, que ya tendía a lo que en esta ha degenerado, pero que se comedía y le ponía caras aproximadas a los personajes.

Nada más facil que hacer pornografía a costa de gente tan re-putada como Enrique VIII y parte de su family & friends. Pero ponerle al Henry 8º de turno la cara porcina del Enrique Octavo real-regio que pintó master Holbein, no cuela. Así que se escoge a un pimpollo de gimnasio con ojos verde-verdelimón y morritos, y ya es más visible el producto. ¡Que digo visible! La peli es explosiva, sexy, crea adición y suscita clubs de fans, loquitas (y loquitos!) por Henry 8º Tudor. Es, mutatis mutandis, una especie de cirugía estética, que le pone carita de galán post-moderno al carnoso careto que tuvo el Enrique real-regio, y le cambia los ojillos porcinos y malvados por tentadores ojazos verde-verdelimón. Y resulta.

La reina Catalina, muy digna...y tan guapa morena que se parece a la rubísima hija de Dª Ysabel y Dº Fernando rien de rien. Wolsey, que tenía un barrigón de perfil que ocupaba dos tercios del cuadro que le pintaron, es un sesentón atractivo. Y los cortesanos más íntimos del rey, unos boys de pelis de acción. Las damas, delgadas (eso sí era así) y sensuales made in hollywood (eso nunca fue así), todas muy monas y nada parecidas a las descoloridas hembras de la época Tudor. Ni la mismísima Ana Bolena serviría hoy para actriz de relleno, porque era feíta (pero comparada con Jane Seymur, que era bizca, o con Ana de Cleves, que tenía pecas y picaduras en los dientes, fascinó al rey sobresaliendo entre otras re-putadas damas). La Ana Bolena de la serie es una muchachuela provocativa, más de jeans y piercing que de verdugado y corpiño, con pinta de quinceañera descarada.
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¿Más concesiones? Muchas. Por ejemplo, al maestro Thomas Tallis lo sacan mariconeando con uno de los cortesanos, en una turbadora historia con final trágico-reconvertible y una mandolina hecha trizas.
De la desvalorización del matrimonio y la familia, ¿qué diré? De la exaltación de la a-moralidad sin escrúpulos, ¿qué cuento?

Ejem! Sí: Me he visto los dvdeses. Ya he dicho que soy adicto a ciertos momentos de la Historia, y este es uno de ellos: La Inglaterra desde la Guerra de las Dos Rosas hasta la decapitación de Carlos I Estuardo, que me pirra. Pero no hago promoción de la serie. ¿Censuro su visión? Por supuesto: Ad usum Delphini, sellaba yo, si pudiera, muchas cosas. ¿Y por qué comento? Para criticar, para poner peros, para desacreditar, para señalar, para denunciar: Que no fueron así, que no fue así, que no se debe contar así.
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¿Más comentarios? El color y la fotografía, brillantes/espléndidos. El vestuario y el atrezzo-decoración-ambientación: Escandalosamente cateto made in Hollywood, capaz de revolver las tripas al que tenga un poco de idea, con mamarrachadas, abusos, incongruencias y anacronismos rabiosos...pero muy bien disimulados por una fastuosa puesta en escena. Yo sé que es dificil, pero tremendidades como ponerles librea con las armas de los Reyes Católicos a los servidores de Enrique Tudor, o vestir a Wolsey y a los personajes eclesiásticos (el Papa incluído) con los más disparatados atalajes, o sacar coches de punto acharolados como carrozas del siglo XV-XVI, y otras salvajadas por el estilo, da cuenta de la poca "clase" de la producción/dirección. Se nota demasiado que han alquilado el vestuario de tres o cuatro o cinco pelis historicas de estos últimos diez, quince o veinte años. Y se nota tela: No, no han contado con un Ang Lee, y se nota (por el que pueda notarlo).
Claro que la serie se destina al gran público adicto a seriales, no para el informado (que lo verá sintiendo la atracción por el tema y la repulsión por lo tratado).

¿Algo bueno? Sí: La secuencia de los acontecimientos está bien expuesta. Un chico espabilado puede sacar un concepto bastante aproximado a los hechos. No es un manual de historia, pero vale como aperitivo.

¿Y malo? Of course: La tendenciosa presentación/interpretación de la verdadera historia, poniendo de fascinante al malo, y de perversos en diverso grado de perversión, a los buenos. Particularmente la Iglesia sale tan mal parada como se puede temer en un trabajo así. Preparado para el golpe, lo resistí hasta las escenas en que presentan a Thomas More como un intransigente perseguidor-inquisidor-ejecutor de herejes (dulces y bondadosos luteranos, of course). Vomitiva muy en particular la escena en que queman a uno con tres obispos vestidos como en el pase de moda clerical de Roma de Fellini, y con More mirando complacido la quema (un detalle: Tomás Moro es uno de los pocos personajes con aproximación en la caracterización al tipo real; lo intrepreta Jeremy Northam, bastante discretamente).

Sí: Yo quemaría con gusto a una buena piara; pero yo no soy Sir Thomas More. Ultrajar/falsear la memoria de los grandes, es criminal. Peor que edulcorar con ojos verdes al aberrante Enrique VIII.

Por cierto - y para volver a la actualidad - hoy me he enterado que el Obama negrón guapetón ha llamado "castigo" a los hijos concebidos y no queridos, dejando muy claro que él, el negrazo atractivo de las elecciones made in USA, es abortista desde siempre y para siempre. Otro guapo encanallado.

Y volviendo a la serie, yo diría que es pornográfica, como decía. Como lo fue una época en la que los Santos perdían la cabeza por las re-puta-ciones de un reyezuelo con cara porcina (hoy reciclado en boy de gimnasio con morritos y ojos verde-verdelimón).

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jueves, 3 de abril de 2008

Áire y Aria

Cada año, vuelven unas tardes que suenan a "O mio babbino caro", y entonces ya es Primavera irreversible. También podría decir que ese momento tiene luz y color de esa aria del Puccini: Y hasta que "huele" y que "sabe" a lo mismo.

Como soy ansioso perfeccionista, el aria a mi gusto sería una composición con lo mejor de cada una de estas:

Angela Gheorghiu




María Callas, París 1965:



Elena Obraztsova:



Monserrat Caballé-1



Montserrat Caballé-2



Kiri te Kanawa:





Leontyne Price:



Sobre estas donnas cantatrices, diré que me gusta más la Caballé 2 (trémolo y pianíssimi como ninguna) que la primera, tan joven y potente; y que de la Callas me he resistido para no poner otra patética interpretación del aria, con María declinante (y emocionante). La negraza Leontyne Price, con eco de blues; y la matrushka Obraztsova, tan honda. La Te Kanawa, que me chifla. Y Ángela Gheorghiu, la primera, que es al día lo que en el suyo fueron las otras, digna de admirar.

Pues era eso, porque ayer y esta tarde, ya es primavera "O mío babbino caro", sin duda. En Sevilla, por lo menos. Lo que pasa es que por aquí la gente piensa en Feria, pero el aire, a pesar de las sevillanas, es pucciniano.

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miércoles, 2 de abril de 2008

Memini eum

Cuando murió, iba a hacer un mes de la muerte de mi madre. Con la Semana Santa recién pasada y en plena Octava de Pascua, estaba especialmente sensibilizado. Viví aquellos días como si todo lo suyo hubiera pasado en casa, me hubiera pasado a mí.

Le conocí y estuve con él varias veces. Pero sólo esos momentos donde todo se va en impresión y mirar y escuchar y un poco hablar. Tampoco hacía falta más, porque su presencia era universal, no particular ni para particulares.

Ahora echo de menos no su ministerio, sino su persona. No por lo que era, sino por cómo fue y por los años suyos que definieron los mios, mi tiempo tan marcado por aquella breve época en la que él dejó su profunda huella.

Hoy hace tres años de su "dies natalis": Deo gratias!

+T.