Niña María regalo del Cielo,
para que las almas se eleven a Dios,
despéganos, Virgen, del fango del suelo,
súbenos contigo al Templo de Dios;
ruega que vivamos aspirando a lo Alto
con mil caridades cada día viviendo
con el corazón vuelto a tu Hijo, el Señor.
Te lo pido, Madre,
Virgen sin mancilla,
es mi simple ruego,
suplica sencilla,
que a tus plantas pongo:
cual rosa de otoño
en tu Presentación.
+T.
Don Terzio, me congratula enormemente su vuelta a éste piélago virtual, y ver que escribe habitualmente. Se agradece siempre su palabra -prosada o o versada-, siempre precisa y cortante como espada. Hemos intercambiado algunas palabras hace ya un tiempo (soy un seminarista de una diócesis del sur). Le ruego su oración. Redoblo las mías.
ResponderEliminarEn Cristo.