Latiente manantial de luz y gracia
que al mundo das salud y eterna vida,
llama de puro amor siempre encendida
que la sed de las almas calma y sacia.
Consuelo y paz, dulzura y eficacia,
en la pena, la lucha o la caída,
imán de mi oración, llaga y herida
que me llena de Dios y mi yo vacia.
Te adoro el Corazón, Dios verdadero,
contémplote, Jesús, como yo hombre,
balbuciendo, enamorado, que te quiero
repito 'en Ti confío', sin que sombre
la duda ni el pecado cuando espero
y rezo a tu Corazón, digo tu Nombre.
Ex voto
+T.