Su Presentación y Consagración en el Templo (Protoevangelio de Santiago, cap. VIIº):
Y los meses se sucedían para la niña. Y, cuando llegó a la edad de dos años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y Joaquín repuso: Esperemos.
Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel.
E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.
Niña preciosa de Dios amada
por Dios creada graciosa y santa
para que un día en tu seno virgen
al Verbo Eterno pura cobijes.
¡Tu alma plena está de alegría
Niña María!
Niña bendita de Ana y Joaquín,
tan regalada, tan bendecida,
tan alabada que un Querubín
delante tuya entona un canto
que lo repiten Ángeles mil.
¡Tu seno al mundo dará la Vida,
Niña María!
Niña alabada
que Dios reclama
y vas al Templo
para ofrecerte
a su piedad
Con paso alegre
tus lindas plantas
suben ligeras
la escala santa
del santo altar
El Sacerdote
de luenga barba
tu sacra infancia
admira absorto
viendo brillar
el nimbo áureo
que de luz viste
tu cuerpo humilde,
tan celestial
Jerusalén dorada espera
a su Mesias profetizado
que por la gracia del Alabado
tú gestarás
Niña María
Niña del Templo
Niña del Cielo
Niña Bendita
Niña de Gloria
Niña de Gracia
Niña de Paz
Que al Niño Dios
bajo una estrella
en un pesebre
nos parirás
Oh qué pureza,
cuánta dulzura,
tu nombre, Niña
María bendita,
sobre las almas
derrama ya.
+T.
Un delicioso momento de oración.
ResponderEliminarDios se lo pague.
Muy tierno y hermoso, gracias!
ResponderEliminar:)
¿Por qué será que la literatura apócrifa tiene ese tono entre naïf y devoto que la hace tan única e inconfundible?
ResponderEliminarY hoy también podemos hacer memoria de los cristianos ortodoxos que también celebran esta fiesta de la Theotokos.