domingo, 20 de noviembre de 2011

Los 20 de Noviembre que recuerdo


No recuerdo cuando fue la primera vez que estuve en los actos de un Día de los Caídos; por alguna foto que guardo calculo que tuvo que ser cuando tenía seis años, o siete. Tampoco sé por qué me gustó el acto, quizá porque era distinto, con aquel final de la procesión desordenada desde la Iglesia a la Cruz de los Caídos; he contado algo, otra vez.

Por aquellos años la celebración ya iba declinando. De los camisas viejas quedaban pocos, todos de la edad de mis abuelos, con setenta y muchos años; aun así, no faltaba uno. Pero los importantes estaban en la lápida, tres lápidas que formaban las caras del pedestal de la Cruz, la cuarta con el escudo de España sobre el Yugo y las Flechas. Allí estaba grabado el nombre de tío Antonio, el hermano de mi padre, caído por Dios y por España a los dieciocho años, combatiendo en la 2ª Bandera de Falange, en el frente de Extremadura.

Un día, en el desván, dentro de una caja de caoba, en el cajón-secreter de una cómoda, encontré unos lienzos enrollados, sujetos con una cinta grana y amarilla, otro lío atado con lo mismo, de color verde pardo, y otro azul, y dos paquetes más, también con cintas. Llenaban el cajón entero. Eran las cosas del tío Antonio, las que llevaba cuando cayó en el frente: La ropa interior, la camisa de la Falange, el gorro militar, unas cartas; la cartera estaba tal cual, con estampas de la Virgen, un detente, una foto de Mª Lola López, su novia, un librillo de papel de fumar, una tarjeta de mi abuelo, una foto de mi abuela, y una carta a medio escribir. También había una bandera de España, descolorida. Y una cajita forrada de terciopelo negro y bordada con cinco rosas, dentro había un mechón de pelo envuelto en papel de seda, con un papelito escrito con su nombre y la fecha de nacimiento y la de su muerte, 16 Mayo 1920~20 Enero 1939.

Cuando mi padre murió, seguí yendo a Misa el 20 de Noviembre. Ya no se celebraba, ni oficial ni familiarmente. Mi madre no faltaba tampoco. Era una de esas fechas que tenían sentido, que estaban señaladas en el calendario particular del amor y el dolor.

Junto con el tío Antonio fui poniendo otras intenciones: Mi padre, que también fue un caído, con otra historia, pero también víctima de aquella guerra que él y otros ganaron para España, sin ganar nada para ellos.

Recuerdo también a gente conocida, por familia o por amistad, todos protagonistas de aquella contienda: Antonio Farias, que fue jefe de la Falange en el pueblo, y Presenta Bohórquez, la presidenta de la Sección Femenina, una anciana canija y medio jorobada, vestida con el uniforme como si fuera una mocita; y Manolito el Ángel, que fue asistente de mi padre los tres años de la Guerra, y Dolorcilla la de Pepa, que fue novia de Juan Rendón, que cayó en el frente el mismo día que tio Antonio y después ella se casó con Joaquín, el hermano del caído, también falangista; y Facundo Lara, y Domingo Talavera, y Juanito el Dondo, y Paquillo Galván, y Lorenzo Peña. Con Franco y JoseAntonio, todos están en mis 20 de Noviembre.

Si me preguntaran por qué, no sabría decir bien. Por muchas cosas. Por mi padre y mi madre, tan leales. Porque los conocí, porque me hablaron de ellos, porque creo en la verdad de lo que vivieron, sufrieron, amaron, entregaron.



Me gusta escuchar el Cara al Sol. Recuerdo cómo se emocionaban mis tías, mis abuelos, mi madre, que cantaban llorando, sintiendo tanto, por tantas cosas, por tanta gente.

Ahora me emociono yo, con todos ellos en la memoria, una memoria histórica verdadera, limpia como la patena donde pongo sus nombres cada 20 de Noviembre.


+T.

14 comentarios:

  1. En esa lista echo de menos uno común, J. Barragán, también de una bandera de Falange y que en su ancianidad recordaba con modestia aquella gesta.


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  2. El Cara al Sol es el único himno de un partido político de la llamada era de los fascismos que no expresa odio o violencia hacía nadie.

    Pero los 20-N pasaron a la historia el mismo día que se dejó morir a José Antonio en la exaltación del "ausente" para no tenerlo presente en aquello que de verdad hacía falta.

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  3. No sabía que Don Juan Barragán fuera falangista. Me alegro.

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  4. "Giovinezza" sí que es un himno netamente fascista, y tampco tiene ningún contenido de odio o violencia contra nadie.

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  5. ...y no digamos "Ich hatte einen Kameraden"..... (éste es nacionalsocialista, no fascista ni falangista)

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  6. Yo recordaré el 20 de Noviembre de 2011 por la mayoría absoluta obtenida por el PP. Un saludo.

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  7. A) Giovenezza habla de que Mussolini ha preparado a los italianos para la guerra del mañana. Luego en la misma estrofa tienen unos versos que hablan de odio a los que reniegan de la patria:

    Per la gogna di coloro
    Che la patria rinnegan


    El sentido es que Musolini ha preparado a los italianos para encadenar a los que reniegan de la patria. Ese odio al contrario no lo encontrarán en el Cara al Sol.


    B) "Der gute Kamerad" o "Ich hatt' eine Kameraden" es una marcha fúnebre tradicional del Ejército alemán que data de 1809. Por tanto, nada que ver con el himno de un partido de la era de los fascismos. El "Hosrst Wessel Lied" -conocida así por su autor- o "Die Fahne hoch" -por como empieza- es el himno del partido nacionalsocialista y a pesar de tener estrofas que recalcan el ansia original de justicia social presente en el ideario del partido, no está exento de la violencia contra el contrario. De hecho las tres estrofas recalcan el ideal violento del nacionalsocialismo que impone así su justicia social rondando siempre entorno a la lucha callejera tan propia de la república de Weimar, donde el mismo autor de la canción cayó muerto.

    C)Ese ansia violenta contra el contrario, tan propia de los fascismos no está en el ideario falangista, por eso no aparece en su himno en ningún lado. Cuando a la Falange se la quiso usar como fuerza cipaya de los conservadores para limpiar las calles de la II República, la reacción de José Antonio no se hizo esperar. Al final fue la violencia de los contrarios (es paradigmático el himno de la FAI en su llamada contra la reacción a pesar de su belleza dramática sobre el tema de la libertad y no menos violente es la internacional)

    Esto tiene todo una explicación filosófica: Hegel, una de las cosas que introdujo en el mundo fue la violencia como sistema de pensamiento. Violencia que no es sólo física, sino primariamente intelectiva, una mente violenta conocida posteriormente como "voluntad de poder". Todos los movimientos políticos idealistas la heredan de Hegel y ahí se incluyen prácticamente todos los que han aparecido en el mundo desde la Revolución francesa. El mismo liberalismo que en principio es tan opuesto a esta violencia, esconde muy bien en su seno los principios intelectivos que la alientan, sólo que camuflados bajo el sistema democrático.

    No se puede negar que José Antonio tuvo que lidiar con ciertos elementos en la falange predispuestos a este tipo de filosofía y violencia política que era como el aliento vital de la época tal como en nuestro día lo es el relativismo y el consumo. De hecho el abandono de Ramiro Ledesma es por este motivo principal. Pero en José Antonio su formación católica es capaz de elevarse por encima. Se nota a poco que se lea profundamente a José Antonio (lo que pocos hacen) y así lo plasmó en el himno, en el que lo primero que se encuentra es la aceptación de la propia muerte como un acto de servicio, un sacrificio por la nueva primavera que se espera en la patria.

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  8. Amén, Miles. Buena disertación, me alegro de haberla provocado. Ojalá tengamos nuevas primaveras cara al sol. Porque de momento está todo bastante nublado.

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  9. Yo no veo odio en encadenar a los enemigos de la Patria. Miles Dei, no te montes películas tan típicas del falangismo solipsista.

    Hablando del Cara al Sol, sí que resulta un poco chocante que no haya ninguna mención a Dios, lo que, en mi opinión, hace que no sea redondo del todo. Recordemos que en cambio el himno de las JONS dice: "Sobre el mundo cobarde y avaro, sin justicia, belleza ni Dios..."

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  10. Pues sí. A los que reniegan de la patria hay que llevarles a amar a la patria no a encadanarles y mucho menos preparar una guerra del mañana. Por eso no entienden el ideario falangista, que es de amor y unidad con la mejor de las virtudes ibéricas que es la generosidad con el vencido y no de odio y división y venganza como se ha dado a entender desde que fue disuelta en 1937. Por eso tampoco entienden su idea de imperio, que era una forma de expresar la misión histórica de España de crear patrias justas en orden y armonía.

    Pero cuidado con esta armonía: Dios no es la cúspide bella de una pirámide social ordenada sobre razas y naciones que importan unas más que otras (atisbos de idealismo nacionalista -y no sin cierto racismo latente- que se ven claramente en ese canto de las JONS). Dios es, ante todo, amor y entrega al otro y al que reniega de la patria hay que ver porqué reniega de ella, si le falta el pan o si le falta la palabra adecuada y entregarnos a su servicio para hacerle comprender aúnque eso acarree la muerte por la obvia incomprensión.

    Sobre el tema de Dios ahí está la tremenda sinceridad práctica de José Antonio. "No soy misionero de Dios, sino de España". Para lo otro está el clero, para evangelizar. José Antonio simplemente, en plena consecuencia con el congruismo dominante en la teología dogmática, preparaba el terreno de la patria para que todos pudieran llegar a los bienes últimos comunes naturales, sobre los que deben asentarse los sobrenaturales con una audacia y libertad y amplitud de miras características. Por eso incorpora la concepción católica, pero establece adelantándose a su tiempo la separación de Iglesia y Estado y el concordato entre ambos. Lamentablemente la inversión inmanente de ese congruismo es el nacionalcatolicismo que hace de la idea de Dios y Patria una idea perfecta para los convertidos y dueños del terreno religioso, pero odiosa y nada congruente para recibir la gracia de la conversión en los que viven sin ella. José Antonio supo encontrar una solución española, católica y moderna para la política de la época y aún la estaba desarrollando y perfilando cuando le llegó la muerte. Lo que vino después ya no es falange, sino a lo más: revolución pendiente. Pasos sin huella, que ilustrará Antonio Izquierdo con una estupenda novela.

    Tienen mucho que aprender de la vieja Falange y su revolución los que piensan que eran un grupo de radicales violentos para imponer por la fuerza sus ideas a toda la población. Eso no interesaba a la Falange de José Antonio.

    Lamentablemente la revolución social de las izquierdas y la posterior guerra civil y el mismo orden europeo se impuso a la vida de la Falange Española, que acabó desarbolada y destrozada entre la saña de unos y la antipatía de otros, como dirá el mismo José Antonio. Y eso pasó ya al poco de su fundación (apenas cuatro años de vida y los últimos meses sin dirección de ninguno de los fundadores por muerte de todos, con lo que fue presa fácil de las tensiones internas que sólo el genio de José Antonio y el carisma de los líderes había podido evitar lo cual propició su disolución por Franco).

    Una fuerza así no encajaba en la concepción política moderna permeada por Hegel y el inmanentismo como tampoco encaja con la miopía de las clases conservadoras católicas, capaces de buena filosofía y discursos pero de alta heteropraxis. Era demasiada innovadora para el tradicionalismo anclado en el siglo XIX y demasiado moderna y "frívola" para la Iglesia de la Acción Católica de custodias estandartes y palios como opción política de partido.

    En fin, que no sigo que siempre será lo mismo, el que quiera comprender y entender que lea a José Antonio y trate de captar su mente.

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  11. A mí este post del 20-N me ha servido para hacer memoria de mi difunto padre que padeció también los horrores de esa guerra incivilizada y bárbara, y que le supuso prácticamente quedarse anclado irremediablemente en ese momento trágico y dramático respecto a su comprensión del mundo que le rodeaba.

    A medida que me hago mayor cada vez tengo más claro que aquello fue un horror, y para mí casi es obsceno atreverse a hablar de vencedores y vencidos después de aquel horror.

    Y fijaros si la derrota fue grande que 72 años después del final de esa guerra todo un señor presidente del gobierno español, que sabía muy bien que su partido iba camino de perder estas elecciones, no se le ocurrió otra cosa más genial y desesperada que convocarlas un 20-N. Llamadme mal pensado, pero hay casualidades que no lo son en absoluto.

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  12. Decir que la guerra, cualquier guerra, es un horror, es decir una “obviedad”, como se dice ahora. Pero no todas son iguales, ni son iguales las motivaciones, la forma de actuar de quienes combaten... Hay guerras justas y guerras injustas (esto lo dice incluso el Catecismo Católico, si no me equivoco). Hay formas de combatir caballerosas y formas de combatir criminales. Y todas estas cosas son bastante aplicables a la guerra civil española (la Iglesia Católica y el Papa se pronunciaron sobre el particular). No es plan extenderse sobre ello en un comentario aquí, pero, por aportar un dato significativo, hay que decir que en la guerra española se produjo una de las persecuciones religiosas más brutales jamás habidas, hubo miles de mártires de la Fe, y todos, absolutamente todos los mártires de la guerra civil, fueron asesinados en uno solo de los dos bandos.

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  13. La letra del Cara al Sol,para tener media docena de autores,no está nada mal(claro que entre ellos estaban A.de Foxá y el propio J.Antonio,gran escritor,cosa rara en un político).
    Por cierto,yo celebro siempre el 20N, porque es mi cumpleaños.

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  14. Miles Dei, sin acritud he de decirte algo: si hay una cosa que me repatea más que un antifranquista rojo es un antifranquista falangista. De no ser por Franco, la Falange habría sido únicamente una insignificante anécdota de la II República, a la altura de los legionarios de Albiñana.

    Antes del 18 de julio de 1936, la Falange no era nada políticamente. Bueno, ni políticamente ni en ningún otro aspecto, ya que había sido disuelta por el Frente Popular; carecía de representación parlamentaria; sus sedes y publicaciones habían sido clausuradas; sus dirigentes estaban encarcelados; su militancia (muy exigua, por cierto) era hostigada por la izquierda y despreciada por la derecha. En fin, que el panorama de la Falange en julio del 36 no era muy halagüeño precisamente.

    Sin embargo, hete aquí que llegó el Alzamiento, y lo que era hasta entonces una formación política sin relevancia, pasa a convertirse en uno de los pilares del Estado. La inmensa mayoría de los camisas viejas se integraron sin mayores dificultades en el movimiento político que felizmente aglutinó a todas las fuerzas doctrinalmente saludables del patriotismo español. Entre los falangistas, sólo una minoría de sectarios rechazó a Franco.

    ¿Fue el Régimen del 18 de Julio enteramente nacionalsindicalista? No, porque no podía serlo. El nacionalsindicalismo era sólo una de las corrientes integradas en el Movimiento, por lo que no tenía más legitimidad que -por ejemplo- el tradicionalismo para prevalecer sobre el resto. Aun así, es indiscutible que el nacionalsindicalismo tuvo una influencia trascendental en la España de Franco, ya que fue la fuente que inspiró las amplísimas y eficaces políticas sociales del Régimen. Eso fue un gran logro del nacionalsindicalismo. Y de Franco, que posibilitó que los falangistas tocasen más poder del que jamás podrían haber soñado.

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