jueves, 20 de octubre de 2011
Roma observadora en Viena: Más islam...¿y menos fe?
La noticia, con una entrevista corta del Cardenal Taurán, me parece tan inquietante como absurda (una combinación ultimamente muy frecuente; demasiado, desgraciadamente):
Arabia Saudita inaugura en Viena un centro interreligioso
La impresión que se saca de toda la noticia-entrevista es que en la Iglesia Católica el diálogo se ha impuesto a la misión. No entiendo cómo todo eso que dice el Cardenal Taurán se integra/ se concilia con el estreno de la 'nueva evangelización'. A no ser que el concepto de la nueva evangelización se refiera solamente a los propios cristianos (?) o al antiguo Occidente Cristiano (?) y excluya deliberadamente la misión ad gentes, la evangelización misionera de infieles y paganos.
Profundizando un poco más en la reflexión, la perplejidad aumenta en cuanto se percibe una ausencia del factor sobrenatural, que es (debe ser) el propio de todas las obras de la Iglesia. En la institución/participación de este centro de 'diálogo interreligioso' ¿qué parte ocupa y cómo aparece la intención y el objetivo sobrenatural, puesto que la Iglesia asiste, va a estar presente y, en cierta medida, colaborará? ¿O acaso lo sobrenatural, la presencia santificante de la Iglesia, se excluye intencionalmente, o se suspende ad casum? Un diálogo que no sea praeambula fidei, ¿qué interés tiene para la Iglesia? ¿Estar 'observando', integrarse en ese grupo de diálogo como 'observador', es algo que se corresponde con la misión de la Iglesia? A no ser que se trate de un experimento al que la representación de la Iglesia asiste como mudo expectador para sacar conclusiones, deducir conceptos y recoger datos. Pensemos bien y supongamos que será eso. Pero ¿se trata sólo de eso?
Otra cuestión más: Si los firmantes del acuerdo que constituye ese centro de diálogo interreligioso y cultural son tres estados de los cuales dos (España y Austria) son laicos no-confesionales y uno (Arabia Saudita) es constitucional/fundamentalmente islámico (con absoluta exclusión de toda otra religión), ¿quién va a hablar de religión con quién? A no ser que el observador - que será la Iglesia Católica - en vez de mirar y callar intervenga y hable como una especie de mediador religioso-cultural, reconocido por ambas partes (?).
Me pregunto todo esto sin entrar a discutir la naturaleza del islam, ni su irrupción violenta en la sociedad internacional del siglo XX-XXI, ni la credibilidad dialogante de un régimen como el de Arabia Saudita, ni el interés en comparecer públicamente asociado a una iniciativa que parece expresar el proyecto de la 'alianza de civilizaciones' presentado a la comunidad internacional por el desacreditado líder socialista, nuestro presidente de gobierno J.L. Rodríguez Zapatero, uno de los más señalados promotores del laicismo radical contra-católico. Dejo, como digo, todos estos pormenores, sin discusión.
En siglos anteriores, desde su aparición en la historia, la Iglesia vió al islam como una perversa y peligrosa herejía, puesto que su doctrina no es pagana, propiamente, sino que deriva de una re-interpretación errónea/pervertida del Antiguo y el Nuevo Testamento. A lo que se añadía su afán declarado de expansión y conquista, una 'misión' islamizante que forzó a naciones y pueblos, imponiéndoles el yugo de la sumisión islámica.
La paradoja es comprobar cómo al mismo tiempo que la Iglesia abandona su tradicional concepto misionero, suspendiendo o renunciando a la evangelización de infieles y paganos, se presta a coloborar (sea dialogando, sea observando) con la presencia y expansión del islamismo en el Occidente Cristiano (¿o habrá que decir - y acostumbrarse a decir - 'ex-cristiano' o 'post-cristiano'?).
Viena, la capital que va a servir de sede para este 'encuentro', es un enclave aparentemente tranquilo, libre de sospechas. Pero Viena fue escenario de varias acometidas islámicas, cuando la Turquía de los otomanos proyectaba expandirse por la Europa oriental y central, la última de ellas en 1683, una fecha no tan remota. También es Viena, actualmente, la capital del des-catolicismo militante que planta cara, reta y echa un pulso a la Roma Católica. Destaco esto porque la capital austriaca puede registrarse con estos y otros referentes, todos significativos, en uno u otro sentido, ya sea para el islam con pretensiones europeas, ya sea para la Iglesia Católica y ciertas problemáticas coyunturales que parecen tienden a hacerse crónicas o a resolverse en un sentido contrario a la voluntad de la Santa Sede.
Sea lo que fuere que resulte de este 'encuentro' vienés, sigo sin apreciar el bien que la Iglesia pueda obtener con esta 'observación' del diálogo entre sauditas, austriacos y españoles.
La diplomacia es un sutil arte, concedo. Pero la sutileza de la Iglesia ¿no debe ser otra? La admonición de Señor "Sed astutos como serpientes y cándidos como palomas" pienso que no se pronunció como regla diplomática, precisamente, sino en un contexto más claro de misión y evangelización, no de diplomática y circunspecta (o interesada) observación.
+T.
El domingo día 30 de octubre, en "Lágrimas en la lluvia", habrá un programa dedicado al Postconcilio. Creo que será de su interés.
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminar¡Lloraremos todos!
...y nuestras lágrimas se perderán en la lluvia otoñal...
¡Salid sin duelo lágrimas corriendo! (aunque yo diría 'con' - con la venia de Salicio (y Garcilaso)).
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Que patético resulta comprobar cómo algunos en el Vaticano hacen lo imposible para no perder el tren de la “alianza de civilizaciones”. Claro, como además está el dinero de Arabia, régimen supuestamente moderado que financia moderación por con la mano derecha, e islamismo radical en las mezquitas europeas con la mano izquierda.
ResponderEliminarMe gustaría que dejaran ese concepto de “nueva evangelización” si es que eso sólo consiste en que los católicos acabemos todos kikos o semikikos un 50% y el otro 50% buenistas de “paz, amor y el plus p’al salón”.
Me gustaría muchísimo más que algunos eclesiásticos recordasen que el islamismo es la secta de Mahoma.
Así la llamaban mis (nuestros) antepasados por estas tierras de España, y así se la denomina casi siempre en los documentos en castellano antiguo.
Nuestros antepasados eran muy poco sutiles, pero lograron sobrevivir y evangelizar. No sé si nosotros podremos decir lo mismo.
Romano Amerio hace, en Iota Unum, una crítica demoledora al término postconciliar "diálogo". Podemos decir que su argumentación es sólida. Nadie ha sido capaz de contradecirle.
ResponderEliminarQuizás el problema de estos tiempos es la falta de respuesta intraeclesial a la crítica postconciliar. Sencillamente se ningunea. No se habla, no existe.
Excepto internet.
Y excepto la discusión (cripto-discusión) con la FSSPX, la única discusión intra-eclesial de alto nivel que ha habido oficialmente desde el Vat. 2º sobre el Vat. 2º y sus "fallimenti". Si fuera un debate televisado (una quaestio disputata), el mundo católico (lo que va quedando de él) se asombraría y se escandalizaría a la vez.
ResponderEliminarSerá interesante leer las actas (si se publican alguna vez).
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En mi opinión el punto crucial del post radica en esta frase que me atrevo a poner entre interrogantes:
ResponderEliminar"¿en la Iglesia Católica el diálogo se ha impuesto a la misión?"
A vista de pájaro podría parecerlo sin duda, pero en mi opinión el posible diálogo se pervierte del todo cuando estos temas de diálogo interreligioso se mezclan con cuestiones políticas como la "alianza de civilizaciones", o el promocionado lavado de cara de regímenes teocráticos como el de Arabia Saudita. Aquí en Cataluña somos particularmente sensibles con el tema desde que el F.C. Barelona promociona la "Qatar Foundation" en su camiseta. Aunque el Barça no sea una institución católica es otro signo más de los tiempos que vivimos.
Ah, y finalmente coincido con Terzio en que daría parte de mi reino que no tengo por leer esas actas. Sin duda nos estamos perdiendo un auténtico tratado de sutileza y "finneza" vaticanas.