lunes, 17 de octubre de 2011
Mojamé in Vatican City
No salimos de un asombro y ya tenemos servido el siguiente. Qué interés pueda tener un pergamino mahometano con caligrafía complicada, no lo sé. Como soy arábigo-analfabeto, si me dan una de esas ilustraciones la miraré un instante y me aburriré seguidamente.
Desde luego no entiendo qué pintan unas docenas de esos pergaminos expuestos en el Vaticano (será, supongo, en una de las salas de exposición del brazo de Carlomagno, al final del Colonnato, junto a la entrada del Arco delle Campane, donde están las oficinas de la Posta Vaticana y la Editrice).
No me gusta. No me gusta que Mojamé sea alabado en una exposición dentro del Vaticano. Si es preparando/ambientando lo de Asís-3, me gusta menos.
Seguramente, como correspondencia a tantísima cordialidad, se estará preparando una muestra de iconografía cristiana, con obras de Cimabue, Duccio y el Giotto, que se expondrá en una de las naves de La Meca, a 100 mts. de la Kaaba, donde los moros dan vueltas. Seguramente.
Del arte islámico me interesa muy poco, y lo que me interesa es porque sirve de peana a algo que no es islámico. La Giralda, por ejemplo, que es un prisma aburrido con un precioso remate.
Si me invierten estas condiciones, me sublevo. Por ejemplo, me rebela ver Santa Sofía de Constantinopla pintarrajeada con caligrafías otomanas mientras los mosáicos más bellos de la iconografía cristiana asoman bajo capas de yeso, fragmentados, rotos, incompletos o perdidos (destruídos) para siempre.
Lo mismo me pasa cuando sé que han levantado una mezquita sobre una iglesia, se me resiente el alma. Por esto comprendo el malestar inefable de los judíos cuando levantan los ojos y ven las mezquitas sobre su Muro de los Lamentos.
Por eso, cuando me he enterado de esta exposición mahometano-vaticana, el desconsuelo ha acompañado a la turbación.
Pero no seré hipócrita histrión y confieso que no es para tanto, que el disgusto no me quita las ganas de comer. De estas cosas, de estos sustos, ya está uno prevenido, avisado, y nos reponemos con facilidad.
Total, desde hace unos cincuenta años nos van preparando, pian piano, para esto, para estos encuentros, para estas cordiales exposiciones, tan compadres unos con otros, como si todo se pudiera hacer con todos.
¿Mi aprensión, mi temor, mi inquietud? Que se empieza con estas bagatelas de las caligrafías y un día se remata prestando la Piazza di San Pietro para la oración de los viernes.
Y si el Obelisco estorba, se quita.
+T.
El Vaticano haría bien en promover un estudio crítico del Corán similar a los que ha promovido para la Biblia tantas veces. Es curioso que a día de hoy no exista apenas nada en ese campo y que lo que en su día hicieron algunos eruditos lo tuvieran que publicar bajo seudónimo, como hizo el dominico Théry, mientras que a otros les obligaban a destruir sus manuscritos por obediencia. Esa sería la mejor ayuda a la cultura islámica.
ResponderEliminarRecientemente leí esto de Mons. Lefebvre. Recomiendo la lectura porque viene al tema.
ResponderEliminarCuanta traición, cuanta traición... (y por supuesto que no me refiero a Mons. Lefebvre precisamente...).
"donde los moros dan vueltas". Muy buenas, las notas de sarcasmo meridional.
ResponderEliminarMi madre, (una adelantada a su tiempo pienso yo) decía:
ResponderEliminarUno no puede estar a buenas con todo el mundo. Llega un momento en que tu postura tiene que ser firme y clara sin insultar a nadie....
Pues eso....
En Marruecos no puede haber evangelización alguna, pero en Roma sí puede haber una exposición islamófila y propagandista.
ResponderEliminarY dos países más allá, en Egipto, los otros primos del rey mojamé masacrando a los cristianos (recordemos que el "primo" del rey moro es Juan Carlos I de Borbón, según declaraciones de éste último, ¿no?).
El Señor dijo "id y evangelizad", no "id a fomentar el turismo de Marruecos". En fin.
Promover un verdadero estudio. Théry, si no me equivoco, llegó a la conclusión de que Mahoma era un judío que predicó a los politeístas de la península arábiga y lo llevó al monoteísmo.
ResponderEliminarEl resto de la "doctrina islámica" tiene más que ver con circunstancias humanas del momento.
Es cierto también que por la sola praxis de musulmanes resulta difícil saber qué es el Islam. Ciertamente no es revelada aunque utlice textos de la Revelación.
Más de lo mismo, acomodando a todo el mundo, mientras el católico, que se jorobe. Esto de la inculturación tiene su chiste. Es como paganizar de vuelta la Religión Católica y bien se ve, con las misas mariachi, misas de cowboys, misas de aborígenes australianos y misas de conga. Lo que es mucho más difícil de encontrar hoy día es la Santa Misa Católica. Será válido el axioma, "si no puedes vencerlos, únete a ellos"? Creo que se está llegando al punto del no-retorno. Una parte de la Iglesia va a seguir estas novedades a un paso cada vez más acelerado, ella misma va a cometer apostasía, si no es que ya la ha cometido.
ResponderEliminarY en el vacío doctrinal en que estamos inmersos, los pobres laicos tenemos que sopesar todos estos eventos, a falta de pastores, que unos se han vuelto lobos y otros andan a la caza de los placeres de este mundo y se han olvidado de la grey. Saludos, páter W+
Ya sea por seguir complementando: La Iglesia, una gran aliada en la colonización islámica..
ResponderEliminarIrenismo: fraternidad en DETRIMENTO de la Verdad.
ResponderEliminarMuy buena observación, tantos años para expulsar la morisma de nuestra patria, rezando rosarios en Lepanto y ahora a comadrear con la chusma mahometana. Parece un prolegómeno de Asís, así nos vamos acxlimatando y podemos comprar en la botica pastillas por si nos da un infarto
ResponderEliminar¿Como que resulta difícil saber qué es el mahometismo solo por la praxis? ¿No basta y sobran las decapitaciones de infieles? Digo que basta y sobra esto por no contarlo todo porque inundaríamos este sitio de abominaciones.
ResponderEliminarNo nos engañemos, los que decapitan, los mal llamados fundamentalistas, son los auténticos, verdaderos y genuinos mahometanos, porque no hacen mas que seguir las enseñanzas del pedófilo y el asesino fundador de esa secta del diablo. Los demás no son sino tibios mahometanos que precisamente por ello están en peligro de perecer por la espada del vicioso y sádico fundador de esa secta del demonio.
No hay varios mahometismos, solo hay uno, el de la espada. Así que es muy fácil y evidente saber lo que es el mahometismo, por la praxis y por la letra, a saber: un engendro del mismísimo príncipe de las tinieblas.