Dice que se nos rompe el alma como los bolsillos cuando nos metemos sin cuidado las llaves y otros trastos. Un bolsillo roto es un peligro porque se te va por la pierna abajo lo que sea, sin darte cuenta, centimitos o medios euros o 1€ entero y hasta 2. Y si el bosillo es de chaqueta o abrigo, lo mismo. Mi cura decía en el sermón que con el alma pasa por el estilo: Nos metemos cosas, dejamos que entren cosas, que agujerean el alma o le descosen el fondo. Y la gracia que Dios nos manda se nos escapa.
La Gracia es fina, muy sutil. En la Biblia se la compara al rocío, al orvallo, una humedad suave casi imperceptible, pero que empapa la tierra y la ablanda. También la limpia. Y hay gracia para cada cosa y cada momento. Y si el alma tiene rotos, si está con descosidos...
Y así el sermón. Muy positivo porque decía también que los rotos se remiendan y los descosidos se zurcen. Se cosen con hilo y aguja de Cuaresma: Oración, limosna y ayuno. Y ya pueden venir gracias que no se perderán, que de eso no hay que dudar: Dios manda gracia y la Cuaresma es tiempo de gracias muy especiales y más abundantes. No porque Dios esté sujeto al tiempo y las fechas, sino porque la Iglesia sí que tiene sus tiempos, y Dios atiende los "tiempos de clamor".
Lo que me pasa - lo confieso - es que a mí la Cuaresma se me queda corta, y las cinco-seis semanas se me van volando. Y más en Sevilla, con el azahar a punto, y las cornetas y tambores ensayando para Semana Santa, que aquí es fiesta mayor, de tronío. Este año el nuevo Arzobispo (coadjutor) ha llamado la atención sobre el ayuno, porque el Sr. Cardenal lo dispensaba los dias que obliga, Miércoles de Ceniza, que es hoy, y Viernes Santo; una (mala) costumbre de tiempos del Cardenal Bueno Monreal, él sabría por qué, que yo no atino a explicármelo.
Por lo que pueda ser, un servidor ha procurado hacer el ayuno, tan católico. Prefiero no almorzar y cenar, que me da más resistencia, un poco como los moros en ramadán (que el Señor nos libre), pero more católico.
Así que me retiro a cenar de cuaresma, de vigilia, de abstinencia...y de ayuno. Aunque ahora, precisamente ahora, me acuerdo de un dicho, de un refrancillo que dice que "Hambre que espera hartura, no es hambre ninguna". Y es que los refranes se te vienen a la cabeza en el momento más indiscreto. En fin.
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