sábado, 5 de septiembre de 2009

Tosti, con nostalgia bellamente evocada


Por asociaciones-conexiones de estación y alma, entre Agosto y Septiembre es tiempo (mi tiempo) de Tosti, Franco Paolo Tosti, el precioso y sin igual canzonetista di salone, compositor cortesano cuando las cortes languidecían y se ponían bombas a los reyes del occidente europeo, entre guerras y convulsiones revolucionarias. Pero el elgante Tosti encantaba en los salones, piano y tenor, cantando cosas de amores, de bellezas, arias de auditorio exquisito debajo de arañas venecianas entre espejos de azogue y marcos dorados. Europa se despedía de sus siglos de poder universal desangrándose en su juventud con un piano tocando y una voz cantando coplas de Tosti.

La convulsión del mundo que agonizaba entre 1914-1918 dejaría una Europa (un mundo) irrecuperable. En cierto sentido, entre la guillotina que decapitaba a los Capetos-Borbones y los comunistas que masacraron a los Romanov no hay solución de continuidad, sino un espaciado y revolucionado siglo XIX que remata trágicamente en Sarajevo y Ekaterimburgo, dos hitos para el fin de una historia que hizo la Historia.

Después todo se vulgarizó. Hay un descenso de nivel desde Tosti al cuplé y el tango de los años '20; hay un desnivel de rancia aristocracia a plebeya laya y proletariedad desde Laszlo a Picasso. Nada volvió a ser igual.

Pero a mí me gusta Tosti. Evidentemente por cierta coherencia de gustos, pero además declaro que es por familia. Porque en mi casa, mis abuelas cantaban cosas de Tosti. Les cambiaban la letra y les inventaban una para cantarla en las novenas, con todo su fervor, con toda su inocencia de un tiempo que se fue también con otra guerra.

Cuando mis amigos más "tradicionales" me salen con sus malgustos beatlemaníacos y otras degeneraciones pop-rockeras, siempre me suscitan cierta inquietud aprensiva. Y dudo. Dudo que uno con gustos de rock y hip-hop sea (pueda ser) sinceramente (profundamente) tradicional. Ita.

La tradición tiene sus márgenes, sus exclusiones, sus contrastes reveladores. Yo, señores mios, pienso que Tosti es uno de ellos.

Y ahora un muestrario de Tosti:

Malia, cantada por Alfredo Kraus, emocionantemente, como si de verdad la cantara un enamorado "Freme l’aria per dove tu vai,
spunta un fiore ove passa ‘l tuo piè"
:






Vorrei morire, por el espléndido Richard Tauber con la letra en alemán, pero es la mejor versión que he encontrado con diferencia, a pesar de perder la letra original, cantando Tauber de manera insuperable (incluye también Serenata y otra que no identifico):





Ideale (mi favorita), cantada por el finísimo Ferruccio Tagliavini, maestro entre los maestros, con una pronunciación italiana conmovedora y una voz que es una época:





Pues eso y todo eso, a propósito de Tosti. Tosti suena a Tosti y a un mundo que se fue, que me causa la nostalgia de lo desconocido poderosamente atractivo y evocador: No hay más paraísos que los perdidos.


&.

3 comentarios:

  1. No es cierto que hayamos ido a peor en general. Lo que antaño destacaba destacaba más por lo hundido del contorno que por lo alto que se encontrase.

    La añoranza por el pasado no creo que sea más que complacencia por la miseria general.

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  2. Concedo partialiter.

    De entrada, no he conjugado "ir a peor", esa es impresión tuya (respecto al articulillo). La añoranza del pasado es un recurso válido siempre que no sea obcecada negación del presente. En el sentido de valorar lo que de ese pasado nos queda (Tosti, en este caso); es sintonizar-empatizar con cosas que hoy se desprecian o se ignoran (comunmente) y que mantienen, sin embargo, toda su belleza con capacidad de evocación.

    '

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  3. ¡Qué belleza Ideale! Añoranza o no añoranza, cuánto bien hace la m´sica bella.

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