Mi arrimo a Chesterton no fue teledirigido, sino descubrimiento propio y natural. Tan natural que llegué al gordo y amable inglés por la via literaria y de ficción, como Dios manda. Porque lo primero fue aficionarme y hacerme adicto al Fr. Brown, of course. Después me leí - tenía quince años illo tempore, y sigue sin gustarme - El Hombre que fue Jueves, un enredo "metafísico", decía la contraportada. Prescindible, digo yo, digan lo que digan quienes lo digan. En mi biblioteca, el crítico soy yo y me pitorreo del criticuelo que discrepe, sea el que sea y de la "altura" que fuere. Si coinciden con mis gustos, buenos son; y si no, me merecen menos crédito que un sociata de academia y premio principés de la asturiana, pongo por ejemplo.
Después de los novelorios del Father Brown y la mortificación ascética del "Hombre J" vinieron las demás chestertonerías. Las fui comprando y leyendo de feria en feria, en los puestos de ferias de libros o en rebajas del cortinglés, tomos sueltos de la edición de las obras completas, en una edición muy buena de Plaza&Janés, en buen papel y bien encuadernada. Me parece que me falta algún tomo, o dos (agradecidísimo si alguien me los procura). Los tengo repartidos por ahí, en el piso-caverna que habito, y en casa de mi madre y algún otro cubículo, y los leo passim.
Porque la lectura de Chesterton, descubrí un día, debe ser como Chesterton, que se olvidaba de dónde iba y a qué hora, y tenía que llamar a casa, a su amable, enamorada y estupenda esposa, para preguntar en qué sitio debía estar y a qué hora le esperaban. Pues lo mismo: Se lee a Chesterton a-sistemáticamente, entre lectura y lectura, entre rato y rato, en verano, en invierno, en otoño o en Mayo, vale cualquier estación. Me refiero a sus ensayos y a sus escritos "apologéticos", por llamarlos de algún modo, y sus críticas literarias etc. Abras el libro por donde sea, la lectura se sigue perfectamente, sin sufrir síndrome de "desconexión" con lo anterior no leído ni síndrome de "ansiedad" por lo que sigue y que sabes que no vas a leer, porque no tienes tiempo y lo dejarás para la próxima vez. La próxima vez con Chesterton es siempre un encuentro feliz, como de manzanilla con aceitunas, o un té con pastitas, o un par de cervezas en la barra del pub. Una cosa así, siempre reconfortante, agradable que da gusto.
Bueno, pues resulta que también quieren beatificar al retotolludo Chesterton. ¿Por qué? ¿Why? ¿Et porquoí? ¿No es bastante bueno Chesterton siendo Chesterton? ¿Qué le falta, una vez muerto y sepultado, creyendo y esperando la carnis resurrectionem et vitam aeternam, como cualquier buen católico decente?
Se diría que estoy, ultimamente, maníaco con los santorales. Hipersensible y quasi hiper-escéptico-hagiológico. Yes. Porque me temo que es un pio pitorreo, o una anomalía de beateríos histéricos que no tienen un cura que los eche de la sacristía con un escobazo en los lomos.
A mí, por antojárseme Santos, por ejemplo, escogería a Don Felix Lope de Vega y Carpio antes que a mucho santito de altarcito y velas. La mitad y tres cuartas partes de los "escritos" de muchos místicones edulcorados y beatucas de miel y arrope no valen lo que un soneto, sólo un soneto, de las Rimas Sacras de Don Lope, que puteó con medio Madrid de los Austrias pero que se arrepentía como ninguno, amando a Cristo como un loco que sabe lo que es pasión de carne y sangre, y amar como ama un hombre-hombre, y no un beato de meato estrecho. Con dos (que son un par, quiero decir). Eso es un santo, y no un maniquí de sacristía para distracción de la camarilla de pazguatos, que no saben lo que vale un mea culpa de verdad, de los que cascan pecho.
Por nada me imagino a Lope de Vega con altarcito y velas, como Uds, supondrán. Ni me gustaría, tampoco. Me gusta así, macho y galán y arrepentido hasta el estrambote de un soneto. Un cura español del Siglo de Oro 100%, sin canonizar y sin coronita de latón.
Lo de "imponer santos a Dios" me parece cada vez más serio. Sobre todo cuando los "canonizables" vivieron y murieron sin una fama de santidad; repito: sin fama de santidad ninguna, salvo la común. Insisto. Qué poca piedad y qué poca teología tienen los nuevos devotos. Con una fe mejor formada sabrían distinguir qué es un santo, y que los santos no se "fuerzan" sino que ellos mismos se hacen notar. Sin postulacions ni postuladores, porque su causa, si es causa, la lleva Dios.
En casos así, siempre me acuerdo, para templarme, de la sentencia prudente del sabio Gamaliel: "...si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo, pero si verdaderamente viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios". Hch 5, 35-39. Bueno. Vale. Eso siempre, y con más ponderación que Gamaliel, que al fin era sanedrita y más que profecía dijo sentencia circunspecta.
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Pero a pesar de Gamaliel y todo, me arrogo la libertad de hacer - otra vez - de Promotor Fidei sui generis. Conque permítanme Uds. que me tome a pitorreo lo de Chesterton, que me lo imagino inmensamente gordo, rebosando panza y carrillos, con greñas y bigotes, en una hornacina de altar con dos velitas y violetero. Y me hace tanta gracia y un poco más.
Pienso que a él también.
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Estimado Terzio:
ResponderEliminarParafraseando un viejo y conocido bolero "... a mí me pasa lo mismo que a Ud...".
Por las dudas, sigo el santoral del misal de 1962.
Porque la Iglesia al presentarnos a los Santos, nos muestra arquetipos del cristiano, en sus diferentes vías y oficios, pero todos ellos ejemplares.
En fin, será otro signo de los tiempos que corren...
Un fraternal abrazo en Xto. Rey
Sí señor, Fr. Terzio.
ResponderEliminarTambién leí The man who was Thursday (en su lengua), de muchacho. Lectura irrepetible (por eso no quiero volverla a transitar). Un gran admirador de Chesterton era, qué sorpresa, J.L. Borges, como buen anglófilo.
Y en cuanto al fondo del asunto, repito, como ya comenté hace unos días, que me parece que hay inflación de santos. Esto quiere decir que si agolpamos en confuso tropel a los santos Fulano y Mengano (llámense Vallses, Chestertones o quoqumque) devaluamos de algún modo la santidad "pata negra".
Sí, tan santo puede serlo San Agustín como mi portera (q.e.p.d.), aunque conviene preservar la memoria de los grandes santos "históricos" y no crear una amalgama con los de aluvión reciente.
Y en cuanto a Chesterton, sería gracioso probar un milagro suyo (que parece venir exigido para la canonización). De haberlo hecho, sería de dominio público, porque su vida parece estar muy estudiada.
Y, en fin, no quiero traer al recuerdo el personaje católico que a mí me gustaría ver elevado a los altares (con amplia fama de santidad, y sin embargo Roma se resiste como gato panza arriba a canonizarlo... pero su tiempo llegará, pronto). Causa una cierta desazón presenciar estos desfiles de "santidad al gusto".
Interesante entrada. Completamente de acuerdo en lo de Lope, cuya poesía religiosa es sencillamente estremecedora. Pecó mucho, amó mucho: que los yerros por amor fácil son de perdonar.
ResponderEliminarLo que dices de GKC en los altares me ha hecho reír. Yo me conformaría con seguirlo viendo en las bibliotecas y sus libros en las manos de los lectores.
Os recomiendo "Lo que vi en América", lo último publicado por Renacimiento.
A Chesterton le tengo mucha devoción, y es una devoción a su estilo, donde se rebuja lo literario con la vital y lo religioso. Si lo proclaman santo, me reiré, como él, seguro, de alegría. Y poco más, que la devoción que ya le tengo es insuperable. Eugenio d'Ors defendía que cada cual se creara su santoral, y a mí eso, sin imponer nada a nadie, me parece muy bien.
ResponderEliminarPor otra parte, le alabo el gusto, Mr. Terzio. Mi devoción gilbertiana no llega a tanto como para entusiasmarme con el "Hombre J", que para mi gusto, está muy por debajo de Manalive o El retorno de don Quijote o La taberna volante, por hablar sólo de sus novelas.
Bien lo de nuestro Lope, que me ha recordado a lo de mi Quintana. Vale.
Yo sí le tengo devoción a Chesterton. De hecho, le rezo. Me mueve el agradecimiento por sus libros.
ResponderEliminarTengo entendido, corríjame don Terzio, que la gloria de que gozan los santos se ajustará después del Juicio Final, según cómo haya influido su vida y obra en otros con el tiempo. Pues yo creo que Chesterton (que en el Juicio Particular ya habrá salido airoso), se va a merecer entonces un suplemento bien gordo por el bien que habrán hecho sus libros a la humanidad.
Y tampoco le vendría mal al gremio de los periodistas el ejemplo y la intercesión de Chesterton (que tuvo ese oficio entre otros).
Añado a las recomendaciones sus semblanzas de San Francisco de Asís y Santo Tomás de Aquino.
¿No se empezó la causa de Don Carlos, primero en España y que hizo la mili en Alemania?
ResponderEliminarMe he reído cosa mala leyendo este post.
ResponderEliminarPero risas aparte, el autor tiene TODA la razón. Hoy pareciera que si no eres candidato a beato, no eres nadie. Y a fe que hay muchos católicos que sin necesidad de llegar a los altares han causado un profundo impacto en su generación y en generaciones sucesivas. Chesterton es uno de ellos.
Es por ello que, por mucho que insista, yo me negaré a llevar una estampita del gordo británico y bigotudo.
Bueno, si llega a santo, lo mismo le pido al padre Guillermo Juan Morado que le haga una novena. ¿Os imagináis la "Novena a San Chesterton"?
Hola Ex Orbe (no sé como se llama, lo siento :D )
ResponderEliminarLlevo unos meses siguiéndole y le doy las gracias por su blog.
Le escribo porque vi que usted era de Sevilla y me gustaría poder contactar con usted sobre un asunto (varios en verdad) de abusos litúrgicos que he vivido en Sevilla.
Mi correo es: davidtrikitri@hotmail.com
Gracias de antemano.
Un abrazo en Cristo y María.
Muy señores mios, amables comentadores:
ResponderEliminarTambién tengo estampitas-fotos de Chesterton, buen maniático que soy, acumulador de cosas de cosas, res omnium rerum (si me gustan y las que me gustan...hasta dónde y cuándo). Y también colecciono chestertones, of course.
Encomendarme a Santos del Comun Omnium Sanctorum, también lo practico. Preferentemente a gente que he conocido, de la familia o amigos. Muy convencido. Además, como les falta la "corona", se expande uno mejor y se explica con menos "unción", y se puede enfadar si no prospera la encomienda, uds. me comprenderán.
Pero, verdaderamente, hay mucho insensato suelto, con la devoción muy mal aparejada. Opino.
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