Esto es un EX VOTO, por lo que me toca. Y porque en mi familia, muy clásica, muy romana (hasta mi generación, después no soy responsable imputable) en los nombres, con Antonios y Antonias sucesivos, todos buenos y todas buenas, abuelas, abuelos, tias y tios. De verdad. Y es que el nombre imprime cierto carácter, sin duda.
Mi abuela Antonia se sabía y cantaba muy bien el romance del milagro de los pajaritos; mi madre lo cantaba también, pero dudaba y tarareaba donde no se acordaba de la letra; yo, a retazos, llego hasta cuando el padre se va a Misa, y después me invento lo demás. Es la decadencia de las generaciones - O tempora O mores! - ya se sabe. Pero mis sobrinos, peor y empeorando.
Por eso le pido al Santo: Por la regeneración de Occidente y la España Católica (mi familia, amigos y afectos incluídos) usque ad finem. Y otras cosillas y necesidades propias. Amén.
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El Responsorio es muy bueno para los nervios, para cualquier petición y/o necesidad, novios incluidos, y pérdidas de cualquier género y clase, las que acaecieren:
Si buscas milagros, mira:Muerte y error desterrados,
Miseria y demonio huidos,Leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,Redímense encarcelados,
Miembros y bienes perdidosRecobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,Los pobres van remediados;
Cuéntenlo los socorridos,Díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,Redímense encarcelados,
Miembros y bienes perdidosRecobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo, para que dignos así de sus promesas seamos.
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Es de las preces más antiguas que se le rezan al Santo de Padua. En Padua, el Santo es el centro, digno de ver. Ni el Gattamelata del Donatello que está en la puerta le hace sombra al Sant'Antonio. La primera vez que estuve, un Sábado de Cuaresma, por la tarde, la Basílica estaba repleta de gente. Y En la Capilla del Santo, una preciosidad del Quattrocento tardío con bajorrelieves preciosos del Sansovino y Tullio y Antonio Lombardi, el Arca de Sant'Antonio cubierta de fotos, cartas y corazones ex-votos, por los dos lados, y la gente pasando y tocando, besando y poniendo la frente en el mármol verde que cubre la trasera del Altar con las reliquias corporales del Santo. Digno de ver, como digo.
Pero yo lo que quería era poner el Romance del Milagro de los pajaritos:
Divino, Antonio precioso,
suplícale a Dios inmenso
que con su gracia divina,
alumbre mi entendimiento,
para que mi lengua
refiera el milagro
que en el huerto obraste
de edad de ocho años.
Su padre era un caballero,
cristiano, honrado y prudente
que mantenía su casa
con el sudor de su frente
y tenía un huerto
donde recogía
cosechas del fruto
que el tiempo traía.
Una mañana un Domingo,
como siempre acostumbraba
se marchó su padre a Misa
cosa que nunca olvidaba
Le dijo: - Antoñito
ven aquí hijo amado
escucha que tengo
que darte un recado.
Mientras tanto yo esté en Misa,
gran cuidado has de tener
mira que los pajaritos,
todo lo echan a perder.
Entran en el huerto,
pican el sembrado;
por eso te pido
que tengas cuidado.
El padre se fue a la iglesia
a oir Misa con devoción
Antonio quedó cuidando
y a los pájaros llamó:
- Venid, pajaritos,
dejad el sembrado
que mi padre ha dicho
que tenga cuidado.
Por aquella cercanía,
ningún pájaro quedó
porque todos acudieron
donde Antonio los llamó.
Lleno de alegría
San Antonio estaba,
y los pajaritos
alegres cantaban.
Al ver venir a su padre,
luego los mandó callar.
Llegó su padre a la puerta
y le empezó a preguntar: -
Dime tú, hijo amado;
dime tú Antoñito;
¿tuviste cuidado
con los pajaritos?
El hijo le contestó:
- Padre, no esté preocupado
que para que no hagan daño,
todos los tengo encerrados,
El padre que vio
milagro tan grande
al señor obispo
trató de avisarle.
Acudió el señor obispo
con grande acompañamiento;
quedaron todos confusos
al ver tan grande portento.
Abrieron ventanas,
puertas a la par
por ver si las aves
se querían marchar.
Antonio les dijo a todos:
- Señores, nadie se alarme;
los pajaritos no salen
hasta que no se lo mande.
Se puso a la puerta
y les dijo así: -
Volad pajarcitos,
ya podéis salir.
Salgan cigüeñas con orden
águilas, grullas y garzas,
gavilanes y abutardas,
lechuzas, mochuelos, grajas.
Salgan las urracas,
tórtolas, perdices,
palomas, gorriones
y las codornices.
Salgan el cuco y el milano,
zorzales y estorninos
canarios y ruiseñores,
tordos, jilgueros y mirlos.
Salgan verderones,
y las corderinas,
y las cogujadas,
y las golondrinas.
Cuando acaban de salir,
todos juntitos se ponen
aguardando a San Antonio,
para ver lo que dispone,
y Antonio les dice, -
No entréis en sembrado
iros por los montes
y los ricos prados.
Al tiempo de alzar el vuelo,
cantan con mucha alegría
despidiéndose de Antonio
y toda la compañía.
El señor obispo,
al ver tal milagro
por todas las partes,
mandó publicarlo.
Arbol de grandiosidades,
fuente de la caridad
depósito de bondades,
padre de inmensa piedad,
Antonio divino,
por tu intercesión
merezcamos todos
la eterna mansión.
Y el Youtube, para practicar en karaoke pio-antoniano:
Ténganse en cuenta que al ser romance está sujeto a mil variantes, con lo que le caben las propias variaciones de cada lugar y/o tradición.
Lo importante es que se cante.
+T.
Me cantaban el romance hace más de 50 años. Magnífico naïf que conmueve. Gracias, muchas gracias.
ResponderEliminarY no se olvide que el santo nació en Lisboa, donde se le festeja con gran emotividad, y hasta jolgorio.
ResponderEliminarYo recuerdo haber escuchado en la radio no hace mucho un cantante moderno cuyo nombre por desgracia no retuve que cantaba una versión de este precioso y conocidísimo romance. En mi época de recolector de romances orales recogí muchas versiones en las provincias de Huelva y SEvilla.
ResponderEliminarSon uds. muy amables, muy atentos: San Antonio les pague todo con salud y gracia. Amén.
ResponderEliminarAprovecho para pedir información sobre otro romancillo del que solo encarrilo el comienzo:
"Antonio, divino Antonio,
alfiler de mi pechera,
cinta de mi escapulario,
cadena que al cielo lleva..."
y ya no sé/no recuerdo más.
Mi padre cantaba una versión "de campamento", con la misma musiquilla, sobre las habas que se comían de lunes a sábado, una especie de retahila que se re-encabalgaba y volvía a empezar lo mismo.
¡Qué cosas!
¿Saben uds. algo?
'
Antonio, divino Antonio,
ResponderEliminaralfiler de mi pechera,
cinta de mi escapulario,
cadena que al Cielo LLEGA.
Del Cielo viene bajando
una corona de flores,
en medio viene un Antonio
que quiebra los corazones.
Para buscar novio.
Lector esporádico-inidscreto.
Soy yo, otra vez. Mire por interné, en la página 724 del tomo IV del Cancionero Popular de Priego (poesía cordobesa de cante y baile), de Enrique Alcalá Ortiz.
ResponderEliminarEl grupo "Nuevo Mester de Juglaría" cantaba una versión del milagro de los pajaritos muy semejante a la del post. Alguien más ducho en descargas sabrá dónde encontrarla.
ResponderEliminarTambién he conocido personas que asociaban la devoción a San Antonio con el número 13. Contrarrestando así esa suprestición que lo echa a mal agüero.
—¡Somos trece a la mesa!
—¡Qué bien: San Antonio!
En una España hambrienta era lógico que se cantaran romancillos como el que sigue y que recuerdo haber oído en Málaga. No sé si la transcripción es exacta, ni siquiera si es completa, pero imagino que deben estar registradas innumerables variantes locales; desde luego muestran a las claras una sociedad nada opulenta, sin embargo parecía más alegre que la actual.
ResponderEliminarEl tocino y la morcilla
se despidieron diciendo
habas tenéis que comer
hasta que pase el invierno
habas puse el lunes
habas puse el martes
el miércoles habas
y el jueves guisantes (tomates?)
Señora Juana, hortelana
péseme usted bien las habas
que somos mucha familia
y nos quedamos con ganas.
habas puse el lunes…
El jueves puse cocido
por ver si me convenía
y como no me convino
habas puse al otro día
habas puse el lunes…
Yes, Anco Marcio!
ResponderEliminarEsa era la que cantaba mi padre, como "tabarra" de campamento (no sé si hasta del "cancionero de guerra").
"Habas puse el lunes/ habas puse el Martes/ el Miércoles habas/ y el Jueves guisantes..."
¡Qué cosas!
A mi padre le hacía muchísima gracia, pienso que porque lo asociaba con algo o alguien.
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Me alegro mucho Terzio. Siempre es gratificante recordar aquel paraiso perdido de la niñez. Realmente el romance tiene gracia y el encanto de la inocencia.
ResponderEliminarSiempre me sorprende y me cautiva.
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