No soy sinodálico porque soy católico, y lo sinodalical no es católico cabal. Antaño hubo sínodos, pero de otra especie, con otras intenciones, motivos y objetivos, que no son los de hogaño, tan sospechosamente alejados de aquellos, sin ese sello de catolicidad y apostolicidad, por temática, esquemáticas y simétricas intrínsecas con heréticas alquímicas de antropológica centralidad y tendencia, de sospechosa y constante modernística matriz y genealógica germánica. No añado el genético vaticánico-segundístico porque el díptico es obvio por fatídica semántica, tan tácita y empática, tan des-católica.
Conste que no desafío a nadie con este manifiesto blogístico, pero cónstele a nadie que lo cómico que escribo es por lo trágico que veo. ¿Soy sinodálico-fóbico? Más bien, yo diría, escéptico-sinodálico.
Y romántico-escolástico, cada día plus platónico-tomístico y, por circunstancias tácticas, retórico-poético; los problemáticos dirían ultra-católico (no me ofendo).
+T.
genealógica germánica... No hay mucho que decir.
ResponderEliminarEstamos todos un poco asombrados, asustados, cansados.
Extrañados ante lo que pasa en Alemania,
Extrañados ante un presidente de u.s.a. como Biden, católico y abortista
Extrañados ante un papa que no entiendo.
Manuel.