El Niño Jesús, marcado con sangre,
lloraba en los brazos de su Santa Madre.
Su Circuncisión según vieja ley
le profetizaba ya doliente Rey.
Jesús es su dulce y sagrado nombre,
Santo, Inmortal y Fuerte que salva a los hombres.
Con su pecho santo la Virgen consuela
al Hijo que todas nuestras penas lleva.
Bendita pasión de tan tierno Infante,
bendito su llanto que salvos nos hace,
bendita su alma, bendito su cuerpo, bendita su carne.
¡Bendita por siempre su Preciosa Sangre!
+T.