De Dios estable e inagotable fuente
manso y humilde, paciente, herido
que amando hasta el extremo ha padecido
haciendo entre tierra y Cielo paz y puente.
Refugio y bendición del penitente,
fuerza y sanación de todo herido
del paso vacilante del perdido
norte feliz y sol siempre en oriente.
Si vencidos nos ves, Tú reina y vence
lo que en nuestra batalla no pudimos:
¡Que venga ya tu Reino, que comience
al fin a ser real lo que pedimos
y en tu Corazón se una y entrence
la Vid eterna con nuestros racimos!
+T.