domingo, 6 de agosto de 2017
La femi-perversión que la Iglesia no condena
No sé si alguno recordará al doctísimo y venerable padre Antonio Orbe S.I. cuando en alguna de sus clases magistrales en la Gregoriana comentaba, al paso de algunas cuestiones, que en el futuro más próximo el peor peligro para la Iglesia, en doctrina y en moral, llegaría desde el mundo de la mujer. Se refería - sin saberlo concretamente entonces - a cosas como esta (atención los timoratos, que el artículo es aberrante y contiene fotos impías):
Poner fin a las mentalidades machistas que distorsionan la fe:
"Si Jesús se encarnó en un varón, ¿la salvación que nos trae es igual de efectiva para las mujeres?"
La página de Renegación Digital infecta a diario con textos (entrevistas, documentos, citas, recensiones, noticias, comentarios, bulos y otras escorias) como ese, cuya autora es una hembra reivindicante, sedicente 'teóloga' y tan degenerada en ello que malpare monstruosidades tales en el supuesto de que está liberando a las mujeres de una fantástica opresión que ella misma delira con tergiversaciones y manipulaciones atentando impúdicamente contra lo más sagrado. Es obvio que ella y la gente como ella ya no tienen fe, la han perdido y sólo mantienen un esqueleto verbal con el que van construyendo la monstruo-teología de su aberrante degeneración, con más o menos consciencia de su depravación, pero absolutamente sabedoras de su ofensivo y agresivo desafío. No tienen fe pero si mantienen y difunden un intenso e implacable odio a la fe.
A esta teologuesa del artículo le falta decir que odia al Cristo-Varón de los Santos Evangelios. Por supuesto, el odio profesado y no confesado incluye todas sus concomitancias: Odia también a la Virgen y la Virginidad, odia a la Madre y la Maternidad, odia con diabólico odio a la Esclava del Señor y odia satánicamente que el Evangelio diga -'Aquí está la Esclava del Señor'. Odia el Magníficat que canta -'Dios ha mirado la humillación de su Esclava'. Odia a Isabel porque es madre gestante y orante. Odia a la suegra de San Pedro porque se levantó del catre a servir a Jesús y sus Apóstoles. Odia a la hemorroísa que tocó con temor y temblor el manto de Cristo. Odia a la pecadora que lloró y embalsamó, besó y cubrió con su cabellera las plantas del Señor. Odia que María de Betania se echara a los pies de Jesús y se los perfumara con nardo. Odia a las Miróforas que fueron al alba al Sepulcro. Odia que la Magdalena hubiera tenido siete demonios. Odia el -'Noli me tángere'. Odia que no haya más escenas con Magdalena. Odia a San Pablo. Odia el Apocalipsis. Odia que la Babilonia meretriz sea hembra y odia que la tentada fuera Eva y no Adán. Odia-odia-odia que Eva fuera hecha con la costilla de Adán. Y odia hasta reventar en bilis de odio el -'parirás con dolor, estarás bajo tu marido y él te dominará'.
En reacción, clamará y voceará ¡machismo! y ¡machista! cada vez que se vea obligada a afrontar uno de esos textos. Hará un expurgo de textos machistas suprimiendo passim personajes y escenas, profecías y profetas, libros enteros de la Biblia. Propondrá una Biblia revolucionaria y transexual con una María de Nazareth militante de la liberación de la mujer, una Marta de Betania líder sindicalista del sector servicios y una Magdalena híper-sexualizada y marimacho todo a la vez, castigadora del los Apóstoles y fundadora de una iglesia alternativa ltgb (¿se escribe así?) vanguardista avant la lettre.
¿Y la Iglesia qué dice; qué respuesta tiene la Iglesia para adefesios pseudo-teologicos de esta clase? Pues, según la táctica - ya se sabe - asumida premeditadamente por el Vaticano2º, concilio pastoral-no-dogmático, la Iglesia, no condena nada ni a nadie. '¡¡Quién es la Iglesia para condenar!!', argumentan según el célebre dixit francisquista.
+T.