viernes, 13 de marzo de 2015
Jubileando
Yo tenía 15 años cuando el Jubileo de 1975, el primero que recuerdo. El siguiente que se preveía sería el del 2000, pero en el intervalo Juan Pablo II celebró el Jubileo Extraordinario del MCML aniversario de la Redención, en 1983, como secuela del que proclamó, también extraordinariamente, Pio XI en 1933. Con este recién anunciado por PP Franciscus - Deo volente - vamos a tener el tercer año jubilar extraordinario en menos de un siglo; y contando los ordinarios de 1950, 1975, 2000 y el ya previsto del 2025, sumando el también extraordinario concedido por Pablo VI con motivo de la clausura del Concilio Vaticano IIº, del 1 de enero al 29 de mayo de 1966, en cien años se habrán celebrado nueve jubileos, cinco ordinarios y cuatro extraordinarios.
El registro de las jubilosas efemérides hace inflexión en el Año Jubilar de 1950, con Pio XII rigiendo una Iglesia Católica pujante; el de 1975 ya estaría marcado por la crisis del post-concilio, y los de Juan Pablo II llevaron impresa la huella voluntariosa de un siglo cerrado y otro abierto por el entusiasmo juanpablista característico de aquellos años de continuos fastos y decadencia católica continua.
Este nuevo extraordinario de PP Franciscus, desde la Inmaculada del 2015 a Cristo Rey del 2016, no se explica salvo por la voluntad de èl mismo. Tiene de bueno que así, por encima de sinodalidades y colegialismos, usa una prerrogativa exclusiva del Papa que es, realizando algo que sólo el Papa puede hacer.
Lo discutible es el recurso, acumulando jubileos en un plazo tan corto entre uno y otro, desvirtuando por la repetición inmoderada el valor del jubileo en sí, cuyo significado depende, en cierto sentido, de su periodicidad según la tradición.
Y lo preocupante, dadas las circunstancias que coinciden con las sesiones del Sínodo de la Familia: ¿No se pretenderá misericordiear algunos temas polémicos como la admisión a los sacramentos de los divorciados re-casados y/o el reconocimiento de las parejas gays?
Con redundante expresión PP Franciscus ha dicho que el Jubileo tendrá como centro la misericordia. ¿Se habrá querido referir a alguna nueva misericordia hasta ahora inédita en un jubileo?
Oremus, ergo, fratres, pro fructibus Iubilei Misericodiae et pro conversione iubilanturorum ómnium.
+T.
El Papa ha dicho que siente que le quedan dos o tres años más...y de sus palabras se deduce que no descarta una dimisión a lo Benedicto XVI. La dimisión de Francisco será una bendición para la Iglesia...salvo que le sustituya un Francisco II.
ResponderEliminarNo, for God's sake one Francis is enough per omnia saecula saeculorum....don't you think, fr. Terzio that this will be the Bergoglio's jubilee and not a Holy Year of the faith? What faith? Empty churches, seminaries, no faith even in the shepherds and they call it holy year? C'mon, we still have a thinking brain, don't insult our intelligence. Have a nice Laetare Sunday, dear fr. and pray for us.Thanks. God bless+
ResponderEliminarLa misericordia es el remedio al pecado,y como en este mundo hay tanto pecado acumalado,necesitaremos una dosis inusual. Yo que soy un gran devoto de Santa Faustina Kowalska,creo que se están cumpliendo las profecías de sus escritos: después de un tiempo de misericordia vendrá la justicia con todo su rigor.
ResponderEliminarLa misericordia levanta del pecado, nos saca del lodo del pecado. Si nos deja como estamos entonces no es misericordia. Santa Faustina explica que la devoción de la misericordia prepara la segunda venida.
ResponderEliminarGeneralmente, cuando los papas prevén que no van a llegar al Jubileo Ordinario -el próximo toca en 2025-, convocan uno extraordinario.
ResponderEliminarSi el blogger sospecha de las intenciones de Francisco, yo desconfío más que el blogger: me las malicio peor que malas.
ResponderEliminarPeeero... Francisco es el Papa (igual que Caifás «era Sumo Sacerdote aquel año»), y tiene el poder de las llaves, y si él proclama un año de la Misericordia eso queda atado en el Cielo: se abre un tiempo de Misericordia que a los pecadores más nos vale aprovechar. Los medievales rezaban así: Miserere mei, Dómine, dum tempus est miserendi. Porque como bien ha dicho alguien antes, al tempus miserendi sucede el tempus judicandi.
Que el Año de la Misericordia sea para nosotros spatium veræ poenitentiæ.
Bravo por don Miserandus; ha dicho exactamente lo que entré a escribir.
ResponderEliminarMis saludos, don Terzio.
Ténganos presente en sus Misas diarias a sus lectores.
Culpa rubet vultus meus
http://in-exspectatione.blogspot.com.ar/2015/03/el-putsch-de-la-misericordia.html
ResponderEliminar¿Y el año de la Vida consagrada?
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