El aire que dormía
un sueño de amargura y negra pena,
la noche que mataba
con muerte de tristeza y hondo miedo,
la sombra que arrastraba
su coda tenebrosa amenazante...
...todo lo oscuro volvióse claro al alba.
Al vuelo en descensión del blanco Arcángel
seguíale una luz de eterno cielo,
un rastro incontable de luceros...
La puerta se quedó abierta en lo alto,
abajo Gabriel rezaba el primer Ave,
y el seno de la Virgen acogía
hecho carne suya al Hijo Eterno.
Con suave y nueva, nunca oída, melodía
los Querubines coreaban en la Gloria
el primer Evangelio: ¡Ave María!
Ex Voto
+T.
Muy muy hermosa, muchas gracias padre Tercio y rezamos, siempre. Que Dios os bendiga.AK.
ResponderEliminarBuenas, soy Jorge, de Buenos Aires.
ResponderEliminarQuería preguntar si conocen esta página: http://denzingerbergoglio.com/puertas-sacramentos/