miércoles, 22 de octubre de 2014
Siniestro personaje
Si confunde (y promiscua) la Caja de Pandora con los Establos de Augias, si conoce la teología como la mitología, el tal debe de desenvolverse en un penumbroso universo de enredos mal deslindados y proyectos desenfocados.
El tal a quien me refiero es ese que dicen que es la eminencia gris de PP Franciscus, que en una entrevista, a propósito del Sínodo estridente, se desvela un engendro digno de vigilancia, dada su privilegiada situación/relación, sub umbra Petri.
No sólo se enreda con la mitología cuando dice que "...Si no se abre la caja de Pandora, lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra..."; no sólo parece que no sabe quien era Pandora, ni qué era su caja, sino que, con suma desconsideración, arremete contra los sinodales rebeldes (i. e. ortodoxos) con incontenible displicencia/violencia, y anima a la jerarquía a practicar el nihilismo moral, pues según este privilegiado prelado argentino "...lo que faltó fue que los obispos se preguntaran, como hizo Francisco, '¿quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?' (...) ".
Además del malestar por sus declaraciones, confieso que hago esta crítica afectado por la repugnancia del tipo somático del personaje, que me resulta visceralmente antipático, quizá por similitud con un conocido (indeseable), también clérigo, moreno cetrino, cabeza ovoide, mirada lánguida y vestimenta clergyman poco creíble.
Su foto me ha recordado, como en un flash, al vampiro de la peli de Murnau, el abominable Nosferatu.
En suma, digamos que ha aparecido en la escena un siniestro personaje de la corte-camarilla francisquista.
Si prospera, como medre, vamos listos.
+T.