Este era Pell
este es Pell
pero este es el mismo Pell
y este es también Pell
incluso este es también el idéntico Pell
No es extraño que nos preguntemos:
¿Quién es Pell?
¿Cual es el verdadero Pell?
¿Existe un Pell verdadero?
That's the question...
+T.
jueves, 10 de julio de 2014
Gobernanza francisquista
Lo de los 8 súper-cardenales (nueve con Parolín) va a ser (ya lo habíamos imaginado) parto de viento y más de lo mismo, aunque con la aneja cuota de desgaste y descrédito. Una comisión con esa composición, con Pell como hombre grave del cuadro y Maradiaga como mascarón carismático, todos ellos sub PP Francisco, no apuntaba nada extraordinario, salvo lo memorable del cuadro y la expectación suscitada.
La prensa más francisquista, la más proclive al régimen, marca distancias, fríamente crítica, antipáticamente decepcionada. Primeramente por el nuevo presidente del IOR, que dicen que procede del círculo de Bertone, el desafortunadísimo ex-secretario de estado:
El clan Bertone coloca a De Franssu al frente del Banco Vaticano
Yo no entiendo rien de finanzas, menos todavía de asuntos de alta banca, pero lo del IOR sí entiendo que debe ser un monumental lío, pues el asunto (o los asuntos) de esa banca vienen rodando desde tiempos de Pablo VI, es decir, desde los años del Vaticano II y siguientes. La cosa es tan especial que hasta ha nacido un género de ficción (novela y cine) en torno al IOR, una colección que con el vatileaks como material real para nutrir próximas ficciones seguirá distrayéndonos con novelorios de kiosko de estación y aeropuerto. Novela, ficción, pero con monumentales hechos reales como base argumental.
En VaticanInsider publicaban ayer un interesante artículo sobre el empeño malogrado de Casaroli, que también quiso desinfectar el IOR, y por poco fenece del sofocón que le causó el empeño: Quando Casaroli provó a cambiare lo IOR
Si me preguntan, yo diría que lo del IOR es un problema típicamente italiano que tiene dificilísimo arreglo y porvenir (honrado) mientras sea un banco que opera en Italia con mucho capital directa o indirectamente italiano. Si es necesario para la economía del Vaticano (que es un estado soberano), alimentar escrúpulos timoratos en torno al IOR es impropio, puesto que un banco es un banco como una letrina es una letrina. Si me explico. Que pongan al frente a gente honrada, que renueven los cargos regularmente, y que regularmente hagan una buena desinfección. Y que siga (si debiera seguir).
La segunda noticia propiciada por la camarilla de los súper-cardenales es el nombramiento de un super-man para dirigir la re-estructuración de los medios de comunicación de la Santa Sede:
El ex-presidente de la BBC presidirá la comisión para reformar los medios de comunicación del Vaticano
Un señor importantísimo, Lord de la Gran Bretaña, que - es de prever - cobrará una millonada como la que cobran todos super-gestores de alto standing.
Mirando atrás, las comunicaciones en tiempos de JP2º se gestionaron muy bien, entre los viejos elementos jesuitas de Radio Vaticana y L'Osservatore, los jóvenes talentos de los Legionarios de Cristo que se colocaron passim en todos los despachos que pudieron, y la eficacísima labor del numerario del Opus Dei Joaquín Navarro-Valls, uno de los hombres más valiosos y competentes al servicio del Papa de entre todos los seglares que han ocupado alguna responsabilidad en el complejo organigrama vaticano. Como otros, yo también he pensado muchas veces que con Navarro-Valls en su sitio, donde estaba, con las mismas competencias oficiales y oficiosas que tuvo con JP2º, los lamentabilísimos episodios habidos en el entorno de Benedicto XVI no habrían ocurrido (o, de haberlos habido, se hubieran solucionado de forma más efectiva y favorable).
Poner a un lord inglés al frente de las comunicaciones del Vaticano es una ocurrencia propia de cabezas ilustradas como Pell, o Maradiaga. A ver cómo discurre el invento.
Pensamos que traer a uno de fuera para hacer lo que pueden hacer muy bien la gente de casa, es un disparate muy caro y una indiscreción muy imprudente.
A estas alturas, no sé qué dirán de la sencillez y simplicidad de PP Franciscus sus aplaudidores francisquistas, no me lo imagino.
+T.