Demos gracias por lo bienes
y por los males pidamos
elevemos nuestras manos
y nuestros ojos al cielo.
Recordemos a los buenos,
oremos también por los malos,
que todos en bien crezcamos
y no nos empeoremos.
Con confianza imploremos
para todos mejoría,
y la súplica acompañemos
rezando un Ave María.
Y mejor - si lo sabemos -
al Dios Clemente recemos
agradecidos, Te Deum:
Te Deum laudamus: te Dominum confitemur.
Te æternum Patrem omnis terra veneratur.
Tibi omnes Angeli, tibi Cæli, et universæ Potestates: Tibi Cherubim et Seraphim incessabili voce proclamant: Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt cæli et terra majestatis gloriæ tuæ.
Te gloriosus Apostolorum chorus, Te Prophetarum laudabilis numerus, Te Martyrum candidatus laudat exercitus.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, Patrem immensæ majestatis: Venerandum tuum verum et unicum Filium: Sanctum quoque Paraclitum Spiritum. Tu Rex gloriæ, Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius, Tu, ad liberandum suscepturus hominem, non horruisti Virginis uterum.
Tu, devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna cælorum. Tu ad dexteram, Dei sedes, in gloria Patris. Iudex crederis esse venturus.
(los versículos siguientes se rezan de rodillas)
Te ergo quæsumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti.
Æterna fac cum Sanctis tuis in gloria munerari.
Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuæ.
Et rege eos, et extolle illos usque in æternum.
Per singulos dies benedicimus te; Et laudamus Nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.
Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri domine, miserere nostri.
Fiat misericordia tua, Domine, super nos, quemadmodum speravimus in te.
In te, Domine, speravi: non confundar in æternum.
V. Benedicamus Patrem, et Filium, cum Sancto Spiritu.
R. Laudemus, et superexaltemus eum in sæcula.
V. Benedictus es, Domine, in firmamento cæli.
R. Et laudabilis, et gloriosus, et superexaltatus in sæcula.
V. Domine, exaudis orationem meam.
R. Et clamor meus ad te veniat.
V. Dominus vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Oremus.
Deus, cujus misericordiæ non est numerus, et bonitatis infinitus est thesaurus: piissimæ maiestati tuæ pro collatis donis gratias agimus, tuam semper clementiam exorantes; ut, qui petentibus postulata concedis, eosdem non deserens, ad præmia futura disponas. Per Christum Dominum nostrum. Amen
+T.
miércoles, 31 de diciembre de 2014
La pastoral del prelado
De vez en cuando recuerdo que los católicos estamos tan faltos de líderes, que levantamos en peana al primero que entona un simple pío-pío. Por eso algunos se han apuntado a la claque del prelado de Alcalá, a punto de encenderle velas en vida. Y yo no le veo el mérito; más bien discuto la oportunidad de temas y referencias, lo que otros le aplauden, precisamente.
Casi medio siglo después de Franco, todavía supervive un catolicismo español que no ha digerido que aquello pasó, que no existe un estado católico ni un partido político de bases católicas que represente a unos electores católicos. A estas alturas, quejarse en una pastoral de que Rajoy se comporte como uno más entre los presidentes de gobierno de la Europa del 2014 y su entorno político-social me parece, fifty-fifty , tan ingenuo como insensato.
Si Rajoy hubiera profesado el juramento anti-modernista antes de emprender su curriculum político, si hubiera prometido a la CEE un determinado programa, unos objetivos, habría cierta razón para llamarle la atención, pero Rajoy - que se sepa - no se comprometió a nada con los Obispos ni con los católicos españoles, no consta.
¿O acaso hubo algo? Si hubo, cuéntese con pelos y señales. Si no, evítese el esperpento sagradoescrituresco de trasmutar a Rajoy en Esaú en una disertación limitada a un determinadísimo sector católico que - me temo - ya ni siquiera recuerda o sabe la historia del potaje de lentejas y las triquiñuelas de los hijos de Isaac y Rebeca.
Quienes nunca hemos depositado esperanzas en Rajoy ni en su peperío, no nos sentidos ni defraudados ni traicionados con él ni con su tropa. No merecen una pastoral de obispo, no hay materia ni lugar.
Lo necesario, lo urgente, lo oportuno, lo conbativo sería una pastoral de obispo - de Alcalá o de la Cochinchina - apuntando al Sínodo, a sus fautores, a lo que está en juego moral-doctrinal, a quien maneja el timón y a la mar procelosa que amenaza a la barca.
Esa sí que sería una pastoral valiente de un obispo aguerrido, esgrimiendo el báculo, con la mitra bien puesta, precaviendo, defendiendo, denunciando y advirtiendo.
...pero lo de las lentejas de Rajoy, aguachirle (aunque algunos se lo hayan tomado por alquitarado destilado de esencias).
+T.
lunes, 29 de diciembre de 2014
Thomas Becket, tan lejano
Cada año confieso, como un rito privado, mi devoción por Thomas Becket, gran Santo, cuyo ejemplo martirial es hoy, en Europa, una clamorosa denuncia contra el episcopado europeo, tan lejos de seguir las huellas con rastro de sangre de Becket.
Escribo con la noticia fresca del repugnante obispo de Amberes, ese que reclama reconocimiento eclesial del pecado nefando. Aunque lo nieguen (por el momento), no tengo claro si lo que pretenden estos degenerados mitrados (porque no se trata sólo del de Amberes, seguro que hay más) es 'sacramentalizar' la aberración sodomita y la juntura de torcidas hembras y machos contranaturalizantes. Sea lo que sea, en el fondo de la postulación del infecto epíscopo belga late una conversión al mundo, una entrega a la corriente inmoral paganizante que domina e impregna la decadentísima Europa, mercado común atque común prostíbulo.
El martirio cristiano siempre que ha ocurrido ha sido contra mundum, contra los poderes y las seducciones del mundo. Cuando los cristianos siguen la corriente, no hay Mártires, sino abundancia de pecadores enredados en las charcas hediondas del mundo. Obviamente, el pestilente prelado de Amberes no tiene, ni remotamente, vocación martirial, su tendencia es acomodarse a las tendencias,
¿Nos volvemos hacia Dios, o miramos al mundo dando la espalda a Dios? Curiosamente, en la rubricación ceremonial imperada por la reforma post-conciliar, el sacerdote queda justamente así, dando la espalda a Dios y mirando al pueblo, en diálogo con el pueblo, en dirección al pueblo, con el Oriente a la espalda. En todo caso, el neo-altar postconciliar es un obstáculo entre el sacerdote y el pueblo; si se pone la Cruz sobre el altar, también - dicen - obstaculiza la vista del pueblo.
Se mira al pueblo y se termina adoptando las cosas del pueblo, posturas, modas, opiniones, corrientes; se miran las cosas del mundo y se asimilan con fascinante facilidad. Siendo hijos de Eva, llevamos el apetito de lo prohibido tan a flor de piel, tan activo. Miramos, apetecemos, tomamos, comemos, caemos, invitamos a otros a caer. Muchas veces, en el como de la a-moralidad, imperceptiblemente, con casi plena inconsciencia.
Así ha debido ser la secuencia, el proceso, del aberrante obispo de Amberes. Lástima que no tengamos espectógrafos secuenciales del alma para ver como se forman los pecados. O no, no hay que lamentar que no existan aparatos para ver las operaciones del alma, siendo todo bien conocido de Quien tiene que conocer estas cosas, y nadie más.
Conque decíamos que con esta casta episcopal hodierna no tendremos mártires obispos, con la falta que nos hacen.
En Madrid, tampoco habrá un Becket, por lo menos próximamente. No, la Almudena no podrá atesorar reliquias insignes de un arzobispo martirizado habiendo luchado contra mundum. ***
En Oriente Próximo, donde impera la abyección mahometana, allí sí, allí sí tendrán abundantes reliquias de prelados estilo Becket, hombres de Dios, verdaderos hombres de Iglesia, defensores del honor de Dios. Gracias a Dios.
Occidente, declinante, decadente capite et in membris, ya no defiende el honor de Dios, ignora, incluso, que es el honor de Dios. Becket está muy lejos.
n.b._He puesto de ilustración de cabecera ese cuadro tan dramático, que un amigo me ha enseñado esta mañana: Albert Pierre Dawant, 'La muerte de Thomas Becket', en el museo de Fécamp, una imagen impresionante. Aunque prefiero las escenas que representan el martirio con S. Thomas Becket de cara al altar, con los criminales detrás.
*** La indignada pastoral contra-rajoyana del perlado de Alcalá, no vale, no lleva impronta becketiana, porque el perlado tal no lucha por el honor de Dios, sino que clama contra quien consideró que era su defensor, su paladín, su aliado. Conque aplíquesele al mentecato la sentencia del profeta 'Maldito el hombre que confía en el hombre y en la carne pone su confianza ' Nada más. No hay madera de mártir en Alcalá.
+T.
domingo, 28 de diciembre de 2014
El Nacimiento
Cuando chico, el primer Nacimiento que recuerdo era grande, largo y profundo, que ocupaba todo el testero del salón, bajo el espejo veneciano, con el tablero y el medio tablero y los cuatro caballetes, tres de frente y uno esquinado. El portal era de corcho, y el castillo de Herodes de escayola blanca, con los perfiles pintados color madera y unas palmeras de alambre y cartón. Los tres Reyes Magos iban entre los riscos de corcho y las palmeritas, por un caminillo de serrín. Abajo a la izquierda se figuraba el pueblo de Belén, con casitas de cartón y corralitos con pavos, gallinas, pollitos, cabritas y vacas; más al centro se ponía el río, con muchos patitos de barro sobre un papel de plata con un cristal encima. Los pastores con las ovejitas se repartían por los corchos, las figuras grandes más adelantadas, debajo, y las más pequeñas detrás, en alto. En el rincón de la derecha se ponía una cueva con el demonio dentro, con un papel colorado y una bombillita, que representaba el infierno rabiando porque había nacido el Señor.
También recuerdo otro, más recogido, que se puso en el estrado del recibidor, sobre una de las arcas grandes, debajo del cuadro grande del Ángel de la Guarda, allá por el año 1966, con un Misterio nuevo que compró mi padre en la calle José Gestoso porque las figuras antiguas estaban muy estropeadas. También compró unos Reyes, pequeños, pero muy bonitos, con los tres pajes, pintados y dorados. Tia Antonia hizo un naranjal en una de las esquinas, con ramitas de lentisco y naranjitas y limoncitos de caramelo sujetos con alfileritos, que tuvo que reponer dos o tres veces porque nos los comíamos con esa delectación tentadora e irresistible con que gustan las cosas prohibidas; el demonio en su cueva estaba junto al huertecillo, también, aunque nuestras travesuras sólo fueran pecadillos veniales, acaramelados.
Los años del luto por abuela Antonia y abuelo Emilio nos colocaron el Nacimiento en la alcoba entre el recibidor y el despacho de mi abuelo, para tenerlo reservado a las visitas. Cuando cantábamos con las panderetas, cerrábamos la puerta para que no se oyera en el salón ni en el comedor. Uno de aquellos años, nos trajeron por primera vez un árbol para adornar, que era un pino redondo, mediano, que mi tía plantaba en un garrafón enorme de cristal verde, sobre uno de los soportes de hierro de los macetones del patio. Quedaba muy bonito en el rincón de entrada al comedor, con las lucecitas de colores, las tiras de flequillos brillantes, la estrella arriba, las bolitas de cristal y unas piñitas pintadas de purpurina. Pero mi hermano Ricardo, de un balonazo, reventó la gran damajuana de cristal, y ya no se volvió a poner el pino.
Cuando se vendió la casa grande y nos mudamos al piso, el Nacimiento lo poníamos en la entrada, sobre el arca, apoyando los corchos en una de las rinconeras. Yo, que ya me hice cargo del montaje, sustituyendo a mi tía, tenía en mente una estructura ideal, alta y con tres o cuatro niveles, que nunca logré, siempre me salía más o menos igual. Mi punto flaco era la iluminación; todos los años fundía los plomillos al encender las lucecitas del portal (y la cueva del demonio).
Ahora pongo el Nacimiento reducido, sólo para mí, como un rito obligado de Navidad, piadosamente pero sin la maravillosa ilusión de cuando era niño. Coloco solamente el Misterio, La Virgen, San José y el Niño, sin mula ni buey. El Niño es el resto sobreviviente más antiguo de otros nacimientos pasados, una figurita de terracota con ojitos de cristal, desconchado, roto y pegado. También, cerca, a los lados o en algún hueco, donde me caben, meto a los Reyes, a camello, con sus pajes. En torno, unos cuantos iconos, que adornan muy bien, y unas puntas de lentisco. Y la estrella, que es de plata.
Demonio ya no pongo. Aunque tengo por ahí un dragón dorado que pegaría, haciendo las veces.
Durante Navidad y Reyes, encima de la comodilla del dormitorio, junto a unos cuantos calcetines y pañuelos, y el cepillo de los zapatos y un bote de betún, tengo un Niño en la cuna, de los de Olot, pequeño, bonito, de los antiguos, para besar cuando entro y salgo.
+T.
jueves, 25 de diciembre de 2014
Villancico 1
Estrellitas del cielo,
luz de diamante
poned junto al pesebre
del Dios Infante;
vengan mil soles
que alumbren como el día
la Santa Noche.
Florecitas del campo
ricos olores
llevad al portalito
con mil colores;
y con romero
sahumad al Niño,
Dios Verdadero.
Pajaritos del bosque
trinad loores
y haced con suaves plumas
almohadones
para el pesebre
donde yace dormido
Quien nunca duerme.
Pececitos del río
labrad de espuma
una cuna de plata
y luz de luna;
conchas de nácar
trabajad con finura
de filigrana
a Quien aguas divide
y aguas separa.
Criaturitas del cielo,
el mar y la tierra,
contemplad al Creador
que todo crea,
recien nacido
es eterno en su Gloria,
Dios infinito.
+T.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Mjsas de pre-Gallo
Hace cinco años me quejaba del adelanto de la celebración de la Misa de medianoche de Navidad en el Vaticano; léase el articulillo: La Misa de medianoche de Navidad adelantada (comentarios)
Un lustro después, las Misas de pre-Gallo se han impuesto, desarticulando el horario tradicional y la secuencia litúrgica de las Misas de la Solemnidad de la Navidad del Señor, lamentablemente.
De hecho, los sacerdotes eligen los textos, oraciones y lecturas, de la Misa de medianoche y los usan en las Misas vespertinas del día 24 de Diciembre, en vez de celebrar en esa hora la correspondiente Misa de la Vigilia de Navidad.
Ayer, el ABC de Sevilla traía un horario de Misas del Gallo, un total de 128 templos entre parroquias, conventos, capillas y oratorios. Aunque en la lista no estaban todos los templos y capillas de la ciudad, la muestra es suficientemente representativa para sacar conclusiones, una pequeña estadística (torpe y probablemente inexacta, porque soy una calamidad para los números):
Misas del Gallo:
18 h. ............................... 1
18,30 ............................... 2
19 h. ............................... 7
19'30 .............................. 13
20 h. ............................... 36
20'30 .............................. 11
21 h. ............................... 0
22 h. ............................... 0
23 h. ............................... 2
23'30 ............................... 2
24 h. ............................... 53
Total: 74 antes de la medianoche y 53 a la hora tradicional.
Algunas iglesias celebran las dos Misas, la de Vísperas-Vigilia a las 8 de la tarde y la del Gallo a las 12, mi Parroquia entre ellas (aunque en la relación del periódico no figura la de la tarde). Sorprende que algunos conventos hayan renunciado al horario tradicional. En la mayoría de los casos sospechamos que prima la comodidad del horario sobre las consideraciones espirituales, litúrgicas o devocionales. Imagino que si en Sevilla sucede esto, lo mismo pasará en la mayoría de las ciudades. En los pueblos el ambiente es otro, aunque también me consta la desaparición en algunas parroquias de la Misa de medianoche y la acomodación a horarios vespertinos.
En Roma, PP Franciscus ha adelantado el horario, un poco más que Benedicto XVI, empezando la Misa en San Pedro a las 21'30.
Con el particular considerando de que si aquella pérdida del horario tradicional se operó en tiempos del muy liturgo Benedictus, ahora, con PP Franciscus, tan mini-liturgo (incluso, diríamos, infra-liturgo, sub-liturgo, des-liturgo muchas veces), el detalle de la hora apenas significará nada y se irá perdiendo la Misa de medianoche, otra pérdida más entre tantas.
Dentro de poco, los que mantengamos y reclamemos la Misa del Gallo a las 12 de la medianoche seremos mirados como excéntricos tradicionalistas inmovilistas, etc.
Semper ídem!
+T.
martes, 23 de diciembre de 2014
15 pajas en ojos ajenos
Quince - casi docena y media - son las plagas que PP Franciscus detecta en su amada Curia.
(Cualquier cosa son amores /
dicen que decía la Curia /
oyendo las 15 flores). (aquí la noticia)
El docto Rosmini sólo vio, en su tiempo, cinco plagas en la Iglesia. Al fin, tanto concilio y concilieo para que las dolencias, en vez de curarse, se tripliquen en medio siglo. Un desatino. O una mala cura. O una intensa infección de patógenos curiali-víricos - ¡quién lo iba a decir! - que han proliferado en vez de la omnímoda mejoría que las recetas conciliares pregonaban.
A lo peor es por las ventanas abiertas y las malas corrientes (de aire), que son muy traicioneras y en cuanto te relajas y te quitas la sotana, pillas una de las 15 (dolencias) o las quince en ristra, una tras otra, como un rosario.
Si me pregunta algún impertinente si me hecho una analítica con el guión de PP Franciscus, le respondo que no, que como no soy curial estoy exento del rapapolvo pontificio, que no me atañe. Sólo he leído apenas la noticia, pensando que se trataría de una caridad amable más de esas que prodiga a sus bienamados, ogni giorno, en Santa Marta.
(Los bienamados decían /
al oir al Padre Santo /
¡Ay Santo Padre Francisco /
por Dios no nos quieras tanto!).
Así y todo, sólo con la lectura somera, puedo asegurar y aseguro que estoy absolutamente libre, indemne y sano de la décima afección maligna: 10ª - La enfermedad de divinizar a los jefes; es un piojo que nunca me ha picado.
Y muy particularmente me declaro ileso de la 10ª calentura tocante al jefe diagnosticador de las 15 neo-plagas curiales-eclesiales, porque desde que asomo al balcón me resultó evidente. En cuanto salió, el espectro del Dante me sopló fríamente: -'Lasciate ogni speranza!'.
Yo me subí el alzacuellos, me re-abroché la sotana, me puse un solideo de lana y un tabarro veneziano, para no enfriarme.
Y así procuro conservarme. Mejorable siempre, pero de la 10ª, inmune.
+T.
domingo, 14 de diciembre de 2014
Una suave alegría
El color rosado del III Domingo de Adviento conviene al estado que describo, como un matiz aportado por nuestra tradición litúrgica que, por la proximidad del Nacimiento del Señor, deslíe el intenso morado en la paleta espiritual de las cuatro semanas que preludian los misterios del Primer Advenimiento. Y como su primera venida fue en la humildad de nuestra carne, los paramentos sacerdotales recuerdan el color suave del cuerpo de un recién nacido. A mí me lo recuerdan.
También recuerdo escenas de paz y silencio ligadas a la imagen de una madre gestante, ensimismada, recogida en una suave felicidad íntima centrada en su seno y el hijo que en él late. Son momentos de intransferible felicidad, difíciles de explicar, inefables, pero poderosamente impresionantes para quien presencia desde fuera ese cuadro.
Hablar de las cosas del alma, de la vida espiritual, en femenino, es una intuición de muchos maestros cristianos que escogen ese verbo para expresar mejor los pormenores del misterio de la vida sobrenatural de los fieles.
Una tarde, una oración, una meditación, la intimidad del Sagrario, el eco lejano, amortiguado, de la calle, del mundo, el recuerdo recogido de quienes amamos, presentes y pasados, la conciencia sacramental de la Presencia, la sencillez de la oración que balbuce cosas del Cielo desde este suelo, sentir la fuerza que nos viene de lo alto, impregnarse en el aroma encendido del Santuario, aspirar y sentir la elevación de la criatura al Creador, el pulso del amor y la emoción hasta el manso lacrimar que intuye otra forma más alta de sentir.
Una suave alegría, en suma. Siempre perfeccionable, siempre llamando a más hondura, a más altura...
...Ut beatus inventus Inmensus est.
+T.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Inmaculata !!!
¡Quién pudiera verte, Madre,
radiante con doce estrellas
coronada y a tu vera
respirar tu limpio aroma
de inmaculada pureza!
¡Quién pudiera, Pulcra Reina,
acompasar los latidos,
del corazón, los sentidos,
el alma, la vida entera
al molde de tu bendita
gracia de Virgen ilesa!
¡Quién pudiera, oh María,
sentir del Señor la dicha
desde el origen, perfecta,
sin tristeza de pecado,
sin sombra, merma ni pena,
siempre a la luz dorada
de la gracia sempiterna!
Míra a los que lloramos,
estirpe terrena de Eva,
consuélanos y aligera
el peso de la caída,
válenos, del Cielo Puerta,
Sobre el celeste superno
te perfilas toda bella,
Virgen de la Concepción,
de gracia divina llena,
purísima, limpia, integérrima,
fuente de linfa salubre,
Madre del Señor y nuestra.
¡Que al fin entre Serafines
podamos cantarte, oh Reina
sin pecado concebida,
en gracia de Dios concepta!
Ex Voto
+T.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
La Fe de Javier (en defensa de)
Eterno Dios, Criador de todas las cosas : Acordaos que Vos criasteis las almas de los infieles haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.
Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
¿Verdad que parece, confrontando los dos textos, el papal y el javierista, que parecen de distinta religión y doctrina, siendo ambos de la misma? ¿Verdad que parecen opuestos? Pues no, es sólo equívoca impresión, confusión, pues son los dos de la misma Iglesia y sus autores incluso de la misma Compañía. Pero conste que si algo falla en lo dicho y/o expuesto, el fallo no es de Javier, que escribió y rezó esa oración hace cinco siglos; no, el desajuste no es de Javier. Ergo...
Ergo - iba diciendo - hoy que es la fiesta de San Francisco Javier, español tan grande, universal, no mezquino regionalista reduccionista, todo lo contrario: espléndido universalista católico imperialista (imperialista del Reino de Cristo, of course) capitán espiritual de la España grande y más grande, la España del Plus Ultra, hoy que es la fiesta del enorme Javier que predicaba, evangelizaba y bautizaba sin perderse en inculturaciones, ni enredarse en dialoguismos, ni promiscuirse en interreligiosismos ni pseudo-misericordi-caridadizarse firmando acuerdos ni ligarse con paganistidades ( Uds. me entiendo (si yo me explico))...Y todo eso, con todo lo demás.
Pues hoy que es el dia de San Francisco Javier, a quien invoco, por lo que me toca, todos los días (de noche también), hoy - como iba diciendo - quería dejar patente esta muestra preciosa, fina perla oriental, de la particular lex orandi lex credendi de Javier: Eso creía y eso rezaba, así oraba porque era lo que la Fe le ilustraba, el gran misionero católico Francisco Javier modelo de santos misioneros.
En mi parroquia, los devotos le han montado un altar muy bonito:
Este pasado año conseguí un cuadro antiguo representando la muerte de Javier, una clásica iconografía javierista:
Y acompaño el texto del Divino Impaciente correspondiente a la escena:
"Postrado a tus pies benditos.
aquí estoy, Dios de bondades,
entre estas dos soledades
del mar y el cielo infinitos.
Con sal en la borda escritos
fracasos de su poder,
vencida de tanto hacer
frente al mar y al oleaje,
ya va a rendir su viaje
la barquilla de Javier...
Te he confesado hasta el fin
con firmeza y sin rubor;
no puse nunca, Señor,
la luz bajo el celemín.
Me cercaron, con rigor,
angustias y sufrimientos.
Pero de mis desalientos
vencí, Señor, con ahínco.
Me diste cinco talentos
y te devuelvo otros cinco.
...
¡Cuida a mi gente española!
y si algún día mi casta
reniega de Tí y no basta
para aplacar tu poder
en la balanza poner
sus propios merecimientos,
¡pon también los sufrimientos
que por Tí sufrió Javier!
...
¡Morir! ¡Cuanto queda,
tanto que hacer en tu obsequio!
...
¡Señor, en Tí espero!
Sí...No me ocultes tu rostro,
ya va a buscarte tu siervo.
In Te, Dómine, speravi,
non confundar in aeternum!
(Telón)
Cuánto me emociona esa oración, esa recomendación: '¡Cuida a mi gente española!'. Una intención tan valiente cuando Pemán la escribió y cuando se recitaba en la escena de la España que se dirigía al martirio que nuestros enemigos tramaban: ¡Cuida a mi gente española!
Recen Uds. con Javier esta oración ferviente, misionera, evangelizadora y católica. Y metan en las intenciones de Javier (con Javier) a su compañero de Societas, ya saben Uds. a quien me refiero, no hará falta que explicite.
Ex Voto
+T.