viernes, 29 de agosto de 2014
El recambio
La crisis postconciliar general que arruina a la Iglesia se mantiene y no termina por las, a su vez, crisis particulares postconciliares de elementos, sectores e instituciones eclesiales. La Jerarquía es una de las más afectadas, una debilidad especialmente perceptible en estos años pues nos rigen los obispos que fueron encandilados por el V-2º y que sobrevivieron a la cuelga de sotanas (mitad por providencia, mitad por curriculum); pasados por el almíbar juanpablista, con el trauma del paraíso eclesial que el aggiornamento conciliar cacareó y que concluyó en tsunami devastador, ahora, con PP Francisco, se han refrescado como vintage sacado del baúl de los recuerdos y se tunean en look nuevangelización. Setentones a ritmo de rap. Patético's.
En ese marco coyuntural de crisis general, espejismo post-juanpablista y estreno en cartel del Franciscus PP Show, hay que entender el saludo del recién arzobispo electo de Madrid. Lean Uds. (si tienen paciencia):
Primer mensaje de Osoro a Madrid: "Hagamos nuestros los sueños de Dios"
Como es un saludo del género saludo episcopal post-conciliar-post-juanpablista y francisquista, el neo-prelado matritense saluda a todos los madriles de la madrilidad, la madrileñidad y el madridismo, a todo quisque, me parece que también al oso del madroño, al madroño del oso, a Doña Manolita la lotera, al reloj de la Puerta del Sol y a la quincalla de la plaza de Pontejos. A todos (& todas).
En ese saludo-bando a la Villa y Corte aparece esta magnífica (viene de Valencia) traca-cohete abierta en palmera de artificioso y fascinante efecto pirotécnico: "...Hagamos nuestros los sueños de Dios..."
Por mi parte, después de semejante pamplina (con cierto tufo sapiens heresis), mejor callar. A la gente les gusta esas cosas, esas pirotecnias verbales. A mi no. Si las dice un obispo, menos.
Que sí, que sí, que yo lo entiendo; que el contexto, que la metáfora y la alegoría y todo eso. Que ya lo se.
También sé que de estas mitras los remedios consistentes (y valientes), suelen ser pocos.
n.b. Cónstele a quien se haya preguntado que el que esto escribe está libre de querencia rouquista, ni tampoco tenía en mente candidato óptimo para la capital: En materia episcopológica soy escéptico (radical).
+T.
God IS, never dreams, men dream to be like God, that's a little bit different....another bishop who wants to please the BoR...let's go....hay lìo, siempre y mucho mas! Anonymous.
ResponderEliminarTambién se ha despedido de los valencianos, de todos. Se ve que es un señor muy cumplido. No he tenido ocasión de conocer a este obispo porque yo estaba alejada de la Iglesia. Lo que sí que me da que pensar sobre él es que al cura de mi parroquia lo haya premiado y lo tuviera presente en eventos de la catedral, cuando me consta que el tal presbítero es más francisquista que Francisco (¡dónde va a parar!). Espero que nuestro Cañizares tenga otro talante y cambie al cura de mi pueblo para que yo pueda volver a asistir a la Santa Misa en mi parroquia. Aunque no le deseo a nadie que se lo envíen pa su pueblo. Más bien lo deberían de mandar a un seminario como Dios manda en donde lo prepararan adecuadamente en la doctrina católica. Pero eso es pedir demasiado, ¡ay!
ResponderEliminarDice: "a todos los madriles de la madrilidad, la madrileñidad y el madridismo".
ResponderEliminarNo anduvo usted fino, don Terzio, se olvidó "y a todas las madrilas".
Pese a todo ya quisiéramos a Don Osoro en esta desdichada Ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de los Buenos Aires (hoy reducida a una sigla: CABA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) a la que PP Franciscus puso en las manos del Cardenal Poli, figura triste y anodina.
ResponderEliminarMario Caponnetto
Soñar como operación divina, interesante problema teológico especulativo, me pregunto (léase con sarcasmo)si Edward Cornelis Florentius Alfonsus Schillebeeckx O.P escibió al respecto....
ResponderEliminarSe echa de menos sus post post-novena, tan sabrosos y que tanto ayudan a querer a la Reina de los cielos (y Madre de la Iglesia, tan afligida)
ResponderEliminarCon esperanza y afecto,
P. Albrit
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