El aire que marcea
con brisa de romero
platea las finas alas
de Gabriel, mensajero,
que trae desde la cúspide
estrellada del cielo
la antigua profecía
vuelta nuevo Evangelio.
Portando una cándida azucena,
dice -'Ave, de gracia llena,
Dios es contigo, María,
no temas, sin par doncella,
que Dios con gracia te mira
y en ti sus dones recrea,
pues madre serás del Hijo
que en tus vírgenes entrañas
engendrará el Santo Espíritu
con potencia sacrosanta,
un Hijo que salvará
a la humanidad esclava
y reinará eternamente:
Jesús, fruto bendito
de tu inmaculado vientre'.
La Virgen, sencilla, reza
con obsequiosa aquiescencia:
-'Aquí está su humilde sierva,
que su Palabra en mí sea'.
Y un ejercito de ángeles
al cielo con ellos llevan
el 'Ecce Ancilla Dómini'
de la Virgen nazarena
y presentan al Dios Uno
y Trino aquella respuesta
que repara ante el Creador
la desobediencia de Eva.
Canten los ángeles todos
con ecos angelicales
¡Ave, María, Salve Madre!
que para salvar al hombre
el Verbo en ti se ha hecho carne.
Pídele, Virgen Bendita,
de Él y nosotros Madre,
que de su Reino gocemos
y eternamente alabarle.
Ex Voto
+T.
Como siempre, belleza de la poesía que lleva en sus entrañas la Fe. Me encanta. Me encanta que se nos haga meditar a través de la Belleza. Es que la Verdad no puede ser Bien sin Belleza.
ResponderEliminarSuscribo totalmente lo que dice Josefina. Gracias, padre.
ResponderEliminarBien podrían incluirlos en la Liturgia de las horas, que hay algunos que vergüenza da rezarlos.
ResponderEliminarNo es lo que está roto, no...
P. Ruiz
http://caballerodelainmaculada.blogspot.com.ar/2014/03/meditaciones-para-la-cuaresma-lunes-de_30.html
ResponderEliminarmuy bueno