La palabra del Señor sobre la irrevocabilidad de una vocación asumida (la vista de aquel que empuña el arado no puede permitirse mirar atrás cfr. Lc 9, 62) tiene en este caso - esa es mi opinión - una particularísima casuística, que no debiera haberse dado. El Papa no puede aparecer detrás o bajo la sombra nostálgica del profesor.
Confirmar la fe es enseñar la Revelación, el Misterio de Cristo, tal y como ha sido recibido por los Apóstoles, y mantener firmemente la regla de fe del Magisterio, una doctrina, una solamente; confirmar la fe no es exponer una galería de opiniones, de autores, de obras, de exégesis, de hipótesis abiertas a otras opiniones que puedan ir llegando de mano de otros autores, de otras obras, con otras hipótesis, dejando en suspenso, en el aire, una vaga indefinición, tanto más cuanto ello, como en este caso, puede suponer la desacreditación/credibilidad de un texto sagrado que es fuente de Revelación
El autor, Joseph Ratzinger (o Benedicto XVI???) se comporta como un docto erudito pero no enseña y confirma como un Papa. La gente leerá su libro como el libro 'del Papa' porque así se vende, esa es la propaganda que va aneja a su lanzamiento editorial para ser el best seller de Diciembre, el libro más vendido y regalado en Navidad, el más atractivo para un gran público católico que comprará, sin más distingos, 'el libro del Papa'.
Si el docto teólogo se impone al Papa, malo, muy malo. Y esa es la impresión que dan este libro y los otros dos. Una tríada absolutamente prescindible, que no dice nada que no hayan dicho ya otro autores; tres libros sin especial relevancia, moderadamente católicos, típicos de una moderna exegética católica sugestionada por el método histórico-crítico. Un tríptico ratzingeriano que sumirá a muchos en la confusión de no saber si enseña el profesor que fue o el Papa que es.
La cátedra de Ratzinger no puede aparecer, coexistir y/o ser presentada confusamente junto a la Cátedra de Pedro.
+T.