martes, 5 de junio de 2012
Entre astutos y tenebrosos (dos casos, dos)
Cuando hace unos años nombraron al Presidente del Tribunal Supremo y la prensa recalcó, en plena era zapatera, que el escogido era católico notable, y cuando el católico notable elegido presidente se confirmó en una serie de declaraciones como tal católico señor, yo me puse en lo peor y me pregunté cuándo saltaría esa clavija rompiendo esa cuerda tan tensa, tan extrañamente chirriante en el complejo organigrama de la España del Zp.
Ahora, con la cúpula del psoe-A a punto de sentarse en el banquillo, en un proceso que será o no será o dejaran que sea lo que quieran, advierte el espectador consciente qué bien viene tener en el supremo a un católico rompible para un descosido coyuntural.
El roto del Señor Presi del Supre casi todo el mundo lo sabe y todo quisque lo calla. Es que lo que es materia de confesonario no se debería extrapolar, sacar fuera de su ámbito. Pero los sagaces hijos de las tinieblas mueven sus fichas en el tablero según su modo y manera, que no son las de los hijos de la luz. Que se trata, por su parte, de una filiación dificil de mantener impóluta, dadas las circunstancias y la actividad tremenda de los tres enemigos - mundo, demonio y carne -. Tan activos, tan atrevidos, tan sorpresivos.
En nivel más alto, entiendo que el caso del vatileaks y sus corvi es otro episodio de la misma activa tríada enemiga. Siempre lo fue, y tuvo su registro oficioso, su Liutprando o su Buccardo, cronistas negros post eventum, generalmente. Lo actual de este caso, sin embargo, es su actualidad, nota impuesta por la globalidad y la agilidad mediática del momento.
Sea lo que sea, la fumata tiene profumo italiano a basilisco, a pesto, a bolognesa, a salsa de trattoria, a pranzo de la mamma. Por eso no asusta, de entrada; aunque después uno cae en la cuenta de que l'acqua toffana, la cantarella y demás tósigos históricos tuvieron que tomarse disueltos en sabrosa salsa (italiana), condimentando.
Yo, en estas circunstancias, echo de menos al estupendo Navarro Valls, bajo cuyos prudentes y sapientes procedimientos, saber estar, saber decir, saber presentar, la cosa, de haberla habido, no hubiera sido tal y como la presentan los medios, ávidos de víctimas vaticanas.
La avidez de estos otros cuervos es repugnante, además de alarmante. El mismo ABC (que se suponía afín, como se le supone monárquico) publica hoy un articulete ene le que sale esta frase "...Por desgracia, los tribunales del Vaticano actúan a puerta cerrada, por lo que la opinión pública jamás llegará a tener la certeza de que se haya actuado con justicia." Que es como decir, mutatis mutandis, que un Cónclave es un enjuague tramposo, puesto que se celebra a puerta cerrada y sin cámaras en directo para solaz de la opinión pública, ese artificial ente monstruoso (tan impresionable y rentable).
Si el ABC, que uno piensa que es afín, publica eso, la alcantarilla psoera del país.com lleva un mes de alegre inquisición (aunque 'inquisitorial' sólo sea, en el lexicón de las izquierdas, un concepto denigrante intra-eclesial y/o intra-hispano en sus múltiples variantes, todas susceptibles). Según las gacetillas del pais, los aledaños de Piazza San Pietro y Borgo Angélico son el escenario de un serial de intriga digno del Father Brown y Flambeau, pero con más picante y guión remozado estilo peli vaticano-ficción (no cito autores).
Da pena, mucha, que este episodio le haya tocado a Benedicto XVI, tan visiblemente cansado, en una Roma con tramoya de picaresca palaciega-cosanostra, que le devora fuerzas.
Y eso contando que no signifique nada que en menos de un un mes el polo de atención vaticanista se haya desplazado del proceso FSSPX al turbio quotidiano del vaticanleaks.
Ciertamente, bregar con los oscuros y astutos hijos de las tinieblas es una enredosa y fatigosa contienda para los hijos de la luz.
Y hay que mantener encendida la luz.
+T.