viernes, 24 de agosto de 2012
De la Novena
Las novenas preparatorias son un invento piadoso del s.XIX. Lo clásico, lo antiguo y tradicional, era festejar las Vísperas, celebrar la Fiesta y prolongar la celebración durante su octava; así se formaron las antiguas novenas, nueve días (la víspera de la fiesta más los ocho días siguientes). Así se celebra la Novena de la Asunción en mi pueblo, una Novena post, no pre. Con calor, con mucho calor material y fervor espiritual.
Antes de la reforma (traumática) del Concilio (discutido), la Misa de la Novena se celebraba por la mañana, Misa rezada, con la excepción de la Función Solemne el día de la Asunción y la Misa de Comunión General el último día de Novena. 'Función Principal de Instituto' se llama (en Sevilla y Andalucía) a la Misa Solemne que se reglamenta como culto principal de una hermandad o cofradía, en cuyo transcurso, después del sermón, se hace solemne protestación de fe con juramento de los hermanos presentes. La Misa de Comunión General obligaba a todos los miembros de la Hermandad, previa confesión. Se celebraba temprano, por el ayuno, el ayuno antiguo que empezaba la medianoche anterior, por lo que se procuraba la Misa rezada con sermón breve, para agilizar la Comunión. Así y todo, entre el calor de Agosto y la preocupación del ayuno, eran frecuentes los desmayos (mocitas pre-casaderas y solteronas nerviosas, mayormente).
En recompensa por la devoción, los desayunos post-Misam eran deliciosos, un disfrute de chocolate, café, calentitos, sopaipillas, buñuelos, tortas, pestiños, piñonates, gañotes, bizcochos, brazos de gitano, empanadillas, rosquillos, magdalenas. Y copita de anís o de coñac (otros licores no se conocían en las casas decentes, salvo la ginebra, para el dolor de barriga). Decía mi tía Rosario que desde que quitaron el ayuno largo de la Comunión, se perdieron los desayunos de fiesta, de batea y mantel, por castigo de Dios. Una sutil apreciación, mitad beata, mitad gourmet.
Ahora, como la Misa de la mañana se incorporó a la Novena de la tarde, la Comunión es general todas las tardes, sin ayuno. Quiero decir sin ayuno consciente, no preparado; de todas formas, desde que empieza la Novena hasta el momento de la Comunión, se salva la exigua horita de ayuno, que la despreocupación de los curas y la ignorancia de los fieles ha dejado en quasi nada, un obstáculo molesto, en todo caso, que unos olvidan y otros no saben. Pero se comulga, todo el mundo en general. Hasta el pobre pedigüeño de la puerta, un rumano (dicen que sí está bautizado, en su rito) se metió un día en la fila de los comulgantes (con división de opiniones de sí podía o no; conmigo no pudo).
Este es un particular que manifiesta la relajación universal-católica (valga la redundancia) imperante. Tiene su gracia, relativamente, porque destapa la idiosincrasia de lo popular con su lógica argumentativa. Quiero decir que en nuestros pueblos, donde todos se conocen y todo se sabe, es un problema negar la Comunión por motivos de irregularidad, digamos: Separados y divorciados vueltos a casar (por lo civil) o sin casar (por la moda) resultan pastoralmente incontrolables por el escándalo que supondría negarles el Sacramento. No se ve el escándalo de que lo reciban porque la aceptación in-moral social se ha impuesto a una inexistente/desaparecida conciencia moral religiosa católica, y se tiende a disculpar religiosamente como se disculpa socialmente. Item más: Se censura la censura, absolutamente, tan rigurosamente como antes se imponía la disciplina, ahora reina la tolerancia omnímoda. Que la Iglesia y el Papa recuerden constatemente la disciplina vigente es sintomático, porque no se cumple. Una vez, una doña devota, muy suya, cuando le explicaba el quid de la cuestión, me espetó:
- "Pues a la nuera del Rey, a la que se ha casado con el Príncipe, sí que le dan la Comunión, habiendo estado casada por lo civil y divorciada".
- "Pero - repuse yo - se le concedieron las dispensas".
- "Pues que se las concedan a mi Rosarito (su hija divorciada), que no vale menos que la Infanta.
Y en esas estamos, aquí y en las antípodas, con estos lodos de aquellos polvos. Polvos de los que se excusan nuestros obispos con vagas exortaciones pastorales porque no tienen que bregar con el común de los fieles descarriados. Y cuando el cura interviene imponiendo lo exortado (por la Iglesia, por el Papa, por el Ordinario) se arma el escándalo, lo que horroriza a los obispos (que hablan pero no actuan) y perjudica a la postre al pobre cura, apaleado en primera instancia por el vulgo y machacado - en segunda instancia - por su padre y pastor que censurará (de internis (atque de externis etiam)) la impericia pastoral de su subordinado. Sic.
El problema me excede y supera. Pero no soy tonto. Ayer mismo me planteé seriamente si no debería quedarme en el confesonario y no acudir a la hora de la Comunión. El día en que la Jerarquía actue con claridad y sin excepciones, la praxis pastoral será menos problemática. Pero no lo harán, doy fe. No me valen las actitudes ejemplares de un prelado, un día, a una descarriada ignota, en un enclave pastoral de un satélite de Saturno in partibus infidelium: Necesito un ejemplo claro, patente, constante, perseverante, de mil prelados conocidos, en circunstancias de general conocimiento. Como antes, es decir. Como siempre. Si me explico. Pero en nuestra Iglesia del Tertio Millenio, el antes pasó y está vetado, y el siempre está en crisis de identidad contradictoria consigo misma.
Justamente lo que me gusta de la Novena es su identidad medular temporal. Entre el espacio, las oraciones, las canciones, parece que se mantiene un centro inalterado, estático, en cuyo torno giran personas y cosas. El eje, en este caso, es la Virgen, con un punto incluso material en la imagen de la Virgen Asunta, atrayendo la devoción de todos, entonces y ahora.
Ayer, por ejemplo, tuve una especie de re-versión, una instantánea de un dejá-vú consciente: Desde el altar, vi a la prima Conchita levantarse, sentarse, moverse, mirar y gesticular tal y cual su madre, mi tía Concha, que rezaba de memoria y del tirón, sin un titubeo, las preces de la Novena, desde el 'Soberana y Celestial Señora' al 'Virgen de Vírgenes María' con el 'Ave Maris Stella' y el 'Exaltata est'. Sólo le faltaba el velo negro y el hábito del Carmen que llevaba mi tía Concha, la mayor. No era lo mismo, pero lo mismo las identificaba en la distancia, como una actualización repentizada en mi memoria.
Pero aspiramos a eso; eso, variando las expresiones, es precisamente lo que pedimos en la Novena, en las preces de la Asunción: "...ut a supernis semper intenti", reza la oración del Misal; "...esos piísimos ojos con que interminablemente mirais la incomprensible gloria de la eterna Luz", dice una de las oraciones del Novenario; "...míranos, míranos, siempre a tus pies ¡oh Madre!", canta una de las coplas, y el himno asuncionista: "...si yo pudiera volar contigo y contemplar".
Te intercedente possumus, Domina nostra ac Mater!
+T.
http://www.youtube.com/watch?v=33NADLqHKkg&feature=player_embedded#!
ResponderEliminarAcabo de conocer este blog y quedo impresionado.
ResponderEliminarQué maravilla. Un lujo para el alma y para los sentidos, por lo bien escrito que está.
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ResponderEliminarDon Terzio: La Enciclopedia católica situa el origen de la novena de preparación mucho más atrás.
ResponderEliminarAdemás de la novena de los muertos, encontramos en los primeros años de la Edad Media, la novena de preparación, pero siempre primero antes de Navidad y solamente en España y Francia. Esto tiene su origen en los nueve meses que Nuestro Señor estuvo en el vientre de su Bendita Madre, desde la Encarnación hasta la Navidad. En España la Anunciación se transfirió para todo el país en el Concilio de Toledo en 656 (Cap. i; Mansi, “Coll. Conc.”, XI, 34) al 18 de diciembre como la festividad más apropiada en términos de la preparación para Navidad. Con esto, aparece como una real novena de preparación para Navidad estuvo inmediatamente relacionada con toda España. Tomando en cuenta esto, se hizo una petición de parte de Azores (Insulae Angrenses) a la Sagrada Congregación de Ritos. Lo que se pedía era que se retornara a la “más antigua costumbre” de celebración, justo antes de Navidad, nueve Misas de Nuestra Señora.
Este uso fue permitido, dado que la gente tomó parte en la celebración, de manera continua y se prescribe (28 Sept., 1658; Decr. Auth., 1093). A French Ordinarium (P.L., CXLVII, 123) en preparación para Navidad. En el noveno día debe principiar con los himnos y cada día se observa la Magnífica, y el altar y el coro deben tener incienso. El Ordinarium de Nantes y el Antifonario de San Martín de Tours, en lugar de siete himnos, tienen nueve, para los nueve días antes de Navidad, los que son cantados con especial solemnidad ((Martene, "De Antiq. Eccles. Ritib.", III, Venice, 1783, 30).
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Al mismo tiempo que se desarrollaba la novena de preparación, también emergía la novena de oración entre los fieles. Se considera que las mismas tenían lugar especialmente por necesidad de recobrar la salud. El sitio original de esta novena debe haber sido Francia, Bélgica y lugares adyacentes como el Bajo Rin. Especialmente notable fueron hasta el año 1,000 las novenas de San Huberto, San Marcolf, y San Mommolus. San Mommolus (o Munmmolus) fue considerado como Santo Patrono e intercesor de las enfermedades mentales. Las novenas que se le hacían tenían lugar en la Santa Cruz del Monasterio de Bordeaux, lugar donde el santo fue sepultado (Mabillon, "Act. Sanct. O. S. B.", II, Venice, 1733, 645 sqq.; "Acta SS.", August, II, 351 sqq.; Du Cange, "Glossarium", s. v. "Novena").
Sus escritos son gloria bendita, Don Terzio. Yo este año, en un pueblo se Castilla, he hecho pre novena, con toda la parroquia y post novena por mi cuenta, en la que le he encomendado de manera especial,
ResponderEliminarCapuchino, repríme entuasiasmos: Te he borrado el comentario, por excesivo.
ResponderEliminarMiles eres el medalla de oro del apéndice erudito, rozando el podio pedante. Encomiéndate a ese San Manolo, no vayas a ponerte malo de los nervios (por exceso de aplicación).
Tere, muchas gracias por los rezos: Ad invicem.
Isaac: Aunque supondrás que lo conocía, gracias por permitirme volver a disfrutar de esa joya audiovisual, testimonio de cuando (¡no hace tanto!) la Iglesia era Iglesia, sin mezclas extrañas, sin elementos foráneos, sin decrepitudes ruinosas, sin confusiones concilaristas ni trampantojos juanpablistas.
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No desesperar, D. Terzio. Es que para hablar del divorcio y la prohibición de la comunión a los divorciados, están esperando a la retransmisión televisada por RTVE de los oficios del próximo Viernes Santo :D
ResponderEliminarQué auténticos en su pueblo, rezando post novenas. Que yo sepa, ni por tierras de León, ni por las que conozco de Castilla se ha conservado tal costumbre...