martes, 13 de diciembre de 2011

Una inquietante conciencia católica


Supongo que no digo nada que otros no piensen si afirmo que la FSSPX inquieta la conciencia de las más graves instancias y en los más altos niveles. Y me refiero al más conspícuo Catolicismo, jerarquía y fieles. Obviamente no toda la jerarquía ni a todos los fieles. Recalco: A los más graves (serios) y conspícuos (selectos).

La inquietud que digo parece como si últimamente se fuera volviendo punzante tensión, sobre todo cuando se evidencia que la FSSPX permanece en sus marcas mientras Roma se ha aproximado a ellas. Una dificil (y arriesgada) aproximación, casi ejercicio de acrobacia contorsionista, como una de esas tablas gimnásticas de estiramiento que parecen imposibles para el que no tenga aptas y flexibilizadas, lubricadas y elásticas, las articulaciones, coyunturas, tendones y musculaturas.

Ante la tribuna severa de los inmovilistas vaticanosecundistas se justifica la acción de aproximación como caridad pastoral y/o liberal praxis de 'intra-ecumenismo', o, como explican otros, diálogo 'intra-católico'. Una buena justificación si no desconcertara tanto el mismo concepto de auto-reconciliación que supone, lógicamente, el reconocimento, más o menos tácito, más o menos implícito, de ruptura y descomposición católicas.

Esté en la fase que esté, la prevista conclusión de las conversaciones Santa Sede/FSSPX se cierra con más signos que hechos, con más pronósticos que certezas. La expectación, sin embargo, ha estado y se ha vivido, sobre todo, fuera de la FSSPX, dentro de los círculos católicos interesados por la cuestión, su desarrollo y su desenlace. Roma está dentro de estos círculos. Digo Roma y vuelvo a lo que dije antes: Los mas graves y conspícuos niveles e instancias de la Urbe Católica.

El artículo de Don Fernando Ocáriz no lo entiendo sino en y desde este ámbito inquieto, punzado, tenso, ante una FSSPX que fuerza a Roma a examinarse en conciencia sobre su esencia católica. En Liturgia, el exámen ha concluído con el motu proprio Summorum Pontíficum, un clamoroso documento, casi una confesión con su acto de contricción. Por eso son tantos los renuentes, por eso está costando tanto penetrar su sentido y asumir su ejecución y su alcance.

¿Y la doctrina? De eso iba, precisamente, el Preámbulo Doctrinal, tan interesante para quienes nos interesamos por esta importante, muy importante, cuestión. Importante porque de lo que pase puede salir algo muy parecido al susodicho motu proprio, de semejante calibre y valor. Huelgan detalles y explicaciones, que, por otra parte, ignoro tanto como Uds. Pero de lo medular, de lo axial, todos los interesados sabemos, con intución bastante aproximada.

Todo lo que está pasando re-plantea necesariamente la situación y la consideración respecto a la FSSPX, tan demostradamente coherente consigo misma. Si entre sus miembros también se debate y opina, imagino que el marco de la reflexión está siendo otro muy distinto que el de sus interlocutores romanos.

Al artículo de Don Fernando Ocáriz, un acto digno, como ha sido, de análisis y comentarios, ha seguido otro acto también de alto valor y necesaria lectura. Me refiero a la ordenación de fr. Charles Morerod o.p. como obispo de Lausanne-Ginebra-Friburgo. He encontrado unos youtubes, con algunas imágenes del acto.

No comento detalles, que se comentan solos. Diré, no obstante, que esa es la iglesia-de-morerod (permítanme la palabreja y los guiones), tan distinta y distante de las formas de la FSSPX. ¿Distante también en la doctrina? Respóndanse Uds. mismos aplicando la regla/traducción de la lex orandi, lex credendi, tan adecuada para examinar/evaluar acontecimientos como este:



Habrán observado que entre los sacerdotes de la procesión se ven extravagancias, además de la patente descordinación de ornamentos, posturas y actitudes; destacan algunas estridencias más llamativas como el clérigo que viste algo como un semi-hábito, a media pierna; o el clérigo de rito oriental; o el que lleva un gorro de piel; o la mayoría que no llevan cíngulo, o los que van sin estola. El último tramo de los revestidos con casullas lo encabezan dos sacerdotes en animada tertulia; los dos suizos son un detalle muy suizo, muy simpático, autóctono; el obispo electo Morerod camina con los brazos sobre el bajo pecho y las manos con los dedos entrecruzados, con ademán 'tímido-coloquial'. Los obispos, mitrados, coloquiales todos, algunos ostentando abdómen y meciendo brazos; el cierre de la procesión con los dos obispos y el ceremoniero pone nota a la comitiva toda.

Que sin embargo comenzaba bien: Turiferario, acólitos con candeleros, Cruz procesional, más ceriferarios, dominicos con hábito completo, etc. Pero el cuerpo de la procesión no seguía la páuta de la cabeza. La realidad se imponía a lo ensayado.

Esto no me pregunten qué es, porque no lo sé. El vídeo titula 'Alocución en la Iglesia de Ntrª Srª', el mismo día de la consagración episcopal. Vean y concluyan (los escopeteros del final no entran en el comentario, of course):



Pueden ver aquí escenas de la consagración y de la Misa (la web no deja poner enlaces directos de los vídeos --> ver en la columna dchaª).

El consagrante principal es el Cardenal Cottier, el antiguo Maestro Teólogo de la Casa Pontificia (1.990-2005), nonagenario, muy torpe de movimientos; la voz que recita no parece la suya, sino la de un monitor o ceremoniero al micrófono.

Siendo ambos suizos y dominicos, los dos insignes profesores del Angelicum, no es de extrañar que Cottier haya sido mentor y padrino de Morerod, muy probablemente. Se comprende que haya querido reservarse la ordenación de su con-frater y pupilo. Al ver la ceremonia, he vuelto a tener la impresión que tuve la primera vez que asistí a una ordenación episcopal: No parece una ceremonia sagrada (en cierto sentido la más alta, la de mayor rango litúrgico), sino una especie de recepción de nuevo miembro de un selecto club: Mucho 'ambiente festivo', aplausos, abrazos, sonrisas, más abrazos, más aplausos, agradecimientos, más aplausos, más agradecimientos.

Y las moniciones, y los cánticos, y el ceremonial en francés. A mí - y esto es impresión personalísima que no espero compartan conmigo - a mí el francés litúrgico, los rezos, cantos y demás en francés, me recuerdan a Lourdes y a Taizé (en Taizé nunca he estado, en Lourdes sí); un rezo, un canto una ceremonia en francés me impactan y me 'desacralizan' el ambiente, no sé por qué será.

Si el Novus Ordo hubiera debido imponer algunas partes de la liturgia ordinaria en latín, sólo en latín, la Misa y ceremonia de ordenación/consagración episcopal debería haber sido una de esas reservas. Por supuesto, entiendo que nada más lejos de la mens de los liturgistas fautores del Novus Ordo que esto mismo que postulo. Si no saben apreciar lo que digo y por qué, no me merece la pena argumentar, con lo que me ahorro y les ahorro la perorata ad casum.

Ayer me leí en español y en italiano el artículo de Andrea Tornielli, sobre la FSSPX, interesante no obstante sus opiniones, que son las corrientes sobre el tema. En su articulete, Tornielli evoca la turbadora cita de Pablo VI, la del humo de Satanás:

"...El obispo lefebvriano afirma, entonces, que el problema para la Iglesia no lo representa el disenso de la fraternidad, sino la presencia de un espíritu no católico que se ha infiltrado en la Iglesia.

Las palabras de Fellay recuerdan aquellas pronunciadas por Pablo VI —un pontífice no ciertamente amado por los lefebvrianos—, que en una homilía de 1972 había dicho: «El humo de Satanás ha entrado en el templo de Dios. Se creía que después del Concilio habría llegado un día de sol para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día nublado, de tempestad, de oscuridad». Y, en una reunión con el amigo filósofo Jean Guitton, afirmaba: «Lo que me impresiona, cuando considero el mundo católico, es que dentro del catolicismo parece a veces predominar un pensamiento de tipo no católico, y puede suceder que este pensamiento se convierta mañana en el más fuerte. Pero este no representará jamás el pensamiento de la Iglesia. Es necesario que subsista un pequeño rebaño. por pequeño que sea».

La diferencia reside en el hecho de que, mientras el Papa hablaba de esta intromisión en la época posconciliar, durante la contestación y la crisis, Fellay y la fraternidad atribuyen toda la responsabilidad al Concilio.

Estimo suficientemente inteligente a Tornielli para contestarse él mismo en qué estriba la diferente perspectiva de las dos apreciaciones, la de Pablo VI y la de la FSSPX. También que, ya pondere una, ya la otra, al final convenga en que el hecho es el mismo: El espíritu no católico/ no santo que invade y corrompe (¡miedo me da decirlo!) a la Iglesia.

Las imágenes de la ordenación de Morerod no son una ilustración de esto último, obviamente. Pero sí valen como testimonio de las distancias litúrgicas y doctrinales que han separado a Mons. Morerod de sus interlocutores, Mons. Galarreta y los otros representantes de la FSSPX.

No me hago ilusiones de pensar que el episcopado de Morerod haya sido un caso del socorrido promoveatur ut removeatur. Pero imagino que si continuan las conversaciones intra-católicas algo no sería ya lo mismo que con Morerod en la mesa.

Imagino, digo, con temeridad de juicio porque sólo sé lo que les expongo y poco más.

Desde luego, Morerod no parece ser de los inquietados en conciencia católica por la muy activa, profunda, sólida e incisiva conciencia católica de la FSSPX.

¿Vuelvo a emitir un juicio temerario?


+T.