sábado, 12 de noviembre de 2011
La gravedad de la materia
Vuelvo a sacar el tema, porque no cesa de reaparecer en los noticiarios, como una especie recurrente. Lo paradójico es que sean agencias de noticias supuestamente 'católicas' las que insistan, como si les cupiera algún interés en el asunto (¿o alguien 'de dentro' estuviera trabajando interesadamente en el asunto???).
Esta vez me han llamado la atención dos noticias, las dos publicadas en el Vatican Insider ('insider' no quiere decir 'insidioso' sino 'enterado', en el sentido del que conoce bien algo por dentro).
La primera noticia se refiere a Holanda. En Holanda pasan cosas muy graves desde los años '60, cosas que se dejaron pasar y que actualmente siguen pasando sin que Roma haya tomado las riendas y conseguido controlar la situación de la 'iglesia holandesa', hoy menos católica que ayer pero más que mañana. En esa Holanda des-católica se ha pactado lo que podríamos llamar 'idemnizaciones tarifadas' para compensar a las víctimas de la clero-pederastía. A razón de la siguiente tabla:
- acoso verbal o comportamientos de naturaleza sexual --> 5.000'€;
- violencia carnal ----> 25.000'€;
- casos excepcionales de violación grupal o serios abusos que hayan provocado un daño permanente ---> 1000.000'€
Temo que las tarifas actuen de reclamo y afloren denuncias nuevas (verdaderas, falsas y/o amañadas). El dinero es muy apetitoso, y por mil euros se pierde la vergüenza, en todos los sentidos. En casos conceptuados como de 'acoso verbal' y 'comportamientos de naturaleza sexual' que parecen ser bastante proclives a ser interpretados subjetivamente, la tarifa de 5.000'€ podrá tentar a muchos.
Dice el articulete del 'Vaticano Bien Informado' que estas tarificaciones holandesas se estiman como un ensayo, una experiencia piloto para otros paises (otras conferencias episcopales, es decir).
De ser verdad, sería una forma escandalosa - opino yo - de emplear los dineros de las diócesis afectadas. Por ejemplo, no me imagino en España organizando la campaña anual del tanto por ciento de la declaración de la renta a favor de la Iglesia Católica, o la colecta anual de la Iglesia Diocesana de este próximo domingo, si la gente supiera que los dineros iban a servir para pagar idemnizaciones tarifadas a las 'víctimas' del pederastazo clerical. No adivino cómo pueda derivar y acabar la cosa. Espero que en España, de aflorar el monstruo, la crisis tenga mejores gestores y solucionadores que en Holanda (o los USA, que fue donde empezó la ola).
El Señor nos libre.
La segunda noticia vuelve a ser en Irlanda: Más dimisiones episcopales como consecuencia de los casos de pederestia. El asunto me parece tan absurdo como he comentado otras veces. Absurdo y muy lesivo para la Iglesia. Una Iglesia que desde el post-concilio ha tolerado toda clase de abusos litúrgicos, heterodoxias doctrinales, transgresiones pastorales, desórdenes canónicos etc. etc. etc. sin deponer a ningún obispo de su sede (las excepciones han sido tan raras, pocas y excepcionales que no se pueden poner como ejemplo) se muestra ahora decididamente castigadora por un asunto en el que parece que pesan más las consideraciones pragmáticas que las de orden espiritual y moral, que son las que deberían, en todo caso, prevalecer.
Qué duda cabe de que todo esto terminará pasando factura, si no la está pasando ya. Seis, siete, diez o doce obispos destituídos (si no formalmente sí de hecho) no son una anécdota banal.
La pregunta que me hago - como tantos - es: ¿Y ahora qué? o ¿Después de eso, qué? Cuando se paguen las 'compensaciones' en Holanda (y donde sea) y se destituyan a todos los obispos con alguna tacha en Irlanda (y donde sea) ¿qué se va a hacer, seguidamente? ¿algún remedio contundente? ¿algunas medidas estructurales y no meramente coyunturales? ¿algún cambio de ritmo, de estilo, de fondo (y de forma también)?
Es que si no todo esto, con todo su fango y su miseria, no servirá ni de lección, ni de escarmiento, ni de penitencia, ni de cauterio en llaga abierta.
El tema, a estas alturas, resulta triplemente repugnante: Por lo que significa, por lo que esconde, por cómo se lleva. Con el fastidio, además, de la coda de la repetición, como la moviola que ralentiza y maneja adelante y atrás las imágenes, para que se vean y re-vean una y otra vez. Una formidable propaganda en manos del enemigo.
Cuando antes la moral católica enseñaba claramente que en materia de sexto mandamiento no existía parvedad de materia, sabía lo que decía. Cuando eso se fue olvidando (y discutiendo, y negando), la situación moral se fue deteriorando al paso que los propios miembros de la Iglesia (pastores y fieles) se iban conformando al pensamiento y los usos del mundo.
Un lamentable aggiornamento que ahora estamos pagando (o que pronto habrá que pagar).
+T.