martes, 8 de noviembre de 2011
Un escándalo indiscutible?
Hace dos o tres días sacaban esta lamentable noticia, que es la enésima repetición del mismo motivo con variantes, como si de una obsesiva pieza cacofónica se tratara:
Fuera de la Curia el Cardenal encubridor de pederastas
Quieren que el Cardenal Law, ex-arzobispo de Boston, sea expulsado del Colegio Cardenalico, por haber 'encubierto' a los clérigos acusados de pederastía en su diocesis de Bostón, cuando fue arzobispo. Con ochenta años cumplidos, sufre lo que yo entiendo es una persecución por ser quien es, no por haber hecho/no haber hecho lo que hizo/lo que no hizo.
Este verano, el gobierno irlandés pulsó una tecla que es una sirena de alarma para cualquier sacerdote católico que tenga un mínimo de conciencia sagrada. El jefe de gobierno irlandés amenazaba con sacar una ley para suspender en la república de Irlanda el sigilo penitencial sacerdotal, el secreto sacramental que todo confesor está obligado a mantener respecto a la identidad del penitente y sus pecados (con sus circunstancias y demás particulares que se manifiesten en el acto de la confesión). Si tal propósito se hubiera hecho realidad, el golpe a la Iglesia Católica habría sido un lesivo impacto, de los más graves que se le puedan inflingir. Salvo casos históricamente constatados de abierta persecución religiosa, atentar contra el secreto de confesión ha sido señal de una manifiesta intención de exterminio del catolicismo. Que eso haya ocurrido en Irlanda dobla la malignidad del hecho. Que se diga que es por lo de del clero-pederastazo, suma un plus de hipocresía nauseabunda al caso.
Me lo he preguntado otras veces, y repito el interrogante: ¿Por qué la sociedad sexualmente más permisiva, la que ha hecho de la transgresión moral un valor, un ídolo identificativo de ella misma, se vuelve tan reactivamente feroz cuando se trata de la perversión sexual del clero? ¿Es verdad que se afecta tanto, o es sólo una impostación, una hipócrita falsía?
Admito, concedo, que el caso de los clero-pederastas sea un golpe, pero no consiento que me digan que ese es el problema, no me lo creo. No me creo que una sociedad que despierta al sexo y se incia en su práctica cada vez más precozmente, que se entrega al sexo más extravagante y degenerado cada vez con más frecuecia y con peores consecuencias, esa misma sociedad reaccione de una forma tan agresiva contra los clero-pederastas; eso no es congruente, esa reacción no es correspondiente ni proporcional. A no ser que esconda o suponga otros motivos, otras explicaciones, sean o no sean razonables. Intuyo que en parte no lo son, que pertenecen, más bien, al orden pasional o la categoría de lo subconsciente (dejando, por no discutirlo, lo preternatural, que, obviamente, concurre). También supongo que la otra parte de la explicación está compuesta por motivos de intencionada ideología anti-católica, muy hostiles.
¿Cómo actua la Iglesia, qué medidas toma? Unas medidas timoratas, acomplejadas, empañadas por la corrección política. Hace también unos días se publicaba esta otra noticia, con ese poco atractivo personaje curial, Monseños Scicluna, dictando un 'decálogo' sobre la materia:
'Decálogo de Scicluna'
Mientras la Iglesia se mantenga a la defensiva (ad intra y ad extra) y no se decida a atacar (y a defenderse también) con firmeza de intención y acción (ad intra y ad extra), la manipulación de la clero-pederatía seguirá siendo una pesada arma en manos del enemigo, que golpeará una y otra vez, en los momentos menos favorables, cuando menos se espere, de la forma más hiriente.
Su objetivo no es la recuperación de la moral, ni la restauración de la integridad del clero católico; su objetivo es debilitar hasta aniquilar a la Iglesia Católica, su Jerarquía y sus instituciones.
p.s. Por cierto, esta otra noticia, siendo de la misma especie, no tiene apenas relieve, pasa casi desapercibida, la habrán leído sólo unos cuántos porque se ha publicado sólo en unos pocos medios: Islam y pedofilia en Gran Bretaña . No se trata de justificarse con el pecado ajeno, sino de medir y sopesar diferencias, a tenor de lo que he comentado.
+T.