sábado, 24 de septiembre de 2011
Iconografía Mercedaria
La iconografía original de la Virgen de la Merced (merced = misericordia = merçy) quizá debiera corresponderse con la de la Mater Misericordiae: La Virgen con los brazos abiertos y el manto desplegado acogiendo bajo su amparo a los pecadores, los enfermos, los afligidos, o, en el caso de la Orden de la Merced, a los cautivos cristianos. La Virgen de la Misericordia fue una iconografía muy repetida y difundida durante el siglo XIV, un siglo especialemente afligido por guerras, pestes y calamidades que conmovieron a toda la Cristiandad.
Sin embargo las imágenes con la advocación de la Merced más antiguas son del tipo 'hodegetria' o bien 'entronizada'. Así la Virgen de la Merced que se venera como Patrona de la ciudad de Barcelona, cuna de la orden mercedaria. La imagen es una talla gótica (s. XIII-XIV), sedente, que representa a la Virgen con rasgos delicados, pelo peinado con raya, recogido a los lados, cubriendo las orejas, con breve trenza posterior, cuello poco anatomizado, mirada frontal y leve sonrisa; la veste es muy simple en la zona del busto, con el manto suavemente plegado sobre los hombros, con broche-prendedor tallado en el centro del pecho, y con juego de pliegues más marcado, con cierto movimiento, en la parte inferior de la figura. El Niño, sentado sobre la pierna izquierda de la Virgen, también en posición marcadamente frontal, porta el orbe en la mano derecha y una vara florida en la izquierda. Las dos imágenes llevan coronas bajas, sin resplandor, y la Virgen un cetro en la mano derecha. Se representa sedente en sitial regio, con respaldar rebajado y laterales tallados. Las vestiduras de la Virgen y el Niño van estofadas en oro.
De tipo 'hodegetria' es otro venerable icono mercedario venerado en el Convento de la Asunción de MM. Mercedarias, en Sevilla (antiguo convento de Santiago de la Espada). La tradición vincula esta imagen con el rey San Fernando y San Pedro Nolasco, refiriendo algunos antiguos cronistas hispalenses que fue de las imágenes de la Virgen que llegaron a la ciudad con la Reconquista. Lamentablemente ha llegado a nosotros con notables pérdidas de talla, policromías y otros elementos del original, víctima del gusto de los siglos XVII-XVIII de revestir con telas y postizos las imágenes antiguas. Esta de la Merced ha perdido la parte inferior de la figura original, los brazos y otras partes del cuerpo. El Niño fue desprendido de la talla de la Virgen (iría al lado izquierdo) y sólo se conserva la cabeza, repuesta en un cuerpo del XVII. El resultado es el de una imagen de extraña apariencia, con rasgos arcaicos, revestida con brocados barrocos, corona y ráfaga, añadidos que no logran un conjunto atractivo. Celebramos que la imagen se haya conservado, pero lamentamos esa impropia transformación que, a estas alturas, debería haberse subsanado con una restauración que le devolviera la mayor semejenza posible con el original que fue.
De la iconografía de la Mater Misericordiae, se conserva en nuestra ciudad una preciosa imagen en el antiguo convento del Señor San José, de Mercedarios Descalzos (luego Colegio de RR. del Santo Ángel y ahora iglesia de la Prelatura del Opus Dei). En el ático del retablo (poco visible) en un camarín alto con artesonado tallado y dorado, se venera una imagen de Ntrª Srª de la Merced. Representa a la Virgen con el hábito mercedario, túnica ceñida y escapulario con capa abrochada al cuello con el emblema de la orden. La Virgen tiene los brazos y el manto abiertos, arrodillada sobre una nube con ángeles, lleva corona de plata y en las manos cetro y escapulario. El estofado-policromado de la vestimenta es uno de los más ricos que se conserva de la imaginería sevillana del XVII-XVIII.
Aunque la más atractiva representación sevillana de la Virgen de la Merced es, con toda seguridad, la que recibe culto en la pequeña capilla de la Hdª del Museo, aneja al actual Museo de Bellas Artes, antiguo Convento Casa Grande de la Merced, de donde seguramente proviene. Representa además una iconografía netamente mercedaria, propia de la orden, que recoge un episodio de la vida del fundador:
El suceso tuvo lugar en el convento de Barcelona, en vida de San Pedro Nolasco. El Santo fundador solía pasar muchas noches recogido en fervorosa oración en la capilla del convento. Una noche se sorprendió de que llegada la hora del rezo de maitines la campana del convento no tocara a su hora, por olvido del hermano lego. Fue a la iglesia y la encontró toda alumbrada, con la Virgen sentada en la silla prioral, presidiendo el coro, y los ángeles en torno a la Señora cantando melodiosamente la salmodia, la Virgen llevaba puesto el hábito blanco de la orden de la Merced, y los ángeles vestían de frailes mercedarios. El Santo, al ver la escena, quedóse extático, arrobado en contemplación, mientras los frailes del convento iban llegando al coro y contemplaban admirados la aparición.
Por eso fue costumbre entronizar la imagen de la Stmª Virgen en los coros mercedarios, incluso se le dió a esta representación nombre propio: La Comendadora de la Merced. Para el del Convento Grande de la Merced de Sevilla se tallaría esta imponente figura: La Virgen con el hábito de la orden se sienta majestuosa, la mano derecha reposa sobre pecho, la otra toma el libro de horas, con los dedos entre las hojas del breviario; el rostro solemne, de celestial belleza. Quizá tuvo sobrepuestos toca de encaje o tela y corona, pero actualmente la imagen de la Señora aparece sólo con un aro-diadema de doce estrellas, luciendo la espléndida cabellera tallada sobre los hombros y la espalda. Se ha atribuído su factura al manierista sevillano Jerónimo Hernández, también al maestro Juan de Oviedo, pero la apariencia actual de la talla la sitúa más cercana a modelos del barroco; quiza una restauración o remodelación del XVII sobre un original del XVI sea la explicación más razonable. De hecho, el estofado en oro y las policromías son del XVIII, y los rasgos de la mascarilla muy semejantes a los modelos del maestro imaginero José Montes de Oca. Sea como sea, es una de las más bellas imágenes de la Sevilla mariana.
Oremus
Deus, qui per gloriosissimam Filii tui Matrem ad liberandos Christifideles a potestate paganorum nova Ecclesiam tuam prole amplificare dignatus es: praesta quaesumus; ut, quam pie veneramur tanti operis institutricem, eius pariter meritis et intercessione a peccatis omnibus, et captivitate daemonis liberemur.
Per eundem Dominum nostrum Iesum Christum Filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.
Ex Voto
+T.