miércoles, 8 de junio de 2011
Jotaemejotas traumáticas (trailers)
Composición de lugar: Una estación, más de las 11 de la noche, quizá el tren de las 11'50, el neón del andén ilumina con despego una perspectiva fría, soledad de espacio y escena resumida en la mirada melancolico-tediosa de un un tio de 18-20 años. Llega el tren. Por las ventanillas ve pasar una galería de monstruos: Catequistas solteronas bloqueadas en la edad del pavo y un par de frikis indefinidos hacen señas y saludan por la ventana: ¡Ven, ven, ven!...¡Sube, sube, sube!...¡Venga, enga, enga...!!! Y el tio se acojona, tira la mochila y sale corriendo: ¡¡¡¡Sssoooooocccoooooorrrroooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!! (se escucha de fondo una canción en americano, estilo anuncio de Coca-Coca).
¿Qué es? El tren de la JMJ, el útimo tren. Un thriller de acojonamiento extremo. Dirigido por Hitchcock Almodóvar, guión de Perroflauta Tarantino, efectos especiales de JuanPablo Neocón, produced by Rouco Cee. Próximamente en su vida.
Y así van las cosas. Además es mentira: No es el último tren. Todavía no ha llegado este y ya está en vías, tocando el pito, el próximo último tren JMJ, el último tren ---> JMJ Junio 2014 en Rio de Janeiro
(No insisto en la ausencia de elementos identificativamente católicos, absolutamente ausentes en el video-youtube: Ni una crucecita, ni una estampita, ni una campanita siquiera: Na-da.)
One moment, que hay más. Esta vez con sabor local, porque se trata de la versión sevillana del himno de la JMJ. Tómense el bicarbonato, el agua de azahar, la valeriana, el whisky doble, el copazo de ginebra o lo que ustedes gasten para templar los nervios. Ahí va:
Perdón por el sufrimiento causado, el shock trumático-musical etc. Y si les irrita el acento andaluz-sevillano, se aguantan (como yo me aguanto cuando me hablan/cantan en dialectos/jergas homologadas).
¿La letra? Pues esa letra, señoras y señores, la ha escrito un obispo. Un obispo que no escribe letras de himnos como los obispos himnógrafos de entonces, pienso, por ejemplo, en un San Ambrosio o un San Venancio, pongamos incluso a San Alfonso de Ligorio, que componía intencionadamente popular. El matiz de inspiración (dejemos a un lado el del valor musical de la pieza, no seamos crueles) yo lo resumiría diciendo que Ambrosio y Venancio y Alfonso escribían inspirándose en el Misterio y la Doctrina y buscando el fervor y la salvación de las almas; mientras el infra-himnógrafo Don César Franco se inspira en el evento en sí (la jmj) y el público del evento tal (la juventud jotaemetista). Y por eso no le sale un Aeterne Rerum Cónditor o un Vexilla Regis, ni siquiera algo parecido al Tu scendi dalle stelle, sino que pare, en cambio, ese 'Firmes en la Fe'.
Que resulta paradójico, porque cantar la musiquilla esa te invita - ¡ te excita! - a estar en movimiento, muy poco firme. Danzante-brincante-bailante en la fe: Con la fe en danza, con la fe bailando, habría que decir. Una fe muy marchosa. O muy rumbera, como la interpreta ese coro guitarrero de sevillanos y ¡olé!
p.s. No analizo la letra con más profundidad, no la examino, porque ya saben ustedes que soy propenso a la hoguera para cierto tipo de infracciones. Y no me cabe duda de que en la letrilla hímnica del Sr. Obìspo hay materia (o contra-materia) para una buena fogata purgativo-crematoria.
p.p.s. ¡Se me olvidaba! Un detalle para no pasar por alto: ¿A que no saben de qué grupo, movimiento, espiritualidad, orden tercera o prelatura son los cantores/cantantes del himno-fandango-rumbero sevillano. Atrévanse a especular, sean osados, adivinen. No son Los del Rio (aunque suenen a ¡Macarena aaaay!!) no son Peret y los Chunguitos, ni una Chirigota del Carnaval de Cai. No. Atrévanse, atrévanse y aventuren la esencia y procedencia del grupo flamenquero. Y asómbrense de cuánto han cambiado las obras. Digo, las cosas.
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