viernes, 13 de mayo de 2011

Preocupantes juntamientos, inquietantes aproximaciones



Hace un par de días, por un amigo, me enteré de la visita del obispo de Segovia a la mezquita del lugar. Lo primero que me extrañó (y me molestó) es que hubiera una mezquita en Segovia, desagradable particular que desconocía. Aun no consigo meter ese elemento extraño entre mis básicos conceptos de identidad segoviana: El Acueducto de Segovia, el Alcázar de Segovia, el cochinillo de Segovia. No me cuadra una mezquita entre esos tres vértices.

Después del chocante impacto, el segundo shock fue ver las fotos de la susodicha visita episcopal al local mahometano. La noticia ilustrada aparece en la página del obispado:

Visita del Obispo a la mezquita de Segovia

Para incremento de mi desasosiego, informan que el Sr. Obispo no sólo fue de visita, a saludar y tomarse un té moruno con yerbabuena, sino que, como dice con circunloquio la noticia, "se hizo presente en la oración del viernes de la comunidad musulmana".

Un Viernes, sea el Viernes que sea, un católico (¡cuánto más un obispo católico!) se acuerda de laPasión del Señor y la conmemora; un Viernes es día de rezo de los Misterios Dolorosos, y el día de la semana más adecuado para practicar el Santo Viacrucis. El Viernes, para un católico, es día penitencial. Lo que nunca ha sido un Viernes (para un cristiano, para un católico) es un día de visita a las mezquitas. Entre otras razones, porque una mezquita no es un lugar adecuado/apropiado para un cristiano. No digo ya para un obispo.

Pero ahí está el muy mentecato, con dos de la curia segoviana, de visita, confrater-mahometanizando. Incluso parece que se ha procuró un look light (sin sotana, sin fajín, sin solideo, sin pectoral) para entonar con el entorno infiel (son muy sensibles a los detalles estos infieles): Una camisa celeste, una gabardina. Y los dos acompañantes, a la moda proletario-sindical, vistiendo modelo marcelinocamacho, la mar de identificados con el vestuario rancio-marxista. Vestuario que contrasta con el que viste el moro-jefe de la mezquita, que parece recién venido del zoco de Fez, recien bajado del minarete, o recién salido de harén (o del haram; no me explico bien con los términos estos). Un moro - en todo caso - que viste como lo que es, y esto es muy respetable. Lo del obispo y sus dos azafatos, no.

¿Y por qué estas visitas, estos encuentros, estas querencias? Imagino que su excelencia mentecatísima, con la edad que aparenta, versado en la textualidad pastoral (que no dogmática) vaticanosecundista, sacaría a relucir y citaría la estupefaciente Nostra Aetate, y la declararía como su motivación inspiradora, probablemente.

Item más: Supuesto el 'espíritu de Asís' juanpablista sacaría a relucir el ejemplo poli-religioso del tutti-frutti batido de aquel famoso y aciago 'encuentro', tan 'ejemplar', fuente de inspiración para todos los obispos de buenas tragaderas, que se disponen - como es el caso - a repetir el acogedor 'gesto'. Helo aquí demostrado.

Pero hay más: Ambientando la feliz ocasión con más recientes citas, el prelado de la ciudad del Acueducto, el Alcázar y el cochinillo pronuncia a la sazón unas palabras de actual Pontífice felizmente reinante:
"...musulmanes y cristianos tienen que esforzarse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios, fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio de todo lo que es verdadero y bueno, recordando siempre el origen común y la dignidad de toda persona humana, que constituye la cumbre del designio creador de Dios para el mundo y para la historia"
Y así se escribe la historia, que se dice. Y estos son nuestros tiempos, que padecemos. Y esto es lo que hay. Y no hay más, por lo pronto.

Bueno, sí, sí hay más. Otra visita, otro recibimiento, otro encuentro la mar de chocante, la mar de inquietante. Este:

Benedicto XVI recibe a la B'nai B'rith




Ya digo que me resulta inquietante. Mucho. Y por mucho que me expliquen no se me disipa la inquietud, la verdad.

Resignarse a los tiempos y las cosas, a estas cosas de nuestro tiempo, es lo que me resulta problemático, personalmente. Quiero decir que se me plantean problemas morales, de conciencia. Desde luego, no apruebo. Lo que no sé bien ajustar todavía es qué sigue, el paso siguiente.

Y en esas perplejidades ando.

+T.