lunes, 2 de mayo de 2011
Un entusiasmo excesivo
Del largo pontificado de Juan Pablo II, visto a la distancia de estos cinco años, digo que fue un gran exceso, que casi todo fue excesivo. Como el gasto de una casa que se arruina mientras dilapida en lujos o excentricidades lo que debería emplear en consolidar su economía doméstica. Si nunca me explicaré suficientemente el entusiasmo quasi delirante del Vaticano II y sus participantes, el del pontificado de Juan Pablo II tampoco consigo explicármelo.
Las celebraciones de su beatificación van por el estilo, con excesos. Exceso es un proceso consumado en sólo 5 cinco años. Cinco años en los que, a la vez que avanzaba la causa de beatificación, se iban conociendo cosas que hubieran bastado para detener el proceso, tan precipitadamente incoado. De Juan Pablo II se conocían las mil imágenes archi-publicadas por los medios, fotos, películas, viajes, audiencias. Pero se ignoraban otras cosas, tan grandes en demérito para su pontificado.
Como cierta argumentación a su favor, se nos ha dicho que no se beatifica un pontificado, sino a un hombre, un cristiano cuyo testimonio creyente se juzga ejemplar por todos los que le conocieron. Una abstracción así resulta extraña, separando el ministerio del sujeto, siendo ese ministerio el que le dio notoriedad, en cuya referencia encontraban sus actos un valor específico.
Parece evidente que la exaltación del nuevo beato lleva como un cometa la cola de todos sus actos, inseparablemente. Todo. Y no todo fue beatificable; muchos de sus actos fueron discutibles; algunas cosas ni siquiera aceptables.
Casi todos los testimonios que se han publicado estos días son de personas de su entorno que declaraban sobre la impresionante figura del Papa Wojtyla, que marcó sus vidas. También los lejanos, los que le siguieron por la televisión, los reportajes de sus viajes, sus mensajes, sus enseñanzas, todos los que recibieron una 'impresión' del Papa Juan Pablo II resaltan el espíritu animoso que supo infundirles, suscitando un característico entusiasmo.
Sus años de pontificado están jalonados de importantes acontecimentos, algunos verdaderos referentes para la vida intra-eclesial, casi todos con determinado estilo en el que se nota la impronta de su promotor, desde el Códex Iuris Canonici al Catecismo pasando por los documentos emanados de los Sínodos Romanos reunidos durante su pontificado. En todos ellos aparece, más o menos explícita, la intencion consciente de que se está construyendo la Iglesia del 'tercer milenio' con estructuras inspiradas en las directrices del Vaticano II, ese concilio que no quiso ser dogmático pero que en los años de Juan Pablo II se convirtió en un dogma imponente, contraste de todo y universal sine qua non.
¿Y los frutos? Si el entusiasmo es fruto, fue un rotundo éxito. Como la celebración de esta mañana, de desbordante entusiasmo multitudinario. Pero los frutos eclesiales reales, son pocos: La Iglesia del 2005, la que dejó Juan Pablo II, era una Iglesia sumida en una crisis de identidad como jamás se ha sufrido en la historia. Una crisis de des-catolización, de pérdida y confusión de la identidad católica, dentro y fuera, afectando profundamente a personas, instituciones, acciones y perspectivas. Una Iglesia que durante los años de Juan Pablo II se entusiasmaba con el Papa e iba a la deriva, todo a la vez y sin (aparente) contradicción.
Habrá que reconsiderar, como en estos dias se ha insistido, persona y obra, el sacerdote y el Papa, el anciano sufriente y el Pontífice Romano. Y distinguir, y separar, y deslindar. Y no comulgar con todo lo del Beato Juan Pablo como no se admiran ejemplares las negaciones de San Pedro, la cobardía de los Apóstoles, o las dudas de Stº Tomás. Entiéndaseme. Quiero decir que podemos admirar sin titubeos y venerar reverentemente al anciano sacerdote abnegado, orante, abrazado a la cruz del dolor y anclado en la esperanza de la Gloria; pero no es asumible el Papa de Asís, ni tampoco algunos otros momentos del Beato Juan Pablo. La heroicidad de las virtudes (¿sigue vigente este concepto en la positio de una causa de beatificación/canonización?) no convalida los errores, ni suple las deficiencias.
¿Y los milagros? Los milagros son obra de Dios, respuesta de Dios a las oraciones de sus fieles. Los intercesores válidos y los beneficiarios de los dones viven en ese gran misterio de la Communio Sanctorum, y se vivifican espiritual y sobrenaturalmente dentro del gran organismo humano-divino del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Ayer mismo me informaron de un milagro importante ocurrido en España, atribuido a la intercesión de Juan Pablo II, que no ha servido para la causa de beatificación porque se había preferido otro, y que tampoco valdrá para la causa de canonización pues se necesita otro distinto para la formalidad del proceso. Lo comento como un hecho válido, tanto como la aceptación de la providencia que guia estos asuntos entre la tierra y el cielo, el mundo y la Gloria.
En 1996, para conmemmorar el jubileo del 50º aniversario de su ordenación sacerdotal, Juan Pablo II publicó el libro Don y Misterio, una bella semblanza de su vocación, el seminario y primeros años de ministerio sacerdotal. En algunos pasajes aflora la emoción de aquella vocación recordada, fielmente perfeccionada y renovada. Después de leer este interesante testimonio, no comprendí cómo el sacerdote que contemplaba la obra admirable de aquellos años de su juventud era el mismo que como Pontifice de la Iglesia impedía y negaba que los jovenes del siglo XXI pudieran formarse en seminarios, con la solidez doctrinal, espiritual y pastoral que el joven Karol Wojtyla disfrutó en su querida y añorada Cracovia. ¿No era una contradicción re-configurarse sacerdotalmente escribiendo y publicando aquellos recuerdos y a la vez impedir (por acción u omisión) que en la Iglesia del tercer milenio se recuperase aquel modelo tan fascinante, atractivo, válido y fructífero? Estando en sus manos el poder hacerlo, el poder haberlo hecho. Si no como iniciativa de aceptación general al menos como una positiva siembra particular de rica, necesaria y urgente regeneración.
En la historia de la Iglesia hay un caso de un Papa calamitoso, que es santo, el bueno de San Pedro Celestino (Celestinus V), que fue un eremita y admirado asceta, pero un Papa lamentable. Dimitió, el único Papa que lo ha hecho (creando un anómalo precedente, una tentación que más de uno saca a relucir ahora como una alternativa bastante asumible). Todavía no me explico su inclusión en el Santoral. Pero ahí está, para quien quiera encomedarse a él. El año pasado estuvo Benedicto XVI venerando sus reliquias, en Sulmona, una localidad de los Abruzzos.
Pues lo mismo, mutatis mutandis, ahí estará el nuevo beato, para sus devotos y entusiastas. Pero vuelvo al principio: Me parece un exceso. No sé si el proceso de canonización también correrá express. A ver en qué queda todo, porque a los Santos también los perfila el tiempo. Dios dirá.
Excursus
Me ha parecido extraño que no se hayan examinado las reliquias; imagino que pudiera ser (?) que tras un examen en privado se haya resuelto no exponer el cuerpo. La explicación que dan, que cinco años es poco tiempo (y lo es: poquísimo e insuficiente tiempo para resolver una causa, y una causa semejante), me parece extraña, poco congruente: Justamente, tradicionalmente, uno de los signos corroborantes de una presunta santidad era (es) la incorrupción del cuerpo.
En el caso de nuestra Stª Teresa, por referirme a uno particularmente bien datado, antes del año de la muerte de la Santa se abrió el féretro y se reconoció el cuerpo, que estaba incorrupto; otro reconocimiento se hizo en 1585, a tres años de su muerte.
Conste, no se olvide, que el cuerpo de la Santa no había recibido ningún tipo de preparación ni tratamiento anti-descomposición post-mortem. En el caso de los Papas es costumbre el 'retoque' y tratamiento del cadáver en vistas a la exposición a los fieles, dada la demora de los ritos exequiales y la inhumación.
Por eso no es explicable que no se hayan examinado los restos ni abierto los féretros, mucho menos con la excusa de los 5 años. A no ser que ya se haya comprobado y se tengan pruebas de que no está, digamos, 'presentable'. En este supuesto, debe de estarlo poco, siendo como son los italianos expertos en la preparación y adecentamiento de reliquias, consiguiendo arreglos y resultados espectaculares.
De todas maneras siempre hubiera quedado el recurso de la mascarilla de cera coloreada, o a la mascarilla de plata, como las que cubrieron los cuerpos-reliquias de San Pio X, el Btº Juan XXIII y demás.
¿Por qué no en este caso de Juan Pablo II ? ¿En tan malas condiciones está?
p.s. Lo de las reliquias con ampollas de sangre extraídas en el hospital para los análisis clínicos que van a ser expuestas como reliquias corporales de Juan Pablo II, supone otra novedad. Hasta ahora, la sangre que la Iglesia ha venerado ha sido la de los Santos Mártires, vertida por Cristo, en testimonio de la fe; esto de la sangre de laboratorio clínico es, como digo, otra llamativa novedad. Una más.
p.p.s. Si alguno preguntara si he rezado al beato, contesto que sí, brevemente. Mantego la convicción de que los Santos (los declarados sobre todo) están para ayudar. Conque si es Santo, que trabaje, que ayude a los llamados a ser santos a que alcancen la Santidad, y que demuestre su beatitud, ya que la tiene.
+T.
Durante el día de ayer yo también le pedí varias veces que interceda para que determinado monseñor, que seguro sufrió mucho durante su pontificado, sea rehabilitado pronto, y que la obra que se realiza en determinados seminarios -supongo que los mismos a los que se alude en el texto- sea por fin acogida en Roma y encuentre su lugar oficial en la Iglesia.
ResponderEliminarDómine: Prefiero no juzgar. Dios ha querido que S.S sea proclamado beato. A él le pido por la Iglesia, el Papa, los obispos y sacerdotes. Tuvo fallos; sin duda, sólo Dios es Santo, pero creo que fue un alma de Dios y ya goza de su visión. Con todo mi aprecio.
ResponderEliminarDos aclaraciones:
ResponderEliminarEn la Iglesia de Cristo no se confundía nunca la beatificación, que nunca hacía el Papa y donde no se comprometía su infabilidad y la canonización, en donde ocurrían ambas cosas.
En la Iglesia posterior al Vaticano II hay serias dudas sobre el grado de autoridad que tienen todas las declaraciones pontificias, mezclándose todo: beatificación-canonización-entrevista-televisiva, y produciéndo un grado de confusión en los fieles inimaginable antes, hasta el punto de poderse decir que no tienen autoridad ninguna (cfr. Álvaro Calderón)
Muy buen artículo. Le felicito.
ResponderEliminarYo también felicito al blogger que nos da un poco de reflexión en medio de tanto entusiasmo desprovisto de ella.
ResponderEliminarPEDRO HISPANO
Hay una denuncia impresionante de un blog católico. quizás demasiado fuerte para algunas pero objetiva y difícilmente rebatible. con todo se puede entrar a rebatir
ResponderEliminarhttp://denunciaprofetica.blogspot.com/2011/05/decimos-no-la-beatificacion-de-juan.html
Hablando de entusiasmos excesivos, no se pierda
ResponderEliminarhttp://www.cuadernas.com.ar/traduccion.php/entusiasmo
de Ronald Knox.
rosasaldias, yo también estaba confundido por el hecho de que este Papa hiciera una beatificación, porque él mismo las devolvió a las diócesis (http://www.eltestamentodelpescador.info/2007/10/las-beatificaciones-devueltas-las.html), pero comprendí que hizo este acto como obispo de Roma, no como cabeza de la Iglesia universal.
ResponderEliminarSiempre militante, siempre incisivo, como lo mandan las actuales circunstancias, páter Terzio. No deja de sorprenderme la alharaca que formaron en torno a la exhibición del cuerpo presente, que se desvaneció como por ensalmo por alguna misteriosa razón. Las entretelas de la curía son inexcrutables, sólo nos quedan las conjeturas lógicas o las sospechas.
ResponderEliminarCon SS Juan XXIII se utilizó una sustancia experimental parecida al formol , que preservó el cuerpo admirablemente. Nada de milagros aquí, todo fué ciencia médica. En cambio, se les olvidó con el siguiente papa, porque SS Paulo VI dicen que despedía fuerte olor a descompuesto a las pocas horas del deceso. Y tanto que oía hablar de los santos incorruptibles.
Lo que más me extraña es la fecha que escogieron cabalísticamente para la beatificación, 1 de mayo, mayor fiesta del comunismo mundial. Demasiado para ser una coincidencia. Saludos, dom W+
La fecha, Longinus, se escogió más por ser la Fiesta de la Divina Misericordia, que JPIIº instituyó en la tradicional Domínica in Albis de la Octava de Pascua, el año del Jubileo del MM, si no recuerdo mal. Fue una de las devociones vinculadas a Polonia que se divulgaron durante el pontificado del Papa Wojtyla. Que haya coincidido con el 1 de Mayo es un particular menor, entiendo.
ResponderEliminarA mí me llamó más la atención que se escogiera precisamente un dia litúrgico tan solemne, como es el Domingo de Octava de Pascua. Otro exceso, opino.
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La verdad es que leyendo este blog se entera siempre uno de cosas que no son habitualmente difundidas con claridad. Hay datos que hacen pensar o dudar. Se puede no estar de acuerdo con algunos planteamientos del blogger, pero creo que se mueve siempre dentro de la ortodoxia.
ResponderEliminarSin ánimo de hacer la pelota: este es uno de los blogs católicos más iteresantes que leo. Y es curioso que el un par de "portales católicos" lo hayan suprimido de mala manera. Llamativo.
Soy cura como tú y me la gozo leyendo tu ex orbe. No sé tu nombre ni dónde estás incardinado pero seguro que sí habrá quien lo sepa. Ándate, pues con ojo, no te hagan, mutatis mutandis, como al obispo de Australia. Esta Iglesia chachi guay le está tomando el gusto a las maneras inquisitoriales que tanto denuestan. Igualico que los sociatas del talante con los que no piensan como ellos. Qué cosas. Maiora videbis. Ánimo y pa lante, frater.
ResponderEliminarTe puedo asegurar, Cura Anónimo, que me podrá pasar lo que Dios quiera, pero lo de ese impío mal-obispo de Australia no. Descuida.
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Me he sentido muy decepcionado al ver que no ha publicado mi entrada... gracias a Dios usted no es toda la Iglesia...la comunion con nuestra Madre la Iglesia está tambien en doblegar nuestro pensamiento y nuestro pensar cuando no estamos de acuerdo con ella; si vemos a nuestro padre Jacob desnudo y borracho, no lo taparíamos tambien?
ResponderEliminarCretino anónimo: Deberías leer y aprender mejor la Historia Sagrada; el que se emborrachaba y se dormía en pelotas era nuestro padre Noé, no Jacob; Jacob es el hijo de Isaac y Rebeca, nieto de Abrahám, hermano de Esaú (el de las lentejas), esposo de Lía y de Raquel y padre de 12 hermosos retoños que serán cabezas de las 12Tribus de Israel (otro nombre de Jacob) etc.
ResponderEliminarComprenderás que me tome a pitorreo tus consejitos, viniendo de tan insuficiente ilustración. Conque lo dicho: Vuelve al Catecismo (el Católico pre-juanpablista, mejor) y asegura conocimientos, datos y doctrina. So petardo (o petarda, que no me ha quedado claro tu género).
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¿Y qué tiene que ver el doctrinalmente fiable P. Terzio con ese pedazo de hereje de obispo australiano recientemente depurado? Francamente no entiendo la comparación del cura anómino que se la goza. Es más, me parece malintencionada.
ResponderEliminarValentía al publicar las descaradas amenazas de esos hijos de.... Matusalén. Si no les gusta EX ORBE, que se vayan a Chihuahua a un baile. Yo no me meto en infocacótica.
ResponderEliminarCuántos prelados no se arrellanan en sus mullidos asientos, a gozar de una vida cual no hay dos en su crucero de lujo, con la condición única de que no "hagan olas"? Y puede que hasta lleguen a papas!
"De cierto les digo que ésos ya tuvieron su premio...".
Saludos, páter W+
Longinus me parece que interpretó mal lo que quiso decir cura anónimo.
ResponderEliminarEs verdad, no lo terminé de leer y me disculpo humildemente. Pero ya en otras ocasiones han aparecido veladas y no tan veladas amenazas.
ResponderEliminarMil perdones.
Don W., le han puesto en la picota de iraburrolandia:
ResponderEliminarhttp://infocatolica.com/blog/caverna.php
Y todo por no entusiasmarse con el juanpablismo.
Querido don Terzio:
ResponderEliminarComo siempre, brillante. Pero como siempre, puñetero. Y lo que son las cosas, que no le faltará razón... pero las formas, las formas.
En fín, ya sabemos los de siempre donde pone el tiempo (y la Divina Providencia) las cosas.
P.D. Espero que su no-entusiasmo no llegue a decepción.
pobres tendreis siempre entre vosotros.....
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