El Cardenal Don Antonio Cañizares ha gozado - es mi opinión - de una exagerada fama que le ha concedido, reconocido y mantenido una excelencia que no se ajusta con la realidad de su talla. Si es verdad que alguna vez le motejaron como "il píccolo Ratzinger", es porque lo es: Píccolo, pequeño, chico, peón de tamaño integral. Y hacerse al respecto más ilusiones o fantasmas es yerrar. Ese es su tamaño, el que demuestra. No esconde talla mayor, porque no la tiene.
Prueba contundente, esta entrevista:
Antonio Cañizares: “Solo la vida litúrgica podrá volvernos verdaderamente a Dios”
Ese título, esa respuesta del Cardenal Cañizares, es una vaguedad de esas que se dicen y después se entresacan para poner un titular. Pero está vacía, es una vana afirmación que no se corrobora con los hechos. Los hechos de Cañizares, a la sazón Cardenal Prefecto de la Congregación de Culto y Sacramentos. Y toda la entrevista es asi: Generalidades, enunciados capitales, preguntas retóricas, cabos sueltos y pañolones al viento. No hay más.
Entiendo que la fama de hombre de altura eclesiástica le viene, más que por otra cosa, por su pesquis avispada de prelado de escuela valenciana, que ya se sabe es un imprescindible requisito, indispensable, para hacer 'carrera eclesiástica': Ser valenciano. Había hasta un chiste sobre eso:
¿Qué se necesita para ser obispo? Ser mayor de 45 años, ser licenciado en teología o derecho canónico, y ser valenciano. Las dos primeras condiciones se pueden dispensar; la tercera no.
Pues Cañizares es de ese típico currículum valenciano, tan prolífico que más de medio episcopologio hispánico es un rico muestrario del Reino de Valencia. Unas veces para bien y otras para mal. Cañizares, me parece, ni para lo uno ni para lo otro.
Después de su rápido cursus honorum episcopal (en diez años pasó de neo-obispo de Ávila a Primado en Toledo con el intermedio de Arzobispo de Granada), no le cuento ni un logro pleno, ni un hito memorable, ni uno: En Ávila empendoló el asunto de la Universidad Católica y la dejó en mantillas, apenas parida; a Granada - se decía - iba con objeto expreso de meter en vereda la facultad de Cartuja, y se fue de Granada dejando Cartuja como estaba. Y de Toledo ha salido sin pena ni gloria. Eso sí: En todos estos sitios ha sido un hombre de talante, de diálogo, de mediaciones, de ponderaciones y muy buenas opiniones entre propios y extraños.
Cuando le contraponen a Rouco, me hace mucha gracia: Es como comparar un panzer con un seat 600. O por el estilo.
Por lo que opina en la entrevista, se comprenderá la poca confianza que depositamos en su gestión dicasterial quienes esperamos con ansia un ordo liturgicus más ortodoxo, cioé, más católico según la tradición. Con desencanto, comprobamos que Cañizares es, a la postre, uno más de los de su generación conciliarista que, a pesar de la contundencia de los hechos, todavía circunloquia según ese espectral "espíritu" del Concilio, tan evanescente y alucinógeno que envuelve en humo un paisaje patéticamente desolado: El cuadro de la estragada y degenerada liturgia post-conciliar.
Algunas frases de la entrevista son estremecedoras, como esta:
Nadie puede poner en duda que el Vaticano II ha puesto la sagrada liturgia, con la Palabra de Dios, en el centro de la vida y misión de la Iglesia; es muy significativo, en el lenguaje de los acontecimientos por los que Dios habla, el hecho de que la Constitución Sacrosanctum Concilium fuese el primer texto aprobado; es innegable, además, que desde allí se ha producido una gran renovación litúrgica
Precisamente es lo que se pone en duda - esa y otras cuestiones - después de los demodelores cuarenta y cinco años del post-concilio. A no ser que por "renovación" se entienda derrumbe o sinónimos.
Hacerse cargo de que quien discursea es, nada más y nada menos, que el Cardenal Prefecto de la Sgdª. Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, es sufrir un amago de desolación desconsoladora.
Cuando habla de:
- "...devolver a la liturgia, singularmente a la Eucaristía, el lugar que le corresponde en la vida de la Iglesia, de los sacerdotes y fieles..."
se refiere, implíctamente, al gran desvarío post-conciliar, pero no lo dice, ni pone el dedo en la llaga, ni diagnostica la dolencia. Sólo palabrea. Y continua con lo mismo:
-"...Es preciso, según veo, reconocer que la liturgia hoy no está siendo el “alma”, la fuente y la meta de la vida de muchos cristianos, fieles o sacerdotes: ¡cuánta rutina y mediocridad, cuánta trivialización y superficialidad se nos ha metido!; ¡cuántas misas celebradas de cualquier manera o participadas en cualquier disposición!; de ahí nuestra gran debilidad. Es muy necesario llevar a la conciencia de los fieles que la liturgia es, ante todo, obra de Dios, y que nada se puede anteponer a ella. Solo Dios, la “revolución de Dios”, Dios en el centro de todo, podrá renovar y cambiar el mundo."
Por eso no es creíble cuando decía, un poco más arriba, esto otro:
-"...las claves por las que usted me pregunta para la así llamada “reforma de la reforma” no son otras que las ya dadas por el Concilio Vaticano II en Sacrosanctum Concilium y el posterior magisterio de los papas, que indican e interpretan auténticamente sus enseñanzas conforme a una “hermenéutica de la continuidad”.
Parece el consabido recurso que se ha aprendido un par de fórmulas programáticas políticamente correctas (catolicamente correctas, en este caso) y las mete como relleno aquí y allá, mechando la conversación con cierto gusto que no se corresponde, realmente, con lo que hay.
¿Y qué piensa, entonces, Cañizares? Yo pienso que piensa lo que uno de su tiempo, uno de aquellos curas de los seminarios de los '60 que se entusiasmaban con el Concilio, se despedían alegremente de las sotanas, jugaban a los experimentos litúrgicos, y se lanzaban a ser la vanguardia conciliar.
¿Y lo de la capa magna en Gricigliano y las Misas tradicionales en Roma? Pues yo diría que son gages del oficio, cosas obligadas que se aceptan en razón del cargo, pero nada más.
Parece que se pica cuando le comentan que sale mucho, que se escapa con frecuencia de Roma. Cuando algunos rumorean que es posible que retorne a España, yo me quedo tan fresco e indiferente como si me dijeran que se va a pasar el fin de semana de San José viendo las Fallas.
Desde luego, aquí, en España, su patria indígena, tendrá (tendría) más materia, oportunidades y recursos para su versatilidad 'política'. Que en eso sí ha demostrado ser un gran dilettante. El otro día mismo, sin ir más lejos, salía en la prensa su foto, abrazado amigablemente con el Rey, para hablar, seguramente, de algo que yo no sé y que tendrá que ver con cosas que tampoco sé. Pero seguro que son, aproximadamente, de lo mismo que, facilmente, puedo imaginar.
Un desencanto más, en fin.
Menos mal que, en este caso, es pequeño, como su dueño.
p.s. El periodista que hace la entrevista, es sacerdote (palabra de honor); el director de la revista que publica la entrevista, también (súper-palabra de honor). Lo digo por las fotos de ambos, que despistan mucho. Mucho.
+T.
Pues sí que despistan sí, nunca hubiera dicho que son sacerdotes catolicos, parecen ejecutivos de empresa mediana.
ResponderEliminarSobre el asunto, yo tenía entendido que la diócesis de Toledo era ejemplar y tenía el seminario lleno. No se por qué.
Toledo vive de aquellas rentas heredadas de Don Marcelo, que conservó bien el Seminario que fue el refugio de las vocaciones de los madrileños que iban huyendo de Tarancón, y también de todas las vocaciones españolas que se escapaban de sus respectivas diócesis buscando la seguridad de Toledo. Pero desde la muerte de Don Marcelo la diócesis toledana ha ido decayendo apreciablemente. Y el seminario también: Ninguno de los sucesores de Don Marcelo ha sabido (no han querido?) mantener el perfil clásico del antes muy prestigioso Seminario de Toledo.
ResponderEliminar'
¿Por qué nadie quiere reconocer abiertamente, en la Curia, que entre el texto de la Sacrosanctum Concilium y el Novus Ordo no hay punto de conexión alguno?
ResponderEliminar¿Por qué nadie levanta la liebre ya de una vez?
A mí me está decepcionando el Cardenal Cañizares en Culto Divino. Lleva más de dos años y no ha promulgado ninguna medida concreta que dé carta de naturaleza a la "reforma de la reforma". Puede ser, no obstante, que el Papa lo esté frenando por tratarse de una cuestión muy delicada.
ResponderEliminarPor lo demás, Terzio, yo no veo que el Cardenal Rouco sea mucho mejor que Cañizares. Es más; sé de buena tinta que el Arzobispo de Madrid es más contrario a la liturgia tradicional que el valenciano.
Rouco es también muy políticamente correcto; casi más que Cañizares. Dudo que el Arzobispo de Madrid se expresara con esta contundencia:
"… el problema radical de España, el que está en la base de la situación tan grave que atraviesa, como si estuviese desangrándose y desplomándose, tiene su raíz en el olvido de Dios, en pretender vivir como si Dios no existiese, y al margen de Él, la laicización tan grande y radical que algunas corrientes pretenden, o la secularización interna de la misma Iglesia, el olvido de su identidad y raíces y su rica aportación a la Iglesia y al mundo".
Decía - comparando estilos pastorales - que Rouco era un panzer: No me imagino a Cañizares estructurando una diócesis como el Madrid de Rouco; a eso me refería. Cañizares, por donde ha pasado, apenas ha dejado nada (o incluso un "proyecto" tan poco claro como la univ. de Ávila). Rouco es sólido frente al estado gaseoso de Cañizares.
ResponderEliminarSobre la liturgia tradicional pienso que ni uno ni otro. Salvo que Cañizares ha encajado el mínimum que le han mandado en Roma. Pero me temo que no hay más, tolerancia con reticencias y concesiones con cuentagotas.
Y lo peor: Son dos epíscopos-políticos de tomo y lomo, tanto uno como el otro. Para más inri, con diferencias de estilo y matices partidistas/personalistas muy acusados.
Si estos son nuestros 'líderes' jerárquicos, imagina la calidad de los segundones.
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Quaerens: Es precisamente la Sacrosanctum Concilium la que posibilita y abre el cauce de la demolición litúrgica. El texto de la S.C. deja abiertas todas las posibilidades de 'reforma' e innovación que luego se efectuaron. Como enseña R. Amerio en Iota Unum, la constitución sobre liturgia es uno de esos textos del Vat.2º plagado de imprecisiones, contradicciones y peligrosas anfibologías.
ResponderEliminarUn ejemplo, el importante nº 50:
"50. Revísese el ordinario de la misa, de modo que se manifieste con mayor claridad el sentido propio de cada una de las partes y su mutua conexión y se haga más fácil la piadosa y activa participación de los fieles.
En consecuencia, simplifíquense los ritos, conservando con cuidado la sustancia; suprímanse aquellas cosas menos útiles que, con el correr del tiempo, se han duplicado o añadido; restablézcanse, en cambio, de acuerdo con la primitiva norma de los Santos Padres, algunas cosas que han desaparecido con el tiempo, según se estime conveniente o necesario.
Poco después, cuando empezó a funcionar el nefasto y tristemente célebre Consilium (la comisión ejecutiva gestionada por el equipo de Bugnini y cía), textos como este darían pie y justificarían la alteración de la Misa y la implantación del novus ordo con todas sus consecuencias.
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Bien, a mí tampoco me gusta la Sacrosanctum Concilium porque es ambigua.
ResponderEliminarPero es a lo que podemos asirnos si queremos realmente una "reforma de la reforma" total de la Divina Liturgia.
Hay que considerar que hoy día el Rito Romano no ha sido reformado. El Novus Ordo es una ruptura a todas luces, y el Usus Antiquior no está reformado.
Ambas formas, estrictamente hablando, son anómalas con respecto a lo que dispuso el Concilio, lo que pasa es que una de ella ha adquirido carta de naturaleza por vía IMPOSITIO PAVLINA.
No se nos puede olvidar que todo un Concilio Ecuménico quiso una reforma, y que actualmente esa reforma sin ruptura todavía no se ha dado.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarLa Sacrosanctum Concilium la redactó Bugnini. Cómo no va a tener correlato con el Novus Ordo.
Perdon, Ludovicus, pero tenía entendido que Bugnini había sido desplazado de la comisión conciliar de Liturgia por Ferdinando Antonelli. ¿Estoy en lo cierto o hay algo que me perdí?
ResponderEliminarM.M.
No entiendo a este Cañizares que celebra a los neocatecumenales en Porto Rufino y después se pone la capa magna para celebrarles a los Franciscanos de la Inmaculada en San Juan de Letrán. Va a Rieti a hablar de la tradición y en Roma no quiere hablar de reforma de la reforma. ¿En qué quedamos?
ResponderEliminarLo más decidor de todo es que en dos años, salvo un libro sobre la Eucaristía, no veo nada concreto... En la misma Basílica de san Pedro la gente sigue comulgando en la mano. Al Papa nadie le hace caso.
El pasado mes de diciembre Cañizares elogió la Constitución de 1.978 (la que sustituyó a una legislación constitucional anterior totalmente católica para permitir legalizar el aborto, el divorcio y otras catástrofes para la moral católica) y la puso a la altura de la Inmaculada Concepción. Pues sí: como mínimo esto requiere tener poca estatura moral. Y perdón por salirme del tema del culto divino o Liturgia, sobre el cual no me atrevo a opinar aquí, pero es que la mayor o menor talla moral de las personas reluce por todas partes.
ResponderEliminarEsto es lo que define a Cañizares: lo mismo se pone la capa magna que se pone a celebrar con los kikos. Esto es lo que le gusta. Lo que más me preocupa es ese intento de ponerse un barniz conservador bajo un pellejo más bien pasotista sobre la Forma Extraordinaria. De todos modos, quisiera saber por qué los Obispos españoles EN BLOQUE se han opuesto al Motu Propio con esa unanimidad. ¿Qué ha pasado en España para que esta situación haya sido posible? Y otra pregunta a ver si alguien me la puede contestar: ¿Por qué razón el Papa no ha celebrado públicamente la Forma Extraordinaria, si tanto le gusta y tanto la quiere promover?
ResponderEliminarLudovicus dijo,
ResponderEliminarBugnini fue desplazado por Antonelli, pero redactó el esquema preparatorio, el único que fue aceptado por el Concilio. Y le arrancó a Cicognani la firma, casi in articulo mortis.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarpor cierto, Bugnini venía de antiguo solapado en el pontificado de Pío XII, siendo el principal autor de la desastrosa reforma de la Semana Santa, la primera muestra sistemática de reformismo racionalista litúrgico, que devastó la Misa de Presantificados entre otras depredaciones. No en vano su libro se llama "La Reforma de la Liturgia. 1948-1975")
Ludovicus:
ResponderEliminarSi es como tú afirmas sólo nos queda aplicar al caso ese verso de Rilke:
"la belleza no es más que el comienzo de lo terrible,
justo aquéllo que aún podemos soportar".
Quaerens: el problema es que ni Benedicto XVI admite que el Novus Ordo haya supuesto una ruptura respecto al Usus Antiquior.
ResponderEliminarEn la carta de acompañamiento al Motu Proprio dice el Papa que "en la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura".
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarEs comprensible que lo diga. Es el Papa. Tiene que arrojar algún paño ante Noé borracho.
No es lo que Ratzinger dice en su autobiografía. Allí sí dice que hubo ruptura metodológica, pues se fabricó artificialmente un ordo y se prohibió el anterior: "se destruyó el edificio antiguo y se construyó el nuevo, bien que con pedazos del antiguo"
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarY Quarens, no es el antitypo peor que el typo. Si terrible fue la Pasión del Señor, terrible ha de ser su actualización. Si fue despojado el Señor, ha de ser despojado su rito. Si fue desnudado, ha de ser desnudado.
Yo no creo que el Papa mienta al decir que no hubo ruptura, más bien creo que se acoge a la polisemia de la palabra y afirma algo esencial: no hubo ruptura en el sentido de que lo que la Iglesia tenía antes lo sigue teniendo: el sacrificio redentor de Cristo sigue peremne en el seno de su Iglesia, sin ruptura posible, con perfecta continuidad. Continuidad en el Sacrificio igual que continuidad en la transmisión de la Palabra.
ResponderEliminarAdemás, las dos afirmaciones del Papa:
a.-no hubo ruptura
b.-nunca se abrogó jurídicamente el viejo Misal
van de la mano, y la una no se sostiene sin la otra.
El problemita es que algo de abrogación sí hubo, mucho de Impositio Paulina también hubo, Juan Pablo II INDULTÓ las Misas y todavía hoy por hoy hablar del Misal de Juan XXIII levanta ampollas.
Ahora, si por ruptura se entiende lo que yo entiendo, es decir, la suplantación de un Misal por otro, suplantación total y persistente, suplantación de un Misal por un artefacto inventado por una comisión de expertos... ¡ahí está la ruptura!
¿Es ésto suficiente para detestar el Misal de Pablo VI?
¡No! ¿Quién en su sano juicio lo detestará?