Lamento ser testigo de lo que pasa. Yo quisiera que fueran otras las circunstancias, pero no se puede obviar la realidad. Desde el post-concilio, la reacción de los católicos tradicionales contra las innovaciones y los excesos se tapó y se silenció de todas las maneras posibles, con todos los (pseudo)argumentos y medios. Una de las gracias del internet es haber liberalizado la comunicación y dado corriente a las opiniones antes ignoradas o sin posibilidad de cauce o publicidad. Ahora todo se sabe, todo se ve, y se opina de todo. Se acabó el monopolio “oficialista”. El resultado es poder enterarse de las cosas que pasan, unas veces con escándalo, otras con pena, pero también para estímulo de los que han sido reprimidos de manera injusta e implacable, que ahora empiezan a ser reconocidos (y en algunos casos también temidos).
En el transcurso de una semana (incluso en un sólo día) se pueden coleccionar en internet las más variopintas y contradictorias escenas, todas sin salirse del “marco católico” que es (se supone) su común denominador. Por ejemplo:
- En España: El nuevo Obispo de San Sebastián rechazado por su clero diocesano y puesto en “crisis” por su predecesor episcopal en medio de la reacción política de sus fieles diocesanos y las “fuerzas” guipuzcoanas.
- En Europa: La tensión pastoral creada por el Cardenal Arzobispo de Viena al visitar contra la voluntad del Obispo de Mostar el sitio de las presuntas apariciones marianas en Medjugorje.
- En el Mundo: Budistas y representantes de otras “religiones” orientales “participan” en el funeral del Cardenal Shirayanagi en Tokyo.
Según quién lea estas noticias, se alegrará, se disgustará, o se armará de rectas y beligerantes intenciones, o pasará del tema, o rezará una Salve, o se apuntará a un grupo de apoyo en el facebook (o de protesta, también en el facebook).
En estos mismos días, el Domingo pasado, corrió también por el internete el escandaloso vídeo de la frustrada toma de posesión del nuevo párroco de Thiberville, en la Diócesis de Èvreux, Francia. Un parroquia en pie pitando y abroncando al Obispo que iba a sustituir al párroco, un buen párroco con 20 años de ministerio en aquella parroquia que no es del gusto del Obispo porque celebra “in utroque usu” (es decir, que celebra habitualmente la Stª Misa en su forma tradicional-extraordinaria y en la nueva-ordinaria). El párroco se atiene al Motu Proprio del Papa Benedicto y el obispo se atiene a su particular voluntad (y la del “consejo episcopal", dice, no sé si como excusa o si como argumento de autoridad).
Vean los yotubes, que son dignos de ver aunque sean casi veinte minutos entre los dos (aunque no entiendan francés se pueden hacer una idea del suceso):
Thiberville 1º
Thiberville 2º
Lo más chocante no es el Obispo con esa casulla con el orifrés bordado con la bandera del arcoiris (pregunté a un contertulio francés si era la banderita de los gays, y me aclaró que no, que era una de las casullas que se hicieron para las celebraciones del Encuentro Mundial de la Juventud en París, en 1997); lo más llamativo es que el que habla más y toma el micrófono y dirige a los feligreses rebeldes una apología entusiasta del Vaticano 2º, es un seglar, un laico, con el Obispo y los curas al lado, dejando que el susodicho laico-locuaz se las apañe mientras la gente se va yendo de la iglesia. Todo muy “significativo” (por cierto que los más arremolinados y gritones son los de los bancos de detrás y los del “gallinero", como en todos sitios).
Aquí en España cualquier dia tendremos escenas como esta, que serán tan lamentables como esta por dos motivos:
1º) por la insensatez impía de los Obispos, cerrados en banda contra la Liturgia Tradicional a la vez que toleran todos los atropellos y sacrilegios litúrgicos (que conocen y les consta) sin mover una pestaña ni trasladar un párroco
2º) por el escándalo que se da a los fieles, que no entienden las medidas “pastorales” y se manifiestan en rebeldía contra la autoridad de los Obispos (o los párrocos) asumiendo un protagonismo entendido como “derecho” (aun en estos casos en que son católicos presuntamente “tradicionales” los que se insubordinan).
En uno y otro caso la “prudencia” pastoral (y la simple prudencia elemental) de los “pastores” brilla por su ausencia.
Los graves males del post-concilio tienen dos protagonistas: Los obispos y los sacerdotes. O digamos que el “Clero” en general, para incluir a los religiosos que tan perniciosa influencia y protagonismo han tenido y tienen (y son el sector más arruinado y nefasto dentro de la propia clerecía). Obispos-sacerdotes-religiosos son los “directores” de la Iglesia, una dirección que funciona mal, con graves disfunciones que afectan al cuerpo entero de la Iglesia, descordinándolo y descomponiéndolo, con una manifiesta disyunción con el Papa, que es la cabeza (muy discutida por demasiados). La reacción de los fieles, por su parte, es tan sólo el síntoma, la calentura febril, el sarpullido, la tos implacable.
De vez en cuando comento que nos estamos pareciendo cada vez más a esas dos “iglesias", la “alta” y la “baja” (High Church/Low Church) que han convivido en el seno del Anglicanismo desde mediados del siglo XVIII a nuestros días. Una iglesia más “católica", fiel a la liturgia y la espiritualidad tradicionales; y otra iglesia liberal muy cercana al protestantismo, anti-ritualista y abierta a todas las novedades y extrañas influencias espirituales. El cisma real y no oficial entre una y otra “iglesia” está aflorando ahora, con la ruptura causada por las pseudo-ordenaciones de mujeres y la aceptación de gays en el ministerio. Etc.
¿Nos dirigimos hacia eso? No sé. Pero me temo eso y también lo que pueda venir. Todo lo que no se hizo (o se hizo mal) en el Pontificado anterior, está cayendo sobre las espaldas de Benedicto XVI. En una época de evidente “crisis", no se puede mantener durante casi 30 años una pastoral de masas y de viajes y de encíclicas mensuales. La “iglesia de escenario” y el “pontificado de mass media” todavía siguen encandilando a muchos, que no se dan cuenta del grave y crítico momento que vivimos los católicos.
No queremos darnos cuenta de que son tiempos para trabajar y robustecerse “ad intra", y no para empeñarse y desgastarse “ad extra".
Si los obispos no lo ven ni lo entienden, todo irá de mal en peor para todos. Y esos botones de muestra tomados de la “actualidad católica” serán un anecdotario diario en todos sitios, con todas las variantes posibles que se puedan imaginar. Y eso no hay quien lo resista.
No es que dude de la fuerza del Espíritu y de la perdurabilidad de la Iglesia “usque ad Christum venturum", pero entiedo que el desgaste de los tiempos, las agresiones de los enemigos y la debilidad y corrupción de propios y extraños están descomponiendo la Iglesia Católica que hemos conocido hasta ahora. Y no es la “iglesia ideal” de la LG o la GS la que va a venir, la que está llegando. Me parece evidente.
+T.
Es terrible lo que hace la ideologización, tanto en "tradis" como en "progres". Se ha sacado a Cristo del medio y se ha convertido a Su casa en un campo de batalla.
ResponderEliminarDios nos ampare.
Ha escrito un comentario con unos enlaces de un libro suyo un tal "rodolfo plata"; podría haberlo dejado como otra "muestra", pero para confusiones tenemos bastantes con las "oficiales" para concederle, además, tribuna a los aficionados heterodoxos-iluminados.
ResponderEliminarNada más (porque tampoco merece más).
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Hola, Don Terzio. Muy acertada su visión de internet como altavoz de toda una corriente silenciada durante muchos años; ¡bien pensado!
ResponderEliminar¿Cómo va a ser culpa el post-Concilio sólo de los Obispos y de los sacerdotes? ¿Cómo no tener muy en cuenta la culpa de tantos y tantos laicos, que en su propia casa, en su propia familia, han ido haciendo dejación de sus deberes, en nombre de los nuevos tiempos? El caos actual no sería tal si muchos laicos, dentro de su familia, hubieran seguido haciendo lo que había que hacer y diciendo lo que había que decir.
Me dio pena la mención crítica al pontificado de Juan Pablo II. En mi ignorancia le digo que el Papa se puso al volante de un coche que iba cuesta abajo y sin frenos, y que al menos logró frenarlo, en buena parte. ¿Qué ahora el coche podría ir más deprisa? Sin duda, pero no se puede olvidare el esfuerzo titánico de aquellos años, con la ayuda de Dios.
Por lo demás, excelente la reflexión a partir de los hechos seleccionados, como siempre.
Comparto el análisis y la preocupación D. Tezio.
ResponderEliminarPor una parte se confunde, con demasiada asiduidad, el deber de evangelizar con la comodidad de sincretizar. No hay que rehuir encontrarse con elementos externos... pero hay que tener claro que esto se hace sin perder la centralidad e mensaje y misterio cristiano.
Por otra parte, internamente se están evidenciando esas dos Iglesias que indicaba... y es posible que esto termine por tener consecuencias desagradables. Sobre todo si el siguiente Papa vuelve a los postulados previos.
Particularmente confío en la divina providencia... ya que se que de otros atolladeros peores hemos salido reforzados.
Feliz Año
Que estamos en guerra nadie lo duda. Ya lo decía aquel artículo famoso que me enganchó a la extinguida Cruzyfierro. La batalla se está dando, y como su Arzobispo a dicho, el punto débil es la secularización interna...
ResponderEliminarAd intra, como las siembras cuando nieva, es para donde tenemos que crecer.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/08/espana/1262975457.html
ResponderEliminarCon respecto a todo esto el Santo Padre, debería hacer de estricto padre y castigar como se merecen estos hijos descarriados, a la larga es lo que da resultado.
Estimada Cata: El Papa no puede convertirse en el guardia de la porra o el alguacilillo del barrio. Esos curas aberrantes tienen (deben tener) Obispo propio, que es el que debe intervenir, que para eso está.
ResponderEliminarLo malo - y lo digo con otras palabras en el articulillo - es que los Obispos no están en lo suyo, y el Papa no puede estar zurziendo los descosidos que dejan otros; además de la imposibilidad material, porque si lo hiciera los primeros que se "molestarian" serían esos obispos negligentes-pasotas-indiferentes.
Y así nos luce el pelo.
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Muy, muy interesante el análisis. Muchas gracias.
ResponderEliminarTemo que para que en España llegue a haber un Thiberville tendríamos primero que atravesar un desierto que la revolución aún no ha consegido crear en estepaís (aunque lleva camino de conseguirlo).
ResponderEliminarComo siempre usted tiene razón; Son competencias de los Obispos en ese caso a quien debería poner en solfa el Santo Padre es a los correspondientes Obispos.
ResponderEliminarEn cualquier caso, Dios mediante, una buena dosis de disciplina dentro de la Santa Madre Iglesia es lo que viene haciendo falta.
Acabo de leer esta entrada y ver los videos del youtube con estupefacción. Sin duda el humo negro de Satanás del que Pablo VI habño que había entrado en la Iglesia está dando sus frutos, está arrasando. La Iglesia en Francia está moribunda, y todo por culpa de su clero que es casi protestante... Este Obispo me da pena y repugnancia a la vez. Es claro que el demonio está detrás de todo esto, el obispo atacando a los que fieles al Papa y devotos al Santo Sacrificio del Altar, y apoyando a los que hacen de la liturgia un teatro profanizado, desencarnado y desespiritualizado. Juan Pablo II era un buen hombre, pero no un buen Papa, dejó todo pasar, y él, como sucesor inmediato tras el papa del concilio Pablo VI, debería haber puesto freno a tantos desmanes, y a tanta aberración. El Concilio Vaticano II nos va a pasar una factura de la que no tenemos ni idea, sobre todo la reforma de la liturgia, que fue una antítesis de la reforma de Juan XXIII, que ya nos vació las Iglesias... Esperemos que el Espíritu Santo no nos abandone, y si es voluntad suya que los que creemos de un modo fiel a la catolicidad seamos perseguidos, pues bendito sea!
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