Noches sin estrellas,
días sin ventura,
y el viento,
y la vida,
y una sombra oscura
que amarra con miedo,
tan dura.
Y en la noche una estrella,
y un día que llega,
y ese aire,
y la vida,
y una luz que anima,
que enciende las almas
¡tan viva!
Al alba, cantando, querubes
unían pastores de tierra
con coro en las nubes;
subiendo y bajando
paz a los hombres
y gloria en lo alto.
La señal era
el Niño del pesebre.
...¡Y la Estrella!
p.s. De nuestra parte para los familiares, amigos, asíduos, visitantes y ocasionales: Santidad, felicidad y ventura dichosa, porque hubo una Navidad que ahora celebramos creyentes, adorantes y expectantes.
¡Gloria a Cristo!
+T.