viernes, 28 de agosto de 2009

Ruíz-J (que en paz descanse)


Que le digan Misas, muchas. Es piadoso, caritativo y prudente decir Misas en sufragio por el alma del finado cuando el difunto (q.e.p.d.A.) ha tenido ese fin y esa trayectoria. Porque - ¡quién lo duda! - Ruiz Jiménez ha sido hombre de "trayectoria". Larga, compleja, variada, multiforme, pluriforme, poliédrica, hasta yo diría que "sincrética".

Siempre he sospechado de los que salen de las guerras sin heridas, sin lesiones, sin merma; pero peor efecto me hacen los que al final de una guerra salen corregidos y aumentados, prósperos y con carrera. En la España del 36-39 los buenos católicos acabaron mártires o "confesores", si me explico. Pero Ruíz-Jiménez sale airoso de la Guerra - nuestra Guerra - e inmediatamente hace brillante carrera de "católico oficial" en las altas cátedras universitarias; por mucho que estudiara y empollara "oposiciones", no hay quien le libre de ser un consumado tipo de "hijo de papá", de aquellos tiempos (¡y qué tiempos!). Y culmina carrera en los 40-50 - todavía jovencisimo - de embajador en el Vaticano. Y Ministro. ¿Quién da más?

Inteligente, no sé. Acomodaticio, sí. Y listo, muy listo para atisbar el cambio y enfilar la proa hacia nuevos mares. Sin dejar su cómodo barco con bandera "franca", por supuesto. Estuvo en todas las salsas y con ninguna se manchó la pechera, su pechera almidonada de diplomático señor y ex-ministro, con todas las condecoraciones del régimen y sus afines. Todas.

Después fue lo del intento de una DC, a la italiana, supongo. Pero España no es Italia (entre otras cosas porque no tenemos (y no digo nada) "mafia") y por eso no fraguó. Yo pienso que tampoco fraguó porque ahí estaba él, Ruíz-Jiménez. Que quizá estuviera, más que nada, para que la cosa no fraguara. Con él nunca fraguó nada, pero siempre y en todo, estaba él. Y si él no estaba, procuraba estar. Era experto (no era el único, pero sí uno de los más conspicuos).

Tan proclive, tan bienquisto, tan considerado por todos los pudientes políticos. Y todos le pagaron bien, muy bien. No sé qué sueldo tiene un "defensor del pueblo", pero tiene que estar bien pagado. Y si conservó en sus haberes quinquenios y emolumentos desde que empezó a cobrar del erario público español, la mensualidad de R-J tiene que haber sido sustanciosa. Ejemplar - siempre "profesional" - terminó sus días de homo publicus con un colofón adecuado a su cursus honorum: Presidente o no sé qué cuántos de Unicef en España. No era para menos.

La última vez que lo ví en persona, en carne mortal, fue en una sala de tránsito de un aeropuerto, no recuerdo cual, hará unos diez años: Adusto - siempre ha tenido cara antipatiquísima que luego templaba agradablemente con sonrisa y locuacidad muy diplomáticas - llevaba sombrero en mano y abrigo largo, muy bien cortado. De pié, distante, mirando de soslayo para ver si le reconocían; en el salón habían japoneses, americanos, holandeses...y yo, que me parece que era el único que sabía quien era Don Joaquín R-J. Un prohombre que fue el "católico oficial" de España. Y le gustaba. A mí, de Don Joaqúín, sólo me gustaba el ceceo, muy gracioso (es un decir), porque era como un eco de su parte andaluza (tan obviada).

De su "degeneración" católica y política, que hablen otros, que sabrán más. Aunque hay gente de la que nunca se habla mal "oficialmente", como es el caso.

Dicen que ha dejado dicho que no manden flores y que el dinero lo den a ongs (sin especificar cuáles). Genio y (contra)figura.

Yo insisto en lo que dije al principio: Mejor que le digan Misas, que le vendrán mejor.

&.