martes, 3 de febrero de 2009

Más ladridos

Suele pasar en las grandes novelas de intriga: El sospechoso principal (a veces el asesino) despista y proyecta cacareos contra el inocente que sabe que no es, para evidenciarse libre de toda sospecha. Pero esto no es un caso de Poirot ni una historieta de Miss Marple: Es un caso (otro) de lesa justicia contra la Santa Sede y Benedicto XVI.
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Al rugido de las fieras se ha unido ni más ni menos que la Merkel. Merkel que es canciller del pais/el estado/la nación (y no otra, ni otro, ni ninguno más) autor y ejecutor de la shoáh. Tendré cuidado de no decir "los alemanes fueron", pero digo con todas las letras, sin ambages, que "ALEMANIA FUE". Alemania, y solo Alemania y nadie más que Alemania. Un Reich, un fürer, un partido en el poder. Con todas sus instituciones y estructuras implicadas en todo lo que se desencadenó durante aquellos ominosos años.

Alemania ha sido la nación que provocó dos guerras mundiales. Dos. Alemania y solo Alemania y nadie más que Alemania. A su lado, ningún estado moderno acumula tal cantidad e intensidad de culpa (siendo tan graves los crímenes culpables de algunos estados de nuestra modernidad). El horror del régimen nazi surge, se forma, prospera y se establece en Alemania.

Existen por ahí unas estadísticas contrastadas sobre el voto/apoyo al partido nacionalsocialista de Hitler. En ellas se comprueba que los estados tradicionalmente católicos fueron los que menos votaron al partido nazi (con diferencias y porcentajes bastante apreciables). De entre todas las instituciones de aquella Alemania, la Iglesia Católica emerge con personalidades de un destacado perfil anti-nazi, como los arzobispos catolicos de Münich, Cardenal Michael von Faulhaber, y el de Münster, Cardenal August Clemens von Galen (beatificado).

Si el síndrome infamante de aquel alemán degenerado que tramó una obra de teatro para "sospechar" del "silencio" de Pio XII y desviar las culpas de los crímenes del estado alemán se ha hecho quístico en Alemania, si los políticos enfocan para deslumbrar a quien debieran respetar más que a ellos mismos, entonces es que Europa vuelve a ser el escenario de sombras chinescas que fue. Con el agravante riesgo de estar manipulando la opinión y de-formar a los desinformados europeos (sobre todo las muy mal instruídas generaciones jóvenes). Azuzan contra la Iglesia Católica odios que deberían haber "gestionado" en otro sentido. También con el silencio que la vergüenza impone para ciertos casos y cosas. Tapan su caja de Pandora sentándose encima de la historia e inventando secreteres contrahechos y falseados a quien nada pueden reprochar, excepto aquello que sus mismos prejucios le proyectan con tanta injusticia y perversidad.

No se cuántas veces he comentado desde Abril del 2005 sobre la dificil y delicada posición del gran Benedicto XVI en la Sede de Pedro. Llegó siendo el mejor, por encima, muy por encima en mérito y prendas personales respecto a todos los miembros del Colegio Cardenalicio que entraron en el Cónclave. Pero llegó al Papado con el odio de las izquierdas, los "progresistas", los anti-católicos, y los postuladores del "vaticanotercero". Y, para muchos, con el handicap "original" de ser alemán.

El ser alemán (y el ser lo que estando donde está) le impide responder con contundencia a toda la canalla que se le crece engallada en una ofensiva que es personal e institucional: Van contra el Papa Benedicto y contra la Iglesia Católica (en eso atinan: es la misma y única diana). Me gustaría poder ver qué gran "apología pro vita sua" redactaría Joseph Ratzinger si no fuera Benedicto XVI. Sería formidable.

En Italia, los muy agudos periodistas "vaticanistas" se han olido una gran trama, oportuna y taimadamente orquestada contra Benedicto, con pelos y señales, y autores, y también marionetas de turno: Un dossier que parece circula por el Vaticano.

La pena es que gente como la Merkel se dejen enredar también en la trama y se transmuten en doberman y ladren a quien deberían guardar y proteger.

Desde que Alemania se empapó en la sangre de las víctimas de la Shoáh, Benedicto XVI es el primer hombre que siendo alemán puede limpiar la deshonra de una nación, un estado, un pais. Si la Merkel no se ha dado cuenta, se desmerece a sí misma como estadista y como alemana.

No me imprta por ella, nada. Por Alemania quizá lo sienta, un poco. Por Benedicto XVI, me duele mucho: Por ser contra él y contra la Iglesia (que es la de Benedicto).


Oremus pro Pontifice nostro Benedicto XVIº:
Dominus conservet eum, et vivificet eum,
et beatum faciat eum in terra,
et non tradat eum in animam inimicorum eius.
Amen.

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