Ya se que las comparaciones son odiosas (de entre las más odiosas aquellas en las que el odio genera la comparación) y comparar lo de Gaza con el exterminio de los judios por los nazis es algo "fuerte". Pero, odiosa o no, la comparación se mece en el aire. Hasta tienen que desdecirla los propios afectados de la shoá, ahora acusados.
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El israelí Avraham Milgram, miembro del Instituto Internacional para la Investigación del Holocausto, lo lamenta. Pero lo explica, se ve obligado a explicarlo.
Parte de la posible explicación quizá se deba a que los implacables vengadores se han granjeado cierta "tensión" adversa. La inexorable y escrupulosa justicia exigida respecto a la Alemania nazi no se corresponde equilibradamente con la desproporcionada represión militar de bandas terroristas y la bárbara sangría de civiles palestinos explicada como inevitable "efecto colateral". Si el lenguaje de los contrarios se aproxima por sus polos, nunca la propaganda exterior israelí ha estado tan cerca de caricaturizarse adoptando un discurso tan similar en algunos aspectos al esgrimido por la propaganda del IIIer. Reich.
En otro sentido pero sin salir del mismo tema general, leía hoy estas declaraciones-entrevista del director de la biblioteca de la Casa de Sefarad: "El patrimonio judeo-español está oculto y silenciado". Un artículo-entrevista interesante, al que cabe matizar bastante, pero muy asumible y razonable.
No es anecdótico que un artículo así salga publicado en estos dias de tensión. Mientras Israel arrasa Gaza masacrando palestinos de toda edad y condición, la prensa y los medios internacionales salpican páginas y programas con testimonios del rostro simpático de Israel: Cultura, historia, turismo, arqueología, personajes. En el colmo de la estudiada inversión mediática, esta noticia - también de hoy - sobre el inaudito bi-cefálo que representará a Israel en Eurovisión (aparte el absurdo consentido contra toda lógica de que Israel (o Turquía) sea Europa a la hora de tele-cantar).
Tampoco fue casualidad que un par de dias antes de empezar los ataques contra Gaza, se diera la noticia de la visita del Papa a Tierra Santa. Con itinerarios, discursos, encuentros y seguridad concertados a costa de mucha diplomacia, los hechos consumados (nunca casuales, siempre preparados) de Israel ponen a la Santa Sede en la dificil y delicadísima situación de: - O continuar con la proyectada peregrinación (con lo que el Papa aparecerá ante el mundo como "silenciador" de lo de Gaza y tácito sancionador de las acciones de Israel) - O suspender el viaje (y entonces el Papa sería acusado por el lobby mediático israelí de enemigo de Israel, antisionista y pro-palestino...sin descartar una "batida" internacional contra Benedicto XVI, que nació Joseph Ratzinger en la Baviera de los nazis y estuvo de joven en las formaciones hitlerianas etc. etc. etc.). Tampoco el semestre de agresión a la memoria de Pio XII ha sido casual, en este sentido.
Al sentimiento por los 1000 palestinos asesinados en pocos dias y el temor de que la matanza no se detenga hasta que los implacables jefes de Israel hayan saciado su periódica sed guerrera, se suma la desdichada evidencia de que los que deberían entender mejor no entienden nada, y vuelven a sumarse al bando de los perversos. Resulta patéticamente repugnante ver cómo es la izquierda más envilecida la que vuelve a exprimir en su provecho la Guerra de Gaza como usufructuó en su beneficio la infame y canallesca Guerra de Vietnam. Otra vez el error cerril de los que se agrupan por afinidad y no saben discernir cuándo la moralidad de las acciones se impone sobre la conveniencia de las alianzas o las empatías sociales, ideológicas, geográficas o históricas.
Y las religiosas: Las motivaciones o desmotivaciones, empatías, simpatías y antipatías religiosas, que son, en y para estos casos, tan anti-religiosas.
Al mundo favorable a Israel confundido por Israel habría que repetirle dia y noche una verdad fundamental, casi olvidada y poco predicada: El Pueblo Judío no es el estado de Israel; ese estado de Israel no es el Pueblo Judio.
Y recordarles, hacerles comprender a la vez que el Pueblo Judío será la más trágica víctima de los crímenes de ese injustificable estado de Israel: Esta verdad también se olvida.
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