lunes, 19 de octubre de 2009
Mi primo ecologista
Tengo un primo, mi primo Roberto, que es ecologista. Ecologista militante-despectivo con conatos agresivos reprimidos por mi prima Mari Lola, que es su doña represora y esposa amantísima, a pesar de las ecologías. Ya se han amoldado uno al otro, y los niños - dos - se les parecen mucho, también con aficiones ecólogas.
Lo que más les exaspera (a Robertito, más) es que yo les diga que su filo-ecología es más nociva para la "madre naturaleza" que el modus vivendi del más vulgar homo urbanus. Y que cada acto ecológico que acometen, desgasta y contamina más que si se estuvieran quietos en casa cosumiendo energía y acumulando desechos no-biodegradables.
Por ejemplo, el caso de este próximo venidero puente de los Santos-Difuntos (que ahora se llama Jalogüin): Mi primo Roberto & family se van a Cazorla, a ver la berrea. Contaminarán con no sé cuántos litros de gasolina que lanzarán en humo por Andalucía entera, de Sevilla a Jaen; se han gastado en el hiper-mercado no sé cuántos €uros en comestibles y bebestibles que se irán comiendo y bebiendo por la misma ruta, dejando un rastro de envases plásticos y de papel por todo el camino (eso sí: en contenedores reciclables etc.). Para dormir al aire de la berrea, llevan tiendas de campaña de material sintético y colorines que plantarán en algún claro, entre una bella arboleda que quedará desnaturalizada con las horrendas tiendas.
En la acampada quemarán leña, una fogata controlada, of course, sin peligro de incendio. Y llevan también camping gas, y sacos de dormir, ropa de marca deportiva, artilugios, complementos, etc. Y cámaras: Dos docenas de dvds para grabar imágenes y sonidos que serán el tormento de los amigos de mi primo Roberto, espectadores forzosos de las grabaciones de los berridos.
Yo les insisto que lo que yo practico es más ecológico: Contamino menos porque me muevo menos, uso autobuses y trenes, consumo en casa y la basura la tiro en el contenedor de mi calle, no hago fotos, ni pelis, ni grabo a los animalitos. Y lo más importante: Les dejo hacer sus naturales funciones y necesidaes genésicas sin incordiar a las criaturas. No piso los bosques, ni uso carreteras de montaña, ni me meto en espacios protegidos, ni planto una tienda de campaña en un parque natural. Ni irrumpo con una camarita en mitad de una berrea.
Por supuesto les recalco que irse a ver la berrea con los niños es un acto aberrante, y que el "observatorio" desde donde ven los berreos es como un palco tribuna de espectáculo porno-bestial. Y se molestan (mis primos).
Pero más molestos estarán los pobres venados teniendo que montar a sus ciervas para fruición de "ecologistas". Yo creo que berrean del berrinche de tener que copular con público fotografiante deuvedegrabante y youtubepublicante.
Volverán de la berrea, mi primo & family, satisfechos y ufanos de su modernísimo perfil ecologista practicante. Nunca aceptarán que han estropeado, pisoteado, contaminado, desvirtuado y prostituído el "ecosistema natural" muchísimo, muchísimo más que yo, que no soy ecologista, ni lo he sido, ni lo seré: Yo respeto mucho la naturaleza y no me consiento caprichos naturista-ecologistas.
Espero que un día los ciervos y demás criaturitas me lo agradecerán.
&.
Excelente! para naturaleza, suficiente con el wallpaper de mi laptop...
ResponderEliminar(¡Ah no! Es un edificio barroco..)
:)
Ha estado usted divertidísimo hoy.
ResponderEliminarPues a mi me han dicho que en el año que entra, uno de esos partidos de calentólogos* van a pedir que a los caballos de las ferias y paseos andaluces les pongan un toldillo porque pasan "musha caló"
El colmo.
*Calentólogo: Término aplicado principalmente a Al Gore copiado a Pablo Molina del Instituto Juan de Mariana.
El ecologismo es una ideología profundamente antihumana, funesta. Odia al hombre y enseña que lo que sobra en el mundo es gente. Se opone radicalmente al «henchid la tierra y sojuzgadla».
ResponderEliminarAdemás son muy hipócritas, Vd. lo ilustra, y muy falsos. Pregonan grandes mentiras, sabiendo que lo son, porque es útil a su causa. Sobre todo cuando anuncian calamidades. Y se guardan de expresar todas las consecuencias de sus proyectos para el mundo. (Tampoco es difícil deducirlas, pero la gente no lo hace).
Pero, por decir algo bueno de los ecologistas, en ellos se cumple lo que decía Chesterton: «el mundo actual está poblado por las antiguas virtudes que se han vuelto locas». Yo les encuentro algunas, morales e intelectuales:
Por ejemplo, su visión tan negativa del hombre, aunque se pasa, se opone al optimismo rusoniano vigente, que niega el pecado original.
Y su reconocimiento de la Naturaleza como un absoluto, con leyes que no se pueden violar impunemente… Esto anda muy cerca del iusnaturalismo.
Una gran virtud que hoy no se lleva: la austeridad. Ya sé que ellos no la practican, pero al menos la predican para los demás. Se agradece en nuestro ambiente consumista.
Y otra: el desigualitarismo. Como toda secta iniciática distinguen mucho entre élite (ellos) y plebe. Siempre quejándose de la «gente» que todo lo invade y lo contamina… Ellos, los profetas del ecologismo, los conscientes, se arrogan derechos superiores, sí, pero también mayores obligaciones, como una nueva aristocracia. Tampoco le viene mal un poco de esto al mundo actual.
Omnis saturati mala...
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