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Y el Cielo es otra cosa. Y las alturas del Cielo, sus exaltaciones, no se avienen a ser comparadas con grandezas y noblezas terrenas, que inventa el hombre. Porque en el Cielo sólo subsisten las obras de Dios, y las criaturas que junto a Él moren se estarán en concorde y perfecta armonía con Él, Dios nuestro.
De San José no se decir como los Santos, que pregonan del Patriarca por experimentada imitación. Yo, que soy infeliz pecador, predico del Santo carpintero por lo que me falta, según lo que el Santo tuvo y yo echo de menos, siéndome necesario. Me animo diciendo que verse los defectos ya es algo, para empezar. Pero así como a José se le va la vida en escuchar y obedecer, creer y hacer, a mí se me van los días distraídos y vacios, con mucho trabajo por labrar y poco fruto que entregar.
Ayer, cuando confesé, el cura me puso de penitencia que "hiciera un rato de oración a la Virgen". Se lo agradecí porque la penitencia que me impuso es católica pura de oliva, ungüento exprimido en la prensa exquisita de los Ejercicios de San Ignacio, que era mucho de recomendar "coloquios" del alma con Cristo, la Virgen o los Santos. Cuánta penitencia haya en ponerse delante de la Santísima y hablarle a pecho descubierto y el corazón en la boca, no se decirlo, porque me parece no ser penitencia, sino descanso. Y como es el día del Patriarca, la "penitencia" pensé hacerla hablando de su Santo Esposo.
No será de sus esponsales de lo que hable, que le hablaré de su fundamento, que Ella y el Patriarca son lo que son por Cristo, sólo por Él. Por eso hablaré de muchos "cómo", todos en torno a uno sólo: ¿Cómo amarle? Y servirle, y atenderle, y escucharle, y cuidarle. Vivirle, es decir. Y en esto el Patriarca sabe más que hombre alguno, sólo superado por su Esposa, la Virgen Madre.
De las intimidades de Belén y Egipto y Nazaret, también quisiera saber. Preguntaré sin palabras y esperaré respuesta de silencio, de esas que no vienen con verbo sino con espíritu. Se que el Patriarca es de pocas palabras, porque ni una suya conservan los Evangelios. Los capítulos que le nombran sólo traslucen la intensidad de su espíritu, interior y profundo para oir a Dios, y pronto y eficaz para obedecerle.
Eso le pediré a Ella, su Esposa Virgen. Para mí y para más que llevaré en mi rezo. Y es gracia que espero alcanzar y no malograr. Amén.
Termino como empecé, citando al Maestro Ávila, tratando sobre San José:
"...decir muchos bienes de él, y honrarlo y desear que todos dijesen bien de él, y agradecerlo a quien lo dijese. Cierto es así, que si por nosotros no queda, tenemos muy cierto el favor de Jesucristo nuestro Señor y de su madre bendita, para saber contar las grandezas de este bienaventurado Santo...así todo lo que se dijere en alabanza del Santo José resulta en honra de Jesucristo, nuestro Señor, que lo honró con nombre de padre, y de la Vírgen Santa María, de la cual fue verdadero y castísimo esposo. El Señor querrá que su santo ayo sea honrado, y la Virgen que digamos bien de su esposo; y Él y ella lo agradecerán, y copiosamente galardonarán."
Y amén, digo yo: Amén!!!
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n.b. Las dos citas, del comienzo y el final, están omadas del tratado intitulado "Del Glorioso San José, Esposo de la Santísima Virgen Nuestra Señora", escrito por el maestro San Juan de Ávila, apóstol de Andalucía.
+T.
Si viese al cura, dele las felicidades de mi parte.
ResponderEliminarLo ví: Que tantísimas gracias y que eches un rezo por él y sus intenciones.
ResponderEliminarp.s. Ah! Y que te encomienda al Patriarca, por tu paternidad agente y paciente.
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San Josemaría, en no sé cuál de sus obras, suelta como de pasada que a San José también se le podría aplicar el argumento en que se basa la Iglesia para proclamar la Concepción Inmaculada de la Virgen. Lo discutible de esta idea es el decuit, pues la misión que cumplió San José con nombre de padre de Jesús, con ser tan alta, no alcanza en santidad ni de lejos a la de María su esposa como verdadera Madre de Dios, Corredentora y Mediadora de toda Gracia, ni a los lazos que la unen a las tres Personas Divinas.
ResponderEliminarEsta discusión sobre los privilegios de San José, en la que supongo que también habrá posturas intermedias, se refleja en un detalle litúrgico como es la prioridad en las Letanías de los Santos: ¿Debe San José adelantar a San Juan Bautista? Así me ha parecido oírlas a veces, pero no sé si está prescrito por la Liturgia.
Yes, Mendrugo. Cierta teología josefinista apuntaba un desarrollo más explícito de ciertos temas "esbozados". El Vat.II finiquitó todo aquello, no por oposición doctrinal, sino porque la teolgía tomó otra derivación, muy alejada de su trayectoria previa.
ResponderEliminarSin embargo, aun el post-concilio ha dejado "abierta" o suavemente "marcada" alguna cuestión al respecto. Por ejemplo: En las Preces de las 1ªs.Vísperas de la Fiesta de la Sgdª Familia (Domingo infraoctava de Navidad), la última intención dice así:
"Christe, qui Mariae et Ioseph tecum in colesti gloria consociasti..."
¿Se me entiende? Porque el texto, la oración, parece predicar la co-glorificación del Patriarca José junto con la Smª Virgen (asunción de José???).
Un tema, una cuestión de exquista y erudita teología-mariología-josefología. Que da gusto compartir con Ud. Mendrugo.
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