Mi cofrade Jesús Mª me ha regalado esta joyita, como un tesorito del Odyssey rescatado del fondo del mar de los olvidos. Es que somos -rancio él y más rancio yo - de esta conspicua Escuela, que se intitula de La Natividad de Nuestro Señor Jesuscristo, institución de la vieja Sevilla que fue y que ha sobrevivido providencialmente a través de muchos capítulos de historia propia y ajena.
Para información de los ignorantes y/o curiosos, sumariamente, las "Escuelas de Cristo" son congregaciones mixtas de clérigos y láicos, independientes, con sólo cierta vinculación espiritual, no canónica, entre unas y otras. Por regla, no pueden pasar de los 70 miembros, de los cuales 30 pueden ser del clero y 40 seglares, cuidando siempre que los sacerdotes no excedan en número a los fieles comunes. Se obligan a vivir aspirando a la perfección cristiana, y participan semanalmente en un ejercicio de oración-formación-penitencia en un oratorio, a ser posible propio. Para su regimiento, la Escuela tiene a su frente un "Obediencia", sacerdote hermano de la institución elegido cada seis meses por los miembros, y que cuenta con la ayuda de cuatro o cinco cargos también elegidos entre todos, cada uno para un servicio de atención-mantenimiento. Así de simple.
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En el ejercicio semanal (los jueves por la tarde-noche, preferentemente) se rezan unas preces, se lee y explica-predica el Stº Evangelio, se pide por turno a algún hermano que comente algo a propósito, bien sobre la Sgdª Escritura, el Credo, o algún tema de doctrina o moral; seguidamente se reza el Miserere y se practica una displina en común; se concluye con el rezo del VeniCreator, preces a los Santos patronos de la institución, y Salve a la Virgen. Así. Pero lean, lean la cedulilla impresa, que lo cuenta todo muy bien.
Aunque del dicho al hecho...Por lo pronto, la disciplina no se toma desde hace más de cuarenta años (oh, ese intervalo, esa temporada, de los sesenta fatales al hodierno dia...). ¿Por? Por razonadas causas, pero ninguna de peso y valor suficiente. En el fondo es que nadie se atreve a reconocer que nos da "complejo" disciplinarnos, y más si es a la manera que era en la Santa Escuela:
- A un toque de campanilla del padre Obediencia, dos hermanos apagan las luces del oratorio, y sólo quedan encendidas una vela semicubierta por una linternilla en la mesa del Obediencia y dos faroles al pie del Altar, flanqueando una calavera (calavera real, de un difunto real, hueso como mis huesos y los de usted). Apagadas las luces, los hermanos presentes se desnudan la espalda con decoro y modestia, toman la disciplina que previamente se les ha repartido (latiguillos de cáñamo trenzado y anudado, de unos 45 cms. de longitud y seis extremos) y se flagelan las espaldas lo que dura el rezo a dos coros del Miserere. Acabada la salmodia, se componen la ropa, se encienden las luces y se prosigue el rezo del ejercicio. Se proseguía, quiero decir, porque ya no se hace.
En paradójica y contradictoria secuencia, las penitencias han ido cayendo en tanto y cuanto más iban aumentando los actos, tendencias y omisiones penitenciables. Y me refiero al universo mundo, y a la Iglesia (¡Ay!) que es la promotora oficial de la cosa: "Paenitentiamini et credite Evangelio!". Salvo algunas reservas espirituales (que no digo cuales, cuya reserva me reservo), hoy no se flagela quasi nadie. Alguna vez conté aquí que ya ni hacían flagelos ni nada. Nada.
Conque la Escuela, ahora, sólo reza. Y reza cada vez menos porque no reza lo que y como tenía que rezar. En mala hora, se "adaptaron" los rezos del latín al castellano vulgar; y en peor hora el adaptador siguió adaptando sine freno. La última barbaridad fue invitar a doñas a algunos ejercicios, y terminarlos con un piscolabis, una merienda "pia" para el concurso asistente.
Sí, ya toca que diga eso, ahí va: O tempora, o mores!
Pues eso.
Y por eso me ha congratulado el regalito de mi confratello. Es una cedulilla de recuerdo y propaganda, por los Pactos Lateranenses, que ahora hacen 70 años y lo están celebrando con una exposición y otros actos en el Vaticano y en Roma. Y aprovechando la fausta ocasión, la Stª Escuela se hacía también publicidad. Señal de que no andaba suficientemente bien nutrida de miembros activos la Stª Escuela, deduzco.
Peor estamos ahora. Yo hace una temporada que no asisto, por excusables motivos y válidas razones. Pero también, mayormente, por falta de virtud (mía y de los demás, los otros pocos que son y deben estar).
En fin, que ahí quedó mi testimonio, con explícito mea culpa.
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p.s. La vanitas de Champaigne no es adorno. Es que también tenemos calavera (una media docena en uso) en la Stª Escuela, tal cual una vánitas barroca, con su relojillo de arena y todo, todo, todo: Espíritu es lo que nos falta, calaveras no.
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Madre mía, qué miedito.
ResponderEliminarPara mí que reinstauran el "disciplinamiento" con esa escenografía e iban a tener las sesiones de los jueves a tutti plen, llenas de muchachada gótica.
Ni hablar, señora mía, que los ejercicios son discretos y no públicos, salvo excepciones.
ResponderEliminarY puedo asegurar que con cosas que sí son para asustar se convive, sin problemas. Examine y vea.
Como también me temo que lo que más espanta a mis contemporáneos es la virtud.
Y por eso.
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Pero, Terzio, si no asistes no te puedes quejar de que aquello se relaje. Tienes que volver con regularidad y proponer a tus cofrades unas penitencias extraordinarias por el Papa. Les das ejemplo, y al que se zurre flojito, pues tú le ayudas a hacerlo mejor. Y si los más muelles se dan de baja, mejor.
ResponderEliminarUna pregunta
ResponderEliminar¿Cúal es el objetivo de la mortificación de la carne?
Entiendo (más o menos) el concepcto de penitencia, pero quizás por mi edad y formación lo de flagelo se me escapa.
AH !, aquellos tiempos de libertad!.
ResponderEliminarHoy en dia con estas "virtudes",le ridiculizan en you tube o peor yet, te enchironan por sectario.
Que no estaria mal, digo:Hay muchas formas de ofrecer Penitencia a NS.
Creo que en la Obra, y por lo bajito, aun se usa el cilicio.
Unam Sanctam, Catholicam et Apostolicam Ecclesiam.
La ascética, Kahlenberg, la ascética y sus anejos.
ResponderEliminarLa práctica de la disciplina corporal tiene en la tradición cristiana varios fundamentos, que en resumen serían
a) el estrictamente ascético (someter el cuerpo para hacerlo resistente a la tentación-pecado)
b) el penitencial (mortificar el cuerpo, como signo de conversión y arrepentimiento)
c) espiritualidad pasionista--> contemplación y mímesis/participación de la Pasión del Señor
d) expiación-reparación-oblación-satisfacción
Serían en parte reducibles a algunas de las expresiones de otras religiones. La ascética cristiana las asume integrándolas en su propia espiritualidad--->actos que propician gracia o son medios de gracia, todo en dependencia/subordinación de la comunión con Cristo y acción del Espíritu. Sin referencia a este fundamento, son actos sin valor. Incluso la tradición crisitiana los aconseja con mucha moderación, insistiendo más en la mortificación y dominio "interior". Pero les reconoce su valor como práctica y signo.
En este sentido se practicaba en la Stª Escuela (muy en el estilo de los oratorios filipenses del XVI-XVII italiano).
Y a los otros: Cuando escribo - aunque parezca en tono ligero y scherzando - voy bastante en serio. Por favor, no se confundan ni se exalten tampoco.
Baci e abbracci per tutti!
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No había leído tan ajustada glosa de la S.E. desde aquello de Morales Padrón que parece que quedó ya como canónico.
ResponderEliminarLa prueba es que las mismas aprehensiones que despertó al académico son las que despierta ahora.
Aunque "ad imposibilia nemo tenetur", perseverare.
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arfoil - Efectivamente cree bien. En la Obra los fieles célibes usan cilio y disciplina, lo de "por lo bajito" ya es invención suya. Saludos.
ResponderEliminarAlvaro, el eufemismo "por lo bajito" no me salio bien; mas apropiado seria "quietly" , con humildad. Que no se hace a lo fariseo.
ResponderEliminarSoy un admirador de la Obra.
In Christ.
Yo creo que pegar a una persona está mal.
ResponderEliminarGracias por la respuesta Terzio.
ResponderEliminarNo te enteras (o no te quieres enterar).
ResponderEliminarPor cierto, en paralela lógica, también está mal no dar de comer a una persona con hambre-apetito-buen apetito (la excusa del peso execedente no vale, por lo mismo).
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De nada, hijo, para eso estamos.
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ARFOIL - Creo que mejor no lo podía haber expresado. Por cierto, apúnteme a mi también en ese club de fans.
ResponderEliminarTERZIO - Escribe usted que es un primor. Disfruto muchísimo con sus escritos porque si el fondo es muy bueno, la forma es magnífica.
Saludos. A todos.
Ogh!
ResponderEliminarVoy a tener que cobrar entrada.
¿Alguien sabe cómo contactar con la SGAE?
¿O hay otro ente corrupto mejor?
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Me parece muy adecuada, Don Jose, la comparación de un gordo con un penitente. Aunque el gordo puede no necesitar psiquiatra y el penitente siempre.
ResponderEliminarPido perdón si ha parecido que me burlaba de la penitencia, y para reparar copio esto de San Ignacio:
ResponderEliminar«[82] La décima adición es penitencia, la cual se divide en interna y externa. Interna es dolerse de sus pecados, con firme propósito de no cometer aquellos ni otros algunos; la externa, o fructo de la primera, es castigo de los pecados cometidos, y principalmente se toma en tres maneras:
»[83] La 1ª es cerca del comer, es a saber: quando quitamos lo superfluo, no es penitencia, mas temperancia; penitencia es quando quitamos de lo conveniente, y quanto más y más, mayor y mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable.
»[84] La 2ª, cerca del modo del dormir; y asimismo no es penitencia quitar lo superfluo de cosas delicadas o moles, mas es penitencia, quando en el modo se quita de lo conveniente, y quanto más y más, mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable, ni tampoco se quite del sueño conveniente, si forsan no tiene hábito vicioso de dormir demasiado, para venir al medio.
»[85] La 3ª, castigar la carne, es a saber: dándole dolor sensible, el qual se da trayendo cilicios o sogas o barras de hierro sobre las carnes, flagelándose, o llagándose, y otras maneras de asperezas.
»[86] Lo que paresce más cómodo y más seguro de la penitencia es que el dolor sea sensible en las carnes, y que no entre dentro en los huesos, de manera que dé dolor y no enfermedad; por lo qual paresce que es más conveniente lastimarse con cuerdas delgadas, que dan dolor de fuera, que no de otra manera que cause dentro enfermedad que sea notable.
»[87] La primera nota es que las penitencias externas principalmente se hacen por tres effectos: el primero, por satisfación de los peccados passados; 2º, por vencer a sí mesmo, es a saber: para que la sensualidad obedezca a la razón y todas partes inferiores estén más subiectas a las superiores; 3º para buscar y hallar alguna gracia o don que la persona quiere y desea, ansí como si desea haber interna contrición de sus pecados, o llorar mucho sobre ellos, o sobre las penas y dolores que Christo nuestro Señor passaba en su passión, o por solución de alguna dubitación en que la persona se halla».
Y esta famosa frase de San Josemaría: «La guerra es el obstáculo máximo del camino fácil. Pero tendremos al final que amarla, como el religioso debe amar sus disciplinas».
ResponderEliminarNótese: (1) que aquí el santo dice disciplinas, creo yo, en el sentido concreto de "instrumento para azotarse"; (2) que él hacía abundante uso de ellas y, como han dicho Airfoil y Álvaro, las siguen usando sus hijos célibes; (3) que en sus escritos suele marcar diferencias con los religiosos por mejor definir el espíritu laical de la Obra; y (4) que sin embargo, en cuanto al uso de las disciplinas, la única diferencia que prescribe es "no llegar a amarlas".