Pero el azufre me lo ha servido esta mañana otra pieza de valor, incombustible como el amianto, que con 90 años se postula con derecho a más. Suelo decir también que a partir de los 50 las conversiones o son fulminantes como una buena apoplejía, o son pseudo-conversiones de conveniencia por cercanía del sepulturero (o el cremador). Yo, la verdad, no le veo al honorable Giulio Andreotti pinta de convertido.
De convertido de malo a bueno (o de regular acomodado a voluntariamente mejorable, siquiera), quiero decir. Porque - entiéndaseme - si los Santos de verdad viven sin vivir en sí y mueren porque no se mueren, un archi-politicastrón ("histórico" de la DC ¡mamma mia!) que a los 90 años pide más años, por mucho que presuma de cristiano me parece muy poco ejemplar, nada edificante.
Si pide más años para seguir siendo lo que ha venido siendo...No sé, la verdad. Ciertamente Dios conoce y nosotros ignoramos, pero los frutos reconocibles están y existen y son concluyentes. Los de Andreotti no me parecen justificarle la petición de más. Aunque repito que Dios sabe y yo no (ni ustedes). A ver en qué queda el deseo de cumpleaños del noventenne, si la Providencia le renueva la hipoteca o no. Tiempo para saldarla ha tenido, no se podrá quejar.
Aunque fuera broma, aunque dijera esas palabritas como recurso fácil para salir del paso ante la preguntita del periodista. Aunque fuera cosa del chocheo. Sigo pensando lo mismo, que no es de cristiano recibo.
Cuando hace unos años los de 3oGiorni elevaron a Don Giulio a su primerísima plana, no me extrañó pero sí lo sentí. Fuera de los foros políticos, entendí que Don Giulio seguía empeñado en seguir haciendo política desde un quasi púlpito, oportunamente aparecido (aunque no le faltarían ofertas de otros medios y escenarios, supongo). Gracias a Dios, desde Juan Pablo II las puertas del Vaticano no han sido tan permeables a la DC y sus uomini. A estas alturas dudo si fue un buen invento la DC o si hubiera sido mejor otra formación-otro estilo menos "eclesiástico". Evidentemente, los herederos de De Gasperi no han sido dignos de Don Alcide. Verbigracia Don Giulio, de quien la breve noticia abcdera recuerda la anécdota-dicho: "...cuando iba a Misa con Alcide de Gasperi, fundador de la Democracia Cristiana, este último hablaba con Dios, mientras Andreotti hablaba (en la sacristía) con los párrocos."
A veces, con algunos, me gustaría que estuviera radicalmente vigente la regla de los locutorios carmelitanos de la Santa (Teresa, of course): "En la casa de Teresa esta ciencia se profesa: O no hablar, o hablar con Dios."
Y el mundo (también el de Andreotti) iría mejor, muchísimo mejor.
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Me encanta tu manera de zumbar a los dioses de barro y los ídolos prefabricados: igual es porque yo soy la versión civil.
ResponderEliminarMi prevención hacia la clase política en general parte de la experiencia que he tenido en el mundo de la empresa y de sus "supervivientes". "Tienes que ser como un corcho, que siempre flota aun en las peores tormentas". Y claro, uno no tiene vocación de flotador y así le fue.
ResponderEliminarComparto por tanto la poca simpatía hacia los "supervivientes" de todo género. Aquí estamos para quemarnos. Sobrevivir es, en la gran mayoría de los casos, síntoma de egoísmo, de cálculo e incluso de cobardía. Ninguno somos imprescindibles, nadie necesita "sacrificarse" para llegando a grandes puestos poder "iluminar" al mundo.
Me parece sumamente acertada la comparación Andreotti-Herrera Oria. Este último no tuvo empacho en alejarse del conflicto "fratricida" y volver para auparse en la sangre de los que no sobrevivieron para traer algo que aquellos no hubieran querido.