El Pentateuco está lleno de escenas impresionantes, maravillosas, y entre ellas una de las más simpáticas es la de Balaám, parte de la cual se leyó ayer como lectura del Lunes IIIª de Adviento.
Leer el texto es mejor que leer las paridas que se me ocurran a propósito, conque recomiendo se lea Nm 22-24, cuatro capítulos deliciosos, con la burra parlante incluída, un caso nunca visto y ejemplarizante porque si "profetizó" la Burra de Balaám y sirvió de "medio divino", cualquiera, hasta el más burro, puede alguna vez decir algo "profético" (por gracia de Dios, claro, y a pesar de los pesares, como más tarde pasaría con Caifás "sumo sacerdote aquel año" Jn 11, 49-52).
Lo que quería decir es que el homo-fashion-metrosexual no es de hoy ni un invento de los gays, sino que (obviando Gomorra y Sodoma y otras impudicias nefandas) aflora por aquí y por allá, como por ejemplo en ese Balaám, profeta de mal augurio contratado ex profeso por Balac de Moab para que maldijera a Israel y a quién le habló la burra, para su estupor y enmienda.
Me explico: Pues érase que el brujo Balaám tenía - eso dice él mismo - tenía "ojos penetrantes"; otras traducciones dicen "ojos perfectos". Pero yo me figuro que se los pintaba, que llevaba los ojos pintados y las abéñulas, con los afeites que fueran que se ponían en aquel tiempo los moabitas, depravada casta impía. Oh!
¿Que por qué digo eso? Simple impresión que debe estar formada por lecturas que no recuerdo y alguna peli, quizá. Por ejemplo se me viene a la cabeza que en La Biblia de John Huston salen muchos así, con los ojos pintados, babelitas parientes del ba-ba-ba-bilonio que mareeeaaaa, ustedes me entienden (y si no, mejor). Y yo le pongo a Balaám cara de uno de esos que salían en la peli aquella (inolvidable porque la ví en el Cine con el Colegio, el año de mi Primera Comunión, y fuí el único de la clase que no se durmió con la peli, maestros y maestras incluídos (una vez pasada la escenita de Adán y Eva que era lo más de lo más para aquella Cuaresma del año '68)).
*** N.B. de Inquisitione: Téngase en cuenta que el libre exámen que está condenado no impide imaginar personajes y escenas, sin que el texto y su interpretación sufran merma, extravío, desvarío o error, y a ese derecho imaginativo-iconográfico se acoge el autor, un servidor, quiero decir. Well.
Pues quedamos en que Balaám era bruja (me explico?) y que echaba chispas por los ojos que llevaba pintados. Hasta que la burra le respingó y se puso respondona y por poco se le saltan a Balaám los ojos (pintados) de las órbitas (con las cejas depiladas, seguro) de cómo los abrió del susto y espanto al ver su burra hablando, algo inaudito y nunca visto.
Pero vuelvan Uds. a la lectura, vuelvan y recréense en el texto, que es bellísimo, con Balaám corregido y aumentado echando desde el monte oráculos de bendición sobre las tiendas de Israel, profetizando la estrella que un día verían los Magos (que no brujos ni brujas) de Oriente, y que está representado en la pintura de las Catacumbas de Stª Priscila, en Roma, con la Virgen llevando al Niño, y una estrella sobre Ella, y Balaám señalando la estrella.
Parece mentira que un metro-fashion con los ojos pintados termine siendo profeta de la estrella del Mesías, pero así son las cosas de Dios, capaz de poner a predicar a una burra mohína y de convertir a un brujo-dragqueen en un profeta decente que bendice y ve el futuro de la Salvación.
Sed contra, los Santos Apóstoles S. Pedro y S. Judas Tadeo le ponen fatal: IIª de Pedro 2, 1-17 ; Judas 11 . Ni un pelo de simpatía, sino todo lo contrario, como se ve. Permítaseme que, de camino, aconseje la lectura de esas dos Epístolas Católicas, que ponen de tan mal humor a los modernos (por ejemplo-emplo, al Cardenal Martini, tan biblista, le deben brotar sarpullidos cuando las lea...si las lee).
Otro sed contra, este de orden ic0nográfico: Contra mi imaginación super Balaám y sus ojos y su look, tengo enfrente a toda la tradición iconográfica que lo pinta con barba y atuendo, digamos, veterotestamentario. Respondeo que: Si es mago-brujo-hechicero-malaventurero, no puede y no debe vestir ni representarse para que se le confunda como si fuera un Profeta más (aunque concedo que después de su conversión, burra mediante, cabe concedérsele cierta "dignidad", supuesto el valor de su profecía; pero eso no quita que llevara atavíos como los que se le imaginan a un agorero moabita. He dicho).
Bien, y para acabar ya. Moraleja: No desesperar, que el dia menos pensado la burra (o su equivalente) replicará a estas malas piaras y por el hocico del Pepuño y la ArrugaVega saldrán bendiciones pias como ellos ni se imaginan (ni ustedes tampoco, ni yo mismo siquiera).
Y esta es parte nuestra santa esperanza (que no se llama Aguirre, por cierto).
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